II
Corría el tiempo. Ya habían pasado tres años desde que se perdió en ese bosque y encontró a su alma gemela. Su mejor amigo, V. Jungkook crecía hermoso y fuerte. V... bueno, en él el cambio no era notorio. Cierto día, al ir a visitar a V, se le ocurrió que podría darle un susto, así que se subió a un árbol bastante alto y esperó a que el espíritu apareciera. Cuando lo hizo, se colgó de cabeza y gritó estruendosamente. El espíritu casi se muere del susto, pero ni siquiera parpadeó. Jungkook hizo un puchero al no lograr su cometido.
-kya, eres aburrido. Ni siquiera reaccionaste. - arrancó una pequeña rama y empezó a jugar con ella
-no soy fácil de asustar. No por nada vivo aquí.
Jungkook se estremeció. Ese movimiento hizo que su playera cayera sobre su cara y mostrara su cuerpo de niño de nueve años.
-¡no mires, no mires!
Apurado, Jungkook trató de acomodar su playera, algo avergonzado de ser un poco gordito. En un movimiento que hizo, la rama crujió y se rompió. En la caída, V gritó escandalizado. A Jungkook casi se le detiene el corazón cuando el peligris trató de atraparlo. Con rapidez le lanzó la rama que había arrancado, dándole un gran golpe al espíritu. La caída fue horrorosa, pero, por algún milagro, sobrevivió. No ileso, pero tampoco se rompió ningún hueso. Sólo tenía el cuerpo lleno de raspones sangrantes.
-¡Kook! ¡¿Estás bien?!
V trató de acercarse al menor, pero éste gritó:
-¡no me toques!
Con temor de hacerle daño al mayor, se alejó un poco de él.
-por más que me duela, por mucho que quieras ayudarme, nunca me toques, ¡¿ok?! No te quiero perder. ¡Nunca, JAMÁS vuelvas a hacer eso!
Las lágrimas empezaron a deslizarse por sus mejillas. No quería perder al único que lo entendía. El único que quería.
El espíritu ardía en deseos de abrazarlo, de consolarlo. A pesar de ser algo mortal para él, quería tocar a ese lindo chico que estaba frente a él, protengiéndole. Su corazón se comprimió.
-Kook, no llores. Ven.
Le extendió la rama, un sustituto de su mano, y el menor la tomó. Sus lindos ojos estaban hinchados. Sus preciosos labios, maltratados por morderlos intentando acallar sus sollozos, esbozaron una hermosa y triste sonrisa. Por mucho que deseara que el contrario lo envolviera en sus brazos, debía controlarse.
Ese día, a pesar de tener muy presente el incidente de hacía unos momentos, se la pasaron más que genial. V le enseñó a pescar con una caña improvisada. Se aburrieron mucho, así que después de un rato, se inventaron juegos.
Como todos los días, llegó la hora de la despedida.
-hey, ehm... ¿podrías quitarte la máscara cuando estemos juntos? Sólo un rato... me gustaría saber cómo eres.
El peligris asintió y se dispuso a quitarse la máscara que ocultaba su rostro, pero la voz de la madre de Jungkook no lo dejó. El menor se fue corriendo, prometiendo volver, agitando su mano. Se imaginaba qué tan bello podría ser ese chico del bosque.
...
La promesa de revelar su rostro no volvió a ser tocada. Había sido olvidada por ambos por varios meses. Pero no ese día. Jungkook recolectaba flores mientras V dormía. En un pinchazo que se dio con una espina, recordó que el espíritu debía mostrarle su rostro. Así que dejó a un lado las flores y con cuidado se acercó al espíritu. Con los toques más sigilosos y tiernos posibles, tomó la máscara y la levantó. Era el chico más hermoso que había visto en su vida. V, atormentado de repente por la luz del sol, abrió los ojos. Con urgencia y poco cuidado, Jungkook dejó caer la máscara sobre el rostro del espíritu, propinándole un gran golpe. El mayor soltó una grosería entre dientes mientras se acomodaba su máscara.
-¿tienes algo contra las personas que duermen?
-primero, y antes que nada, no eres una persona. Segundo, no estabas dormido.
-ya, pero la creíste por un momento.
Un segundo de silencio.
-¿por qué usas una máscara?
Otro silencio.
-si no me pongo la máscara, no parezco un espíritu, ¿cierto?
El castaño asintió levemente.
-¿algún otro secreto que quieras compartir?
El peligris se quedó callado.
-V sólo es mi apodo. Mi nombre es Kim Taehyung...
La boca del menor casi toca el suelo.
-parece ser que cuando era bebé, mis padres me dejaron en el bosque. Entonces los espíritus me encontraron. El monte de Dios me convirtió en uno de ellos. También me dio una maldición, una "condición". Ningún humano puede tocarme. Si lo hacen, desaparezco.
Los ojos del menor empezaron a picar.
-¿h-hay algún modo de romper el maleficio?
El peligris meditó un poco.
-sí, pero ha pasado tanto tiempo que no recuerdo qué era.
El corazón de Jungkook dio un vuelco. Se prometió silenciosamente que encontraría la condición para librar a Tae de su hechizo y lo abrazaría muy fuerte. Lo más fuerte posible. Se juró que, aunque tardara mil años, sabría ayudar a V.
...
Diooos, me da algo leer esta historia. La he extrañado tanto. Recuerdo que me moría de ternura al imaginar una relación así. Pero bueno, si sigo escribiendo terminaré por contar algo que no va.
¡Nos leemos pronto?
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