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Llegamos a Los Ángeles cerca de la tarde noche. Hubiéramos llegado unas horas antes de no haber sido porque paramos cerca de un pueblo a comer, pero aun así estaba aliviada ya que, al entrar al hotel, no éramos los únicos que recién llegaban.
Lilith, quién se encontraba apoyada en la mesa de entrada, levantó la vista de su teléfono y sonrió al vernos. Al instante se separó de sus padres quienes estaban firmando su ingreso y llegó hasta nosotros para abrazar a Adam al instante.
— ¡Qué bueno que llegaron! —exclamó—. Hasta llegué a pensar que se habían ido a otro lado.
— ¿Vinieron en auto o en avión? —preguntó Adam una vez que se separaron.
—En el avión —contestó Lilith—, ya sabes cómo es papá con las comodidades.
Lilith llegó hasta mí con una sonrisa y también me abrazó efusivamente.
—Nova, ¡qué bueno que hayas podido venir! —exclamó.
La abracé de vuelta con una sonrisa.
—No me perdería de unas vacaciones gratis —bromeé.
Nos separamos y la hermana de Adam rió.
—Qué suerte que para ti puedan serlo —comenzó y se dirigió a Adam—. Papá tiene que darte el cronograma.
Adam rodó los ojos y levantó la vista hacia el techo para quejarse entre siseos. Por mi parte los vi a ambos confundida. ¿Cronograma? Debía de ser el cronograma de la boda, creería que por eso ambos hermanos reaccionan así.
— ¿Un cronograma? —pregunté confundida.
—Sí... iré a anotarnos y de paso a persuadir a papá de que no estaré en esa estúpida agenda —avisó Adam.
Caminó hasta llegar al lado de su padre y estos se saludaron para empezar a hablar. Por mi parte, quedé a solas con Lilith quien habló al instante de que Adam se fue.
—El cronograma de entrevistas, fotos familiares, bla, bla, bla —me explicó.
¿Pero qué...?
—Ah... no sabía que hacían entrevistas —comencé.
—Es que, nuestra familia al ser conocida y la del futuro esposo también, Adela anda diciendo por todos lados que será la bendita boda del año —No pude evitar reír cuando, a lo último que dijo, le agregó ademanes exagerados con las manos como si hiciera carteles en el aire.
Lilith se rió conmigo cuando un ruido de tacones se escuchó más cercano y alguien abrió las grandes puertas del hotel para dejar pasar a Adela.
—Es que será la gran boda del año —determinó la mayor de los hermanos metiéndose en la conversación.
— ¡Ade! ¡¿Preparada para tu gran día?!
Lilith al instante la saludó con un abrazo. Adela, a pesar de la estatura que ganaba gracias a sus tacones negros de taco fino, se inclinó un poco hacia su hermana para devolverle el abrazo.
Lo que me había dicho Adam la noche que los conocí resonaba en mi cabeza; Adela podía caerle mal la esposa de su padre, tildarla de lo más bajo si eso quería, pero el amor que tenía por Lilith era innegable, sabía demostrárselo muy bien. Ya sea con un abrazo muy efusivo o con una sonrisa esplendida, sonrisa que desapareció cuando se separó de su hermana y se volteó a verme.
Levanté un poco la barbilla y le regalé una sonrisa educada. Sé lo que ella piensa de mí y muy bien lo que pienso de ella, pero no me rebajaré ni le daré lo que ella quiere. Seré educada y la mejor maldita cuñada del universo si me esforzaba con tal de no darle el gusto.
—Ivanova, veo que también serás parte del viaje familiar —saludó.
Asentí y me remordí cuando le puso énfasis a la última palabra.
—Sí, Adam me invitó y no pude negarme —contesté con la mejor cordialidad.
Mantuvimos la mirada cuando Lilith, quien se encontraba entre nosotras dos, moviendo sus manos en señal de emoción.
— ¡Oh, la pasaremos genial las tres en este viaje! —exclamó con una sonrisa— ¡¿No lo creen?!
Volví a asentir con una sonrisa y hablé aun con la vista en Adela.
—Por supuesto —aseguré.
—Sí —determinó Adela. Cortó el juego de miradas y se volteó a su hermana—. Iré a saludar a papá.
Y, acto seguido, pasó entre las dos corriendo su cabello negro del hombro y caminó parsimoniosa a través de la gran recepción hasta llegar a su padre y a Adam. Este último la saludó con un beso en la mejilla y tomó de mala gana un papel y unas llaves que había sobre el escritorio para volver con nosotras.
—Seguramente debe de estar nerviosa —comentó Lilith refiriéndose a Adela.
No, no está nerviosa, lo que acaba de presenciar la menor de los hermanos fue un pequeño combate silencioso de por quién terminaría cediendo. Igual solo me limité a asentir dándole la razón. No pensaba decirle nada, ella no tiene nada que ver en el hecho de que me caiga mal su hermana.
Adam llegó hasta nosotros con una expresión peor de con la que se había marchado y me dio las llaves.
— ¿Lista para ir a la habitación? —preguntó.
—Sí, necesito dormir —afirmé.
Y era cierto, tantas horas de viaje me habían bajado sueño y necesitaba con urgencia el darme un buen baño y tirarme en la cama para dormir hasta mañana.
—Yo también necesito dormir —comenzó Lilith e hizo una sonrisa inocente—. Esta sonrisa de ángel no se consigue fácilmente.
—De demonio querrás decir —se rió Adam.
Su hermana le dio una mala cara y, luego de que su padre la llamara, se volteó a mí con una sonrisa.
—Nos vemos luego. En serio quiero mostrarte los buenos lugares de por aquí —afirmó.
—Nos vemos —me despedí.
Lilith nos regaló una sonrisa emocionada a ambos y casi que se iba dando pequeños saltitos hacia donde se encontraban sus padres hablando con Adela. Por nuestra parte, nos dirigimos de camino hacia el ascensor para llegar a nuestra habitación lo antes posible. En el camino, mientras Adam leía detenidamente con el ceño fruncido el papel en sus manos, me encargué de avisarles a mis padres y a Kira que ya estaba sana y salva en el hotel. No me contestaron pero el mensaje les llegó así que apagué el teléfono cuando las puertas del ascensor se abrieron
Pasé y quedé fascinada. El ascensor te llevaba directamente a las habitaciones; más que habitaciones, pequeños hoteles. A primera vista había una sala circular donde había sillones y una gran televisión; a la derecha una puerta que creería que conduce al baño y, a la izquierda, unas puertas dobles corredizas semiabiertas conectaban hacia la habitación con una enorme cama, armario con puertas de espejos y un ventanal que te llevaba al balcón.
Nuestras cosas ya estaban aquí ya que nos las quitaron al bajarnos del auto, por lo que me dediqué a ver boquiabierta todo el lugar.
Nunca, en toda mi vida, pensé que llegaría a quedarme en una suite como esta y muchísimo menos en Los Ángeles. El lugar parecía un sueño, sueño del cual mataría al que me despertara.
— ¿Te gusta? —La voz de Adam me sacó de mi ensoñación.
— ¿Si me gusta? ¡Este lugar es increíble! —exclamé.
—Sí... y eso que no es tan grande —acordó Adam.
¡¿En serio eso respondería?!
— ¡¿No tan grande?! —cuestioné riéndome y decidí burlarme un poco—. Cuidado Adam, que te saldrá lo niño rico.
—Te juro que necesitaré serlo para aguantar la toda esta mierda —se quejó.
—No debe de ser tan malo… —comencé.
Nos dirigimos a la habitación me tiré en la cama mirando al techo y extendi mi brazo en su dirección.
—Míralo tú misma —contestó Adam pasándome la hoja y tirándose a mi lado pero boca abajo y escondiendo su cara en una de las almohadas.
Por mi parte, empecé a leer. Al parecer era el famoso cronograma de lo que tendrían que hacer. Admito que abrí los ojos en sorpresa al ver tantas tareas. Eran cinco días; al tercero se casaría Adela y solo tenía un día libre que sería el último. “Libre” a medias ya que esa misma tarde nos iríamos. El resto estaba lleno de tareas, sesiones de fotos, entrevistas con distintas revistas y solamente un descanso de dos horas más el almuerzo y la cena.
— ¿Acaso vinieron por casamiento o por trabajo? —contesté.
No quería quejarme. En cierta parte me picaba algo el hecho de que no fuéramos a pasar tanto tiempo juntos como el que había pensado, pero por otro lado sabía que tenía sus obligaciones.
—No hay diferencia entre una y otra —contestó Adam con la voz algo apagada gracias por la almohada. Levantó la vista y me miró—. No voy desde los 16 a estas mierdas y ahora quieren que lo haga.
Dejé el cronograma a un costado y me acomodé para quedar mirando hacia él. Le regalé una sonrisa alentadora y pasé mis dedos por su cabello.
—Lo harás bien, solo sonríe y luce bonito como siempre —alenté en broma.
Adam me regaló una sonrisa cansada y se inclinó un poco para dejar un corto beso en mis labios.
—No pensemos en eso ahora —comenzó—. Quiero aprovechar el mayor tiempo posible contigo, Cenicienta.
—Yo también —dije—, pero primero necesito darme un baño. Huelo a grasa.
Me levanté de la cama apartándome y él se rió.
—Entonces no deberías de haber comido esa hamburguesa con extra cheddar y extra todo —bromeó.
Me giré a verlo dramáticamente.
—Si quieres que esto funcione Adam no te metas en mi relación con la comida —contesté fingiendo estar ofendida.
Adam se rió y se acomodó más en la cama quitándose las zapatillas. Por mi parte, tomé una de las toallas blancas que se encontraban en la punta de la cama, algunas cosas de mi bolso y entré al baño.
La bañera podría ser catalogada como una de las siete maravillas del mundo. Fue un cielo estar en el agua tibia. Me bañé, lavé mi cabello y, luego de estar relajada durante un largo rato bajo el agua, peiné mi cabello y me puse el pijama que consistía en unos pantaloncillos cortos y una camiseta ancha gris que me llegaba hasta la mitad del muslo.
Salí del baño, atravesé la pequeña sala de estar y sonreí al llegar a la habitación y ver a Adam durmiendo tranquilo, con su cara entre las almohadas y un pequeño hilo de baba cayendo por su boca abierta.
No me daba ternura, en realidad me daban ganas de reírme por la imagen, pero si lo hacía lo despertaría. Hasta en un momento estuve tentada a sacarle una foto para burlarme mañana, pero tenía demasiado cansancio encima como para buscar el teléfono.
Me acosté a su lado y, al volver a apoyar la cabeza en la almohada, mis ojos se cerraron al instante terminando dormida con la última imagen en mi cabeza de Adam y sus malditas pestañas largas.
***
Al día siguiente me desperté porque mis piernas se habían enredado con las sábanas y el teléfono no paraba de sonar.
Me senté en la cama pasando mis manos por mi cara para despertarme y aparté la maraña de cabello de mis ojos. El teléfono dejó de sonar por lo que bufé y bostecé para después estirarme.
Recién caí en cuenta que Adam no se encontraba cuando miré a mi alrededor. Gracias al ventanal supe que ya era de día.
Tomé el teléfono y tenía dos llamadas perdidas de mi madre. La llamé de vuelta y al tercer timbre contestó.
— ¡Hola cariño! ¿Por qué no contestabas? Ya me estaba preocupando —habló mamá.
Parpadeé varias veces intentando quitarme el sueño.
—Wow, más despacio —contesté adormilada—. Estaba durmiendo ma.
— ¿A esta hora? —cuestionó.
—Si todavía es temprano si son… —Separé el teléfono para ver la hora y exclamé— ¡Mierda son las dos de la tarde!
—Vocabulario —se quejó mamá.
—Germaine no está escuchando —contesté.
Me levanté rápidamente de la cama y puse el teléfono entre mi oreja y mi hombro para abrir mi bolso y buscar ropa decente. Saqué un top y unos shorts para luego dirigirme al baño.
Me miré al espejo y agradecí el haberme bañado anoche.
—Fuera de eso ¿Cómo estás cariño? ¿Pudieron llegar bien? —preguntó una vez que llegué al baño. Estaba por contestar cuando se escuchó un murmullo detrás—. Jones… ¡Agh, bien! Tu padre pregunta si ya decidiste volver y dejar a Adam para siempre. Palabras textuales.
Me reí y tomé el teléfono para dejarlo sobre el lavabo y ponerlo en altavoz.
—Dile que por ahora no —contesté con una sonrisa.
Hablé un poco más con mamá mientras cepillaba mi cabello y mis dientes. Le pregunté acerca de Kira y, según ella, es el prototipo de inquilina perfecta, que está bien y buscando trabajo. Luego pasamos a conversar de cosas aleatorias, de como estaba papá, los gemelos en la escuela de verano y yo de como llegamos y lo que hicimos en el viaje; de nada en particular.
Luego de veinte minutos, ya estaba cambiada, un poco maquillada para sacarme la cara de dormida y peinada. Me despedí de mamá y llegué a la sala de estar donde había una nota de Adam que, en mis corridas, no había notado.
“¿Quién diría que con tu cara de ángel al dormir me hiciste varios moretones con tus patadas? :).
Duerme bonito Cenicienta, yo iré a sufrir con mi familia.
Búscame en el club.”
Sonreí y rodé los ojos. No entiendo porqué todos se quejan que pego patadas, ni que las pegará tan fuerte.
Guardé en mi pequeña mochila las cosas importantes como dinero y mi teléfono y salí de la habitación directamente a la recepción.
Como ya era la tarde, no sé si se encontrarán ahí pero tenía que tratar. Además, en su cronograma había leído que la mayoría de las entrevistas serían ahí, por lo que tenía que intentar.
Me crucé a señoras con niños corriendo, a parejas melosas y a grupos de amigos en mi camino de la habitación a la recepción, ahí pregunté dónde quedaba el club y, luego de unas claras indicaciones, partí hacia el lugar.
Una vez que llegué, miré a mi alrededor y no fue difícil encontrarlos. Se encontraban en uno de los lujosos juegos de sillones en una sesión de fotos de la familia para una entrevista.
Noté que el abuelo Jack estaba a un par de metros bebiendo mientras observaba burlón el cuadro familiar.
Me acerqué y le escribí a Adam.
Ivanova: Holaaa :)
Adam bajó la vista a su regazo y vio el mensaje. Miró de reojo como Adela y su padre contestaban una pregunta.
Adam <3: Hola Cenicienta dormiste bien??
Ivanova: Sisi, recuerda, sonríe y luce bonito que creo que el periodista notó que estás con el teléfono XD
Adam arrugó el ceño confundido y levantó la vista al instante para verme. Le sonreí y le hice un pequeño gesto de saludo guiñándole un ojo causando que él me sonriera de vuelta.
El periodista le preguntó algo y Lilith lo golpeó con su codo para llamar la atención. Por mi parte, caminé lo más alejada de las cámaras y llegué a saludar al abuelo Jack.
—Hola señor Jack —lo saludé.
Él levantó la vista y, al verme, sonrió sin mostrar los dientes.
— ¡Hasta que apareciste! ¿Cómo te va, nombre raro? —comenzó—. Siéntate y toma todo el alcohol que quieras porque esta mierda parece que durará bastante.
Me reí por lo bajo ya que lo dijo lo suficientemente alto para que su familia escuchara. Cuando me pasó un vaso con lo mismo que tomaba me negué. No tenía nada en el estómago y lo primero que metería ahí no sería whisky. Pedí un vaso de jugo a la camarera y está asintió para luego irse.
— ¿Y por qué usted no está en la entrevista? —pregunté.
El abuelo de Adam chistó haciendo un gesto con la cabeza para quitarle importancia y bebió de su vaso.
—Porque me vale mil hectáreas de mierda darle de comer a las noticias amarillistas —contestó—. Yo vine por el casamiento de mi nieta no para que me pinten el culo y salir en una portada.
—Me parece perfecto —contesté reprimiendo una sonrisa.
—Por supuesto que está perfecto —determinó y se inclinó un poco más a mí—. Te apuesto el almuerzo a que tu noviecito estrangulará a su padre en cualquier momento.
Me reí al ver cómo se refería a su nieto.
—Pobre, confío en él —comencé—. Yo apuesto a que irá primero por el entrevistador.
El abuelo Jack soltó una carcajada y asintió. Extendió su mano a mí y yo la estreché.
—Por fin alguien coherente que viene a este viaje —afirmó—. Es una apuesta.
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Estrellitaas 🌟🌟 ¿Cómo se encuentran corazones?
Yo estoy más que feliz porque (o eso espero) voy a tener más tiempo para dedicarme a escribir yeiiii.
Espero que les haya gustado el capítulo y van a pasar muchas cosas interesantes en este viaje W.W ¿Preparados? Ah xdxd
¿Qué piensan que va a pasar? ¿Creen que Nova aguante por mucho tiempo a Adela?
Sin más que decir, los quiero estrellitaas❤️❤️. Dhalia fuera.
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