XV
-Entonces... ¿dices que alguien ha venido desde fuera? -pregunta Kiyo a Kaede.
-Nyah, lo mires por donde lo mires, es poco creíble -refunfuña Himiko. Después bosteza.
Llevamos más de una hora discutiendo sobre el culpable de los destrozos de las pantallas de todo el recinto. No hemos revisado todos y cada uno de ellos, pero en nuestro camino todos los televisores parecían haber corrido la misma suerte, así que nuestra conclusión es que alguien (o más de alguien) los ha dejado fuera de servicio. Con esto, hemos decidido que el mensaje de esa persona o personas es que quizás no tendríamos que salir. Evidentemente, también hemos hablado sobre ese tema. Y aunque algún que otro ha propuesto quedarnos aquí para siempre -justo como pensé yo alguna vez- y sorbernos las ganas de saber qué ocurre fuera, todos nos hemos autoconvencido de que ya no es momento de echarse para atrás. Estamos en un punto muy decisivo y echarlo todo a perder sería una completa estupidez.
Lo que estamos haciendo ahora es enfrentar la razón principal por la que estamos, aunque parece que seguimos en el punto de partida ya que algunos no creen mi idea: que alguien ha venido desde fuera y ha hecho todo esto.
-¿Entonces preferís pensar que uno de nosotros lo ha hecho? -inquiere la pianista.
-No es eso... -Tenko juntas sus dos dedos índices con una sonrisa incómoda-. Lo que pasa es que parece más probable que alguien haya querido hacernos una broma..., solo es eso. -Yo pongo mi palma contra mi frente, harta de las actitudes desconfiadas de otros.
-Pues yo confío en todos vosotros -espeto yo. Todos me prestan atención en cuanto hablo-. La desesperación de tener que afrontar que alguien nos esté mintiendo es tal que no quiero ni pensarla... Pero si le dais la vuelta a las cosas -Pongo una mano sobre mi pecho con convicción-, el que alguien haya entrado aquí y haya hecho esto, sea por el motivo que sea, ya nos dice que al menos no estamos solos ahí fuera. No creo que algún vándalo haya entrado aquí, supongo que se habrá tratado de alguna persona o personas de las que nos metieron aquí. Eso no es del todo malo, ¿no?
-¡Exacto! -grita Kaito señalándome-. ¡Tenemos que confiar los unos en los otros! ¡Esa es nuestra esperanza!
"Nunca mejor dicho, Kaito."
Sonrío tiernamente al aspirante a astronauta y este me devuelve la sonrisa con un pulgar arriba.
-Pues a ver, repetidlo una vez más para aclararme bien -pide Kokichi.
-¡Abre bien tus sucias orejas llenas de cera y escucha! -le insulta Miu.
-¡Calla, aliento de calamar! ¡Intento escuchar a nuestro detective para que me redacte tan gentilmente todo! -canturrea con una sonrisa maléfica.
-¡Hi! ¡S-sí, señor!
-¿Qué decías, Suichi?
-Pues a ver... -El mencionado retoma la concentración anteriormente alterada y nos vuelve a resumir todo en-: Segun la teoría de Miu, Catherine y Kaede, se supone que alguien se ha colado dentro del recinto en plena madrugada para dejar fuera de servicio todas las pantallas que estaban repartidas. Y este alguien, aunque es posible que se hayan visto envueltas más personas, puede estar implicado con la gente que nos ha encerrado aquí.
-Ajá, sigue -dice el pelimorado.
-Con esta acción, creemos que nos intentan avisar desde fuera de algún peligro o simplemente nos hacen ver que no estamos solos -prosigue.
-¿Yyyyyy? -Kokichi dobla sus codos y aprieta sus puños con (falsa) emoción.
-Y fin. -El narrador de esta pequeña explicación se encoge de hombros dando por realizada su labor.
-¡Jooooo! Yo creía que iba a ser algo más divertido o interesante... ¡Como algo con bombas! ¡Ay, sí, bombas! -Su mirada echa chispas-. Como por ejemplo... "Si no salís en un día os bombardeamos. ¡Pum!". Imita irónicamente una voz tétrica.
-¿Bombas...? -inquiere Tenko-. ¡¿Dónde demonios tenías la cabeza mientras debatíamos?! ¡No hemos hablado de bombas!
-Nijiji... Pobre Tencojón, no entiende una simple broma -ríe para sus adentros.
-Bueno, entonces solucionado, ¿no? -intervengo yo para cambiar de tema.
-Síp, aunque una última cosa -dice Tsumugi-. A partir de ahora, como no tenemos el anuncio de los Monokubs, será mejor que programemos todos las alarmas de nuestros teléfonos a la misma hora de antes.
-O sea, a las diez de la mañana -termino yo.
-Sí. -Y se recoloca las gafas.
-Pues supongo que eso es todo, ¿no? -inquiere Kaede.
-Eso parece -dice Kirumi-. Nuestra única preocupación por el momento sigue siendo salir de aquí y prepararnos bien para ese momento -explica-. Con vuestro permiso, me voy.
Poco a poco, la sala se va vaciando hasta quedarnos Rantaro y yo. Con un par de miradas hemos acordado que seríamos los últimos en salir. Lo hicimos mientras todos salían.
Me apoyo en una mesa y él se sienta en una silla del revés y me mira fijamente.
-¿Y tú qué crees? -inquiero con un dedo en mis labios.
-¿A qué te refieres? -Finge estar sorprendido.
-No estás del todo convencido por el final que ha alcanzado nuestro pequeño juicio, ¿no es así?
-Me has pillado. -Sonríe ladinamente-. Tienes razón, no estoy muy convencido.
-¿Entonces cuál es tu teoría?
Se queda mirando a la nada durante unos segundos. Cavila cuidadosamente lo que va a decir.
-Lo que yo creo es que lo que han hecho no es un simple aviso o algo así. Eso es demasiado fácil...
-¿Uh?
-No tengo muy claro de qué puede ser..., pero no creo que sea un enigma tan sencillo de resolver.
-Creo que tienes razón... -Miro al suelo como si fuera a encontrar respuestas en él.
-¿Ah, sí? -inquiere clavando su mirada en mí.
-Sí... Además, no solo eso. Creo que la respuesta se encuentra en frente de nuestras narices, pero a lo mejor es demasiado obvia.
-¿De qué se trata?
-¡No sé! -Miro hacia él con una media sonrisa.
-Hum... -Acaricia su mentón. Un gesto ordinario para él. Para mí algo picante de ver. Contemplarle así, tan concentrado...
Sigilosamente me acerco hacia él y me agacho para alcanzar la altura de su cara. Beso su mejilla fugazmente y me dirijo hacia la salida.
-Seguiré esforzándome para que todos salgamos de aquí cuanto antes -afirmo optimista.
Pongo todo mi empeño para poder pensar con claridad y darme prisa.
[...]
Tan solo quedan cuatro. Restando la única llave que he encontrado en el día de hoy, el día en el que salgamos de esta zanja está más cerca. Parece tan cerca que casi ni me lo creo...
Regreso con los demás a la hora de cenar. Llego algo tarde. El completo silencia reina entre todos nosotros. Me dirijo a Miu. Incluso ella se ve tan callada... Voy a protestar pero alguien se me anticipa.
-¿Has conseguido *una* llave? -me prácticamente interroga Ryoma.
Comprendo al instante.
-Sí -sostengo con algo de ansiedad en mis palabras.
El silencio vuelve a hacerse en todo el comedor. Esta vez yo también lo apoyo. Ya comprendo lo que significa esto. Llegar tarde ha hecho que me haya enterado ahora y no antes, pero ya entiendo por qué todos estamos tan callados. Todos tenemos la mente en el mismo sitio: el exterior. Al fin ya tenemos todas las llaves necesarias. Hemos conseguido esos cincuenta y seis endiablados metales que aún siguen separándonos del mundo. De nuestros familiares -en mi caso no- y amigos. De nuestros seres queridos... Al fin vamos a poder salir y conocer lo que pasa allí fuera. Y si podemos, encontraremos a los que nos encerraron aquí y preguntarles por lo que han hecho. Ya comprendemos que nos hayan encerrado aquí, pero, ¿a qué venía el suceso de las pantallas? Eso sigue dando vueltas por mi cerebro sin descanso.
-Desbloqueemos las últimas cerraduras. -Maki rompe el silencio.
Con cierto temblor me acerco hasta el imponente pórtico. Al lado mío están Kokichi, Maki, Ryoma y Rantaro.
-Ey, tranquilízate -me susurra el superviviente definitivo-. Todo irá bien.
Cada uno introducimos las llaves en las respectivas cerraduras. Los candados caen con un sonoro golpe metálico que me hiela la sangre. Unos segundos después, el sonido de algo siendo liberado rebota por todo nuestro alrededor; probablemente por todo el edificio. Los brazos de hierro que protegían la puerta de ser golpeada y derribada -quizá por Gonta- retroceden hasta el interior de las paredes. Ahora la puerta que me parecía terrorífica me es hasta frágil. Pareciera como si con tan solo haciendo algo de fuerza ya pudiese abrir los dos rectángulos de madera y acceder al otro lado. Parece tan sencillo...
-¿Vamos a abrir la puerta y salir ahora? -inquiere Kirumi-. Es decir, es de noche y tenemos presentes los peligros que nos auguran allá fuera... Sugiero pasar nuestra última noche aquí y mañana temprano prepararnos bien.
-¡Opino lo mismo! -dice Kaede.
-Y yo. -Aprieto los puños y suspiro. Me alejo lentamente de la puerta-. Puede que este sea el último momento que pasemos todos juntos en paz, así que vamos a pasarlo bien y cenar, ¿sí? -Enlazo mis dedos a la altura de mi pecho y sonrío con pesar.
Juntamos varias mesas para poder estar todos juntos esta vez. Salta a la vista la tensión del ambiente al igual que nuestros esfuerzos por hacer bromas de vez en cuando y reírnos. Cuando menos lo espero, alguien interviene poniendo fin a nuestras preocupaciones.
-¿Recordáis cuando nos conocimos en Pico de Esperanza? -inquiere Tsumugi-. Todos éramos unos desconocidos e incluso algunos nos llevábamos mal. Miradnos ahora. Éramos tan jóvenes, y ahora... -Sonríe con melancolía, gesto que todos imitamos.
-Y cuando Kaito se cayó de la silla en plena inspección de la subdirectora Kirigiri. ¡Aquello sí que es digno de recordar! -bromea Tenko dándole un codazo a Kaito.
Hasta el corazón de Tenko ha cambiado. No creo que su inmenso odio hacia los hombres haya cambiado, o "machos degenerados", como ella se refiere a ellos. Simplemente creo que al ser todos amigos ella se siente cómoda y realmente le importamos todos, sin excepciones. Ahora el pretexto de los "machos degenerados" es una guasa entre nosotros.
-Eso te pasa por balancearte en ella -le sigue la corriente Maki.
-¡Esas sillas eran de lo peor! -reclama el afectado.
-Claaaro... Las sillas de la mejor escuela de todo el país eran de lo peor... Nijijijijijiji -se cachondea de Kaito Kokichi.
-¡Oh, vamos! -se queja él-. ¿Y qué me decís de cuando le regalamos a Miu un vibrador? Nos dijo que ya tenía uno de ese modelo.
Me echo a reír junto a los demás. Recuerdo perfectamente el cumpleaños de Miu. Era una mañana de noviembre como otra cualquiera para Miu, o lo era hasta que encontró el paquete envuelto junto con la clase vacía. Al encontrarse con el bochornoso objeto de dentro, todos entramos de golpe en el aula para felicitarla.
-¡Aún lo guardo, que conste! -Parece pensar en algo ingenioso-. ¿Y recordáis cuando Tsumugi se disfrazó de un pervertido y Tenko casi la atiza? ¡¡Kyajaja!! -Patalea como una niña a la vez que se sujeta el estómago.
-¡Se llama cosplay! -corrige Tsumugi molesta, pero con una sonrisa que es incapaz de ocultar.
-¡Tengo una buenísima! -exclama alzando la mano Tenko-. ¿Recordáis cuando pillé a Catherine y a Rantaro besuqueándose en el baño de la escuela? -Me es imposible no reírme y roja de vergüenza, dirijo mi mirada a la de Rantaro, que me observa divertido.
-¡Poco más y se lo montan ahí y todo! -sigue Miu.
-Si lo hubiera sabido, yo también me hubiera unido a ellos para quitarnos la ropa. ¡Ñahahahaha! -entona melodiosa e inocentemente Angie.
-¿Podrías recordarme la secta en la que estás metida? -inquiere Miu.
-¡Yo no pertenezco a algo tal como una secta! ¡Tan solo adoro a Atua! -Agita los brazos con euforia.
-Oh, pero no olvidemos cuando Miu suplicó a Kokichi de rodillas porque él le dijo que si no lo hacía pasarían cosas muy malas -nos recuerda la artista con su pobre inocencia.
Río como una loca al venirse a mi memoria tantas imágenes divertidas de Miu rogándole con la cara abochornada y sudor recorriendo su cuerpo.
Me alegra que el palpable nerviosismo de la sala haya desaparecido con tanta fluidez. Tan solo espero que no sea la última charla que tengamos así. Espero que mientras viva, pueda recordar con ellos momentos así eternamente.
Mientras esté viva.
-¡Oh, y cómo olvidar cuando todos jugamos a fútbol cuando aún no nos conocíamos bien! -digo nostálgica-. Las caídas de Miu fueron más divertidas que el juego.
-¡E-eh! -se queja-. ¡No fui yo el que se cayó encima de el chico que le gustaba! -Señala a Rantaro. Entonces el calor sube más por mis mejillas.
-¡Oh, por favor! ¡Y tú decidiste hacerle una "revisión" a Keebo por la fuerza para supuestamente comprobar que no se hubiera estropeado!
-¿Qué con eso? -farfulla.
-Emm... Miu, salió corriendo y rojo hasta decir basta porque le habías tocado unos circuitos sensibles... Pero eso como poco -continúa Tsumugi.
-Exacto -corroboro.
-¡Hiii! -chilla con una expresión entre avergonzada y excitada-. Yo creía que estaba estropeado... Na-nada más...
-Ya, ya... Claro -nos interrumpe Kokichi-. ¡Venga, Miu! ¡Admite ante todos tu verdadera naturaleza! ¡Demuéstrales que eres una cerda pervertida y despreciable! ¡Venga, Miu! ¡Vamos! ¡Vamos!
-¡Iiiiiiiiiih! -chilla con una cara parecida a la que tendría alguien al tener un orgasmo.
Todos reímos hasta que nos duele la barriga de tanto hacerlo. Al final pasamos horas y horas rememorando el buen tiempo que pasamos juntos en la academia. Acordamos que descansaríamos bien pero a todos se nos ha olvidado. Antes de caer en desesperación, estábamos cerca de las vacaciones de navidad de nuestro segundo curso. Si todo sale bien, ¿podremos volver a la escuela para terminar y graduarnos? ¡Sería para mí y seguramente para todos un sueño hecho realidad! Pasar lo poco que nos queda juntos justamente donde nos conocimos... Realmente deseo estar con ellos incluso después de la escuela. Quiero estar con ellos en el trabajo y ver a todos a diario. ¿Por qué? Pues porque ellos me dan esperanzas para seguir viviendo y para seguir levantándome cada mañana con ánimos de comerme el mundo. Sino, ya me habría derrumbado del todo hace mucho tiempo. Sí, se podría decir que ellos me han dado esperanza y me han devuelto a la vida. Me han puesto la batería para poder seguir caminando y poder recargarla por mí misma.
Daré todo lo que tengo y más para que todos salgamos de una pieza de esta y podamos retomar nuestras vidas. Haré todo lo que esté en mi mano para conseguir la felicidad que teníamos antes. Ahora también somos felices los unos con los otros, pero nos falta algo: la normalidad en nuestras vidas. ¿Y qué pasará con esa normalidad? La alcanzaremos.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro