Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

XVII

Despierto. Mis ojos se sienten pesados a falta del sueño de ayer. Algo me despierta del todo, o más bien, más de algo. Para empezar, estoy recostada sobre el pecho desnudo de Rantaro, que desprende el hipnótico olor de su colonia; su cara completamente dormida me embelesa y me hace querer no despertarle y perturbar ese pacífico rostro y menos para lo que se nos viene.

Para mi buena o mala suerte, se despierta por sí solo. Ni siquiera me había dado cuenta del molesto ruido que emana de su teléfono. Me había quedo en trance observándole. Incluso ahora, que con lo que está a punto de ocurrirnos, me sonríe burlón al ver que no le quito ojo. Me gustaría saber la expresión que tengo puesta.

-Buenos días, Cath. -Se incorpora y besa mis labios. Le devuelvo el beso, que no dura mucho.

-Buenos días -digo fingiendo somnolencia.

El chico de orbes verdes se levanta y en su armario coge el conjunto tantas veces repetido en su armario, al igual que en el mío, y se mete al baño. Vuelve a asomarse y se queda apoyado en el marco.

-Deberías regresar a tu habitación. Tendrás cosas que preparar y eso. -Inclina la cabeza sin perder una sutil sonrisa.

En realidad... no me había quedado quieta en la cama por gusto. Estoy congelada por el miedo. De todas formas me obligo a mí misma a reaccionar. Me prometí que sería fuerte por todos.

Asiento mecánicamente y me dirijo hacia la puerta. Antes de agarrar el pomo, Rantaro me detiene posando su mano sobre la mía. Al girarme me encuentro con su mirada penetrante esta vez seria. Antes de nada, me besa. No lo hace sin ningún propósito. Lo que quiere es hacerme ver que no estoy sola, que no solamente le tengo a él, sino a todos los demás también conmigo. Me devuelve la humanidad con el último beso que compartiremos en la escuela. Me despido con un "hasta luego" y voy a la velocidad del rayo a mi habitación para apurarme.

Me doy una ducha rápida en la que observo todo el lujoso baño por última vez. Todos los productos tan cuidadosamente escogidos, los espejos, el suelo e incluso las paredes. Vamos a abandonar esta pacífica y sencilla vida para simplemente enfrentarnos a quién sabe qué.

Me despido del baño antes de cerrar la puerta para lo que espero -aunque seguramente sí sea- que no sea un "para siempre". También me despido del armario y todos los conjuntos que se van a quedar ahí. Le digo adiós al espejo y a mi reflejo, que lo más probable es que sea la última vez en mucho tiempo que me vaya a ver tan limpia.

A pesar de que vamos a algo parecido a una guerra, me aplico algo de perfume y me cepillo el pelo y lo semirrecojo con unas finas trenzas. Por último llevo mi teléfono conmigo. Ayer acordamos que idearíamos un plan para comunicarnos en caso de que fuera sí nos llegara la señal. Y sin más dilación, salgo de mi habitación. Echo una mirada rápida a la que ha sido mi compañera de bonitos y horribles sueños, lágrimas e incluso de sangre. Todo eso ya será pasado en cuanto cierre la puerta y continúe mi camino hacia lo caótico.

Así lo hago. Bajo las escaleras con algunos más. Nadie dice nada. Aún no es necesario. Estamos guardando silencio mientras bajamos estas escaleras que tantas veces hemos utilizado para recordar los buenos y tensos momentos que hemos pasado aquí, incluso antes de estar encerrados.

Llego hacia el comedor. Ese comedor que ha sido lugar de tantas sonrisas. Recuerdo la ocasión en la que Tenko y yo arrojamos tomates de salsa a todos para después salir pitando a la piscina. Una sensación, más que familiar a estas alturas, de nostalgia viene a mí; la recibo con los brazos abiertos y pongo los pies y la cabeza en dirección a lo que estamos a punto de vivir.

-Parece que ya estamos todos -anuncia Kirumi.

Todos asentimos.

-Acercaros. Antes coloqué las armas que le corresponde a cada uno sobre las mesas que juntamos ayer. -Y las señala-. Cogedlas.

Como todos, voy donde me señala la asesina definitiva y al instante reconozco lo que me corresponde. Como yo estaré en el centro, no me corresponden armas de largo alcance como ametralladoras, ballestas, etc. Me han dado un par de pistolas con bastante munición para protegerme en caso de emergencia, varios cuchillos que llevaré escondidos entre mi ropa. No me hace falta nada más, porque de por sí ya tengo armas: mis utensilios de cirugía que escondo en los pequeños compartimentos de tela de mi falda.

Cuando termino de esconder todo entre mi ropa -aunque las dos pistolas no las escondo, sino que las encajo entre los pliegues de mi falda-, Maki se dispone a hablar:

-Ya os enseñé cómo se usaba todo lo que tenéis, pero sé que no sois expertos, así que tened cuidado con lo que hacéis.

-Ciertamente, bajas por estupideces no necesitamos -sigue Kirumi-. Repasemos las posiciones de todos. Primeramente y en la parte delantera de la piña que haremos irán Kaito, Maki, Suichi, Miu y Korekiyo. Por la mitad, Kaede, Kokichi, yo, Tsumugi, Himiko y Ryoma. Por el final irán Tenko, Gonta, Rantaro, Keebo y Angie. Y por último, en el centro y lista para apoyar a quien lo necesite: Catherine. En caso de que una de las tres posiciones se encuentre en peligro, las otras dos restantes se dividirán en dos líneas rectas para ayudar en la distancia. Y pase lo que pase, no se puede alcanzar el centro. Si eso pasa, se sembrará el caos. ¿Alguna duda?

Nadie dice nada. Eso significa que todos tenemos bien claro nuestro lugar.

-Bien -alza la voz Kaito-. Entonces salgamos ahí y a darle una a lección a todo lo que nos ataque ¡Demostrémosle a la desesperación de lo que son capaces las esperanzas definitivas!

Las esperanzas definitivas...

Nunca nos había visto de ese modo... pero sí. Somos esperanza. Somos la esperanza definitiva en estos momentos y es hora de teñir el mundo de esperanza y acabar con la desesperación.

Todos reclamamos un "sí" con algo más de determinación. Es hora de enseñar a Junko quiénes somos.

Los primeros que ya están al frente, Kaito y Maki, abren las puertas ante nosotros. Lo hacen lentamente, porque aún siguen siendo tremendamente pesadas incluso para ellos. El suelo tiembla con el movimiento de los imponentes pórticos deslizándose forzadamente por el suelo arrastrando varias piedras del exterior. Una mata de polvo se levanta obligándonos a cerrar los ojos durante unos segundos. Al abrirlos, deseo cerrarlos con todas mis fuerzas, mas no puedo. El panorama que se nos presenta es tan irreal que siento perder la consciencia. Tan solo puedo mirar hacia una penumbra y unas escaleras llenas de... escombros. Nos miramos entre nosotros y nos colocamos en nuestras posiciones para subirlas llenos de determinación y esperanza porque las cosas no vayan mal.

Durante varios minutos que me parecen interminables -repito, no soy para nada paciente- solamente se puede escuchar el esporádico sonido repetitivo de nuestros zapatos al chocar contra el suelo lleno de polvo y piedras. Algunas más grandes y alarmantes que otras. Todo parece estar en ruinas...

"¿Qué habrá pasado aquí?"

Finalmente vislumbramos el final de esas escaleras de caracol. De nuevo más puertas llenas de misterio. Los mismos de antes vuelven a abrir la puerta sin vacilación, y esta vez el panorama que ven mis ojos me deja verdaderamente helada. Una nueva verdad se hace presente. Me consta decir que a cada cosa nueva que veo, más imposible me parece.

El lugar donde vivimos durante un mes y el que creíamos que era nuestra academia resulta no serlo. La verdadera academia es la que estamos pisando ante nuestros pies. La verdadera academia en la que pasé el mejor año de mi vida, es la misma que puedo ver ahora mismo en ruinas. Todo destrozado, siendo puros escombros que el tiempo parece haber agravado muy severamente. No sé qué me duele más, si saber que hemos estado en una réplica de nuestra academia y la de la simulación o ver la verdadera reducida a casi cenizas. Las lágrimas se acumulan en mis ojos por el dolor de mi pecho y por el polvo (soy alérgica) y no puedo evitar derramar unas lágrimas que enseguida seco con mi manga.

-Continuemos -dice Kirumi.

Avanzamos entre tantos recuerdos que golpean mi cabeza y amenazan con provocarme una crisis. No lo permito recordando mi promesa y me obligo a mantener la sangre fría dentro de lo que me permiten mis límites. Llegamos a la entrada, cuyas puertas están cerradas. Tiene sentido que esta sea la verdadera escuela, sino, ¿por qué me extrañaba que tuviéramos que salir por el comedor? Efectivamente, no tenía mucho sentido todo aquello.

Las puertas están bloqueadas.

-¿Y ahora qué hacer? -inquiere Gonta preocupado.

-Empujaremos -responde Ryoma.

Y así, todos ponemos nuestro empeño en hacer que las puertas se muevan. Y poco a poco, tras tanto esfuerzo, conseguimos abrir un hueco lo suficientemente espacioso para que todos podamos pasar bien.

Una vez fuera, me quedo estupefacta con lo que veo.

Todo está...

Trago saliva fuertemente y no puedo evitar caer de rodillas al suelo con los ojos como platos. Se me viene a la mente la imagen del recinto de la escuela Pico de Esperanza, tan lleno de vida, hierba y un pequeño lago. Más allá de eso, se extendían varias calles, comercios y todo tipo de edificios, llenos de vida también. Pero ahora... no parece para nada la ciudad a la que vine tras ser llamada. Un montón de edificios derruidos, hogares hechos cenizas... Una insípida tierra que anteriormente era tan pintoresca que transmitía júbilo de tan solo verla y ahora... solo hay algo. Ese algo es desesperación. Todo este paisaje es tan desesperante... La muerte acecha por todos los sitios. ¿Y nosotros? Venimos a enfrentarnos a ella.

Un brazo fuerte me agarra firmemente pero con cuidado de no lastimarme y me obliga a ponerme en pie. No puedo reaccionar aún, pero una voz me ayuda a volver a la realidad.

-Ahora más que nunca tienes que ser fuerte. Ten esperanza de que todo irá bien. -Rantaro besa mi mejilla y retrocede a su posición.

Miro a mi alrededor. Todos se ven alicaídos. Algunos me miran con lástima y otros simplemente miran al cielo o a nuestro entorno. Nos estamos tomando un tiempo antes de lo que vamos a hacer. Un atisbo de confianza surge en mí al darme cuenta de algo.

-¿A qué esperamos? ¡Todos nuestros seres queridos están ahí fuera! ¡Nos están esperando! -exclamó con ánimo.

-¿Esperando? ¿Es posible que nuestros familiares y amigos estén vivos, siquiera? -espeta Himiko más hundida de lo normal.

-¡E-eso! -interviene Tenko-. No parece que alguien pueda sobrevivir en estas condiciones...

-Me pregunto qué habrá pasado para que toda la ciudad haya acabado así... -comenta para sus adentros Rantaro.

-¡¿C-cómo que toda la ciudad?! -le interroga Miu con temor.

-No tiene pinta de que esto sea solamente por aquí. Y tampoco creo que sea cosa de esta ciudad solamente... -le ayuda Suichi.

La mirada de Miu se vacía, se apaga y se abraza a sí misma.

-Incluso así, ¡tenemos que hacer algo! ¡Debemos luchar! -insisto apretando mis puños.

-Mi padre..., mi madre... Ellos... -balbucea Tsumugi.

-Parece que esto pinta muy mal -berrea Kaito rascándose una oreja.

-Maestro... -lamenta Tenko.

-¡Pero aún así no podemos venirnos abajo! ¡Solo así la desesperación volverá a nosotros! Si estamos aquí es porque nosotros lo decidimos, y ahora... simplemente ¡no podemos darnos por vencidos! -La mayoría me mira con tristes expresiones.

-La rubita tiene razón... -me apoya Miu-. ¡Nosotros decidimos venir aquí! Y el mundo posiblemente dependa de mi prodigioso cerebro y de vosotros... ¡Así que es por eso mismo que ahora es cuando tenemos que anteponer nuestra esperanza!

-Sino, ¿qué les quedará a las pobres personas que aún siguen por ahí? -finalizo.

Todos nos miran fijamente. Parecen meditarlo todo con cuidado. Después de todo, tampoco quieren rendirse tan fácilmente.

-Cuando todas mis hermanas desaparecieron -empieza a contar Rantaro- perdí la esperanza durante bastante tiempo. Creía que era el peor hermano mayor del mundo. Entonces, mi padre me dio una nueva esperanza. Me dijo que buscar a mis hermanas sería una buena opción. Y así no perdí la esperanza de encontrarlas, incluso cuando él mismo y todos me dijeron que renunciara, tras tanto tiempo sin rastro de ellas. -Ahora las miradas están sobre él-. Debemos seguir nuestro objetivo principal. Debemos ir tras la esperanza que nos guía. Solamente así nos encontraremos con todos los que amamos.

Su voz grave y calmada, como siempre, deja un solemne silencio tras cesar su pequeño discurso.

Tras varios minutos en los que nadie dice nada, por fin se oye una voz y para nuestra fortuna o perdición, esta está llena de esperanza.

-Debemos avanzar. -Es Kaede-. Si no luchamos y simplemente nos quedamos aquí como gárgolas, ¿qué pasará con el mundo?

-¿Y qué más da eso? -regatea Keebo-. Po-podríamos quedarnos ahí abajo...

-La personalidad de robot te queda bien, sobre todo por la ausencia de neuronas. -Nuestro amigo contempla a Kokichi sin entender el insulto-. Dios, ¿qué pasará cuando se acabe la comida? Ah, sí, tendremos que salir a buscarla como animales -se explica con burla.

-¡Eso es robofób...! -Se corta-. Bueno, si fuese un robot eso sería robofóbico.

-¡Este no es el momento para discutir! -les interrumpo-. Ni siquiera debería estar entre nuestras opciones el acobardarnos justo ahora.

-¡Bien dicho, doc! -Mi cara se torna a una de lache en cuanto Momota dice eso.

-Eso último no hacía falta, Kaito. Me quitas credibilidad.

-Igualmente -nos interrumpe Maki indiferente-, adoptemos las posiciones acordadas y vayamos a algún lado en busca de alguien. No es hora de vuestras bobadas. -Algunos tiemblan ante la frialdad de esta chica, y no es para menos.

Algunos dudan durante algunos instantes, pero el que la mayoría acaben colocados termina por convencernos a todos. La fina línea entre nuestra esperanza y el miedo por lo desconocido es tal que se podría cortar con unas de mis tijeras quirúrgicas.

Por fin ha llegado al momento. Esta es la hora de darle lo mejor de nosotros al resto del mundo. Ahora es cuando debemos mostrar lo que podemos hacer gracias a nuestras capacidades. Estamos a punto de hacer historia. Y mientras esté viva, nadie caerá ante la desesperación ni la muerte.

¡Mientras esté viva!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro