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Que me siento para la mierda me siento bastante para la mierda.
Una semana. Una semana desde que Adam y yo terminamos, una semana desde que me enteré de que estaba viviendo engañada hasta por mi propia cabeza que me decía que yo era la Cenicienta cuando solamente fui alguien que se coló a una fiesta, nadie más, nada más.
Lo peor de todo, es que cuantas más veces volviera a mi cabeza me daban ganas de auto golpearme por lo estúpida que fui.
¿Qué mierda es lo que me llevó a pensar que yo podría tener algo que ver esa noche?
Carajo. Yo estaba ebria, nunca podría haber hecho algo así. Pero lo peor de todo es que mi mente recién sacaba esa deducción ahora, cuando ya me enamoré, ya mentí y ya dañé a todos auto convenciéndome de mi mentira.
Y, lo peor de todo es que tenía que volver a la vida normal como si nada. Extraño cuando tenía diez años y podía solucionar todos mis problemas diciéndole a mamá que me quedaría en la cama, ahora ya era una adulta y no te dan días en el trabajo por tener el corazón roto y los ánimos por el piso.
Por suerte cuando llegué a casa solamente Kira estaba fuera de la casa y con Aaron, por algún extraño motivo. Era el menor de mis intereses, mi amiga me llevó a mi habitación y estuvo conmigo el resto de la semana sin separarse de mí.
Con mis padres fue otra cosa, solamente les dije que Adam y yo hablamos y decidimos terminar todo. Se lo creyeron por suerte, papá escondía su felicidad por respeto a mi desgracia y mamá volvió toda esta semana de trabajar con helado de mi sabor favorito bajo el brazo. Mis hermanos también tienen la misma versión. Mi familia cree que nos separamos de una manera pacífica y sin la parte donde estaba borracha hasta la coronilla.
Me avergüenzan pocas cosas, una de ellas es hablarle a mi familia acerca de mis borracheras y de las estupideces que hago por el camino en este estado.
Thalía sabe la verdad, le conté todo al día siguiente en el que tuve que trabajar. Ella me consoló diciendo que todo pasa por algo y unas palabras bonitas.
Y, por más que toda esta semana todos estuvieran "delicados" al hablar del tema conmigo, no dejaba de pesarme en el estómago como aquel día.
Por lo menos los ánimos románticos por el piso me animaban a enfocarme exclusivamente en el trabajo. Aproveché y cambié las vitrinas, acomodé la tienda entera y organicé el inventario.
—Si sigues mirando la pantalla así te quedarás ciega —dijo alguien detrás de mí.
—Lo sé, Thalía, por eso lo hago —contesté estudiando las devoluciones.
Thalía se apoyó en el mostrador a verme directo y, hasta que ya no pude aguantar su mirada sobre mí, me volteé a verla. Ya estábamos a casi nada de cerrar por lo que no había tanto movimiento.
— ¿Qué? —pregunté.
—Me preocupo por ti —determinó Thalía.
—No hay porqué —me encogí de hombros regalándole una sonrisa.
Rodeé el mostrador y me fui a acomodar algunas prendas. Thalía se apoyó en este observando cada uno de mis movimientos.
—Ya te pareces a Kira —soltó causando que le diera mi atención.
Me reí por lo idiota que sonaba ese comentario y más saliendo de alguien inteligente como Thalía.
—A mí mis padres no me dieron la espalda de un día al otro —contesté.
—No, pero ambas actúan como si nada hubiera pasado —comenzó y arrugó el ceño pensativa—. Ya hasta tengo mi tesis, se titulará "¿Por qué mis amigas recurren y se sujetan a la negación cuando sufren un duelo sentimental?".
Mi ceño se arrugó aún más y mantuvimos la mirada durante unos largos segundos. No recurrí a la negación, simplemente estoy siguiendo adelante y sí, duele, bastante y mucho, pero lo que más quiero hacer es seguir adelante.
—Ese es un título muy largo —atajé el tema—. ¿Nos vamos juntas? Si prometes dejar el tema te compraré un libro.
—No puedes chantajearme —determinó pero me sonrió—. Aun así iré contigo, déjame buscar mis cosas.
Asentí y observé como desaparecía detrás de la tienda para volver a mi tarea. Tocaba las finas telas de los vestidos y terminaba sonriendo como una estúpida al recordar el vestido que el señor Jack me compró aquel día.
Mi sonrisa desapareció gradualmente mientras un sentimiento de culpa crecía en mi pecho.
«Tendría que devolverlo en algún momento» pensé.
Noté de reojo que alguien entró a la tienda y, cuando me volteé a ver, la sangre cayó a mis pies al ver a nada más ni menos que Camille en la puerta del lugar.
Me enderecé más y pegué una sonrisa educada.
—Lo siento, ya cerramos —comencé.
Caminó lentamente a través del lugar, mirando a su alrededor y su vista cayó en mí.
—No vengo para comprar —comenzó.
El nudo en mi pecho creció pero mantuve mi mirada formal. Estaba incómoda, ni siquiera sabía cómo actuar a su alrededor. La última vez que hablamos terminó en una orden de alejamiento, y la última vez que la vi me enteré que estuve usurpando su identidad por casi un año. Tenía mis motivos para estar incómoda.
—Entonces... —comencé intentando cortar el silencio tenso.
—Solo... vine porque quería saber algo ¿Por qué?
Su pregunta me descolocó. Era la segunda vez que alguien me hacía una pregunta que no podía responder esta semana. Por más que el desconcierto me inundara, una parte dentro de mí sabía a qué se refería, lo cual me causaba rabia.
¿Por qué el haber dudado se traducía a saberlo todo?
— ¿Por qué, qué? Camille. Yo no sabía nada -contesté en tono de reproche.
— ¿Por qué siempre que algo malo me sucede tú tienes que estar metida en el medio?
Mi cabeza estaba en blanco en estos momentos. Incluso si un camión viniera a gran velocidad hacia mí, no tendría reacción alguna por las palabras de Camille.
—Tú... pero... ¿Qué?
—Lo que escuchaste —contestó duramente—. Primero Tyler, ahora Adam... no sé qué te he hecho, pero siempre que estás en la ecuación soy yo la que sale lastimada.
En serio acaba... ella es la lastimada ¡¿La única lastimada?!
Miré hacia el techo buscando palabras para decir, pero mi nivel de incredulidad había crecido a un ciento por ciento. Cerré los ojos buscando las palabras adecuadas para mandarla a la mierda con elegancia y volví a abrirlos cruzándome de brazos para hablar.
—Escucha Camille, no sé de qué daño hablarás, pero no pienso hablar de esto y mucho menos en mi trabajo —comencé y levanté la mano cuando vi que quiso hablar—. Te lo dejaré en claro, hubo un error, sí, pero ¿Qué más quieres? Ya te reencontraste con Adam, ya eres feliz así que vive tu cuento de hadas cariño, pero no te metas conmigo.
Ya me encontraba para la mierda como para tener que soportar como otros me tiraban más. Y más hablando de Camille ¿Ella sufrió? Por favor, yo siento que me están desgarrando la piel y aun así tengo la madurez para no culpar a otros por mi propia mierda.
Momentos como estos me devolvían a la secundaria, cuando salía con Tyler y Camille, en el mismo papel que está haciendo ahora, siempre intentaba ponerse en medio de nuestra relación.
—Solo... aléjate de nosotros, ya nos hiciste suficiente daño —finalizó—. Y devuélveme mi collar.
Bien, eso sí en cierta parte me había tocado bastante. Nunca estuvo en mis planes hacerle daño a Adam, por más que me pese ahora, yo lo amo y el solo recordar que tal vez él no... Duele, no sabría decirlo de otra manera, no hay palabra correspondiente para explicarlo Simplemente duele.
—Te lo daré, no lo tengo ahora conmigo —contesté.
Camille asintió y, luego de un tenso silencio, se dio vuelta y se fue. Cuando vi que atravesó la puerta apreté mis puños al notar que mis manos estaban temblorosas. Suspiré pesadamente y me mandé a hacer cualquier otra cosa que no sea pensar en toda la situación.
***
El lugar estaba en completo silencio. El día se encontraba caluroso, pero el aire lúgubre del lugar lograba causarme un escalofrío. Aspiré una temblorosa bocanada de aire al pararme al frente de las desvencijadas rejas que conformaban el portón de entrada.
Entré y le di un pequeño asentimiento al guardia del lugar para pasar. Caminé en silencio, con el único sonido de las aves de fondo y la grava debajo de mis pies, el camino no era difícil, hasta podría hacerlo con los ojos cerrados de todas las veces que vine. Miré a mi alrededor, solamente había unas pocas personas en el lugar, pero por suerte, cuando llegué a mi destino no estaban quienes quería encontrarme.
Bajé hasta quedar casi sentada y dejé unas flores sobre estas. Había ya varias en el suelo al frente de la lápida que rezaba:
Tyler Austin Clark.
Amado hijo y hermano.
"La vida no tiene que ser perfecta para ser maravillosa"
(1994-2012)
Me quedé unos largos segundos en silencio mientras detallaba cada parte de la lápida. Observé a mí alrededor los hermosos jardines que comprendían todo el lugar, haciendo que combinaran al instante con las lápidas y estatuas de las tumbas donde yacían las personas. Cualquiera que no supiera que este lugar era un cementerio podría verlo bien como si fuera un parque. Al parecer aquí llegan a parar todas las personas que vienen de familias sumamente acomodadas y, como el hermano de su madrastra era parte de este grupo, no dudó en hacer que Tyler descansara aquí.
Ya pasaron cuatro años de eso.
—Wow... cuatro años —comencé con voz débil—. Ha pasado demasiado tiempo y demasiadas cosas.
Me senté en la tierra sin importar ensuciarme el pantalón.
—Fue una locura, ¿sabes? Me enamoré de alguien que no se enamoró de mí, sino de tu hermana —me reí imaginando la expresión que pondría en su rostro—. Así como escuchaste, así que Adam y yo ya no estamos juntos... No sé por qué te cuento esto, es raro y no porque estés varios metros bajo tierra sino porque eres mi ex. No sé si hubiéramos sido de los ex que hablan de estas cosas... supongo que nunca podremos saberlo.
»Sabía que terminaríamos en cualquier momento -proseguí-, pero esperaba que termináramos como amigos por lo menos... a eso tampoco lo sabremos.
—Nunca hubieran podido terminar como amigos —Alguien habló detrás de mí y, sin importarle que estuviera ahí, dejó unas flores encima de las mías—, Tyler tenía un ego intocable. Era un imbécil, en pocas palabras.
Tragué y mi expresión se endureció cuando me volteé a darle una mirada cínica.
— ¿Qué? El que esté muerto no lo hace un santo y prefiero recordarlo como era —reprochó Lonnie—. Y que tenía un ego de mierda lo tenía.
Volví a mirar al frente y me impulsé para levantarme.
—Ya me iba —comencé.
—Yo tampoco iba a tardarme mucho —comenzó encogiéndose de hombros—. No es como que me siente a hablar como tú, simplemente dejo flores por respeto y me voy.
A veces me sorprendía la indiferencia o frialdad con la que Lonnie se refería al que fue su mejor amigo. Desde el pasado, en el funeral, ni siquiera lloró, solo se quedó alejada del grupo con la mirada serena perdida en algún lugar. Tal vez sea porque tiene una capacidad de procesar el duelo mejor que nadie, o sino no se explicaría.
—Escuché que Camille está con Adam ahora... —Su voz me devolvió a la realidad.
—No es de tu incumbencia —me encogí de hombros evadiendo el tema.
—Lo sé, pero te conozco y sé que necesitas hablarlo con alguien —comenzó cruzándose de brazos—. No me digas, ni le dijiste a tu familia que no eras Cenicienta.
Estaba a punto de irme cuando me quedé paralizada en el lugar. Giré mi cabeza para verla lentamente mientras ella me observaba con un gesto sereno.
— ¿Cómo lo...?
—Hablo cada tanto con las gemelas —me cortó para hacer su explicación—, ellas me dijeron que Camille se encargó de decirles a todos que ella es Cenicienta, Adam te llamaba así... no hay que ser Einstein para conectar los puntos.
—Ah...
—Sabes —Miró en su reloj de pulsera costoso—, supongo que puedo ser buena y tengo un tiempo para llevarte a algún café ¿Nos vamos?
Seguía paralizada y aún más por sus palabras. ¿Se había fumado un porro o qué?
—No te lo pediré dos veces —se quejó.
Sin poder pensarlo, asentí lentamente y comencé a caminar a su lado en dirección a la salida del cementerio. Me volteé a ver la tumba de Tyler por última vez y, con un suspiro resignado, proseguí en mi camino.
***
La cafetería se encontraba a unos diez minutos del cementerio. El lugar era algo cálido que iba desde los colores amarillos y rojos y el olor a café y levadura inundaba el lugar. Al estar a mitad de la tarde no había tantas personas pero gradualmente se iba llenando. Por suerte, Lonnie y yo conseguimos lugar en una de las mesas al lado del ventanal que estaba conectado a la calle.
Pedimos solamente un café cada una y, cuando lo trajeron, comenzamos a hablar. Le conté todo a Lonnie, obviamente obviando algunos detalles, pero le dije lo justo y necesario que tenía que decir, mi relato terminó con la conversación que tuve con Camille el día de ayer.
No sé porqué le estaba contando acerca de esto, ni mucho menos el porqué vine con ella aquí. Tal vez sea por mi deseo a hablar con alguien del tema fuera de Thalía y de Kira.
Lonnie me escuchaba en silencio, asintiendo algunas veces y concentrándose en pasar los dedos por el borde de su taza. Una vez que terminé, esperé a que ella hablara.
Bebió un sorbo de café, tomándose todo su tiempo, y prosiguió.
—Bien, estás bastante jodida —comenzó.
—Dime algo que no sepa —contesté a la defensiva.
—Bien, Camille es una imbécil —admitió.
Abrí los ojos en sorpresa y me le quedé viéndola. Por lo que yo supe recordar, en la secundaria Camille andaba por todos lados con Lonnie, parecían ser bastantes cercanas como para que ahora ella diga eso con tanta convicción.
—Bueno...
—Igual eso ya lo sabías —me cortó y yo le di una mirada amarga.
—Por supuesto que no —comencé.
Sí, me caía mal Camille incluso desde antes de la muerte de Tyler, pero tampoco es que fuera diciéndole imbécil por algo en lo que ella ni siquiera tuvo la culpa, nunca supo que Adam la estaba buscando.
—Ah, ¡por favor! —se quejó Lonnie riéndose—. ¿Dónde quedó tu víbora interior? ¿Aquella que me caía bien en secundaria?
—Maduré, Lonnie, eso es lo que pasó —reproché.
— ¿Y porque maduraste dejaste de ver las cosas como son? —Cuestionó e hizo un vago gesto con la mano— Libérate, conmigo puedes echar veneno en paz y luego volver a ser la débil Nova.
—No soy débil —siseé— ¿Por qué estoy hablando contigo?
—Si no eres débil, entonces ¿Por qué no la mandaste a la mierda a Camille en la tienda? —Eso me dejó sin palabras. Sí la mandé a la mierda ¿cierto? A causa de mi expresión Lonnie prosiguió—. ¿Por qué tan sorprendida?
—Pensé que tú y Camille eran amigas —admití—, o por lo menos luego de que tú y yo dejáramos de hablar.
—Las cosas no fueron distintas luego de que te fuiste del grupo —Se encogió de hombros—. Camille siguió y sigue siendo la misma mojigata de siempre.
—No sé por qué se queja de que todo lo que le pasa es culpa mía —comencé.
Lonnie apoyó los codos en la mesa prestándome más atención con una ligera sonrisa en sus labios.
— ¿Qué te sorprende? Siempre se le dio bien jugar a la víctima ¿O no recuerdas cuando le dijo a Tyler que nosotras no la invitamos a esa fiesta porque no la queríamos? —comentó.
Por primera vez, y para mi sorpresa, solté una carcajada al recordar aquellos tiempos.
—Lo recuerdo, y eso que no la invitábamos porque siempre terminaba la noche emborrachándose y diciéndonos que nos odiaba.
Por un lado me sentía mal por reírme de aquellos tiempos de los que no estaba tan orgullosa, pero por otro me gustaba la sensación de volver a reír libremente.
— ¿Recuerdas cuando en la fiesta del inicio de año le decía a todos que el vodka no le hacía nada solo para llamar la atención? —comentó.
— ¡Sí! —Exclamé riéndome— y que terminó vomitando encima de uno de último año. ¿Cómo era que le dijo Willa en esa fiesta?
Lonnie también se rió.
—"¿Por qué estás tan obsesionada conmigo?" —imitó la voz chillona de Willa.
Ambas estallamos a carcajadas recordando esa noche, cuando aún éramos amigas y era la persona más venenosa que podría llegar a ser.
—Willa había jugado a pasarse el hielo con el que a Camille le gustaba ¿no? —recordé.
— ¡Sí! Estaba ofendida y lo supimos recién al final de la noche —se rió— ¡Era un mar de llanto y vomitos!
—Vivió con el apodo de Togepi el resto del año —recordé.
—Sí, porque tú la llamaste así por ese bicharrajo de Pokémon que vive llorando.
— ¡Mentira! Tú la llamabas así.
—Ambas lo hacíamos —se rió Lonnie.
Nuestras risas cesaron y nos quedamos un largo rato mirándonos en silencio.
Fuera de que las cosas no hayan ido tan bien en mi amistad con Lonnie, no es que no hubiera cosas y momentos buenos en esos tiempos. Sabíamos divertirnos, nos apoyábamos mutuamente y nuestra relación iba de maravilla hasta que empecé a salir con Tyler.
Solo a veces, extrañaba esos momentos.
—A veces extraño esos tiempos —admití.
—Yo también, luego me di cuenta de que me gustó más molestarte y se me pasa —se rió.
Negué con la cabeza con una sonrisa nostálgica.
—Lamento que Aaron y tú hayan terminado —comencé.
Lonnie se rió y se encogió de hombros haciendo un gesto con la mano para quitarle importancia.
—Sabía que no íbamos a funcionar de cualquier modo, no me quejo.
—Si tú lo dices...
Lonnie se encogió de hombros reafirmando lo que dijo. Se quedó un largo rato mirando hacia la ventana que conectaba hacia la calle y, aun con la vista fija en esta, volvió a hablar:
—Lamento que Tyler nos haya separado —prosiguió y sus palabras llegaron hasta mí.
Algo en mi pecho se removió al escuchar eso. Lonnie nunca era de disculparse si en serio lo sentía, si seguía siendo así, entonces sus palabras tenían mucha profundidad.
— ¿Tú crees que es mi culpa su muerte? —dije mirando hacia la mesa.
Ante su silencio, levanté la vista para verla. Había vuelto a verme. Sus expresiones se volvieron serias y ladeó la cabeza de un lado al otro mirando a cualquier lado para buscar las palabras, por último, me miró a los ojos.
—No pienso endulzarte el oído como tus amiguitas y tu familia y decirte que no tuviste culpa de nada. Ibas conduciendo e ibas borracha sabiendo que tenías una responsabilidad; mi madre también perdió la vida por una persona como tú —Sus palabras fueron como piedras en mi estómago y me arrepentí de preguntarle. Ella agregó—. Pero, con el tiempo entendí que todo sucede por algo, incluso aunque ustedes no estuvieran en esa calle, incluso aunque tú no fueras borracha, Tyler iba a morir en algún momento porque así sucede el destino y no voy a intentar entenderlo ahora. Tienes algo de culpa, pero su muerte iba a suceder siendo tu culpa o no.
Ni siquiera sabía que contestar ante sus palabras. Nunca había escuchado a Lonnie decir aquellas palabras, pero dentro de mí llegaban a tener cierto sentido.
—Gracias Lonnie, eso fue bastante profundo.
— ¿Qué te puedo decir? —Se encogió de hombros—. Como tú dijiste, ya maduramos.
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Estrellitaas ✨✨ hasta acá el nuevo capítulooouuu
¿Qué piensan de las palabras de Lonnie hacia Nova? ¿Creen que en algún momento se sabrá la conversación entre Nova y Camille?
Espero que les haya gustado ❤️❤️❤️
Sin más que decir, los quiero estrellitaas ❤️✨
Dhalia fuera.
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