
•XIII•
Sus ojos se escanearon fijamente y el cuerpo de la chica se estremeció, los ojos de él la miraban con enojo, Xander tenía razón.
—¿Que hace usted aquí?— las palabras que salieron de sus labios fueron un impulso para los pies de él, al este acercarse al de ella esta quiso retroceder, tenía un verdadero miedo dentro de ella, pero no podía hacer absolutamente nada, miró las paredes de su casa repasando a cada una y recordó el momento en el que hubo un atentado hacia ellos o más bien hacia él.
—Nos volvemos a ver— la tensión en el aire le daba dolor de cabeza y por ello simplemente se alejó mucho más de su cuerpo.
—Myke... —Sus labios pronunciaron su voz nuevamente.
—Te dije una vez que no te alejes de mi cuando estuviese cerca —ella se sentía presa, ella no le pertenecía y eso él lo tenía que entender, aquella chica se sentía atraía hacia él, sí, pero no le gustaba aquella posesividad, esa seguridad sobre el que si alguien la tocaba este le daría un pase directo al otro mundo.
El hecho de que estaba atraída por él no quería decir que se entregaría a este, ella no era un objeto, eso lo tenía claro, a pesar de su autoestima baja no se consideraba eso, nunca se dejaría reclamar como lo que no era.
—Usted no tiene ningún derecho a mi— su voz no salió como sus palabras, odiaba su inseguridad, era parte de ella y eso ni ella misma lo podía cambiar.
—Yo tengo todo el derecho sobre ti, Lizzie, pensaba que ya lo sabias —Ella negó con su cabeza repetidas veces, pero de forma ligera.
—Yo no soy un objeto señor Myke, eso usted debería saberlo —Nadie ante él tenia libre albedrío, él era el rey de esa parte del mundo y si quería ser de otro lado solamente tenía que poner un pie en el lugar, puede que todos piensen que es un ególatra narcisista pero era la verdad.
—Elizabeth, aunque seamos opuestos tu perteneces a mí —aquellas palabras hicieron que la mente de la chica se quedara en un incómodo silencio, no podía creer que eso había salido de sus labios.
Lo miraba fijamente y este simplemente tenía la misma expresión: la del puto amo del mundo y al que no le importaba lo que estuviese pasando a su alrededor, eso era el rey. El mundo se podía estar jodiendo a su alrededor y él estaría sobre su trono, ordenando como siempre lo hacia.
—Le dije que yo no soy un objeto.
—Ya lo veremos— eso había sonado como una promesa y sin duda él demostraría que lo era.
—Le pido por favor que se vaya— Aquellas palabras si sonaron como se sentía, estaba enojada, aquel chico la hizo querer encender todo a su alrededor.
—Elizabeth, siento decirte que este edifico es mio —no, no, mil veces no, eso no podía estar pasando, se estaba volviendo loca, era un sueño y por ello tampoco había recibido una llamada de sus padres. Él estaba mintiendo.
—Usted no puede ser dueño de esto, y si es así me iré —La mandíbula de él se apretó y su cuerpo se dirigió al de ella jalando su brazo.
—No voy a luchar contigo, Lizzie — Y luego de ello sus manos fueron a la cintura de la chica pegándola a él —Hoy es tu cumpleaños, no tengo planes de arruinarlo pero quiero que sepas esto—Los ojos de ella vieron fijamente los de él, en ese momento se sintió pequeña y algo dentro de ella le decía que se alejara aunque algo también dentro de ella le decía que abrazara al calor del cuerpo de él.
»— A mi no me importa comprar la ciudad entera con tal de tenerte, ¿crees que me importa que no quieras? Vas a ver que tu misma te entregarás a mi.
—¿Qué? —Su voz salió entrecortada.
—¿Te gustó estar con Xander? —La voz de él salió enojada y su ceño se fruncio haciendo a su tatuaje destacara un poco sobre su rostro.
—Yo... No sé de qué me habla— El cuerpo de la chica se intentó alejarse de este pero él la apretó mucho más haciendo que un jadeo de sorpresa saliera de los labios de ella. Sentía el cuerpo de Myke, sentía su calor, el latir de su corazón.
—No me mientas.
—Lo siento, señor Myke, tengo cosas que hacer. Por favor déjeme.
Una carcajada brotó de los labios de él y por ello su cuerpo tembló levemente y eso la chica lo sintió—: ¿Tienes cosas que hacer? ¿En serio? ¿Como por ejemplo quedarte sola mientras pasan las horas para que tu cumpleaños se vaya?
Aquellas palabras hicieron que un dolor se instalara en el pecho de la chica y que sus ojos se volvieran agua, él la veía igual, no se removió nada dentro de él.
—Prefiero pasarlo sola que con usted, señor Myke —Y aún le seguía diciendo señor, eso a él lo volvía loco. Deseó escuchar aquella palabra saliendo de sus labios mientras la hacia estremecer, mientras la hacia venir sobre su cuerpo en producto a sus embestidas ¡Joder! Es que él la deseaba, a toda ella a todo de ella.
Y por ello sólo siguió su impulso y la besó, ahí mismo, sin permiso, sin planearlo. Ella jadeo por sorpresa bajo sus brazos «¿como se besa?» pensó.
Él sujetó las cintura de ella y esta seguía pensado en como podía seguir aquel baile lleno de sensualidad que Myke estaba haciendo con sus labios. Él tomó la cintura de ella levantándola y caminando con ella hasta la pared más cercana pegando sus cuerpos a esta, él estaba consciente de lo que estaba haciendo, mientras que ella sólo movía sus labios de forma delicada intentando seguirlo.
«¡Joder! ¿qué estás haciendo Elizabeth?» pensó ella, trató de alejar el cuerpo de él del suyo haciendo que el suyo cayera un poco ya que no estaba firme sobre la pared. Pero él no tenía esos planes y por ello mordió sus labios y azotó su trasero haciendo a esta jadear.
—No me toque —Aquellas palabras salieron de los labios de ella y las manos de él se alejaron por su petición.
El teléfono de él sonó y de su bolsillo salió un teléfono extremadamente caro —¿Qué quieres, Lucas?— Myke sonrió mirando a Elizabeth —Bien, ve al bar con ella.
—Salga de mi casa, no debió besarme —Las mejillas de esta tomaron un tono rojo intenso.
—Todas tus primeras veces serán conmigo. Ese fue te regalo de cumpleaños, Lizzie.
—¿Cual?
—El poder probarme.
Y sin más este caminó hasta la puerta del departamento y salió.
«Hasta el ángel más inocente puede caer en el encanto de un demonio» eso pensó Myke luego de salir.
•⚡️•
Llamada telefónica
—Hola ¿podemos hablar? —Su voz se escuchaba angustiada y la persona a través del teléfono se preocupó
—¿Pasó algo? —La chica negó con la cabeza a pesar de que la persona a través del teléfono no la veía.
—No, sólo te tengo una pregunta —La persona a través del teléfono se escuchaba agitada y por eso Elizabeth hizo una mueca de duda— ¿Estás disponible, o no?
—Dime ¿que quieres saber?
—Entré a trabajar a un lugar... —La persona pronunció un sonido con su garganta —La cuestión está en que me pagan cinco mil dólares.
—Eso es demasiado dinero ¿en qué vas a trabajar? ¿te vas a prostituir?
—¡Claro que no! Es en un bar, en el que nos dimos el gusto del disgusto, Connie —La chica tragó en seco y se pasó la mano por el pelo.
—Ya sé cuál bar es. Ahí sólo trabajan por recomendación.
—Sí, lo sé... ¿Debería aceptar? —Elizabeth quitó el teléfono de su oído un momento y miró la hora, casi era tiempo de irse.
—Tu sabes en lo que te estás metiendo, Elizabeth,— Aquello no la ayudaba en nada, pero si sabía que tenía que ir allí y decir que no podría trabajar en ese lugar— Tienes cosas que pagar ¿no? Eso también te ayudaría, aunque debes buscar algo limpio.
—Gracias, debo irme.
—Eli, perdón ¿nos vemos mañana? Por favor —La chica miró al frente y bajó la mirada
—Lo lamento. No quiero volver a ser lo que era contigo.
Eso no tenía sentido ni para ella, la única diferencia que había era que ella ya no tenía a una chica como "ama" si no, a un hombre.
—¡Dios mío! Mira ese cabello —Jonathan puso la mano sobre sus labios y jaló el superior.
—¿Podemos hablar, Jonathan? —El chico asintió y miró a las chicas estrellas y ellas entendieron el mensaje. Aquellas chicas vestían cada una un mismo traje pero con el color diferente, ella pensó que estas eran lo personificación del odio, pero en realidad no era así, fue todo lo contrario.
—¿Que sucede, Elizabeth? —Él aún miraba el cabello de la chica, ya sabía lo que haría con este.
—No creo que pueda quedarme con el trabajo... Esto no es para mí, yo no soy una persona que apoya lo mal hecho —Jonathan sonrió mirándola.
—Me imaginé que te ibas a echar para atrás, no te preocupes; aunque ese debes hablarlo con el jefe, esto a mi ya no me compete —La chica se sorprendió por las palabras que salieron de sus labios.
—Bien, adiós —Este la miró y tomó su mano haciendo un ruido con su lengua.
—Pero hoy no, hoy tienes que trabajar... Lo siento pero una chica faltó por cuestiones personales y tu tienes que suplirla, será con paga —Elizabeth asintió y miró los ojos del chico, lo bueno sería que le iban a pagar y no sería de gratis.
Ella asintió y después de una media hora ya estaba lista para salir. Junto a las chicas estrellas la habían transformado de alguna manera, tenía hondas en su pelo y un traje un tanto revelador adornaba el cuerpo de la chica, tenía una diminuta falta, mallas y un top rojo con las palabra "sex is art" dictada en la parte de atrás la adornaba.
En ese momento estaba frente a la barra con dos chicas más a su lado, aún no habían puesto tragos en la bandeja que estaba en sus manos y por ello no estaba moviéndose. En el momento en que salió de la habitación en la que estaba el ruido le dió una bofetada, no pensó en que había pasado tanto tiempo y que iba a ver tantas personas.
—El jefe quiere verte, Elizabeth —Sus ojos se agrandaron y de forma inmediata puso la bandeja sobre la barra. Ella estaba tan distraída de todo, no había recibido las señalas. Myke y todo él era el que la esperaba.
Ella asintió hasta el rostro de Jonathan y miró las escaleras —: sí, está en su habitación.
—Oo-k —«¡No dudes ahora!» Aquellas palabras quisieron ser aliento para ella pero eso sería imposible, la música a su alrededor eliminaba cualquier cosa que estuviese pensando. Caminó hasta las escaleras y las personas a su inicio la dejaron pasar sin reprochar, al estar arriba fue directo a la habitación final tocando esta, la puerta se abrió y sus ojos la recibieron.
—No te sorprendas, Lizzie. Sé que soy exigente pero no te preocupes, no vas a trabajar para mí porque estás despedida —Aquellas palabras habían salido de los labios del chico luego de ella haber entrado a la habitación.
—Está bien, señor Myke —Ella suspiró —¿Para qué quería verme?
—Solo quería eso, verte. Vamos abajo, tengo algo que resolver.
Ella asintió con duda y al este tomar su mano su cuerpo tembló levemente, ella se intentó alejar pero él como en la tarde no se lo permitió.
Al salir de la habitación completamente las personas miraban al rey con sumisión y pequeños murmullos se escuchaban, pero uno se destacó más.
Él se cree el rey del mundo— las personas miraron con asombro al chico que pronunció las palabras, Myke lo escuchó y la mano que estaba sobre la suya fue apretada ligeramente y un jadeo de dolor salió de los labios de ella.
—Lastimosamente para ti, lo soy. —Y sin dudarlo si quiera sacó el arma que estaba en la parte de atrás de su cintura y disparó, no se escuchaba nada, sólo el grito de la chica por sorpresa.
Él la miró a los ojos —: Este soy yo.
•⚡️•
—¿Que hacemos aquí? —Los labios de Elizabeth dejaron salir esas palabras.
Él la ignoró y al llegar al lugar la sorpresa fue notable en su rostro, no podía estar pasando esto. El cuerpo de la chica corrió directo hasta el de la persona que estaba agarrada de los brazos de forma que parecía que estaba crucificada.
—¡Sueltenla! —Su voz salió rota y las lágrimas caían de sus ojos, ella miró a Myke —: Por favor... Myke
—Ella fue quien le dió la dirección a Xander, ¿que interés tienes en ella? —El enojo en el cuerpo de él se sentía.
—Es mi hermana, por favor —A él eso no le interesó, eso ella lo iba a pagar.
—Ella tiene que pagar.
Ella no lo pensó solamente lo miró y dijo—: Me entrego a ti.
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Hola 🙂
• Ciao.
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