Parte 2
Es hora de la hora sad...
$tenemos una pequeña obsesión por hacer sufrir a los demás e.e
pero como vieron es un hurt/confort, osea terminara bien después de un par de lágrimas e.e
$amen a la historia como nosotros.
Disfrutenlo!!
Pensamiento o recuerdo: hola (cursiva)
Llamadas o audios: hola (negrita)
Carta o nota: hola (subrayada)
~Comienza~
--Me niego seguir escuchando semejante ridiculez-- masajeo coqueto la mejilla opuesta --es solo sexo-- lo soltó admirando los ojos tristes de su amo.
--No, Sebastian...--las palabras se atoraban en su garganta.
--Es solo un sentimiento mundano que se quedo aun después del cambio-- descendió su mano hasta llegar a la cintura --solo dejese llevar--
Las palabras suaves y gestos seductores fueron suficientes para doblegar la voluntad del mas joven, lo tomo sin una pizca de cariño sobre el escritorio, revolviendo todos sus papeles, marco su piel dando a entender que era suyo, sin importar la falta de amor que el otro le profesaba, se introdujo en su interior aun presenciando como el pequeño lloraba en silencio por la plenitud de sus palabras, para el no significaba mas que la realidad de una verdad, darse cuenta que tal cosa como el "amor" no existía, solo una ilusión que le haría sentir mas humano. Sin embargo el conde fue todo lo contrario, un corazón roto por sentimientos no correspondidos de un pobre chico, en su nueva vida esperaba encontrar lo que en la anterior se le fue negada, sabia que tal sentimiento seria difícil de conseguir, pero ahora que se volvía imposible rompía toda ilusión.
--Llego Lizzi-- fue un murmullo que se escapo dolidos de sus labios, mas eso no se escucho.
--De inmediato la recivire-- termino de ordenar los documentos que habían desordenado en su encuentro --el bochan desea algo?-- espero paciente.
--No... nada-- le daba la espalda, observando el jardín de su dominio.
--Suplico que quite la idea de los sentimientos de su cabeza, es indigno que un demonio ande por ahí diciendo tales cosas-- fue sincero en su necesidad, no quería ser mas humillado.
Silencio --retirate-- nada mas que la orden dada, lo sintió inclinarse para marcharse.
El ultimo Phantomhive solo permitió que las lágrimas cayeran, el ya no era capaz de sollozar, al menos ese dolor aun se podía expresar por las gotas saladas que recorrían su piel de porcelana.
--Ciel. Me estas escuchando?-- chillo su prometida insatisfecha de ser ignorada.
--Lo siento, Lizzy-- suspiro agotado --necesito salir. Me puedes esperar aquí?-- le regalo una amable sonrisa para que ella no se pusiera a chillar.
--Claro! vamos a tener una agradable fiesta de te cuando regreses-- espero a que a su asentimiento y lo vio marcharse.
El menor ordeno a Meylin que preparara un carruaje, se coloco su abrigo y sombrero sin esperar a su mayordomo, sabia que lo buscaba, podía sentir su inquietud.
--Bochan-- le llamo con calma --a donde va?-- desde el comienzo de la escalera espero a que le respondiera, la sonrisa le hacia saber que se encontraba molesto.
--Eso no es de tu incumbencia-- fue firme en su respuesta, recogió su bastón dirigiéndose a la entrada.
--Permitame acompañarlo, mis deberes fueron realizados y por el momento no tengo ningún pendiente-- dio unos pasos para seguir a su amo.
--Tu te quedas aquí, es una orden-- su voz autoritaria fue mas que suficiente para hacerle entender que no pensaba tener paciencia con el demonio.
Sorprendido se quedo estático en su lugar, observando la puerta cerrarse, odio, furia se agolpó en su pecho, esa insolencia la repudiaba mas que nada en su joven amo.
Acompañado de la mucama, llego a la funeraria, la peli-roja solo abrió la puerta, quedándose afuera de la funeraria, sabia que debía esperar allí ya que de esos asuntos se encargaba el noble, como sirvienta no tenia voz ni voto.
--Conde-- la típica risa tétrica del sepultero se escucho en el sombrío lugar--que agradable visita-- se acerco casi invadiendo su espacio personal.
--Vine por un consejo, Undertake-- un bufido lastimero se escapo de sus labios.
--Consejo?-- se veía sorprendido.
Desvío la mirada --hay alguna forma de romper mi contrato con Sebastian?-- sus puños se apretaron.
--Por que quiere saber eso?-- casi no podía creer lo que escuchaba.
--Responde-- no le iba a dar mas respuesta, solo quería la solución a sus problemas.
--Por lo que oí la única forma es que uno de los dos muera-- le vio entristecerse mas, aquellas palabras eran una misión imposible para dos demonios.
--Ya veo-- su voz solo delataba la pena que sentía.
--Si lo que desea es alejarse de su mayordomo puede ordenárselo-- el menor le miro con interés, dándole a entender que quería saber --puede darle libre decisión sin que se le acerque y el no tendría mas opción que marcharse al menos que usted lo llame-- todo lo dijo calmado, no temía a la decisión que tomara.
--Ya veo, Undertake... gracias por tu ayuda-- se volteo para ir de regreso a su mansión, debía pensar detenidamente.
--Conde!-- lo tomo de los hombros para que le mirara de frente --necesito que sepa que si se queda solo, puede venir a mi, siempre lo cuidare-- abrazo su pequeño cuerpo tratando de confortarlo.
--Lo entiendo-- permitió el gesto sin mirarlo --gracias-- de su familia el era lo único que le quedaba.
Una vez que el abrazo se vio terminado, el peli-azul se despidió del shinigami. Sabia que lo mejor era pensarlo, no quería cometer ningún error, se subió al carruaje sin mirar a la mucama, se dejo llevar por sus ideas y emociones, hundiéndose tanto en su mente que apenas fue capaz de sentir el pasar de los minutos al llega a su hogar, suspiro, quera que la noche cayera lo antes posible para sumergirse en un sueño que le haga olvidar todos los males.
--Bochan, llevo los caballos a los establos?-- no recibió respuesta del conde, supuso que lo mejor seria eso o sino le hubiera informado de lo contrario.
Entro al salón notando que su mayordomo no se movió del lugar de donde lo dejo.
--Sebas...-- estaba sorprendido.
--A donde fue bochan?-- fue la inmediata pregunta interrumpiéndolo.
--Solo fui a hablar con Undertake-- se quito su abrigo y sombrero --no es nada importante-- lo había dicho sin interés.
--No ah ávido misiones de su majestad. Por que ah ido?-- fruncío el ceño claramente molesto por su actitud.
--Undertake es mi amigo, puedo ir a visitarlo sin otro interés-- paso a su lado con el mentón en alto, demostrando su orgullo.
El mayor lo tomo del brazo girándole de manera brusca --huele a el-- su voz demostraba recelo.
--Sueltame!-- Elizabeth, quien llegaba en ese momento, se detuvo en el pasillo de arriba, asustada por la fuerte exclamación --con que derecho me tocas?!-- se veía exaltado.
--Con todo el derecho-- eso sorprendió a los sirvientes que se acercaron preocupados, mas no intervinieron --usted me pertenece desde que se entrego a mi--
--No digas estupideces, yo soy tu amo!-- contraataco furioso.
--Entonces por eso vas a acostarte con otro?!-- el olor lo hizo malinterpretar todo.
--Yo no estuve con nadie!--ninguno de los dos se percato de los ojos que los miraban.
--No me venga con esa tontería del amor, bochan!-- revelando sus secretos --ya debería darse cuenta que para nosotros, los demonios, es algo imposible!-- ciegos por la furia desatada.
--No es una tontería!-- porque ambos creían solo en sus palabras --Yo solo estaré con la persona que amo!-- hiriendo a los oyentes.
--Eso quiere decir que siente "amor" por otro no dudara en dejarse tocar?-- lo sujeto de los hombros con fuerza.
--Callate!-- apretó los puños sobre la frente --Yo no soy ninguna ramera!-- no luchaba, no había caso.
--Lo es y solo yo tengo el derecho de tocarlo!-- sin dudarlo, sin presenciar a lo demás, sin importarle. Beso al mas joven de una manera tan salvaje y apasionada que bien sabia podía provocar en el otro, el quiebre perfecto para tomarlo en ese mismo suelo.
Los diez ojos no lo podían creer.
Aun así Ciel no flaqueó, con toda su fuerza golpeo el rostro ajeno, una cachetada que le provoco una línea de sangre y la sorpresa en los ojos bordos --largate...-- un susurro inaudible se escapo con el mayor pesar.
--Bochan...?-- el, en cambio, no procesaba que lo había rechazado.
--Largate, quiero que te vayas!-- grito furioso, ya no había vuelta atrás.
--Bochan, yo siento mi comporta...-- trato de solucionarlo, recuperando la compostura, pero fue interrumpido.
--No!-- volvió a gritar --Esta es una orden!-- se quito el parche asustando al demonio --vete! ya no quiero tus servicios! jamas vuelvas a mi!-- la orden fue dada.
Sebastian observo a su joven amo quien mantenía una postura decisiva, en sus ojos solo pudo presenciar furia dirigida a su persona que le confeso su amor, quiso reclamar por tal capricho, pero su mano comenzó a arder, señal de que tenia que obedecer, retrocedió, con eso no lo volvería a ver, no quería dejar de admirar tan bello porte que le había seducido, pero el tiempo no estaba detenido y el dolor se volvió insoportable, cruzo la puerta para realizar lo dicho, su amo ya no lo necesitaba.
El ultimo Phantomhive vio la madera cerrarse, su cuerpo le traiciono cayendo de rodillas, con las manos sosteniendo el tórax, lloro sin sollozar, perdió lo que sentía era el amor de su vida, todo lo que anhelaba se acabo en tan poco tiempo. En el silencio del cuarto fue capaz de percatarse de las pisadas ajenas, los sintió detenerse a su espalda.
--Ciel?-- la voz de su prima le llamo.
Giro la cabeza sorprendiendo a lo cinco, no solo por las lágrimas sino también por marca morada que decoraba su ojo derecho.
--Todo se fue al diablo-- bromeo logrando pararse, se sorprendió a si mismo sin saber de donde saco las fuerzas.
--Ciel. Que paso?-- se percato del temor que tintaba la voz de su prometida.
--Acaso no lo vez?-- las lágrima no se detuvieron --yo ya no soy el Ciel que conociste... desde el incendio que no lo soy-- camino hacia la puerta --olvidate que alguna vez existí-- no los miraría, no encontraría jamas el camino de retorno.
--Bochan!-- a pesar de situación sus sirvientes no querían perderlo.
--Quedense ahí!-- los detuvo con una exclamación, solo girando la cabeza --no se atrevan a seguirme-- y sus ojos brillaron como amenaza.
Ninguno podía desobedecer, después de todo seguía siendo su amo, vivían por y para el sin importar las ordenes decretadas. Michaeli caminaba por el recorrido a Londres, como un perezoso que no quería dar un paso mas, sabia que se paso de la raya, prefería pensar que cualquier castigo era mejor que las consecuencias dadas, no había perdón a su persona y eso fue lo que mas le dolía, ya no anhelaba o su cuerpo, le miro con tanto odio que supo que si no le doliera sus palabras lo hubiera golpeado hasta el cansancio. Por cada paso que daba mas pensamientos se agolpaban en su mente, torturándolo.
Que paso con todo ese amor que le profeso?
Aun sentía lo que su boca decía?
Le apreciaba aunque sea?
Se detuvo de golpe, si realmente existía tal sentimiento el se encargo de mancillarlo, hacerlo arder dolor y decepción, porque si Ciel amaba también podía sufrir.
Todo los demonios poseen un corazón, seguramente olvidado?
Miro sus dedos, pensando, la furia que le invadió por la idea sonsa de que su lord se encontraba con otro se desvaneció. Se río de si mismo, con lo orgulloso que era jamas permitiría que nadie mas lo tocase si no fuese que lo amaba... llevo la misma mano al pecho. A donde se fue el odio, dolor y tristeza? No sentía nada mas que un vacío que lo carcomía como un hambre insaciable, pero no por alma que saponaria a gusto, sino por un único ser que tenia nombre y apellido.
--Ciel Phantomhive-- giro sobre sus tobillos, no había otra opción, tenia que recuperar a esa persona o sino moriría, su gula seria mas piadosa de lo que se apodero de el.
En menos de lo que se alejo, regreso a la mansión, si rogar o humillarse quería para conseguir su perdón, el no lo dudaría, mientras permaneciera a su lado nada mas importaba.
Abrió la puerta topándose con los sirvientes --Sebastian?-- todos se veían sorprendidos.
Sujeto su brazo con fuerza, el dolor comenzaba a ser insoportable --Donde esta el joven amo?-- su ceño esta fruncido.
--Se fue-- ninguno se veía en la obligación de ignorarlo.
--Maldición-- salio de la casona tratando de localizarlo --A donde fuiste?-- le costaba trabajo localizarlo a través de su contrato.
--Sebastian!-- la rubia lo detuvo --Que esta pasando?-- se veía preocupada.
--Lo siento, yo no puedo darle explicaciones-- volvió a mirar al bosque sintiendo el dulzón aroma de su amo.
--Al menos dejanos acompañarte-- lo detuvo --nosotros queremos y apreciamos a Ciel-- los ojos de los cinco rogaba porque se le permitiera saber, ellos darían su vida por el menor de ser necesario.
Ellos también le amaban.
--Sebastian?!-- lo vieron caer agonizando por su rebeldía.
--Sigamos-- testaduro, no daría vuelta atrás, le resultaba complicado comprender lo que pensaba el joven demonio, el futuro se volvió repentinamente impredecible.
--Sebastian-- llamo la sirvienta --Donde esta el bochan?-- al igual que el resto se veía nerviosa.
Dudo --sueño profundo-- nadie entiendo sus palabras --el joven amo quiere dormir por cien años-- abrió los ojos sorprendido.
Llegaron hasta la costa donde se encontraba el menor, en la orilla del mar, se iba metiendo a las frías aguas sin mirar atrás, se fundiría en la oscuridad hasta que toda idea desapareciera de su mente, no mas sufrimiento.
--Bochan!--todos aclamaron por el.
Sorprendido los miro, centrándose en uno --Que haces aquí?!-- observo al oji-carmín.
--Ruego me perdone-- el dolor en su extremidad se volvía peor --por desobedecerlo-- una sonrisa boba se formo en su rostro.
--Hasta donde eres capaz de llegar, demonio?-- siguió retrocediendo.
--Hasta el mismo Limbo-- camino en su dirección, negándose a volver atrás.
--Detente!-- vio sus intenciones, se abrazo con fuerza --Vete, es una orden!-- lo vio caer al suelo de rodillas, agonizando por la desobediencia --ya no puedo...-- siguió retrocediendo hasta que la costa se termino hundiéndose en la oscuridad.
--Bochan!-- todo lo vieron desaparecer en la quietud del agua como si el joven ya no fuese nada.
Sebastian estaba desesperado, si caía en el sueño tardaría mínimo cien años en despertar, a rápida velocidad le arrebato la katana que el viejo mayordomo traía para amputarse a si mismo el brazo y que este no fuese una molestia. Ante la atenta mirada de los sirvientes y Midleford, dejo que la herida chorreara, mientras corría a detener al menor, salto al mar, no le dejaría hasta que las verdaderas palabras salieran de sus labios. Esperaron pacientes a que algo mas pasara, ellos no podían ir tras el joven conde y su mayordomo.
Entonces salieron del agua, con su único brazo sostenía el pequeño cuerpo contra su pecho, mientras arrodillado se arrastraba por la arena.
--Ciel...-- ninguno se atrevió a acercarse.
--Lo siento-- coloco su frente sobre el suelo, el menor sollozaba contra su pecho --lo siento mucho, no quiero hacerte daño...-- susurro cerca de su oído como si le contara el mayor y mas hermoso secretos.
--Sebastian-- le llamo con dolor aferrándose a su cuello.
--Te amo... bochan, le amo-- como revelando lo dicho lo beso con cariño, algo superficial que le daba a entender que no eran simples palabras --perdoneme, por favor-- dejando caer su peso, pudiendo abrazar la figura ajena.
--Esta es una orden, quedate a mi lado...-- y el conde sedio ante su corazón, mientras estuvieran juntos nada mas importaba.
La joven Midleford suspiro, comenzó a caminar de regreso a la mansión para subirse al carruaje y poder volver a su casa, su mente era una tormenta de razones y fantasías, no sabia en que pensar.
--Lady Elizabeth?-- Tanaka la detuvo preocupado.
--Dile a Ciel que vendré a verle pronto-- le sonrió amigable.
El anciano asintió dejándola marchar, sabia que todo debía ser agobiante, la situación y la verdad.
--Así que son demonios?-- la voz de Bard sonó extrañado, ayudaba a Michaeli debido a la falta de fuerza.
--A decir verdad, si-- respondió el mismo con una sonrisa.
--Desde cuando bochan?-- interrogo ahora Finnian quien llevaba en brazos a su amo.
--Es una larga historia-- suspiro con agotamiento.
--Es tan raro...-- Meylin observo con algo de horro la extremidad que le toco llevar.
--No se preocupen, pronto sanara-- ninguno de los dos se veía demasiado sorprendido por ese hecho --por cierto Tanaka-san. De que material es su espada? quemo horrores cuando la utilice-- su ceja termino en un claro nerviosismo.
--Nada en especial-- desenvaino su espada mostrándosela --solo runas sagradas para alejar a malos espíritus-- río un poco.
--Con que era eso-- se veía muy sorprendido.
Ciel automáticamente y con una expresión de horror se aferro al jardinero, el muchacho no parecía gustarle lo que oía. Solo rieron, era joven e inexperto a igual que la nueva situación, todos los sentimientos recién encontrados de lo que acababa de iniciar, su lealtad no era de menos, ese seguía siendo Ciel Phantomhive, la persona que les salvo.
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