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Terminé de guardar algunas cosas en el cajón de la mesita de luz y me volteé a ver a Kira algo dudosa.
—En serio, debería quedarme... —comencé.
Kira bufó resignada y me dio una mirada de muerte.
—Juro que si llegas a quedarte te patearé tan fuerte el culo que caerás en Los Ángeles del golpe —advirtió Kira—. Me niego a seguir compartiendo cama contigo.
—Te recuerdo que fuiste tú la que tiró de mi cabello anoche —le reproché.
Terminé de acomodar la cama y me senté en esta mientras Kira se peinaba su cabello con una tranquilidad inhumana frente al espejo de pie.
A Kira ayer la echaron de su casa porque al parecer la querían casar con alguien a la fuerza y está como si nada hubiera pasado. Yo en su lugar estaría llorando hecha una bola en la cama, pero ella no, simplemente me explicó lo que pasó y me aseguró que se quedaría aquí hasta conseguir trabajo y un departamento; después me incitó a ir a Los Ángeles con Adam. Literalmente ya tiene mi maleta fuera de la habitación.
Sé que cada persona tiene su manera de reaccionar ante cada situación y que Kira siempre fue de tomar las cosas con calma y de una manera más fría y metódica que los demás, pero me sorprende y me preocupa que no haga una catarsis de lo que sucedió porque no es que se le cayó el helado en medio de la calle, sus padres la echaron de su casa al igual que a su hermano mayor, seguramente trayendo consigo una decepción bastante grande de todas las metas que tenía. No es algo para tomar a la ligera.
Muchas veces es mejor dejar ir los sentimientos antes que guardarlos en una cajita de cristal; porque seguramente terminará explotando y los fragmentos siempre cortan, lastiman y calan incluso más profundo que antes de guardarlos.
En el pasado entendí muy bien que no es bueno reprimir lo que uno siente para no molestar a las personas a tu alrededor. Duele y pesa incluso más de lo que le dolería a los demás.
Según ella cree ser madura al respecto, yo creo que terminará explotando en cualquier momento.
—Me quedaré —afirmé.
Ella se volteó a verme, rodó los ojos y se acercó a mí para tomarme por los hombros.
—Irás —sentenció—. Porque ya hiciste un compromiso con Adam y porque necesito conseguir trabajo ¿Sabes cómo no podré hacerlo? Durmiendo mal, cosa que pasa cuando duermo contigo. Escúchame rubia oxigenada, irás porque si no me enojaré en serio contigo.
—Kira...
—Y no juegues el papel de la lastima conmigo porque me conoces y sabes que es lo peor que le harás a nuestra amistad —me cortó en seco. Cual psicópata, me regaló una sonrisa—. Estoy bien y estaré bien, nadie ha muerto no es necesario hacer luto.
Kira me soltó y se levantó poniendo sus manos cual jarras en su cintura y con la misma sonrisa de antes.
—Ahora, necesitas prepararte porque tu princeso te buscará en una hora —afirmó—. Y como dijimos anoche, no saldrás corriendo.
— ¿Segura? —comencé.
—Segura, segura —me aseguró.
Ladeé la cabeza para verla mejor mientras se dirigía a mi armario a buscarme ropa. No parecía querer soltar lo que le ocurría aun, pero espero que lo haga pronto. Iría con Adam a Los Ángeles porque, como ella misma dijo, ya había acordado con él, pero le daría seguimiento a lo que siente.
Me acerqué a ella y decidí buscar ropa para cambiarme.
No tardé tanto en vestirme, decidí llevar una camiseta y unos shorts cómodos ya que sería un viaje largo. Luego de probar varios estilos y una vez ya mejor vestida, bajé hacia la cocina con Kira siguiéndome detrás con la maleta. Llegamos a la sala donde mamá, papá y Germaine, acompañados de Jarek, estaban comiendo el desayuno con una charla casual. Kira dejó la maleta en el sofá atrayendo la atención de mamá al instante quien me regaló una sonrisa iluminada.
—Buenos días cariño, ¿Segura que llevas todo? —saludó.
—Buenos días —saludé en general y luego me dirigí a mamá— y sí, llevo todo ma.
Kira saludó vagamente y se sentó en la mesa a mi lado mientras que papá le pasó el plato de waffles con una sonrisa. Seguramente mamá le contó todo lo que ocurrió anoche, así como también de mi viaje con Adam. Y supe que se lo dijo cuándo me observó con el ceño arrugado y alejó el plato de waffles de mi alcance.
Jarek observó la maleta aun adormilado y se acomodó su cabello, obviamente en vano, para luego mirarme.
—Por favor dime que decidiste abandonar la casa voluntariamente —comenzó.
—Ya quisieras —me quejé tomando por mí misma el plato de waffles—. Me iré de viaje unos días con Adam.
Papá gruñó con la vista en su plato mientras masticaba. Jarek compartió una mirada conmigo ante la reacción. Ladeé la cabeza hacia un costado y Jarek entendió al instante mi mensaje.
—Si es que no decide alejarse permanentemente —acotó papá.
—No comiences, Jones —advirtió mamá concentrada en darle galletas a Germaine.
Kira soltó una pequeña risita disimulada mientras bebía de su jugo.
Me apoyé en la mesa enfrentándolo con tranquilidad. Papá solía ser bastante sobreprotector y frágil como una bomba atómica cuando de estos temas se trataba, así que tenía que abordar esto con pinzas.
—Sí, volveré y te ayudaré en el taller después del trabajo —confesé.
Papá levantó la vista para verme. Se recostó en su asiento cruzándose de brazos y con una clara expresión de desconfianza.
—No intentes comprarme, mocosa —se quejó.
—Bueno... ¿entonces podría por lo menos saber desde cuándo te cae mal Adam? —Fui por las claras, pero con tacto.
—Hm... No lo sé... —comenzó con sarcasmo—. Entre el momento en el que vino a esta casa a besarte sin tu permiso hasta ayer que te invitó sin siquiera pensar en que estas de vacaciones podrían ser familiares tengo bastante tela para cortar.
— ¿Y no podrías considerar el hecho de que soy feliz con él y eso es lo que importa? —contesté con su mismo tono.
—Siglo veintiuno, ¿Desde cuando tu felicidad debe de ser gracias a un chico? —cuestionó.
Arrugué el ceño confundida por su respuesta que gritaba a grandes rasgos "manotazo de ahogado". Jarek y Kira observaban toda la escena con diversión, Germaine estaba sumergida en su desayuno y, en medio de mi juego de miradas con papá, mamá se metió dándole una mala mirada.
—Jones... —advirtió.
Papá miró de reojo a mamá y fue mi oportunidad para poner mi mejor cara de perrito lo cual, gracias a su expresión, supe que logré desestabilizarlo.
—Papi, por favor... —comencé.
Papá intentó evadir mi mirada sin éxito. Gruñó y contestó.
—Bien, suerte en tu viaje —accedió y yo aplaudí con una sonrisa—. Pero si algo llega a molestarte solo llama para que vaya a buscarte.
Mi felicidad cegaba sus consejos. Me levanté y rodeé la mesa para darle un abrazo por la espalda y dejar un sonoro beso en su mejilla. Él apretó de forma cariñosa mi brazo que rodeaba su cuello.
—Gracias pa, te amo —finalicé.
—Ahora come que no quiero que te vayas con el estómago vacío —se quejó mamá a nuestro lado.
—Juls, no sea tan celosa —la picó Kira.
—También hay amor para ti, ma —dije desprendiéndome de papá y rodeando a mamá entre mis brazos.
***
Adam, como había dicho ayer, llegó justo a las once.
Hice un repaso mental de todo lo que llevaba y si necesitaba algo más pero por suerte había utilizado mi ataque de ayer para ordenar todo lo que llevaba y lo que no, además, Kira me ayudó a organizar todo por mí; una indirecta bastante directa de que quería la habitación para ella sola.
Yo no tengo la culpa de que ella sea molesta para dormir.
Ayudé a Adam a guardar mi maleta en el baúl del auto y, cuando este la cerró satisfecho, se volteó a verme con una sonrisa.
— ¿Eso es todo? —preguntó.
—En realidad creo que faltan como seis maletas más —Fingí pensarlo.
—Y a esas las mandarás por correo —determinó siguiéndome el juego.
— ¿Y qué haré con tan poca ropa? —exclamé.
Adam ladeó la cabeza de un lado al otro pensativo, una sonrisa creció en su rostro antes de acercarme a él y dejarme un beso en la coronilla.
—No me tientes a contestarte con tu padre cerca —dijo lo suficientemente bajo para que quedara entre nosotros.
Por más que mi cabello estuviera atado en una cola de caballo, el calor debajo de mi oreja creció de repente y me reí.
— ¿Por qué? ¿Qué ideas tienes, Becher? —pregunté coqueta.
—En este momento muchas —confesó inclinándose un poco más hacia mí.
Ay, ¿por qué hace más calor de repente?
Aproveché la cercanía para dejar un corto beso en sus labios y retroceder. Estaba muy segura de que, si no lo hacía, el escenario iba a terminar completamente distinto y si bien me agrada la otra opción, prefiero que no sea al frente de mi casa, donde mi padre está vigilando todo desde la ventana.
—Iré a despedirme —avisé—. ¿Vienes?
Él asintió y me dirigí hacia la casa. En la sala se encontraban mamá, papá y Kira, quien se encontraba con una sonrisa.
—Bien, ya está todo listo así que me voy —anuncié.
Mamá se acercó a mí y me dio un abrazo asfixiante.
—Cuídate mucho, cariño —dijo mamá.
—Lo haré, lo haré —accedí.
Mamá se acercó a despedirse de Adama cuando me acerqué y abracé en forma de despedida a papá. Él me abrazó y, supe que por encima de mi hombro, le hacía señas de advertencia a Adam.
—Ya déjela irse señor Jones, un poco más y ya la encerrará en el baño —dijo Kira de forma burlona.
—Ganas no me faltan —Fue lo único que respondió papá una vez que nos separamos. Dejó sus manos en mis hombros y agregó—. Sabes que si necesitas algo, lo que sea, llama y estaré ahí ¿Entendido?
Conociendo a papá sé que sería capaz de hacer un viaje de cinco horas en auto solamente para traerme de vuelta, así que tomaba en serio su recomendación.
—Entendido pa.
—Y tú —comenzó amenazante hacia Adam— la cuidas como tu propia vida, porque es lo que está en juego si no lo haces ¿Bueno?
Compartí una mirada de queja con mamá y esta simultáneamente le pegó un codazo a papá. Él miró a mamá con el ceño arrugado e hizo un vago gesto con la mano criticando por qué pegarle, como si no acabara de amenazar pasivamente a mi novio.
Rodé los ojos y contesté al instante.
—Puedo cuidarme sola, pa.
Por su parte, Adam sonrió divertido y contestó.
—No la llevaría al otro lado del estado si no fuera a cuidarla, señor Jones.
—Si quisieras cuidarla no la llevarías al otro lado del estado —refutó papá.
—Bien, nos vamos —determiné.
Kira rió por lo bajo y se inclinó hacia mí.
—No sé tú, pero yo amo cuando tu padre y tu novio pelean pasivamente —se regodeó.
Adam se despidió de todos y salió, yo lo seguí atrás con Kira quién enganchó su brazo con el mío y caminamos juntas hacia el auto. No sé por qué, pero siento que es su manera de asegurarse de que me vaya.
—A ti te gusta cualquier conflicto que no sea el tuyo —refuté.
Kira rodó los ojos y me sonrió elevando el dedo medio.
—Jódete —comenzó. Nos detuvimos a un par de metros del auto cuando agregó—. ¿Llevas todo? ¿Ropa, lencería sexy, condones?
Miré rápidamente a mi alrededor asegurándome de que mis padres ni Adam hubieran escuchado y golpeé su brazo volviendo a sentir el calor debajo de mi oreja.
—Kira... —reproché.
— ¿Qué? —se quejó—, yo porque no quiero que vayan dos y vuelvan tres.
—Eres una idiota —Ella se rió a carcajadas por mi expresión.
—Cuídate ¿sí? —me pidió.
—Tú también —pedí con las palabras cargadas de significado—. Hablaremos cuando llegue y todos los días.
—Sí, sí, sí, como sea —me cortó evadiendo el tema—. Ya vete o tu princeso se impacientará.
Le regalé una sonrisa contenedora y le di un abrazo para luego irme al auto donde Adam me esperaba.
— ¡Manda un mensaje cuando llegues! —pidió mamá desde la puerta.
—Lo haré —aseguré abriendo la puerta del auto.
Me subí a este y compartí una sonrisa con Adam. Saludé a través de la ventanilla a mis padres y el auto arrancó para alejarse de la casa. Fuimos unos pocos segundos en silencio con la música de la radio de fondo hasta que tomé mi teléfono y conecté la música al estéreo. Tenía música variada y para varias horas.
Tomé mi mochila y la abrí para empezar a hurgar entre los paquetes de diferentes tamaños y colores. Adam arrugó el ceño por el ruido y se volteó a verme por unos cortos segundos para luego volver a ver el camino.
— ¿Qué estás buscando? —preguntó.
Encontré lo que buscaba y lo saqué para mostrárselo con una sonrisa infantil causando que Adam sonriera burlón.
— ¿Tienes la mochila llena de gomitas? —preguntó.
—Por supuesto que no —contesté fingiendo quejarme—, también llevo chocolates, confites, chicles y caramelos ácidos.
—Iremos a Los Ángeles no a la guerra —se rió.
Él podría reírse, pero era un viaje largo. Algo que me intimida bastante ya que, si bien he pasado noches completas con Adam; ahora se trataba de un viaje en carretera, al rayo del sol y por una senda desolada. Cuando me pongo nerviosa recurro a la comida chatarra y a la dulce.
— ¡Pero es un viaje de cinco horas! —exclamé. Luego recordé lo que tenía que decirle—. Por cierto, ¿podríamos parar en la gasolinera? Hay que comprar sándwiches y bebidas.
—No tienes salvación —se carcajeó negando con la cabeza.
—Ríete si quieres, pero yo no moriré de deshidratación —contesté burlona.
—Qué feo que quieras dejarme morir —comenzó con dramatismo.
Hizo un puchero que me causó ternura. Reí y me incliné hacia él para dejar un beso en su mejilla. Él ladeó su cabeza hacia un costado aún con la vista en el camino y aproveché para dejar un rápido beso en sus labios y volver a mi lugar.
—Puede que de deshidratación sí, pero de hambre no —comencé. Abrí el paquete de gomitas y se lo acerqué—. ¿Gomitas?
Adam estiró su mano y tomó un oso de goma para llevárselo a la boca. Ya casi nos íbamos acercando a la ruta cuando decidí empezar a comer de a dos ositos.
—Gracias —comenzó.
—No hay de qué, ¿Quieres más? —pregunté acercándole el paquete.
—No. Gracias por venir a este viaje —me corrigió—, cuando te lo ofrecí pensé que me dirías que era una estupidez o algo adelantado.
—Hey, no hay de qué —comencé sin poder evitar formar una sonrisa—. Ya sabes, tengo que asegurarme que no mandes a la mierda a tu hermana.
—Tarea difícil, pero sé que podrás hacerlo —me alentó dejando caer su mano en mi muslo.
—Eso espero —secundé.
Miré su mano en mi pierna y sonreí con el calor debajo de mi oreja.
A decir verdad no sé si seré capaz de estar cerca de Adela por estos días y no mandarla a la mierda antes que Adam, más con todo lo que sé de ella y de nuestra relación; pero haré el intento y esperaré lo que sea que tenga que pasar.
El que vaya a su compromiso no significa que tenga que verla.
O eso espero.
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Y les dejo un nuevo capitulo estrellitaaaas. Estuve bastante ocupada con el colegio que ni siquiera noté que ¡YA ESTAMOS POR LLEGAR A LAS 1K LEIDAS!.
Así que nada, espero que les haya gustado el capítulo y si fue así pueden dejar su estrellita naranja abajo <3
Ya saben donde buscarme:
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Twitter: xDhaliaS
Donde subo cualquier cosa que se me ocurre pero también aviso cuando actualizo.
Sin más que agregar...
Saludos estrellitas, Dhalia fuera.
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