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Por un momento me quedé en silencio, parada al frente de Adela, quien se encontraba sentada contra el espejo que abarcaba toda la pared, con algo de culpa sin saber que poder hacer. No es de mala, las únicas interacciones que tuvimos desde que nos conocimos ha sido en un lenguaje pasivo-agresivo, por lo que ir a abrazarla no estaba entre las opciones, por ahora.
Adela levantó la vista y su rostro se endureció al verme.
— ¿Qué haces aquí? —espetó.
Por más que quisiera darme la vuelta y decirle "me ocurre que me molesta que llores tan fuerte" dentro de mí sé que no puedo ser tan mala frente a otra persona que está llorando.
— ¿Estás bien? —Fue lo único que salió de mis labios. Sorbió su nariz y ladeó la cabeza hacia un costado achicando sus ojos en una mirada cínica—. Bien, supongo que no lo estás.
—Qué persuasiva —se quejó.
Miré en dirección a la puerta del baño. Ya todos la estaban esperando en el jardín interno, por lo que creería que no tienen idea que estamos aquí. Me agaché hasta quedar a su altura mientras acomodaba mi vestido.
— ¿Qué sucedió? —pregunté compasiva.
Adela miró hacia el techo para reprimir la tanda de lágrimas que salían de sus ojos y se secó las rebeldes con su mano sin quitar su maquillaje. En la otra mano tenía su velo arrugado.
No se la veía bien. Incluso con todo el maquillaje en su rostro se podían percibir levemente las ojeras debajo de sus ojos además de que los ojos rojos le daban más expresión de cansancio. Su lenguaje corporal también gritaba lo mismo, con la espalda encorvada, los hombros caídos y, gracias al vestido pomposo y la posición en la que estaba, se la notaba más pequeña de lo normal. Quería esconderse y desaparecer pero ¿por el casamiento?
—No lo entenderías —se limitó a decir.
—Entonces —Me senté sobre el suelo y cruzando las piernas—, hazme entenderlo.
Adela me analizó durante unos largos segundos con sus penetrantes ojos verdes. Por mi parte, mantuve la mirada haciéndole saber que no cambiaría de parecer.
Si viene a esconderse al baño para llorar significa que no se lo dirá fácilmente a alguien que conozca. Nosotras no nos conocemos demasiado, pero algo es algo y si necesita desahogarse ¿Quién mejor que alguien imparcial?
—Es un conjunto de cosas —comenzó y yo asentí prestándole atención—, la empresa, la familia, este casamiento...
— ¿Y eso viene pasando hace tiempo o crees que es algo de ahora? —pregunté tentativa.
—No, viene sucediendo hace tiempo —determinó. Dudó un poco pero siguió hablando—. Con mi pareja, siento que la quiero, pasamos por muchas cosas juntos, pero no lo amo. Él ni siquiera es considerado, no te da ningún detalle. Solamente espera recibir pero no dar nada y es agotador estar remando siempre sola la misma balsa.
— ¿Y qué pasó con el jardinero...?
—Tampoco soy una santa —me reprochó. No sé qué cara habré hecho porque ella agregó—. Ni siquiera me arrepiento, necesitaba aunque sea unos segundos sentirme deseada por un hombre, algo que Patrick ya ni hace.
Supuse que Patrick era su futuro esposo.
—Entonces si no sientes que lo amas ¿Para qué te casas con él?
Adela se encogió levemente de hombros.
—Nos beneficiará a ambos —dijo—. Él tendrá una parte como socio y yo tendré más laboratorios. Las cosas no van bien en la empresa así que es mi única salida.
Al parecer los matrimonios arreglados eran el pan de todos los días entre los niños ricos.
— ¿Y no le dijiste a tu padre? Podrías pedirle ayuda...
Adela volvió a reírse con amargura mientras algunas lágrimas se acumulaban en sus ojos.
—Mi familia también es otro tema —habló con la voz entrecortada—. Todos se hacen una idea de que la empresa va de maravilla, pero no ven todo lo que hay detrás, todo el esfuerzo que hago por mantenerla a flote; no, en lugar de eso tengo a mi padre que, lo quiero, pero no se mete y a Adam que directamente me odia.
—La empresa de su madre, por lo que tengo entendido —hablé.
Adela asintió. Por lo poco que me contó Adam, la familia de su madre era dueña de una industria farmacéutica.
—Sé que papá tiene demasiado trabajo y que Adam eligió medicina por cuenta propia, pero a veces ellos hablan como si rebajaran todo lo que hago, como si mi trabajo no fuera tan importante como el ser cirujano y duele bastante. Ni siquiera se ponen en mi lugar o tienen el tacto de decir "¿Estás bien?", "¿Cómo van las cosas en la empresa que también me corresponde?".
Sabía que ese último era dirigido a Adam.
»No, ellos solo dicen "Adela tiene las cosas más fáciles" "Adela ya tiene la vida comprada"; la desgraciada trepadora que está con papá hasta llegó a decir que ni tengo de qué preocuparme ya que solamente firmo papeles. ¡Mi trabajo no es solamente firmar papeles, tengo que mantener una sonrisa frente a los idiotas como ella también por ejemplo! ¡Tengo que bajar la cabeza ante tipos que me desnudan con la mirada solamente para lograr la cuarta parte de lo que hacía mi madre! —Aspiró una bocanada temblorosa de aire.
—Debe de ser duro... —comenté algo descolocada.
Nunca podría haber creído que tendría una conversación así con Adela. Al verla así, sé que no es tan perra como lo deja ver, solamente es una mujer, no tan alejada de la edad de Luka que ya tiene toda una empresa en su espalda, lo que la hizo madurar de golpe. También podía percibir cierto recelo a su padre, a quién, al buscar como una figura de consuelo termina frustrándose al no recibirlo.
—Obviamente a Lilith no la involucro en esto ya que ni siquiera tiene la culpa de nada —prosiguió como si no me hubiera escuchado.
— ¿Y no pensaste en pedirles ayuda? —tanteé.
Adela se rió y un hipo se cruzó entre medio.
— ¿Para qué? Ellos están concentrados con el hospital, no vale la pena —se resignó.
Pensé detenidamente en qué decirle. Ella tenía razón, no entiendo por lo que ella está pasando, pero eso no significaba que no pudiera darle un consejo desde mi poca experiencia.
Me reí por lo bajo y me arrastré para quedar sentada a su lado. Ella me miró con algo de confusión.
— ¿Sabes? Obviamente a menor escala, pasé por algo similar cuando era niña —comencé—. Mi madre era una patinadora bastante talentosa, en su tiempo ganó muchísimos concursos y esas cosas; y obviamente, cuando tuvo una hija mujer, quería que siguiera sus pasos. Intenté por mucho tiempo el complacerla, yendo a tomar clases junto con las demás niñas, entrenando horas extras... pero simplemente no era buena para eso, veía como todos los demás niños eran excelentes y digamos que mi carácter no ayudaba tampoco —me reí nostálgica—. Aun así no quería decepcionar a mi madre, así que lo seguí haciendo.
—Y no me digas —me cortó—, te volviste excelente en el patinaje.
—No —contesté y ella me miró confundida—, hasta el día de hoy sigo siendo un desastre.
— ¿Entonces...?
—Cuando mis hermanos vieron que estaba colapsada intentándolo, nos pusimos de acuerdo en que cada uno acompañaría a mamá a la pista de patinaje un día a la semana. Obviamente con los años mamá dejó de presionarnos con eso y entendió que no todos queríamos seguir sus pasos —proseguí.
»Pero a lo que voy es que, cuando te apoyas y aceptas buscar ayuda en personas que confías, lo que sientes que debes hacer se hace menos pesado al compartir la carga con otros. Ganas un respiro al saber delegar cosas antes de que se escapen de las manos. Imagínate, nosotros éramos cuatro por lo que ya ni era una carga.
—Muy linda tu historia, pero con Adam no vale la pena —me cortó—. Cada vez que intento dirigirme a él me da vuelta la cara, me odia, lo sé.
—Sé lo que pasó entre ustedes, pero también sé que él no te odia —le contesté—. Tuvieron sus diferencias, pero no es algo que no pueda repararse, además, si hablas con él de esto, ya tendrían algo más en común, la empresa, su madre...
Adela ladeó la cabeza de un lado al otro no tan convencida de lo que le dije, así que luego de un silencio, volví a hablar.
—Estoy segura de que, al igual que en el hospital, se interesará en la empresa —aconsejé. Luego recordé algo y agregué—. También puedes pedirle ayuda a Lilith, ella no se decide que ser pero quiere algo relacionado con lo social, podría ayudarte de alguna manera.
—Eso si puede ser... —murmuró.
El llanto ya se le había ido, pero su mirada quedó perdida durante unos largos segundos en la pared con azulejos blancos y celeste pastel. De un momento a otro, se levantó y se volteó para mirarse en el espejo. Mientras ella se acomodaba el vestido yo me levanté algo confundida por su acción. Me quedé parada durante unos largos segundos a su lado mientras observaba como, en un rápido movimiento, acomodaba su cabello y se ponía el velo. Mojó sus dedos para sacar los desperfectos en el maquillaje causados por el llanto y, si no fuera por su nariz sonrojada y los ojos rojos, juraría que no ha estado llorando antes.
—Entonces... ¿Qué harás? —pregunté algo descolocada.
—Me casaré porque, como dije, no entiendes la situación. No es algo que vaya a solucionarse con flores y lindos colores —determinó y mi rostro cayó incrédulo ante su decisión.
—Bien... —dije algo desanimada.
Ella suspiró viendo como estaba en el espejo y se volteó a verme con una leve sonrisa. No era una venenosa, parecía una más agradecida.
—Igual, hablaré con papá y Adam; y con Lilith también, puede que le interese la propuesta —comenzó algo neutra. Ante mi sorpresa, ella me dio un pequeño y suave apretón en mi brazo—. Gracias de todas formas, ya veo porqué Adam te defiende tanto.
Ella caminó decidida en dirección a la salida y yo me giré para verla.
— ¿De nada? —contesté insegura de qué decir.
Pero Adela ni siquiera escuchó porque ya se encontraba saliendo y yendo hacia el jardín interno para casarse con alguien que ni siquiera amaba. Por mi parte, quedé helada en mi lugar ante todo lo que hubiera pasado, aun con la duda de si aceptó mi consejo o no, porque gran parte de ese consejo era para que no se casara.
Pero si lo acepto y al mismo tiempo no...
Suspiré cansada y acomodé mi cabello para salir del baño e irme a la ceremonia.
Absolutamente nunca entendería a Adela Becher.
***
Me estiré en la cama y, ante mi pequeño movimiento, los brazos de Adam se aferraron más a mí, pegando su cuerpo desnudo a mi espalda y escondiendo su rostro en mi cuello. Su lenta y cálida respiración golpeaba contra mi hombro dándome algo de cosquillas.
—Buenos días, Cenicienta —murmuró.
—Buenos días —saludé girando mi rostro para verlo por sobre mi hombro.
Adam me abrazó y dejó un beso en mi frente para luego separarnos. Me volteé a verlo sonriendo al tener una buena vista de su espalda y de parte de su cabello despeinado. Por su parte, él revisaba su teléfono. Me senté tapándome un poco con las sabanas y aparté mi cabello de la cara.
Como dicen; lo prometido es deuda y, luego de que Adela se casara ayer, Adam y yo volvimos a la habitación a recuperar el tiempo perdido. ¡Y mierda que recuperamos bastante! Pero ya a la mañana me quedaba una única duda que rondaba mi cabeza y que obviamente no quiero sacarla a colación ya que este es un buen momento pero, por su expresión al ver el teléfono ¿Volverá a irse hoy?
— ¿Supiste algo de Adela? —pregunté.
No sé si ayer en la fiesta Adela le habrá comentado algo de nuestra conversación en el baño. Yo no lo hice ya que no iría de chismosa a hablar con Adam, pero sabía que podría en mi lugar aconsejarlo para que la ayude.
Adam lo pensó y negó con la cabeza.
—No, lo único que sé es que ya se fue de viaje con su esposo —se limitó a contestar—. Mejor para todos, a decir verdad.
Suspiré en silencio. Desde mi conversación con su hermana entendí varias cosas de Adam, es él quien no da lugar a una conversación, más bien son ambos, pero Adam mucho más.
Decidí cambiar de tema.
Me arrastré un poco para llegar a él y lo abracé desde atrás, pasando mis brazos por su cuello y dejando un pequeño beso en este para apoyar mi mentón en su hombro.
— ¿Desayunamos? Dicen que la cafetería tienen unos waffles deliciosos —pregunté.
Adam apagó el teléfono al instante y lo dejó sobre la mesita de luz para verme con una sonrisa que traslucía la culpa desde aquí. Entendí al instante su lenguaje corporal.
Me separé de él y volví a sentarme en la cama.
Me molestaba, ya terminó el casamiento de Adela, ella ya se casó y ya se fue a su luna de miel. Se supone que este día sería solo para nosotros dos ya que era el último aquí. No pido tenerlo las 24 horas pero tampoco que no nos hayamos visto más de cinco en todos estos días.
Adam se volteó al momento en que yo tomé mi teléfono. No me quejaría, con mi silencio era suficiente para que se sintiera culpable. Él se acercó a mí y dejó un beso en mi sien.
—Lo lamento.
—Está bien, haz lo que quieras —me encogí de hombros fingiendo indiferencia.
Adam levantó suavemente mi mentón para hacer que lo viera y dejó un pequeño beso en mis labios, beso que por obvias razones no le devolví.
—Nos vemos esta noche —aseguró.
Si es que nos llegamos a ver, pensé.
Asentí en silencio. Adam, al notar mi enojo se vistió rápidamente y, luego de buscar algunas cosas, tomó su teléfono y se fue dejándome un beso en la frente para luego irse. La habitación se quedó en completo silencio por lo que bufé y me quité las sábanas para caminar hacia el baño sola y enojada.
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Estrellitaas 🌟🌟
Después de estos días sin internet he vuelto y con varios capítulos bajo el brazo. ¿Qué piensan de Adela? ¿Para ustedes fue mala en algún momento?
Pregunta random del día:
Si pudieran hacer un viaje al lugar que ustedes quieran y con toda la plata disponible ¿Con quién lo harían?
Solo esperen... Esperenlo MUAJJAJA
Ya saben por dónde buscarme y ahora TENEMOS FACEBOOK ah xd
Instagram: dhalia_s.g
Twitter: xDhaliaS
Donde subo un poco de todo y aviso cuando actualizo.
Sin más que decir. Espero que les haya gustado el capítulo ❤️. Los quiero estrellitaas ❤️🌟. Dhalia fuera.
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