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Jarek me comentó el resto de lo que me quedé ahí sobre como de desastrosa había sido su cita. Al parecer la chica quería pasar rápidamente a la conocida segunda base y no pude evitar reírme cuando mi hermano advirtió que de los nervios soltó un gas.
Me desternillé de la risa mientras él me miraba serio esperando a que terminara. Me agarré del estómago y con la mano libre golpeo el colchón de la cama varias veces.
No quiero ser mala, pero de solo imaginar a mi hermano soltando un gas sonoro como él mismo lo describió, no pude evitar soltar la carcajada.
—Hermano, es obvio que tienes que trabajar en tus nervios —dije limpiando una lágrima del rabillo de mi ojo.
—Sí, ¿pero cómo? —se quejó éste—, no tengo el encanto de Luka ni la seguridad de Aaron.
—Entonces pídeles ayuda a ellos —me encogí de hombros—, tal vez puedan hacer algo.
—Sobre mi cadáver —advirtió Jarek—, es obvio que se burlaran.
—Puede que al comienzo lo hagan —pensé—, pero de seguro luego te ayudarán.
—No lo creo...
—Bueno, empieza a creerlo, pequeño Jar.
Miré hacia el umbral de la puerta y allí estaba Luka con una sonrisa maliciosa. Jarek se tapó la cara al instante y yo miré a nuestro hermano ofendida.
—¿Mamá no te enseñó a no escuchar conversaciones privadas?.
—No cuando me nombran en ellas —replicó éste.
Cerró la puerta detrás suyo y se acercó a nosotros con una sonrisa burlona.
—Sucede que el pequeño Jar no sabe tanto de citas —canturree.
—Entonces, como soy el mejor hermano del mundo, te ayudare —dijo Luka.
—Evitando el comentario idiota de Luka —comencé—, yo también te ayudaré.
—No quiero a todos ayudando —se quejó Jarek—, no tengo cinco años.
—Aw, sigue diciéndolo hasta que te lo creas —dijo Luka y revolvió el cabello de nuestro hermano.
—Jodanse los dos —fue lo único que respondió Jarek—, y si no les importa, necesito estar solo para la iniciación.
Luka y yo nos levantamos y salimos de ahí con nuestro hermano cerrando la puerta detrás nuestro. Compartí una mirada con Luka y sonreímos maliciosamente los dos. Es obvio que ayudariamos a Jarek, obviamente sin que él se enterara.
—¿Te das cuenta de que le ayudaremos igual, no? —comentó Luka caminando por el pasillo.
Lo miré y asentí.
—Es obvio que lo haremos.
Me reencontré con Kira y Thalia en la entrada. La japonesa estaba soltando una gran sarta de insultos en su idioma natal y Thalia se cruzaba de brazos y por su cara parece que quiere golpear a alguien.
—Uh... problemas de chicas —alegó Luka y me miró—. Me largo, adiós hermana.
—Adiós —me despedí.
Caminé hacia el duo y las miré confundida.
—¿Qué ocurre? —pregunté.
—Thalia y su extraño don de perdonar idiotas —se quejó Kira.
Sé muy bien lo que significa eso. Al instante me volteé a ver a la castaña quien rodó los ojos y tenía una expresión culpable.
—Es que dijo que ésta vez sería distinto —se excusó.
Como todas las veces pensé.
Esto ya no me sorprendía. Ashton y Thalia rompen y vuelven muchas veces. Al principio me parecía extraño pero trataba de ayudarla y siempre tenía un nuevo consejo para cada semana, pero luego me enteré de la mierda que es Ashton y dejé de pensar en los discursos de "todo estará bien, todas las parejas pasan por eso".
—Sabes lo que opino del tema —fue lo único que dije.
***
El día pasó rápidamente. Fue demasiado transcurrido, le tuve que mandar un mensaje a mamá para avisarle que ya estábamos aquí sanos y salvos y de paso pude preguntarle acerca de como está papá y las cosas en casa. Según mamá dice que papá se sigue quejando de la comida y que acordó que la abuela Cora cuidaría en estos días de los gemelos y de Germaine.
Sobre Adam no supe nada desde que nos echó una mano en el hospital. No sé si hablarle a él primero o esperar que él me mande un mensaje. Tengo miedo de quedar como una buscona por alguien que se supone que conozco, y que nos enamoramos...
—¿Sucede algo Nova? —preguntó Thalia.
Miré como Thalia está recostada pasa de a ratos de página de uno de sus tantos libros. Suspire y puse ambas manos detrás de mi cabeza para mirar al techo de nuestra habitación.
—¿Crees que tendré que hablar con Adam? —pregunté y la miré para luego agregar—, ¿O tendré que esperar a que él me hable?.
Thalia lo pensó durante unos segundos y luego dejó su libro a un costado sin antes poner un separador. Esperé paciente a que terminara su acción y ella me vio con una sonrisa enternecida.
—Soy yo, o te interesa Adam —afirmó Thalia—, perdón, digo, tu novio.
—No es que me interese, pero me ayudó mucho —defendí.
Thalia se volteó a verme por completo y ladeo la cabeza pensativa.
—Entonces lo menos que podrías hacer es hablarle.
—Es cierto. Thalia, eres una genia.
Tomé mi teléfono de la mesilla de luz y lo desbloquee cuando noté la mirada confusa de la castaña. Abrí los contactos y busqué rápidamente el nombre de Adam, por su parte, Thalia se sentó en la cama totalmente alerta.
Luego de unos segundos preguntó:
—¿Lo llamarás ahora?.
Asentí y presione el botón de llamada. Mientras sonaba el timbre Thalia me hizo una rápida seña de que lo pusiera en altavoz, lo cual, hice de maneta obediente.
El timbre sonó un total de cuatro veces hasta que se escuchó un sonido.
—¿Hola? —se escuchó una voz somnolienta desde la otra línea.
—Eh..., hola Adam soy Nova —contesté algo dubitativa.
—Oh, Nova —dijo Adam y bostezo—, ¿a qué se debe el placer de escuchar tu voz?.
Thalia abrió la boca para luego ladear la cabeza hacia la izquierda y soltar un silencioso awww. Me veía con esa mirada burlona a lo que yo rodé los ojos.
—Solo... —aspire una bocanada de aire—, me preguntaba si podríamos vernos .
Se quedó en silencio durante unos muy buenos eternos segundos cuando por último soltó una débil risa y mascullo algo por lo bajo.
—¿Crees que es mala hora para pedirtelo? —pregunté.
—No —dijo éste al instante—, digo, no es mala hora. Me gustaría.
Thalia al escuchar eso celebró en un total silencio haciendo que le sonriera para reprimir una risa. Miré el teléfono tratando de imaginar la expresión de Adam.
—¿Qué tal mañana, en la cafetería? —alenté.
—Sí, ¿a las cuatro? —preguntó.
—A las cuatro —afirmé y me reí—. Buenas noches Adam.
—Buenas noches Cenicienta —contestó.
La llamada de cortó y tengo que admitir que estoy sonriendo como toda una estúpida. Lo peor de todo es que no solo lo noté yo, sino que también lo notó Thalia quien me miraba con una sonrisa burlona.
—No te burles —advertí apuntadola.
La castaña levantó los brazos en señal de rendición y se rió. Negué con la cabeza sin poder creer lo que había acabado de ocurrir, invité a Adam a salir en medio de la noche, y él aceptó. Tengo que admitir que siento una inexplicable sensación de alivio.
Me recosté en la cama para volver a mirar al techo y Thalia imitó mi acción. Apreté el teléfono todavía en mi mano y sonreí cuando ella agregó:
—Cenicienta... apodo original, me gusta.
Rodé los ojos pero no pude quitar la sonrisa idiota que tengo en mi rostro.
—Es solo un estúpido apodo —me quejé.
—Aceptalo, es algo lindo.
¿Lo aceptaría alguna vez? Nunca. ¿Me parece lindo? Creo un poco que sí. Pero nunca lo voy a admitir.
***
Creería que es normal sentirme nerviosa en estos casos. Fui a varias citas en mi adolescencia pero nunca hubo nada serio, pero ahora es distinto, lo siento distinto. No todos los días voy a una primera cita con mi supuesto "novio".
—Estas muy bien, deja de verte en el espejo que me desesperas —dijo Thalia con la vista fija en su libro.
Suspire y me miré por quinta vez en el espejo. Quiero verme bien, pero es difícil cuando estoy nerviosa. Miré detrás de mí por el espejo y noté que el libro de Thalia está mas avanzado.
—Soy yo, o ese no es el capítulo tres —pregunté.
—Porque no lo es, es el veinticinco —respondió con total naturalidad.
—Ayer ibas por el tres —pensé.
—¿Estás dudando de mi don? —preguntó y levantó la cabeza para verme—, ¿o quieres algún tema para distraerte del hecho de que veras a tu amado en menos de veinte minutos?.
—Un poco de ambos —respondí sonriendo débilmente.
Puedo ver a través del espejo como la castaña me regala una mirada compasiva y le pone un separador a su libro para luego acercarse a mí. Colocó sus manos en mis hombros y miró al espejo apoyando su cabeza en mi hombro.
—No te pongas nerviosa, todo saldrá bien —alentó.
Le sonreí agradecida.
Se escuchó el sonido de la puerta abriéndose y Kira entró rápidamente para luego cerrar la puerta detrás suyo. Parecía agitada, como si hubiera estado escapando de alguien.
—Kira, ¿estás bien? —pregunté.
—No me digas que volviste a discutir con Finix Cambers —se quejó Thalia.
Finix Cambers, la del piso de arriba y la que casi golpea a Kira por su lengua suelta. Hace un año mi amiga tuvo un altercado con su vecina de arriba ya que Finix no sacaba la música alta. A fin de cuentas Kira le grito que podría meterse ese teléfono donde no le daba el sol y terminó escondiéndose durante una semana en nuestra habitación.
—No estoy escapando de Finix —se quejó la japonesa—, estoy escapando de la metiche Moore.
—¿Qué hizo ahora? —preguntó la castaña.
—Me esta jodiendo la puta existencia porque quiere ir a la estúpida fiesta de esta noche —se quejó tirándose en mi cama.
—Y tú le dijiste... —continuó Thalia.
—Que se fuera a la mierda —finalizó Kira y miró hacia la puerta—, ahora debe de estar chillando porque puede que le haya tirado toda su bolsa de maquillaje por la ventana.
—Kira... —reproche.
—¿Qué? Tendría que haber sido ella la que cayera por esa ventana —se quejó. Se quedó en silencio cuando notó mi vestimenta—. ¿Y tú a dónde se supone que irás?.
—Tendrá una cita con Adam —canturreo Thalia.
—Oh por dios —exclamó Kira y se sentó en la cama—, ¡¿Cuándo se supone que me enteraría se esto?!.
—No es una cita —me quejé—, y recién te veo ahora Kira.
—Existe el mensaje de texto —respondió la japonesa.
—Estoy nerviosa en estos momentos como para discutir sobre eso Kira —me quejé.
—¿Y cuándo le pediste salir? —preguntó.
—Ayer a la noche —contesté peinado mi cabello rubio con mis dedos.
—¿Y cuándo es la cita? —volvió a preguntar la japonesa.
—En 10 minutos —respondió Thalia.
Kira se quedó unos segundos en silencio y luego me miró y se levantó totalmente alarmada. Tomó mi bolso y me lo entregó para luego acomodar mi cabello.
—¿Y qué haces todavía aquí? —preguntó.
—No quiere salir —se rió Thalia.
Un nudo de nervios creció y en mi estómago y explotó conmigo pareciendo una total estúpida.
—¿Y qué pasa si no viene? ¿y si arruino la cita ¿Y si...
Sentí una buena bofetada en mi mejilla haciendo que me callara. Kira con la misma rapidez que llegó a mi me pego una fuerte bofetada. Abrí la boca por el impacto y la miré.
—Calma, todo saldrá bien —aconsejó.
—Me golpeaste —me quejé.
—No te callabas —defendió Thalia.
—Además de que ya me estabas exasperando —confesó Kira—, nada saldrá mal, por lo que contaste el imbécil esta coladito por ti.
Thalia asintió afirmando la explicación de Kira y yo asentí.
Todo irá bien, digo, nada puede salir mal. Solo será una buena salida entre dos personas, he hecho esto antes. Ni que fuera una cría para ponerme nerviosa. Tuve citas en mi adolescencia, la mayoría de ellas no pasaban la mas, porque yo no lo dejaba.
—Deseenme suerte —dije.
Me despedí de Kira y Thalia y salí de la habitación totalmente positiva. Esta será una muy buena juntada, de amigos.
***
Llegué a la cafetería cinco minutos antes de los esperado. Llegué hasta Harper y le pedí un café para luego sentarme en una de las mesas cerca de la ventana.
Esperé durante unos cuantos minutos hasta que alguien llegó a mi mesa.
—Jones, cuanto tiempo.
Oh genial, lo que me faltaba.
Sonreí por pura cortesía y me voltee a ver a alguien quien está segundo en la lista de metiches, justo detrás de Moore.
—Kevin... cuanto tiempo —saludé.
Kevin Gerard, el fastidioso ex de Kira. Recuerdo que en la secundaria a ella parecía atractivo, gracioso, contaba grandiosas historias y todas las chicas estaban detrás de él. Ahora no le falta seguidoras pero es un completo imbécil que vive hablando de él mismo, por suerte terminaron un año antes de terminar la secundaria y yo fui muy feliz al saber que ya no revolotearia alrededor nuestro.
—Parece que nos seguimos encontrando —comentó éste con una sonrisa coqueta.
—Sí... —comencé con mi buen discurso dándole motivos para irse cuando se sentó en la silla al frente mío.
—Y debes de estar feliz, digo, no todos los días te encuentras conmigo —alegó.
Me mordí la lengua para no insultarlo pero no pude evitar rodar los ojos. Al parecer Kevin se percató de esto pero no le dio importancia ya que comenzó a hablar acerca de su viaje al caribe. Sonreía educadamente de a ratos y miraba alrededor buscando alguna salida o algún objeto punzante, lo que encontrara primero servirá.
—Y luego...
Un carraspeo logró detener la historia de Kevin y miré para arriba para agradecerle a la persona que estaba a nuestro lado de la mesa. Mi sonrisa se ensanchó al ver la cara confundida de Adam.
Salvada por la campana.
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