Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

IX

Camino hacia dentro de un pequeño bosque apretando los puños y dejando salir las lágrimas que había ahogado antes. ¿Por qué Maki lo ha dicho así, sin más? Tendría que haberle preguntado. Aunque los demás tuvieran derecho a saber, ¡no quería que conocieran eso y de esa forma! Quería dejarlo en el pasado y hacer como si en realidad no hubiera ocurrido nada... Al fin y al cabo, parece que era algo inevitable el que se enteraran. Ocurriría tarde o temprano. Tampoco me enfadaré con Maki. No creo que les espetara a todos lo que hice en la simulación con el fin de fastidiarme o hacerme enfadar. Maki es así de poco empática. O quizás sí lo es, pero no me considera su amiga como para serlo. No lo sé, mis recuerdos sobre ella son borrosos. Tendría que dejar de darle vueltas y volver con los demás. No montar más drama del que ya estoy haciendo, pero aún así sigo sin poder superarlo del todo. Me duele que me traicionara de aquella forma a mí misma. A mí y a los que murieron en la simulación. Seguramente sientan rabia porque yo pude haber sido una de las supervivientes y no lo aproveché, pensarán. Y es cierto. Están en su pleno derecho de pensarlo y tienen parte de razón. Después de ahorcarme con aquella cuerda y solamente poder oír, yo también me pregunté por qué hice eso. Me sentí tonta. Me arrepentí. Recapacité sobre lo que hice y lo entendí. Ya no se puede hacer mucho más ya. Todo fue parte de una simulación y de un show para el mundo. Nada fue real, excepto los sentimientos que compartimos. Entonces, ya no tiene sentido darle más vueltas. Los demás no son idiotas. Seguramente piensen lo mismo que yo y no le den excesiva importancia.

Me apoyo contra un árbol y masajeo mis sienes suspirando profundamente. Debería volver ya. Ha pasado ya algo de tiempo desde que me fui. Puede que los demás ya hayan regresado dentro de la academia.

De repente oigo unos pasos.

-¿Catherine? ¡Ah! Estás aquí.

Si no lo veo, no lo creo. De todas las personas a las que (no) quería ver ahora, tenía que venir la peor indicada. Rantaro se acerca a mí con su paso tranquilo, como si no le importara el hecho de que le he estado ignorando durante más de una semana después de gritarle que me gustaba. Lo normal.

-¿Qué quieres? -inquiero mirando el suelo.

-Hablar contigo -responde con toda la paciencia del mundo.

-Yo no quiero hablar.

-¿No quieres hablar con nadie o solo es conmigo?

-Puede que la segunda. -Intento sonar impasible pero siento una punzada fuerte en el pecho al decirle eso. Rantaro no se merece que le haga algo así

-Catherine -me llama.

No le respondo.

-Catherine.

-¿Qué? -pregunto alterada.

-Me gustas.

"¿Perdón? ¿¿Perdón??"

Miro sus resplandecientes ojos ligeramente iluminados por la tenue iluminación de las farolas que hay no muy lejos. ¿No está bromeando? ¿Lo dice en serio? ¿Cómo es eso posible?

-¿C-cómo? -pregunto de nuevo esperando haber oído mal.

-Me gustas. Desde el día en el que no parabas de marearte en ese barco. Desde que vi lo amable y sincera que eras con todos. Y desde que, en la simulación, a pesar de que querías estar sola, terminaste dejándome ver cómo eras en realidad: inocente y buena. Y ahora, con tu naturalidad y persistencia para querer combatir contra Junko. Con todo eso que eres, me has enamorado.

Todos caímos en desesperación. Muy inocente no puedo ser.

Me cuesta creérmelo aún. ¿Estaré dormida o algo por el estilo? Esperé este momento durante tanto tiempo..., y eso me recuerda a que yo pensé que él me veía como una amiga, nada más. Pensaba que todos sus abrazos eran de pura amistad, pero no. Quién sabe qué pasaría durante nuestra asistencia en Pico de Esperanza. Como no puedo recordar eso, no sé cuál era nuestra relación.

-Esto... yo... -balbuceo-. Y-yo... No sé qué decir.

No dice nada más y se acerca hasta mí lentamente, como si quisiera saborear cada segundo que pasemos aquí. ¡Estamos solos y en el bosque! Retrocedo hasta que mi espalda choca contra un árbol. Cuando ya estamos a menos de un metro de distancia, se queda parado.

-¿Por qué me evitaste durante todos estos días? -inquiere, remarcando cada palabra lentamente. Su voz grave me provoca escalofríos.

-P-pensaba que tú me rechazarías y... y prefería ahorrarme el dolor haciendo como si nada hubiera pasado. -Bajo la cabeza.

-¿Y ha funcionado?

Se acerca un poco más.

-Pues un poco...

-¿Ah, sí?

Sus manos recaen sobre mis hombros.

No sabría describir la explosión de emociones que recorre ahora mismo todo mi cuerpo. Un hormigueo avanza sobre mi abdomen y se extiende por mi cuello, justo por donde una de las manos de Rantaro se pasea. La temperatura parece haber subido unos diez grados, por lo menos.

-Ra-Rantaro... -murmuro su nombre mirándole a los ojos con pudor-. Lo siento.

Él también mira mis ojos expectante de cualquier emoción que estos puedan expresar.

-Tus ojos son los más bonitos que he visto nunca. Me da igual por qué sean así -dice con la voz algo más ronca.

Gracias a la poca luz que llega por aquí, puedo ver cómo los ojos de Rantaro se hacen algo más oscuros. Acorta aún más la distancia que hay entre nosotros hasta que no estamos a nada más que centímetros. Una de sus manos sujeta mi nuca como si se fuera a caer; la otra acaricia mi mejilla en círculos. El frío contacto metálico de sus anillos hacen que miles de descargas eléctricas me recorran de arriba a abajo. De un momento a otro, sus ojos bajan la vista hacia mis labios para volver a mirar mis ojos. Inconsciente de mis acciones, yo también bajo mi mirada hasta sus labios y cuando vuelvo a mirar sus ojos, contemplo que una sonrisa -muy traviesa para tratarse de Rantaro- se dibuja en su rostro. Contagiada por lo que siento en este instante, yo también sonrío antes de que sus labios acaricien los míos uniéndose en un suave beso que acaba con la última de mis preocupaciones: él.

[...]

Me despierto con una sonrisa de niña pequeña. Siento como si estuviera en las nubes. Me siento imparable. Rantaro era la pieza del puzle que me faltaba para poder alcanzar el nivel de esperanza que me hacía falta para que ni siquiera Junko me contagie de desesperación. Quiero que los demás también se sientan así. Si todos nos llenamos de esperanza, podremos deshacernos de Junko, si es que al final ella ha contaminado el mundo con su influencia. No me importa. Haya lo que haya en el exterior todos nosotros inundaremos el mundo de la esperanza que representamos.

Para despejarme un poco, decido darme una ducha rápida antes de vestirme e ir a desayunar con el resto. Avanzo hacia el comedor dando saltos de alegría.

Al llegar busco con la mirada a Rantaro. No le encuentro. ¿Habrá desayunado ya? Es cierto que he tardado algo más en estar lista hoy, pero tampoco siento que me haya demorado más de unos quince minutos. Qué raro.

Me sirvo una taza de capuchino y me siento con Miu, como siempre.

-¿Cómo es que has tardado tanto? ¿Has tenido un mañanero con el perroflauta? -Me mira inquisitiva.

-Ah, pues hablando de eso...

-¡No jodas, zorrilla! ¡Que te le has zumbado de verdad! -grita sin preocuparse de que alguien nos oiga.

-¡Miu, calla! -le ordeno sentándome en el asiento y mirando a mi alrededor por si alguien nos ha oído.

-¿Y bien? ¿Qué tal fue tu primera vez? -me inquiere apoyando su mentón en una de sus manos.

-Miu... -La fulmino-, ayer os conté a todos que ya he tenido una primera vez.

-¡Ih! -exclama dándose cuenta de su torpeza-. Sobre eso...

-No hace falta que digas nada. No quiero comentar nada sobre mí de lo que dije anoche -le interrumpo.

-Mmm..., vale. Entonces cuéntame lo que me ibas a decir. ¿Has hecho cosas sucias con Rantaro?

-¡No!, no... -Me sonrojo un poco al recordar la noche pasada-. Es solo que ayer cuando me fui... el vino. Quería hablar conmigo.

-¡Aish! -exclama dando palmadas- ¿Y qué pasó?

-Pues me dijo que yo le gustaba... y nos besamos. -Pongo el índice sobre mis labios al ver como Miu abre los ojos. No quiero que se ponga a chillar de nuevo.

-¡Mi pequeña zorra! -dice a todo volumen igualmente-. ¿Y hasta dónde te metió la lengua? -inquiere en un tono algo más bajo.

-¡Miu! -la reprendo.

-¡Iiiih!

-Agh... -pongo una mano sobre mi frente-. A decir verdad..., solamente me dio un beso. Después se fue.

-¡Entonces huyó!

-¿Qué? ¡No! No creo que sea eso.

-¿Ah, no? ¡Cómo se nota que no sabes nada de chicos!

"¿En serio, Miu?", pienso mientras pongo una expresión ácida.

-Si algún tío tiene la oportunidad de hacerle lo que quiera a la chica de sus sueños, hazme caso que de ninguna manera la echa a perder -insiste-. Si después de darte un simple pico se largó, algo anda mal ahí.

Visto así sí que diría que hasta tiene la razón. Pero no es como si Rantaro fuera a hacerme nada aunque tuviera la oportunidad. Tengo el presentimiento de que él no haría algo así.

-¿Y qué hago? -inquiero cruzando mis brazos.

-¡Está claro! Tienes que hablar con él.

-Vale. ¿Sabes adónde ha podido ir después de desayunar?

-¿Después de desayunar? Ahora que lo dices..., no le he visto desde ayer. No ha venido a desayunar y hoy he llegado pronto.

¿Se sentirá bien? ¿Estará enfermo?

-Igual tendría que ir a verle para ver si está bien. -Me apresuro en terminar de beberme el café para ponerme en marcha.

-¿Vas a ir a su habitación? -Asiento y me sonrojo al darme cuenta de lo que me quiere insinuar-. Yo que tú me andaría con cuidado. Un embarazo por aquí es lo último que quieres, ¡ja, ja, ja!

-¿Qué naric...? ¡Agh, Miu! -chillo poniéndome aún más roja. Ella sigue riendo mientras yo me voy apretando los puños.

Llamo a su puerta. No recibo respuesta. Vuelvo a llamar. Otra vez, sin respuesta. Llamo una vez más. A la tercera va la vencida, ¿no? Pues no, sigue sin responder. Decido entrar por mi cuenta. ¡No hay nadie! Si no ha bajado a desayunar y tampoco está en su habitación..., ¿dónde puede estar? No se me viene a la cabeza ningún sitio en específico en el que pueda estar. Podría estar en el jardín de la planta de arriba del edificio..., en una clase u otra sala cualquiera de la escuela o incluso fuera en el exterior. ¿Realmente merece la pena buscarle? Oh, pero, ¿por qué pienso eso? ¡Pues claro que merece la pena! Tengo que hablar con él ya mismo. Siento los nervios en mi estómago acumularse. Tengo ganas de verle.

Comienzo registrando todo la escuela. Vaya, y yo que quería tomarme el fin de semana para descansar y parece que el sábado entero lo voy a pasar buscando a una persona.

¿Qué haré cuando nos encontremos? No había pensado en eso... ¿Y si Miu no iba desencaminada? Quizás me dijo que yo le gustaba y me besó para hacerme sentir mejor. Es algo razonable ya que yo estaba llorando. ¿Y si eso es verdad? No, no me lo creo. Rantaro no es ese chico playboy tan cliché -aunque lo parezca-, o eso creo. Lo último que quiero es que resulte que él no sienta nada por mí y me rompa el corazón. No sé cómo se siente eso, pero tampoco tengo ganas de averiguarlo.

[...]

Me he recorrido casi todos los lugares posibles del recinto. No llevo todo el día. Decidí dejarlo para la tarde al ver que esto iba para largo. Como sea, tengo que encontrar a Rantaro cuanto antes. Ya es de noche y hasta se me ha pasado la hora de cenar. Como haya estado buscando durante tanto tiempo en vano, me voy a llevar un buen fiasco...

-¿Dónde narices estará? -murmuro.

He buscado hasta en el laboratorio de Miu, pero ni siquiera está ahí. Estoy pensando que incluso se está escondiendo de mí. Tengo un nudo en la garganta. ¿Qué habré hecho mal?

Se me ocurre buscar en un sitio en el que no había estado antes: ese pequeño hueco en el bosque en el que la luz alumbra tenuemente. Donde me besó. ¿Podría estar ahí? Mi intuición me dice que vaya hasta allí, que merece la pena.

"Merece la pena..."

Voy hasta allá para comprobar si mi querida intuición no se está equivocando de nuevo. Atravieso los arbustos y los árboles. Todo está exactamente como ayer. Un tenue destello que penetra desde un pequeño hueco entre dos troncos que hace la estancia familiar y transmite seguridad sin perder ese aire íntimo para los apasionados más impacientes... y en el fondo, él. Está sentado contra un árbol, uno en particular. Con el que me choqué ayer mientras él se acercaba a mí como un depredador. ¿Un depredador? ¿Rantaro? ¿Realmente ese era el aire que desprendía? Sí, es verdad. No es habitual en él, que siempre es tan tranquilo y alegre. Algo totalmente opuesto a lo que pude presenciar la noche pasada. Diría que no es algo típico en él pero... ¿cuán segura puedo estar de ello? ¿Le conozco tanto como creo? Me ha contado que todas sus hermanas desaparecieron y le prometí buscarlas junto a él..., me contó sobre su familia... pero nunca sobre él. No directamente. No sé cuál es su color, animal, comida o estación del años favoritos... ¿Por qué?

-...estás aquí -digo para llamar su atención.

Al principio se sobresalta un poco. Se levanta y vuelve a poner una de sus sonrisas relajantes. De esas que pone siempre para dar una buena impresión y a la vez querer alejarte de su verdadera persona. Lo descubrí hace tiempo pasando tiempo con él.

-¿Me estabas buscando? -inquiere él.

-S-sí. -Me siento extrañamente fuera de lugar. Tengo el presentimiento de que algo malo está por suceder.

-¿Por qué?

-Quería hablar contigo... sobre ayer.

-Sobre ayer...

Ese presentimiento crece con sus acciones. Normalmente Rantaro es alguien muy afectivo, sobre todo conmigo. Me es raro que no esté acariciando mis hombros o no poder oler su colonia siquiera.

-Se lo comenté a Miu y...

-¿Se lo has contado a Miu? -me corta visiblemente molesto.

¿No quería que se lo contara? ¿Tanto se arrepiente de haberme besado? Me siento terriblemente pequeña. Creo ahogarme con cada palabra que digo.

-Sí..., es mi mejor amiga... Bueno, el c-caso es que me dijo algo que me descolocó. -No me atrevo a levantar los ojos del suelo.

-¿Ah, sí? -¿Es que no le interesa lo que le estoy diciendo? No creo ser tan paranoica. Definitivamente no quiere que esté aquí.

-Es que..., a-al besarme -Un sudor frío recorre mi frente- simp-plemente te fuiste.

-Ajá. -Su reacción fría me hiere. Me quema. ¿Qué sucede con él ahora?

-Entonces m-me dijo que justamente por eso... podría ser que n-no quisieras hacerlo. E-es decir...

-Sí. Correcto -me vuelve a cortar. Sorprendida, le miro a sus ojos. Estos no representan ninguna emoción hacia mí. Incluso diría que está harto.

-¿C-c-cómo? -tartamudeo con los ojos ardiéndome.

-Lo has oído perfectamente -responde secamente.

-¿...Rantaro? -Me acerco a él pero se aleja de mí-. N-no. ¡No me lo creo! Lo que dices es... mentira.

-¿Ah, sí? ¿Tú crees? -Ahora sus ojos expresan rabia.

...pero si no he hecho nada... ¿Qué le pasa?

-Entonces, ¿por qué me dijiste que yo... te gustaba? -inquiero poniéndome frente a él de golpe y agarrando su camiseta. Le obligo a mirarme con mis ojos llenos de lágrimas.

-Lo hice para que no te sintieras mal. No me importas ni nada parecido -aclara totalmente serio.

-¿Qué...? -Niego con la cabeza-. ¿Y qué hay de lo que me dijiste? ¡Prometimos que buscaríamos juntos a tus doce hermanas! Dijimos que saldríamos juntos de esta. ¡¿Es todo mentira?!

Se pasa una mano por el pelo a la vez que evita mi mirada adolorida.

-Sí. -Y se va. Me deja sola con todas mis dudas y sentimientos, ahora hechos trizas.

¿Pero es que va a ser así siempre? ¿Voy a estar feliz y llena de esperanza para que en menos de lo que canta un gallo algo malo me pase precisamente a mí y me hunda por completo? ¿Por qué, por qué, por qué a mí? No puedo soportarlo más. ¡Todo esto es demasiado! ¡Son demasiadas emociones para alguien tan débil como yo!

Sin darme cuenta me he derrumbado en el suelo de rodillas y no paro de llorar ni aún intentándolo con todas mis fuerzas. ¿Por qué yo...? Rantaro... ¿Por qué él...? Me sorbo los mocos y me levanto dispuesta a regresar a mi habitación. Después de todo, esto fue una completa pérdida de tiempo. Es mi culpa por haber creído tan estúpidamente que un chico del tipo de Rantaro se iba a fijar en una niña como yo.

Me encierro en mi habitación y allí ya suelto todas las lágrimas que me he aguantado mientras venía.

No me puedo creer que esto me esté pasando a mí.

Me estoy llenando de... desesperación, y esta vez no creo que nada pueda sacarme de eso.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro