II
No me puedo creer que finalmente haya acabado en las garras de esas malvadas personas. Aún no sé del todo que traman ni por qué lo hacen -ni por qué han tenido que disfrazarse de mis compañeros si a estas alturas tendrían que saber que no soy medio boba-, pero algo está claro, muy claro: nada bueno puede esperarme de gente que tiene la culpa de que nueve de diecisiete (que yo sepa y sin contarme a mí) chicos inocentes hayan muerto en una simulación que también les ha matado en el mundo real. No quiero ni imaginar lo que haya podido pasar con los que aún vivían cuando yo me fui. Posiblemente hubo algún asesinato más, igual murieron todos, pero poca importancia tiene eso ahora. Han acabado con nosotros como si no fuéramos más que diecisiete trozos de carne con huesos. Me apena pensar que puedan existir personas con tan poco corazón. De Monokuma me lo esperaba, es un robot. Supongo que la realidad que vimos también era una farsa. No parece que seamos ni vayamos a ser los últimos humanos de la Tierra. ¿O igual sí y este sitio está en Marte? ¿O en la Luna?
Me duele la cabeza de pensar y encima aún estoy dormida. Me he dado un señor golpe en la cabeza. No sé con qué narices me resbalé, pero lo hice hacia atrás y me di en la cabeza. Igual si hubiera prestado más atención a huir en condiciones más que a secas, puede que no me hubiera caído. ¡Menudo fallo el mío! A saber que querrán hacer ahora conmigo. ¿Van a inyectarme líquidos extraños? ¿Van a comprobar cuánto dolor puede soportar un humano? ¿Me van a engordar hasta meterme en un horno y usarme de cena? Esperemos que no. Me cuesta demasiado engordar y si empezaran a hacerlo vomitaría y no poco. Pero tampoco me espanta la idea de que me den comida, ¡necesito comer! Sigo sin saber durante cuánto tiempo nos hicieron entrar en esa falsa realidad... Tampoco creo que fuera mucho más de unos días, de lo contrario no habría sido capaz de tenerme en pie y menos hacer una maratón como antes.
[...]
Mis... ojos... Otra vez la luz me da de lleno en ellos. Eso significa que estoy más o menos bien..., ¡y tumbada! Abro los ojos poco a poco para acostumbrarme a la iluminación. Al tenerlos del todo abiertos veo algo borroso.
"Bien, Catherine. O te están sedando o te están envenenando". Espera, ¡¿cómo?!
A mi lado hay una bolsa que contiene un líquido que de veras espero que no sea veneno. La vía intravenosa está en mi brazo derecho. Me siento algo mejor que cuando salí de la cápsula.
-¡Catherine! -me llama una voz dulzona-. ¡Has despertado! -Y al momento está a mi lado.
Oh, no... Tú otra vez no. Y encima también vienen el resto. Anda que menuda fiesta nos vamos a montar en breves instantes. Son los dobles de antes pero hay más. Son los dobles de Suichi, Kaede y Tenko. Pero además ahora también están las dobles de Maki Harukawa, ¡la asesina definitiva!; Kirumi Tojo, la mayordoma/presidenta definitiva y... ¿Miu? ¿Por qué la doble de Miu de entre todos los dobles que se podían utilizar? ¿Es quieren ver cuánto más puedo perder la cabeza?
-¿Y qué vais a hacer ahora conmigo? ¿Me vais a torturar y matar? -inquiero con un tono despectivo.
-Esto... ¿No? -responde la falsa Tenko-. Has salido de la simulación, al igual que los demás. ¿Por qué íbamos a hacerte nada?
-A mí no me la coláis -digo riendo con sarcasmo-. No sé ni siquiera por qué os estáis haciendo pasar por mis compañeros cuando la mitad de los de aquí murieron. Es imposible que nadie sobreviva a algo así.
-¿Qué...? -dice extrañado el doble Suichi.
-Pensasteis que al usar una apariencia igual a la de todos mis compañeros la esperanza que aún podría tener me impulsaría a caer en vuestras redes. Pues lo siento pero eso no va a pasar. No vais a experimentar con mi esperanza porque ya no tengo. -Con esta última declaración se hace un solemne silencio. Todos se miran entre ellos pero en ningún momento me miran a mí como si estuviese como un cencerro que es lo que me corresponde.
-Mira... -habla Kirumi-, lo que sea que tengas montado en la cabeza, déjalo. No es lo que tú piensas, es aún peor. -Mis ojos se abren de par en par-. No te vamos a torturar pero sí te pido una cosa: no abras solo las orejas para escucharme; abre la mente, aunque sé que a estas alturas es complicado.
-Va-vale.
-Ten esta idea en la cabeza: todos los que estamos aquí y el resto somos los verdaderos. Todas las atrocidades que viste y vieron los demás eran una mentira. La simulación lo hacía todo realista pero una vez morías se iniciaba una lucha contra tu propia mente para poder salir de las cápsulas cuando todo se acabara y pudieras despertar de un coma.
-¿Qué lucha?
-Tu cerebro se engaña y de verdad cree que ya no vives. Eso causa pánico y si no terminas por asimilarlo el cuerpo de dentro se quedará encerrado hasta morir. Todos pasamos esa pequeña prueba sin mayor dificultad, pero hay una razón para que tu caso sea especial... -Sé de sobra a lo que se refiere.
-Abandoné la simulación por mi propia cuenta y supongo que eso sería castigado de una manera u otra.
-Exacto.
-Ese experimento -continúa Maki mientras se acerca a la camilla en la que estoy- se desarrolla más rápido que la vida real. Es decir, una semana allí en realidad son unas doce horas aquí.
-Sin comer ni beber. -Kaede pone su mano en mi hombro. Por alguna extraña razón me creo lo que me dicen aunque sigue fallándome algo.
-De ahí que te estemos dando suero. -Vale, o sea que no es ningún veneno ni sedante-. En tu caso, despertaste un par de días después de nosotros. Tu castigo por violar las leyes fue la tortura de no saber que ocurriría contigo. La oscura soledad. Los demás aparecíamos en otros lugares para hacernos creer que éramos espíritus pero lo tuyo era desgarrador: tener que enfrentar el hecho de creer estar muerta.
-Realmente sí que fue difícil.
-Pero no solo eso. Lograste salir a pesar de todas las dificultades y la simulación en ti parece haber tenido el efecto deseado. -¿El efecto deseado?
-¿Cuál era el fin de ese supuesto experimento?
-Eso es... -Maki vacila un momento-. Te lo explicaré.
-¡No, se lo explicaré yo! -la que parece la verdadera Miu en realidad deja las máquinas que estaba revisando y se acerca a mí con la impulsividad que la caracteriza-. Quiero ser yo la que te lo explique -dice con un tono más suave y... ¿preocupado?-. Nosotros los estudiantes definitivos fuimos sometidos a la desesperación de Junko Enoshima, la desesperación definitiva. Todos padecimos trastornos o enfermedades causados por esa desesperación y al ser nosotros los estudiantes definitivos como un símbolo de esperanza, nos metieron en la simulación con el fin de volvernos normales y ayudar al mundo. -No me quiero ni imaginar el trastorno que haya podido tener yo.
-¿Y cuáles eran esos trastornos? -pregunto con hilo de voz.
-Algunos eran bipolares, otros tenían tendencias masoquistas, otros psicóticas. Algunos directamente estaban como un cencerro, igual que Junko. Pero tu caso es el que más nos sorprende porque coincide con la causa de que te desconectaras de la simulación tú sola. -Creo que me puedo hacer a la idea-. Catherine... -Toca mi mano-, eras esquizofrénica y eso no es lo peor. Tenías comportamientos suicidas. -¡¿Qué?!
Eso explica bastantes cosas. Supongo que los demás se habrían preocupado porque en la simulación también tuve tendencias suicidas. No solo terminé el juego por mi cuenta, antes de eso me había herido bastantes veces cuando era víctima de una crisis y se me iba la olla.
-Nos preocupó la coincidencia -termina Maki-, pero si has salido de la simulación es que has podido curarte, más Ó menos. Recuerda que todo fue contaminado por Junko. -Por algo me siento mentalmente mejor-. En un principio la simulación no iba a ser así. Fue todo cosa de Junko que entró en forma de virus. Creo que no es la primera vez que pasa.
Es difícil de asimilar pero Kirumi me pidió que tuviera la mente abierta. Todavía me seguía fallando algo. ¿Dónde y por qué estamos encerrados?
-¿Por qué no nos dejan salir?
-Nos tenían preparada la última prueba para asegurarse de que estamos recuperados -vuelve a hablar Kirumi-. No sabemos quiénes han sido pero nos dejaron un papel en el que ponía que tenemos el tiempo que queramos pero que tenemos que encontrar la manera de desbloquear y abrir la puerta principal. Es la única puerta que puede abrirse.
Todos mis compañeros están bien pero lo más importante es que están vivos. Rantaro está vivo. Un momento, ¡Miu está viva!
-O sea que sí que sois vosotros realmente. Incluso tú. -Me refiero a ella.
-Por supuesto. Sería imposible que alguien hiciera una copia de mis tetas a la perfección -responde ella.
No cabe duda, es ella y son ellos. La euforia se extiende por cada parte de mi cuerpo y no puedo evitar sonreír. Me levanto de golpe de la cama y abrazo a Miu. Vale, me he hecho daño. La vía se ha quitado del salto que he dado.
-Quién lo diría. -Estoy llorando sin darme cuenta. Echaba de menos el aroma a perfume de Miu. Es el mismo de entonces. ¿También olerá Rantaro igual? Recuerdo que me encantaba como olía cada vez que me abrazaba. Hacía que por un momento me sintiera más normal.
¿Dónde estará Rantaro ahora?
-Mujer no te pongas así. Todo ha pasado ya. Estamos bien y vamos a poder seguir con nuestras vidas. -Me sorprende que Miu se esté comportando tan dulcemente. No es algo normal en ella. ¿Puede que ella también me haya echado de menos?
-Estoy terriblemente cansada. -Me separo de Miu y me tumbo otra vez en la cama.
-Deberías descansar. Tu presión cerebral está disminuyendo pero aún es muy fuerte -me dice Kaede-. Yo me quedaré contigo ahora y de paso te traeré algo de comer.
Oh, por Dios, ¡sí! Necesito comer algo ya de ya.
Me quedo sola. Kaede no tardará en volver. Doy una vuelta por la habitación. Parece de hospital pero no estoy en uno... Cuando estuve corriendo por los pasillos tuve la sensación de que se parecía a los de Pico de Esperanza. Igual sí que estamos en nuestra escuela pero es algo poco creíble contando con que todo está bloqueado. Esto tiene que ser la enfermería. Hay material médico allá adonde mires que reconozco. La vía ha hecho que me sangre un poco en la parte del brazo donde estaba. Cojo una gasa y la presiono contra el diminuto orificio.
Me siento algo perdida. No sé cuánto tiempo ha pasado desde que salí de la cápsula. Las cosas han cambiado. Yo he cambiado. He conocido mis propios límites humanos y eso me ha hecho más fuerte. Podré encontrar la manera de volver con todos a nuestras vidas sea como sea. Estoy preparada para todo lo que se me venga y más si es necesario. No..., lo que se nos venga a todos. Estamos juntos en esto. Los diecisiete. Saldremos todos sanos y salvos de esta pesadilla. Al menos hemos pasado la peor parte.
Kaede vuelve acompañada de Suichi. Traen una bandeja en la que hay abundante comida bastante apetecible, agua y zumo de naranja.
-No sabemos cuáles son tus gustos así que hemos traído un poco de todo -explica Suichi tímido.
-El hambre es el mejor condimento -argumento yo-. No sé si podré comerme yo todo esto...
-Hemos traído para los tres. Suichi y yo no pudimos comer. Estábamos preocupados por ti. -"¿Eh?"
-¿Po-por mí?
-Exacto.
-Pe-pero si en la simulación apenas hablamos. Con Suichi si hablé algo más, pe-pero contigo, que estuviste poco t-tiempo. -Mi lado tímido está haciendo acto de presencia. Tartamudeo como si fuera disléxica. Maldigo mi habilidad de cagarla.
-En la simulación. Pero en la vida real no eras tan reservada. No te acuerdas porque aún estás en fase de recuperación y nos borraron los recuerdos, pero te llevabas bien con todo el mundo, hasta con Miu, aunque eso no ha cambiado. -Me sonríen los dos.
-O sea que no éramos desconocidos.
-Somos compañeros de clase -aclara el otro.
Wow. No me esperaba eso.
-¿Cómo mierdas no me di cuenta de que realmente erais vosotros? Soy horrible...
-Hey, no digas eso. -Kaede me toma la mano-. Es normal que no nos recuerdes. Has sufrido bastante ahí dentro. Puede que ahora te encuentres mejor pero aún no estás estabilizada del todo. Según vaya pasando el tiempo, irás recuperando tus recuerdos y te darás cuenta de que la simulación te ha ayudado a volver a tener todo en orden.
-Espero que tengas razón... -Tengo una última duda: Junko nos convirtió en sus secuaces y aunque nos hayamos liberado, ¿qué va a ser ahora de nosotros? Si ha conseguido algo así con nosotros, los estudiantes definitivos, no quiero ni imaginar cómo estará el resto del mundo con su influencia.
-Ya verás como sí. Bien y ahora, ¡comamos! -¡Por fin! Creo que habré olvidado hasta como masticar.
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