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Narradora:

-No pensé que realmente lo harían-Dice ___.

-Yo tampoco-Hace una pequeña pausa-Pero ya no hay vuelta atrás, Inuyasha ya llegó a la fase 2-.

-La de experimentar dolor artificial?-.

-Hai, aún que me preocupa que Katsuo lo exagere con nuestros pensamientos-.

-Cierto-.

Se quedan en silencio mientras ven al híbrido quejarse y intentar gritar.

Simulación Miroku:

-Elijo a Shintaro-Dice con una sonrisa, que luego es borrada al ver una gran cantidad de serpientes envolverlo y inmovilizarlo, a tal punto que llegaron a cubrir su rostro y dejarlo ciego.

-Una vez que eres consumido, no podrás escapar-Le susurra una en su oído.

Luego de eso, logra escuchar el llanto a un bebé, que no tardó en silenciar. Abrió los ojos lentamente, estaba en lo que le habían dicho que era un hospital, una mujer con su hijo en brazos y el hombre a su lado.

-Un bebé Shintaro-Dice asombrado.

La mujer le sonrió al hombre alegré antes de quedarse dormida, luego Miroku ve que este saca de un bolso una jeringa con una ssustancia y sin antes revisar su alrededor, se lo inyecta al recién nacido.

-Llegó tu momento de utilidad hijo mio-Dice sonriendo de manera horrorosa, lo cual provocó escalofríos de parte de Miroku.

-Tus poderes no son naturales...recuerdo que tocamos el tema, pero nunca nos explicó como exactamente-.

El bebé al sentir esto comienza a llorar y por un momento abrió los ojos, reflejando un color rojo intenso.

La imagen desaparece, dejándolo en un nuevo ambiente, ahora estaban en una sala de estar, Shintaro estaba sólo en el centro mirando el televisor apagado y en silencio.
Miroku se sentó en el sofa que estaba al lado, el menor miró su mano y la extendió hacia la TV, pero nada pasó, las bajo decepcionado.
Sin aviso su padre se sienta a su lado y le pasa una pastilla.

-Si te la tomas te ayudaré a prender la televisión-El pequeño miró dudoso-Vamos, ya cumpliste 3 años, puedes tomarte esto-Su tono cambio a un poco más enojado.

Shintaro sin dudar más lo traga y mira al mayor, el hace lo dicho, dejándole el control al pequeño.

-Así es-Sonríe y se va.

Éste mira el aparato, con unos dibujos en la pantalla, hasta que muestra una familia felíz, bajo la cabeza y con la mirada busco a su madre, no la encontró.

-Veré si la encontró por ti-Dijo Miroku caminando por la casa, no veía rastro de alguno de los dos padres, así que volvió a la sala, pero esta vez, estaba vacía-Shintaro?-.

Unos gritos se escucharon bajo el suelo, intentó buscar una manera de bajar, pero no la encontró, confundido fue a la habitación de Shintaro, él estaba allí, llorando en la cuna.

-Eh?!-Que hago? Como puedo calmarlo? Se acerca a la cuna.

Intento ayudar, pero una señora entró rápidamente a tomarlo en brazos y darle suaves palmaditas en la espalda. Dejo de llorar y se durmió, la mujer sólo lo dejo y se fue.

-Eso es todo? Por qué se fue?-.

El tiempo pasa, llevándolo a un año después, durante ese año, tuvo que tomarse a diario esa pastilla, no sabía para que, pero no sentía ningún cambio. Miroku seguía observando, sus padres sólo se hacían presentes cuando era necesario, luego lo abandonaban. Siguio buscando la forma de llegar a los ruidos en el suelo.

-Eres bastante callado-.

La imagen desaparece y ve que pasó un año más, sólo que esta vez decidió seguir a Shintaro, quien parecía investigar los mismos ruidos. Llegaron a la habitación de los mayores, miraron bajo la cama, nada, hasta que revisaron el closet y vio en el suelo una pequeña puerta, iban a entrar.

-Quien está allí?!!-Se escucha al hombre gritar, por lo cual hizo que Shintaro se fuera a su habitación rápido y en silencio.

-Me pregunto que hay allí?-Dice y se asoma a ver, ve a la mujer atada a una silla y junto a ella el hombre tenía su escrito repleto de rarezas y extrañas herramientas, no quería ver más, se cubrió los ojos pensando un poco-Que sucede en esta casa?-.

2 meses pasaron, donde sin saber porque, ambos padres se la pasaban arriba y con su hijo, lo cual a el pequeño le alegraba, creía que al fín le darían la atención y cariño que hasta el momento no se le dio. Desgraciadamente eso duró un par de semanas, luego la violencia entre ellos se les hizo presente, por lo que ahora estaba obligado a quedarse en su habitación llorando y rogando que por favor vuelva a ser como las semanas anteriores.

-Yamete...-.

-Tampoco tienes una buena niñez...-.

Shintaro salía de noche a comer lo que encontraba, sólo que una vez decidió investigar a sus padres, entró sin querer a la habitación y su padre lo tomo y lo miro.

-Que haces aquí?-Dijo serio-Mañana revisare por que estas tan delgado-.

-Acaso no es obvio?-.

Lo soltó, el menor se fue a su habitación y se durmio intentando calmarse. Al día siguiente su padre lo llamo y fueron a ese cuarto subterráneo, pero esta vez estaba limpia, era completamente blanca, con el escritorio y unas máquinas.

-Que es esto?-Dijo el pequeño.

-Sólo te revisare-Dijo indicando que se sentará-Tomaré algunos exámenes también-.

Shintaro hizo lo dicho, en silencio aceptó hacer todo lo que el hombre decía, no tenía opción. Al terminar con eso corrió arriba y se encerró en su cuarto. Esa noche fue extraña, sentía algo distinto, algo dentro suyo, miró su mano y también el filo de un juguete.

-Quiere liberar sus poderes-.

Un fuerte golpe se escuchó en la cocina, rápidamente Shintaro salió a ver, olvidándose de lo que iba a hacer. Al llegar donde provenía el ruido, vio a su madre en el suelo llorando y su padre lanzando platos, vasos y otras cosas a ella, en uno de ellos decidió bloquearlo, provocando un leve corte en los brazos.

-Muévete-Le dijo el hombre.

-Iie-El pequeño dice, para luego ver como la sanver que caía de sus brazos, no era roja, era negra.

Asustado retrocedió, viendo como su sangre se convertía en pequeñas serpientes, miró a su padre, el sonreía. Las serpientes lo empezaron a envolver más y más, hasta dejarlo como a Miroku anteriormente.
Oía las risas de su padre, los llantos de su madre, como las serpientes cada vez lo consumían más y como su corazón latía velozmente.

-Ya..met..e-Dijo con dificultad.

Las serpientes se detuvieron y lo soltaron, miraron al mayor en silencio.

-Esto es perfecto-.

Se devolvieron y las heridas sanaron.

-Sólo falta ver qué tan fuerte eres-.

Miroku miraba espantado, como un padre podía hacerle eso a su propio hijo? Como no puede escapar de esto? La imagen se esfuma y cambia, pasó otros 2 años, Shintaro estaba acostado sobre su cama, viendo el techo blanco.

-Un hermanito?-Dice suspirando-Al menos papá dejara de molestar-.

Miroku confundido sale de la habitación y busca al mencionado, donde sin dudar va al subterráneo, acertando.

-Maldito mocoso, no sirve de nada, su poder sigue sin aumentar-Dice golpeando la mesa enojado.

-Se supone que los poderes crecen junto a la persona-.

-Ahora tendré que usar a otro-.

Volvió donde Shintaro, y mostró pequeños Flash Backs de como su padre le insistía con mejorar su poder, también de como lo provocaba a herirse y así sacar sus serpientes, las veces que lo golpeó, las veces que lo insultó, todo durante 2 años.
Salió a la cocina y pudo comprobar lo que decían, la mujer estaba nuevamente embarazada.
Los meses pasaban, hasta que al fín llegó el nacimiento de Katsuo, Shintaro vio como le inyectaba otra sustancia a éste, como al año siguiente le empezaron a dar esas mismas pastillas, pero de distinto color, como le daban cariño y como de a poco se olvidaronde él.

-Te han hecho lo mismo-Shintaro dice viendo al menor sentado en el sofá.

Katsuo se quedó observando a éste y luego sonrió, extendió sus brazos y río. Shintaro levanta un poco a el pequeño, lo cual pareció gustarle.

-Me llamo Shintaro, soy tu...-.

-he..mano-.

-Hai-Sonríe.

Extrañamente ambos se volvieron muy unidos, Shintaro siempre protegía a Katsuo de todo, en especial de su padre, tambien aprendió a cocinar para alimentarlo, limpiaba la habitación de Katsuo y lo bañaba.
Mientras Miroku observaba asombrado toda esta situación, un niño tomando una posición tan madura, algo que no se esperaba.

Shintaro cumplió 11 años y Katsuo 4 al momento que decidieron llevarlos al laboratorio, su madre sabía que era mala idea, no quería dejarlos, pero eran los únicos que podían "curarlos" o eso creyó.

Pasaron un año completo en ese lugar, los 2 hermanos dormían en la misma habitación y eran observados las 24 horas del día, al menos ahora su madre les mostraba afecto, también se les fue borradas las memorias al llegar al lugar, querían que pensarán que está era su casa real, que tenían una buena relación familiar, lo que lamentablemente no sabían es que a Katsuo era imposible borrarle las memorias.

Todo iba bien, hasta que empezaron los experimentos, allí se fijaron ambos en donde los habían enviado, Shintaro empezó a temer por su vida y por la de su hermanito. Sin embargo una noche, un científico le inyectó a Shintaro algún químico que despertaria sus poderes, al día siguiente, Shintaro se enfrentó a su madre.

-Por qué estamos aquí?!-Le grito.

-Debemos hacerlo, ustedes deben ser curados, ellos tienen la respuesta-Dice preocupada.

-Nos van a matar!!!-Shintaro le exclama enfadado.

-Hermano basta!-Katsuo le rogaba.

-Que sucede? Que es este ambiente?-Decía Miroku confundido.

La mujer sacó de sus bolsillos una navaja y la clavó en la espalda de Shintaro, la cuál gracias a eso callo al suelo, Katsuo asustado corrió hacía él.

-Hermano!!!-.

Pero se detuvo al ver que la sangre que salía de su cuerpo era negra y como grandes serpientes eran formadas, con unos ojos rojos.

-Katsuo!!! Corre!!!-Grito la mujer antes de que las serpientes la atravesaran.

-Mamá!!!-.

La escena desaparece y ahora se encontraban en un hospital, Shintaro lloraba, no tanto por el hecho de haberla lastimado, sólo que ahora sabía de lo que era capaz, del daño que podía hacer, y que podía lastimar a sus seres queridos, tenía miedo.

Su vista se posicionó en la máquina que tomaba el pulso.


Bip  Bip  Bipppp~


Su madre ya no existía, siguió llorando, pero ahora junto a Katsuo.

Los días pasaban, para el funeral, Shintaro no se hizo presente, sentía que sería sólo un monstruo.

Tiempo pasó y cumplió 13, Shintaro seguía siendo bueno con Katsuo, sólo le sonreía y decía que estaba bien, aún que sean mentiras que escondían su sombría forma de ser.
Sin embargo ese año comenzaron los experimentos grupales, dependiendo de la clasificación de uno, allí conoció a ___ y Haru.

-Mi nombre es ___, espero que no me maten-Sonríe nerviosa.

En ese momento Shintaro hizo algo que no hacía hace tiempo, río, sin poder creer lo que acaba de decir, la chica lo miro confundida.

-Por qué te mataría?-Dice.

-Es lo que pasa casi siempre-Ella dice algo sonrojada.

Llega otro chico, algo extraño en su forma de vestir y apariencia, pero prefiere mantenerse en silencio.

-Mi nombre es Haru, un gusto-.

-Igualmente, me llamo Shintaro y este es mi hermanito Katsuo-.

-Hola-Dice el menor.

-Supongo que nos asignaron por se clase alta-Dice el chico.

-Probablemente-Dice ___.

-Que eso de clase alta?-Pregunta Shintaro.

-Son nuevos verdad?-Haru ríe un poco.

-Hai-.

-Es según nuestro poder-___ dice apuntando a una pantalla-Allí pueden ver su lugar-.

-___ dijo que no los conocía hasta hace poco, que sucedió? Acaso aún no recuerda esto? Pero si recuerda a Haru, esto es un enredo-.

Esa pequeña amistad levanto a Shintaro, eran mejores amigos....Pero como sabemos no todo dura por siempre, este era un ejemplo, hasta que se enteraron del intento de escapar de Haru, lo que recibiría como castigo la muerte. Los separaron de ___ y le volvieron a borrar la memoria, Shintaro lo vio.

Cambia de tiempo, mostrando a un Shintaro de 15 años, caminando por los pasillos, tomando un jugo y buscando el lugar a donde ___ se encontraba. Su padre había muerto el año pasado, ella podría saber quién en lo mató, bueno, ya no servía la idea al ver que la volvieron a trasladar. Camino de vuelta y le dieron la orden de ir a revisión, asintió, pero le dio mala espina al ver la sonrisa de éste.
Se dirigió al lugar dicho, el cuarto estaba oscuro, pero no le importó y entró a esperar.

-Cuanto rato me dejaran esperando?-Dijo ya molesto.

Un hombre entra y enciende la luz.

-Toma esto primero-Dijo antes de lanzarle un frasco.

Lo tomó y vio un líquido por dentro.

-Te ayudará con esta-.

-Bien-Lo abre y se lo toma.

Un intenso dolor de cabeza hace que suelte el frasco y se quebra, seguido de eso su vista se nubla eh cae al suelo.

-Que demo..-Se queja.

-Sólo cerrare la puerta y comenzamos-Se escucha la puerta con llave, lo que tensa al menor.

Escucha sus pasos acercarse, intenga alejarse, hasta chocar con la pared, lo toman del cuello y empieza a quedar sin aire.

-Tranquilo, no pasa nada-Susurra junto a su oído, intenta protestar, pero sólo aprieta más.

-Suel..ta..me..-.

-Que sucede? Te sientes débil?-.

Las luces de la habitación se apagan, escucha la risa del hombre, ya no quería escucharlo más.
El entorno de Miroku se vuelve oscuro, miedo lo invade, sabía lo que estaba pasando, no lo podia creer.

-Alejate!!! Golpealo!!!-Grito, pero como se esperaba no funcionó, sólo podía ver lo que sucedía, de todos modos, esto ya había pasado.

Shintaro dejó de moverse y fue soltado, quería llorar, pero no le daría ese gusto, no quería.
...
Pasaron unas horas y Shintaro salió de la habitación, se fue al baño y se miró en el espejo, no aguanto más y comenzó a llorar eh gritar mientras veía las marcas en su cuello.

Salió corriendo a su habitación luego de parar de llorar, Katsuo estaba dentro, limpio sus últimas lágrimas y entró.

-Como te fue?-Dijo el menor.

-Bien, sólo, iré a darme una ducha-.

-De nuevo? Shintaro, por qué tu ropa está así?-.

-Sólo estuvimos en una pelea-.

-Ganaste verdad?-.

-Iie, hubo algo que no esperaba-.

-Yo te ayudo a la otra!-.

-Arigato-Sonríe levemente.

Entró al baño, se quitó la ropa y encendió el agua, volvió a llorar.

Miroku veía con rabia y lágrimas la escena, no quería ver más.
Y como si lo hubiera predicho, las imágenes desaparecieron, apareció en un pasillo con recuerdos en todos lados, salía cuando volvió a ver ___, cuando los conoció a los demás, la relación con su hermanito, después de eso, aún mantenía una sonrisa.

-Eres fuerte Shintaro-Dicho eso el suelo desaparece y cae, aparece atado a una silla-Nani?-.

-Por qué no experimentamos?-Dice un Shintaro en blanco y negro, para luego atravesarle la katana en el pecho.

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