VI
Tosió y escupió sangre. Esos chicos no paraban de golpearle. Las lágrimas ya se acumulaban en sus ojos, pero no les daría el gusto de verle llorar.
-¡si la próxima vez no traes mi tarea hecha, te irá peor!
El líder le dio una última patada y se fue. Jungkook había quedado tirado en el suelo, agradeciendo que no le hubieran puesto en el bote de basura como la última vez. Soltó un gemido de dolor al pararse. A pesar de que se había vuelto rutina, le costó mucho trabajo caminar y dirigirse a su casa. Cuando entró, se dejó caer en el suelo, dejando escapar un jadeo de dolor al impactar con el pavimento. Con trabajo sacó pastillas y se las tragó, atragantándose en un principio por su boca seca. Tomó una vendas y se las colocó con firmeza, ya teniendo práctica de los últimos días. El sonido de su timbre le hizo saltar. Se puso unos lentes oscuros y, temeroso, abrió un poco la puerta. El aire se escapó de sus pulmones.
-hola... emmm... te traje flores. No has venido a la escuela y pues... estaba preocupado por ti...
El castaño estaba boquiabierto. ¿En serio no planeaba rendirse? ¿No le había quedado claro que no quería su compañía?
-gracias YoonGi, pero estoy bien.
Un momento de silencio.
-ammm... ¿quieres pasar? - dijo Jungkook poniéndose con agilidad un saco para cubrir sus heridas
El rostro del pelimenta pareció brillar de esperanza.
-claro.
El castaño se hizo a un lado y le dejó pasar. Era la primera vez que alguien entraba a su departamento.
-lindo depar...
Sus ojos se detuvieron en el rostro de Jungkook y dejó caer el ramo de flores.
-¡¿Qué te pasó?!
Sin detenerse a pensar, YoonGi tomó entre sus manos el rostro del castaño.
-nada, YoonGi. Sólo un maleante que trató de robarme.
El pelimenta le retiró los lentes con mucho cuidado, y el corazón le dio un giro desagradable. El lindo rostro de su castaño estaba muy maltratado. Tenía el ojo morado, la mejilla raspada y el labio roto, sin contar que los ojos de Jungkook estaban inyectados en sangre.
-¿cuándo...?
-ayer en la noche.
Jungkook contestó demasiado rápido. Más de lo normal, delatando su mentira.
-Jeon, en este momento me dices qué ha pasado.
El mencionado suspiró y negó con la cabeza, sonriéndole de forma despreocupada al pelimenta.
-sólo fue un intento de robo, YoonGi. Nada de qué preocuparse.
No quería mentir. La verdad, quería ser protegido por ese chico que actuaba extrañamente lindo con él. Quería contarle todo, pero había un gran detalle: no era su Tae.
-...
Al pelimenta le producía malestar que Jungkook le mintiese, pero si él no quería decirle, lo iba a respetar.
-gracias por venir, YoonGi, pero debo ir al mercado por comida. Si gustas, puedes quedarte. No me tardo.
El castaño hizo una ligera reverencia y se fue a la farmacia. No, no fue al mercado. Fue por más vendas para sus heridas y calmantes para el dolor.
Y, cómo no, aprovechando el pelimenta el estar en casa de su amor platónico, empezó a husmear un poco. Aspiró el dulce aroma del hogar de Jungkook y puso las flores que había traído, ya un poco maltratadas, en un jarrón y les puso agua. Paseando su mirada por la modesta sala, encontró un papel tirado. Lo levantó y se dispuso a tirarlo, pero notó que había algo escrito ahí:
"Una vez más. Aquí estoy una vez más. Te extraño. Deseo, anhelo regresar a ti. Quiero abrazarte, darte un tierno beso. No me has olvidado, ¿verdad? Porque creo que está bastante claro que yo no. Sueño con el día en que me pueda abalanzar en ti. Fantaseo con el momento en el que podamos tocarnos sin ningún temor. Te amo, te amo tanto.
Lamento si al regresar no soy tan bonito como la ultima vez, he pasado por varias cosas. Odio este lugar. Los chicos de aquí me golpean por no hacer sus responsabilidades. Me esfuerzo en bajar mi rendimiento académico... Lo siento, no lo he logrado. V, no sé cuánto más aguante... Por favor, ayúdame. Éste lugar es un infierno y estoy con los mismísimos demonios. Bueno, hay alguien que me ayuda mucho. Sé que no te cae bien. Recuerdo que la última vez que te hablé de YoonGi te molestaste bastante. No me lo vas a negar. Te conozco. Pero... No es tú... Y simple y sencillamente no me siento a gusto. Sé que se esfuerza mucho en acercarse a mí, pero lo que más necesito es tu presencia. De nadie más. Espérame, por favor espérame. Haré que el tiempo pase rápido. Te lo prometo. No sé cómo, pero lo haré. Tan sólo aguarda. Te tengo en mi corazón. De ahí no sales. Gracias por tu hermoso colgante. No hay día que no lo vea, lo acaricie y piense en ti. V, mi divino y hermoso V... Por favor, por favor... Espera por mí, mi dulce, tierno amor..."
Leyó y releyó las últimas palabras, suspirando derrotado y molesto. ¿Quién era ese tal V? ¿Cómo que" mi dulce, tierno amor"? ¿Acaso Jungkook...? No, imposible. Y, si así fuera, haría que Jungkook se fijara en él. No se iba a rendir. Jungkook era para él. Lo sabía.
...
¡Mucha fuerza a Perú! Aunque no puedo hacer mucho desde mi posición, rezo para que ese desgraciado se pudra en la cárcel. ¡Lo han logrado, renunció! Desde México les mando todo mi apoyo y ruegos para que todo salga bien. Que la sangre derramada y las vidas arrebatadas se cobren.
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