Aaron (PARTE II)
Luka comenzó a contarme acerca de todo lo que tendría que comprar para su gran festejo de cumpleaños, o, como él le decía, su año nuevo.
Salí de trabajar luego de la reunión con Pearson cuando mi hermano me había llamado para invitarme a que lo ayudara a comprar algunas últimas cosas para su fiesta de cumpleaños que sería este fin de semana.
Aún así, por más que hablara con demasiado énfasis en lo que deseaba conseguir, yo tenía la cabeza en cualquier otro lado. La cuestión de los nuevos clientes aun rondaba en mi cabeza y a la duda necesitaba sacarla de mi sistema, pero no sabía si confiar en Luka para eso.
Rodé los ojos y suspiré mientras giraba mi cabeza para verlo.
Sé que contarle cosas a Luka significaba que hasta nuestros antepasados se enteraría en cuestión de minutos, pero aun así tenía una espina de culpa clavada en el pecho. Podría ser cerrado con cualquiera y Luka ser abierto hasta con alguien que conoce hace segundos, pero aun así siempre fuimos de contarnos nuestros problemas. Tal vez sea por la diferencia de meses en la edad o no lo sé, pero con Luka podía hablar libremente sin sentirme juzgado.
-¿Acaso me estás escuchando cuando te hablo? -Volví a la realidad al notar que se quejaba.
-Aja... -comencé.
Luka rodó los ojos y se detuvo en seco soltando un sonoro suspiro. Y en ese momento, supe que la había cagado en grande, ya que estaba a punto de ser víctima de uno de sus momentos de diva.
-Mira, honey -comenzó con una sonrisa tensionada-. En estos momentos estoy bajo un estrés grandísimo, te he elegido como un iluminado para acompañarme y no necesito perturbar el proceso de mi noche especial con malas vibras, así que, ilumina o salte de mi camino. Namasté.
Volvió a caminar dejándome detrás procesando la sarta de estupideces que acababa de decir.
-Luka, eres un idiota -finalicé mientras volvía a alcanzarlo.
-Ilumina, ilumina el camino -canturreó cual predicador.
Para comenzar debería mejor suavizar el golpe.
-Tengo chisme -comencé lentamente.
-Me interesa -me cortó al instante con un brillo en los ojos como si fuera un niño.
-No es tan chisme... -me retracté un poco al ver su emoción.
-El chisme es chisme sin importar qué -me recordó.
-Bien... -comencé pensativo-. ¿Recuerdas la semana pasada? ¿La conmemoración del tío muerto y todo eso?
-Como olvidarlo -se rió mi hermano-. Aun recuerdo los fuegos artificiales rompiendo las ventanas.
No pude evitar sonreír mientras la imagen también venía a mi cabeza. Esa noche fue la primera vez que toda la familia estuvo de acuerdo con las bromas de los gemelos.
-Bien, y recuerdas que al viejo no le dejaron nada de la herencia -proseguí.
-Sí... -comenzó Luka más extrañado.
-Bien, parece ser que ahora el viejo está demandando a nuestros tiítos queridos por el control de la empresa -solté la bomba.
-No... -comenzó Luka sorprendido.
-Y no solo eso, al parecer el viejo fue hasta la empresa, no lo quisieron dejar pasar e hizo un escandalo, se volvió totalmente loco y terminó con alguien pateándole en las bolas -resumí lo mejor que pude toda la información.
Casi instantaneamente Luka se rió a carcajadas mientras yo me reía por lo bajo.
Por lo menos hasta ahora lo estaba tomando bien.
-¡Carajo, hubiera pagado para ver eso! -exclamó Luka sin dejar de reírse-. ¿Y tú cómo sabes todo eso? ¡No me digas que papá te lo dijo a ti y no a mí!
Su expresión cambió de la risa a la ofensa en un segundo por lo que negué la cabeza. Me le quedé viendo unos largos segundos y suspiré.
Bien, aquí vamos, pensé.
-No, no me lo dijo él -comencé.
-¿Entonces...? -comenzó. Lo observé dudando si hablar o no cuando su expresión se volvió seria al instante-. ¿Cómo lo sabes?
-Bueno... Digamos que el viejo por eso inició una demanda -expliqué.
-Y... -me animó a seguir.
Aunque creo que, por su expresión, internamente ya tiene noción de lo que estoy por decir.
-Y como el abogado es de la familia está trabajando con el viejo...
-Aaron...
-Y me pidieron que los representara a ellos -Lancé la bomba y, para terminar, agregué-. Y les dije que sí.
Pensé que sentiría una sensación de alivio al sacarlo de mi sistema, pero en su lugar, sentí que una avalancha caía de mi pecho a mi estómago y las piedras se hicieron más pesadas cuándo me volteé a ver a Luka.
Mi hermano tenía una expresión de muerte, cosa extraña en él ya que era una de las pocas veces que lo veía tan serio. Me quedé en total silencio sintiendo que, si llegaba a hablar, me atacaria, por lo que prefería que estuviera con esa expresión seria y mirando un punto fijo al frente.
Me arrepentí al instante de haberle contado, él me odiaria por esto. Desde niños y a diferencia del resto de nuestros hermanos, somos conscientes de cuan mierda podían llegar a ser nuestra familia paterna y esto ahora debía de ser como una patada en las bolas para él.
Tal vez no tendría que haberle contado, o haber esperado un tiempo para hacerlo.
De repente y para mi sorpresa, sólo fue cuestión de segundos cuando las comisuras de sus labios comenzaron a levantarse. Una gran sonrisa se formó en su rostro y giró su cabeza para verme y darme una palmada en la espalda mientras se reía.
¿Acaso cree que es una broma? ¿O qué será? Para ser alguien muy transparente, siempre se me resultó difícil saber que es lo que pasaba por la mente de Luka.
-Bueno, pues felicidades -contestó con una sonrisa alentadora.
Lo miré unos largos segundos esperando que fuera una broma.
-¿En serio? -tanteé.
-Sí -contestó con simpleza mientras se encogia de hombros.
-¿No estás enojado? -pregunté.
-Sí -Volvió a contestar en el mismo tono-, pero aun así también entiendo que es tu profesión y que trabajar con esos imbéciles te ayudará mucho con ella, por lo que estoy orgulloso de ti.
-Ah... -Admito que quedé sin palabras- Gracias.
-Ya... ¿Puedes hacer que pierdan el caso? -preguntó con una sonrisa infantil.
-Literalmente tengo que hacer que no lo pierdan -contesté.
-Ay, que trabajo aburrido -se quejó mi hermano causando que me riera.
***
Necesitaba juntar fuerza de voluntad para lo que tendría que hacer. Me apoyé en el respaldar del asiento del auto mientras veía a través de la ventanilla el edificio de Industrias Jones.
Pensé que luego de la muerte del tío de papá ya no volvería a ver a esta gente. Crecí toda mí vida pensando que ellos eran los idiotas que le dieron la espalda a mí padre cuando los necesitó, cosa que sigo creyendo, pero más idiota era yo por estar haciendo esto. Aún así, ya no podría retractarme, además de que las palabras de Pearson estaban grabadas en mí cabeza.
Por lo menos con esto me aseguraba un ascenso seguro. Y tal vez un poco de renombre en el mundillo de las leyes.
Aspiré una bocanada de aire y salí del auto dando grandes zancadas, como si obligara a mí cuerpo a seguir avanzando.
Crucé las puertas de cristal y el gran recibidor se extendía ante mí, totalmente impoluto, como si fuera el corredor hacia mí sentencia de muerte.
Hice una lista de pasos en mi cabeza y me encaminé hacia la recepción cuando alguien me cruzó.
-El niño Jones, ¿No? -Comenzó apurado.
Hubo algo en su tono que me molestó bastante, por suerte, sabía disimular mi desagrado bastante bien.
-Aaron Jones -le corregí mirando al hombre- ¿Y tú eres...?
Era un hombre mayor, tal vez no tanto como mis padres, pero por su rostro demacrado era obvio que los años le pasaron encima. Llevaba como todos en este lugar un traje hecho a medida y un maletín oscuro encerrado en su mano.
-Paul Warren, trabajarás para mí en el caso de tus tíos -comentó pasando a mí lado en dirección a los ascensores.
Enarque una ceja y me giré a verlo mientras se alejaba. Mantuve mí compostura lo mejor que pude y lo seguí hacia el ascensor. Una vez que las puertas de estás se cerraron me quedé observando de reojo al abogado.
Era lógico que no enviarían a un principiante a se carne fresca para el buffet de abogados de Tyron Jones, lamentablemente era este idiota. Por suerte fui bendecido, a diferencia de mis hermanos, con la habilidad de ocultar mis emociones de ser necesario, así que no me sería difícil aguantarlo en lo que duraba el caso.
Con un pequeño timbre que marcaba mí sentencia de muerte, las puertas se abrieron y Paul salió primero. Caminé detrás de él observando todo a mí alrededor. El último piso del edificio únicamente se consistía en un pequeño vestíbulo cuadrado con sofás de cuero negro que servía de antesala para una gran caja de cristal que era la sala de juntas.
Tragué en seco cuando, dentro de esta, estaban tres rostros que reconocí fácilmente, pero uno de estos estaba acompañado con cuatro abogados sentados a su alrededor.
Entramos a la oficina y analicé el lugar fácilmente. Breiden y Sigmund estaban sentados a un lado de la larga mesa de cristal, del otro lado, se encontraban Tyron Jones, observándome fijo con aquellos ojos celestes gélidos mientras sus abogados miraban con cautela a mi acompañante.
La sangre hirvió dentro de mí al verlo así, con tanta impunidad, como si todos le debiéramos el alma a alguien tan desagradable como él.
Hice lo de manual mientras estrechaba la mano con los demás abogados en una vaga presentación y tomé lugar al lado de Breiden.
Dentro de todo, Sigmund parecía ser el más relajado de aquí, y justo me tocó tener que sentarme al lado de quién parecía tener un palo metido en el culo con la expresión de muerte que se cargaba.
Le di una última mirada de reojo y reprimi una mueca.
Y pensar que mis hermanos creían que era parecido a este sujeto.
La reunión comenzó, así como los problemas también. Al parecer el viejo quería ir a la junta para que quitarán a Breiden del cargo de director y se lo dieran al viejo, pero para eso primero necesitaba que se invalidaran los activos que una vez fueron del tío de papá, para eso debía de llegar a un convenio con todos los socios mayoritarios de la empresa para que luego la junta directiva decidiera. Tyron necesitaba tener el voto de Breiden yde Sigmund para poder quitar del medio a mí padre quien era el actual dueño de esos activos, pero no creo que estos dos quieran cooperar mucho.
El viejo intentó tratar esto a solas con sus hijos primero, como no resultó, ahora estamos en este problema judicial. Era más fácil antes, ya que las acciones estaban divididas en cuatro partes iguales (Tyron, Iker, Breiden y Sigmund) pero como Iker murió, ahora tenía una parte mí padre, gran parte la compartían Breiden y Sigmund más las que ya tenían antes, y la menor parte, pero no menos importante, se la quedó el viejo, quien pensó que su hermano le daría el total de las acciones a él. Cómo tenía la menor parte, dependía de lo que decidieran sus hijos.
En resumen, el viejo si invalida las acciones de Iker volvería a tener voz y voto, quitaría a mí padre del medio y le sería más fácil ser director, por lo que su demanda por despido injustificado le servía con creces.
Entendía bastante poco de empresas, pero hubiera sido más fácil si el juego hubiera seguido la regla de los negocios. Pero no, al parecer los Jones desde ya varias generaciones implantaron su propia serie de cláusulas en la empresa y se rigen a esas a la hora de tratar con la directiva.
Tuve la mala suerte de tener que leer esos estatutos y, carajo, se notaba que la mentalidad cuadrada venía de generaciones.
Decidí concentrarme en la negociación, mala idea, justo volví a conectarme con la charla cuando el viejo estaba hablando.
-No aceptaré cualquier cosa que no sea mi vinculación a la empresa, que por cierto, yo saqué a flote, y una compensación económica por perjudicar mi imagen -se quejó.
Normalmente los abogados hablarían por él, pero por las caras de esos tipos se notaba que se callaban cuando el viejo hablaba, por ende solo estaban aquí por si necesitaban hacer una denuncia por agresión.
Idiotas.
-Bueno, pues, podemos llegar a un trato justo, tal vez una buena compensación económica, pero no aceptamos volver a vincularlo -comenzó Paul-. Deseamos terminar el tema aquí y hoy, así que podemos agregar una compensación extra por daños y perjuicios.
Al parecer lo estaba llevando bastante bien. Aun así, sabía que eso no saldría bien.
Clausula número 28: No se llevarán a cabo movimientos de bienes, acciones o activos sin la presencia de todo y cada uno de sus socios mayoritarios o sus representantes.
Y clausula 36. Una pequeña sonrisa involuntaria salió de mis labios al ver la expresión de ofensa del viejo.
-¿Acaso crees que me voy a conformar con limosna, niño? -espetó-. O me dan lo que quiero o pienso hacer las cosas peores.
Si caen uno caen todos. Un buen reto, supongo.
-Se nota que no llegaremos a ningún lado, señores. Les daremos una semana para repensar en una oferta más decente -concluyó una de las abogadas del grupo.
El viejo junto a sus abogados se levantaron y se fueron parsimoniosos de la sala de juntas. Una vez que desaparecieron, Paul se volteó a ver al grupo.
-Lo estuve meditando y su propuesta no está mal, hay que vincularlo de nuevo.
-Eso no pasará -demandó Breiden.
-Queremos despedirlo, no que vuelva y con recompensa -comenzó Sigmund.
El susodicho se levantó de su silla soltando un suspiro de cansancio y caminó hacia la mesa con bebidas, por otra parte su hermano se alejó de nosotros para ver hacia el gran ventanal mientras ponía sus manos en los bolsillos de su pantalón costoso. Por sus rostros parecían bastante cansados de este tema.
-Lo que faltaba, tener que pagarle a ese infeliz -se quejó Breiden.
Siempre pensé que los dos por lo menos estimaban a su padre, o por lo menos lo deduje por la forma en la que trataron al mío. Parece ser que me equivoque, por sus caras, detestaban al viejo incluso más que yo.
-¿Y qué quieren hacer? Si se niega a aceptar una compensación.
-Es obvio que lo haría, si aceptaba terminaría en boca de todos como el cobarde que se fue por la puerta de atrás -dije sin pensar. Y ahora tenía a tres rostros observándome a lo que me encogí de hombros-. Clausula 36.
Paul achicó los ojos como si me hubiera salido un tercer ojo.
-¿Clausula 36?
-Estatuto interno, en el caso de tener problemas judiciales o que afecten la imagen social de la familia y la empresa, el causante ya no accederá al puesto de director general de Industrias Jones -dijo Breiden con voz robótica sin siquiera voltear a vernos.
Motivo por el que tanto mi padre, al casarse con mamá, y Breiden, al llevar un escandaloso divorcio con una modelo internacional, perdieron la posibilidad de acceder a dicho puesto. Hasta ahora Breiden tenía un expediente impecable, pero tratándose de Tyron no se sabía con que saldría.
-Por lo menos agradezcamos que esta denuncia no salió de aquí por el momento -comencé-, así que hay que encontrar la forma de despedirlo sin que se ponga a llorar.
-O a lo mejor despedirlo, pero que siga teniendo las acciones -pensó Paul.
-Justamente, si sigue teniendo las acciones seguirá interviniendo en el consejo -comenzó Sigmund.
-Dejen que se quede y de paso ustedes tampoco se verán afectados. El señor Jones quiere implementar el "si cae uno caen todos", así que les conviene no seguir ahondando en el tema -se quejó Paul- ¿Para qué quieren sacarlo del consejo?
Sigmund y Breiden compartieron una mirada cuando una teoría empezó a formarse en mi cabeza.
-Breiden -hablé- ¿Hace cuánto te nombraron director?
El susodicho me observó entendiendo al instante a lo que quería llegar.
-Hace cuatro años -contestó.
Asentí entendiendo todo al instante.
-Entonces no solo tenemos que buscar la forma de quitarlo del medio, sino que también encontrar la forma de hacerlo en tiempo récord -dije lo obvio.
-Pero ¿Por qué? ¿Eso que tiene que ver? -se quejó Paul esta vez más irritado.
-Segunda cláusula, el director general tendrá un plazo de cinco años para nombrar a su sucesor una vez iniciado su dirección. De no ser así, la junta elegirá al sucesor que considere apropiado -expliqué.
La única forma que tenía la familia de asegurarse que el posible director se casara y empezara a tener descendencia.
-Veo que te aprendiste el estatuto -comenzó Breiden.
-Lectura ligera, lo aprendí en un día -me encogí de hombros.
Escuché un pequeño murmullo parecido a una risa. Me volteé a ver Sigmund quien bebía de su vaso para luego hablar.
-Tu padre se lo aprendió en menos.
-Entonces podremos proponer a alguien -Paul retomó el tema-. Tema zanjado.
-Es más complicado -explicó Sigmund.
-Primera cláusula, solo accederán al cargo de director general aquellos que sean parientes sanguíneos directos dentro de la familia Jones. Específicamente hombres -lo cortó Breiden.
Por algo una empresa de tal magnitud se había mantenido dentro de la familia por generaciones.
Ante la incredulidad de Paul, Breiden solo se encogió de hombros y agregó cargado de sarcasmo.
-El bisabuelo pensó en todo.
-Tyron también, ya que tiene como posible sucesor a Frederik -explicó Sigmund.
-¿Quién es? -pregunté.
-Un primo segundo, parte de la familia lejana -respondió Sigmund-, aún así es pariente co-sanguineo.
-Y deduzco, ustedes no eligieron sucesor y este tal Frederik es marioneta del viejo -le secundé.
-Exacto -concedió Sigmund.
-Bien, solo queda hablar con alguno de tus hijos, Sigmund -comenzó Paul.
-Cierto, ¿Qué tal...? -Hice un esfuerzo sobrehumano por lo llamarlo "el queso", apodo que mis hermanos le pusieron a nuestro primo- Camembert? Tal vez podrías hablar con él.
-Se adelantó y dejó por escrito que no se haría cargo -contestó Sigmund.
Un extraño sentimiento se me cruzó por la cabeza. ¿Preocupación, quizás? El que Camembert rechazara nos reducía las opciones a cero.
Breiden se rió como si la situación fuera divertida mientras apoyaba la espalda en el ventanal.
-Mi sobrino es más de los que gastan el dinero sin preguntar de donde sale, no va a querer -explicó como si estuviera explicando algo a un niño.
Nos quedamos en silencio intentando pensar que haríamos cuando sentí la mirada de Paul sobre mi cabeza. Lo ignoré hasta que ya no pude pasar de su molesta mirada inquisitiva cuando me volteé a verlo.
-¿Se te ocurre algo? -pregunté.
-Todavía tenemos a ti y a tus hermanos -contestó pensativo.
Una carcajada brotó de mi garganta sin pensarlo. Ya solo la idea de que alguno de mis hermanos estuviera dispuesto a estar envuelto en esto se me hacía bizarro. A los gemelos solo les bastaría un día para fundir la empresa, Jarek no tiene el carácter para estos casos, Luka es más tendiente a estar envuelto en un escándalo público una vez bajo la lupa y yo no entendía nada de negocios y, de hacerlo, prefería comer mierda de perro antes de tener más que ver con este lugar.
-Créeme, ninguno va a querer -me limité a decir.
.
.
.
.
.
.
Estrellitaaas les dejó la segunda, y última, parte del capítulo.
¿Qué les pareció el capítulo?
Sin más que decirles, los quiero estrellitas ❤️❤️
Dhalia fuera.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro