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Adam dejó los cafés sobre la mesa. Yo tomé un sorbo y lo observé en silencio esperando a que hablara. Por su parte, simplemente se dedicó a ponerle mermelada a su pan con total serenidad. Desde que Adela se fue, estuvo esquivando el tema de la discusión, entró en un estado de negación como si nada hubiera ocurrido.
Él extendió un pedazo de pan en mi dirección y accedí.
Sin poder más con el elefante en la habitación, hablé.
—¿Qué fue lo que ocurrió?.
Adam me observó confundido y ladeó la cabeza hacia un costado para contestar.
—¿Que qué ocurrió con qué? —refutó.
Le regalé una mirada cínica y él resopló entendiendo al instante a lo que me refería.
—No es novedad que discuta con Adela, más cuando ella se mete en problemas que no son suyos —soltó encogiéndose de hombros.
—Claro... ¿entonces crees que ella vino por lo de la orden? —tanteé.
—No lo creo, lo sé —me corrigió—. Seguramente Lilith le habrá comentado algo de eso.
Asentí lentamente. Acomodé mi cabello y analicé lo siguiente que iba a decirle intentando no sonar tan metida.
—Algo que no entiendo... —comencé dudosa— ¿Qué es lo que ocurrió entre ustedes?.
Adam me observó durante unos largos segundos mientras masticaba lentamente, seguramente se estaba debatiendo si decírmelo o no. Tomó un sorbo de su café y dejó la taza en la mesa cuando comenzó a hablar.
—Fue hace años, cuando ocurrió lo de Sophie —comenzó por fin.
»Como ya sabes, fui con Richards y él no quiso hacerse cargo por lo que recurrí a ella en busca de ayuda. Aunque no lo creas antes éramos bastante cercanos —se rió débilmente. Su risa se fue apagando y prosiguió—. Tenía los medios y los abogados para ayudarme a que Richards fuera a la policía, pero ella simplemente me dijo los Richards eran una familia bastante conocida y que no querría manchar su reputación con un problema así.
Y eso me dejó en claro algo que ya sé, que es una perra pero decidí callar mi opinión para seguirlo escuchando.
—Ahí fue cuando nuestra relación se rompió, ella decidió darme la espalda por mantener las apariencias —finalizó y se encogió de hombros—. Ahora discutimos porque vino a decirme que podíamos hacer una contra demanda y no sé qué, pero igual, solamente lo hace por las apariencias.
—Tal vez quiera ayudarte, lo cual veo bien —tanteé.
—Bueno, pues, no necesito su ayuda, fue algo que yo hice no quiero involucrar a más personas —determinó.
Me quedé en silencio. No pensaba igual que él, siempre es bueno aceptar ayuda, no te hace menos débil el hacerlo pero prefería quedarme callada. Él necesita desahogarse.
—Igual —Chasqueó la lengua encogiéndose de hombros—, desde que murió mamá nunca volvió a ser lo mismo, ella se había alejado y siempre volvía para intentar tomar el lugar de madre.
Asentí lentamente buscando las palabras correctas. Pero aún así estaba totalmente fuera de mi liga estos tipos de problemas.
Tomé un poco de café y comí de mi pan con mermelada bajo su atenta mirada.
—¿Qué opinas? —preguntó.
Ladeé la cabeza de un lado al otro.
—Bueno... creo que es bueno recibir ayuda de vez en cuando —comencé—. Y sobre tu hermana, su problema está fuera de mi liga así que no diré nada ya que, tal vez ustedes no tengan tanta relación y ya sabes lo que pienso yo de ella, pero al final del día sigue siendo tu hermana y respetaré eso. Además, son hermanos, creo que pueden llegar a una solución.
—No quiero meter a más personas en mis problemas con Richards —cambió de tema—. Primero, porque es mi mierda y no quiero embarrar a nadie más y segundo porque no quiero agrandar más el tema.
—Pero a veces puedes apoyarte en las personas a tu alrededor, eso no es embarrar a nadie —comenté.
—Lo sé, pero si meto a mi padre, meterá a Adela también y luego querrá ser mediador —habló y se apoyó en el respaldo—. Y créeme es un asco como mediador.
Me reí por su último comentario aligerando un poco el ambiente.
—Créeme, todos los padres lo son —aseguré.
—Compadezco a tus padres por intentar mediar entre seis hijos —confesó y se rió.
—A nuestros problemas los resolvíamos entre nosotros —comenté pensativa— y varias veces Aaron hacía de mediador ya que él no se metía en los problemas.
—Por cómo se hacen ver en la universidad, no me creería que estuvieran peleados entre ustedes.
—Éramos 6 personas con personalidades distintas bajo el mismo techo, nos hemos peleado una gran cantidad de veces —aseguré—. Pero todas esas veces lo hemos solucionado hablando. Solo somos nosotros 7 y nuestros padres a la hora de sentarnos en la mesa, no podemos estar tanto tiempo peleados porque sabemos que la familia es importante y, al final del día, ellos van a estar ahí para cada uno.
Adam miró hacia la mesa analizando mis palabras con una expresión indescifrable y terminó por asentir como si mis palabras le hubieran calado hondo.
—Tienes razón —aceptó—. Tal vez podría buscar más opciones con mi padre sobre la orden.
Bueno, no buscaba darle un consejo disfrazado de una lección de vida que aprendí desde niña, pero aun así estaba orgullosa de que él llegara a esa conclusión solo.
Estiré mi mano sobre la mesa y tomé la suya.
—Si tienes que apoyarte en alguien me tienes a mí, eso tenlo por seguro —hablé.
Adam me regaló una sonrisa sincera y jugó con mis dedos para luego engancharlos con los suyos y dejar un pequeño beso en mis nudillos.
—Lo mismo digo, Cenicienta.
Hizo pequeños círculos en mis dedos con su pulgar de forma cariñosa. Nos quedamos en silencio, ninguno de los dos necesitaba hablar para saber lo que sentíamos por el otro, era un momento de calma y serenidad.
Adam levantó la mirada de nuestras manos unidas para verme.
—Quédate todo el día —pidió.
Tentador, un pedido bastante tentador.
—Tengo que trabajar —Hice un puchero exagerado con los labios— y dejé el uniforme en mi casa, lo siento.
Miré la hora en mi teléfono dejándome saber que faltaban tres horas para mi horario de entrada y me levanté cortando nuestra conexión. Rodeé la mesa y llegué hasta donde estaba sentado Adam. Él volvió a tomarme la mano con una sonrisa pícara y tiró de mí haciendo que quedara sentada arriba suyo.
—¿Tendré que convencerte para que te quedes? —preguntó llevando las manos a mi cadera.
Ladeé la cabeza de un lado al otro fingiendo pensarlo y llevé mis manos a sus hombros acercándome más a él.
—No lo sé… —comencé— depende de que tan bueno seas convenciendo.
Me acerqué lentamente a sus labios y él sonrió.
—Creería que ya lo sabes —contestó.
—Mm… —comencé pensativa— déjame dudar.
—¿Ah sí? —se rió.
Clavó sus dedos en la parte baja de mis costillas causando que me riera y me retorciera en mi lugar. Intenté zafarme de su agarre pero él apretaba cada vez más. Mis manos bajaron a su estómago para contraatacar. De las cosquillas pasamos al instante a los besos y admito que terminó convenciéndome de quedarme un rato más antes de ir al trabajo.
***
Pasaron dos semanas desde que Adam y yo nos reconciliamos y estamos muchísimo mejor que antes. Aprovechamos las vacaciones para pasar tiempo juntos, salimos a cenar, a pasear o pasamos tiempo a solas en su departamento. Hasta ya olvidé acerca del tema de Cenicienta y él está en proceso de solucionar ese tema de la orden de alejamiento.
Estaba distendida, era como si todo se hubiera alineado para que saliera bien. Mi relación con Adam, mi familia, mis amigas, mi trabajo.
Todo va bien encaminado, algo que, si bien me alivia, me pone alerta al mismo tiempo. A veces cuando todo me iba bien siempre esperaba que algo negativo pasara, Jarek me contagió ese pensamiento.
Pero ese no sería el caso ahora, o eso espero.
Tomé un poco más de mi cerveza y decidí enfocarme en la conversación en la mesa. Hoy era el cumpleaños de Megan y Robin, por lo que toda la familia nos encontrábamos en el gran jardín trasero de los Daily celebrando.
Es un bonito lugar, nos encontrábamos en la parte techada de la cual se desprendían largas filas de luces que iluminaban todo el lugar y dejaban ver las distintas flores que adornaban el lugar incluso de noche.
—Hablé con Robin —anunció Luka levantando su teléfono—. Dice que ya está por llegar.
—Dile que lo recibiremos con trompetas —comenzó Megan a su lado con sarcasmo.
Ambos se encontraban sentados al frente mío.
—Oh, no sientas envidia Meg, también recibirás mi cariño —bromeó Luka pasando su brazo por los hombros de la pelirroja.
—¡Qué honor! —exclamó ella y se volteó a nosotros— ¿Cómo es que lo soportan?.
—Años de entrenamiento —contestó Jarek quién se encontraba sentado al lado mío.
—Cuando empieza a hablar simplemente me desconecto —Aaron sonrió sentado a mi otro lado—. Puedes intentarlo.
Megan se rió y Luka le regaló una sonrisa a nuestro hermano y le levantó el dedo medio.
Mamá y Margaret aparecieron por la puerta corrediza de cristal entre risas y charlas entre ellas. Llegaron hasta la mesa y se sentaron en los lugares vacíos cerca de la punta.
—Nova —me llamó mi madre y yo me volteé a verla— ¿Sabes algo de los gemelos y Maine?.
Cuando salimos hacia aquí los gemelos nos dijeron que tenían que ir a un lugar primero y que, por algún extraño motivo, se llevaron a Germaine también. No es que desconfíe de Alex y Jov, ellos ya se han quedado a solas con Maine muchas veces, me preocupa que, cuando salieron, estaban bastante nerviosos.
—Hablé con Jov y me dijo que ya estaban viniendo —informé.
—¿Y Maine?.
—No le falta ni un ojo ni una pierna ma, descuida —bromeé.
—Estaré tranquila cuando estén aquí —Mamá se encogió de hombros.
—Ya Juls, ni que confiaras en mis sobrinos —bromeó Margaret—, ¡Si son unos ángeles!.
Compartimos una mirada con mis hermanos y asentimos no tan convencidos.
Ángeles no creo que sea la palabra para definirlos.
—Y tú, Nova, ¿Cómo te va con el novio? —chismeó Margaret con una sonrisa.
No pude evitar que su sonrisa me contagiara.
—Oh, pues, bien… —comencé.
—Como no va a saberlo si pasa demasiado tiempo con él —Papá, quién recién salía junto con el señor Daily, intervino y se sentó a mi lado fingiendo estar ofendido—. Ya ni tiempo con su padre tiene.
—Oh… —canturreé colgándome de su cuello— ¡Estás celoso!.
—No seas dramático, Jones —le reprochó el señor Daily—. En algún momento tendrá que volar del nido.
—Sobre mi cadáver —sentenció y llevó su mano a mi cabello de forma cariñosa—. Y no soy dramático, en lo que va de las vacaciones ni siquiera vino a ayudarme en el taller.
—Ya iré en estos días, pa —aseguré una vez que me separé de él.
— ¿Y cuándo conoceremos a Adam? —preguntó Margaret.
—Eh… luego te digo ahora voy al baño —me excusé.
Me levanté cuando Zach me apuntó y exclamó.
— ¡Está escapando!, Esa técnica ya no sirve en esta casa.
Nos reímos y negué con la cabeza.
—Conmigo sí, adiós —Y entré a la casa corriendo exageradamente mi cabello del hombro.
Pasé hacia la cocina y llegué hacia el pasillo. Una vez ya en el baño me encargué de expulsar toda la cerveza que venía tomando desde la tarde. Me mojé un poco el cuello en el lavabo por el calor y me hice un moño en el pelo. Tardé un poco más aprovechando el silencio antes de volver al bullicio de afuera.
No es que escape de la pregunta de cuando presentaré formalmente a Adam… pero sí lo estaba haciendo. Estamos en un buen momento a nivel pareja y, si bien sé que no saldrá escapando cuando los conozca a todos, quería atrasarlo hasta estar mentalmente preparada.
Contesté algunos mensajes de Kira y Thalía, le mandé un mensaje a Adam para saber cómo estaba y, luego de fijarme en la hora, salí del baño.
Caminé por el pasillo en total silencio y estaba por llegar hasta la cocina cuando escuché la voz de papá, casi en un susurro, pero llegué a escucharla. Me escondí detrás de la pared y paré la oreja para concentrarme en lo que hablaba.
—No me interesa lo que tenga para decirme y juro que si vuelve a acercarse a ti voy a tener motivos para verlo —se quejó.
—Ni siquiera lo dejé hablar más que eso, pero parecía que era importante lo que tiene para decirte —La voz de mamá me sorprendió.
—Pues que se lo guarde —sentenció papá.
—Jones… es tu hermano.
—No por eso significa que sea familia.
Se quedaron un largo rato en silencio.
—Podrías… —comenzó mamá.
Pero su conversación se vio interrumpida cuando la puerta de adelante se abrió. Salí del pasillo para ver quién había llegado y no pude evitar sonreír. Apenas Robin entró, ya Margaret lo esperaba con los brazos abiertos.
— ¡Mi niño! No sabes cuánto te extrañé —exclamó.
Robin es el hermano mellizo de Megan, lo hace mayor por sólo unos minutos y, al igual que todos los Daily, era pelirrojo con ojos marrones.
Me acerqué también a saludarlo con un gran abrazo.
—Hola Robin —saludé.
—Nova, qué gusto verte —me saludó con una dulce sonrisa.
Mis padres también se acercaron a saludarlo. De repente, las puertas de cristal de abrieron de golpe y un fogonazo llegó rápidamente hacia el recién llegado y se le colgó al cuello. Que conste que el fogonazo es Luka. Detrás de mi hermano, llegó Aaron también pero más calmado.
— ¡Robin, cariño! ¡Hace cuánto no te veo! ¡¿Cómo te atreves a dejarme así?! —exclamó Luka.
—Exagerado —comentó Aaron y se acercó a Robin para saludarlo—, qué bueno verte de vuelta Rob.
— ¡No saben cómo los extrañé a ambos! —se rió Robin abrazándolos a ambos.
Y con razón los había extrañado ya que mis hermanos son bastante cercanos a él desde que éramos niños y Robin estuvo ausente todo este año entero ya que trabaja como piloto de avión en una aerolínea privada.
Todos llegaron a saludar a Robin y, cuando menos lo noté, mamá y papá volvieron a irse al patio para hablar en privado. Cuando todos los saludos terminaron, decidimos salir al jardín trasero para comenzar a comer. Cuando llegamos ahí, mamá y papá aparentaban estar normal, pero se notaba que papá había estado enojado.
¿Pero por qué? ¿Y por qué su hermano querría hablar con él? ¿Por qué papá lo odia tanto en realidad?.
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Hola holaa estrellitaas les dejo un nuevo capítulo recién salido del horno. Algo que se me cruza por la cabeza, sé que la vieron pocas veces pero
Ejem ejem * insertar voz de locutora*
¿Qué piensan de Megan? ¿Qué creen que hayan estado haciendo los gemelos? ¿Por qué habrán discutido Juls y Jones? Todo eso y más en... Ahr
Estoy de buen humor, pude terminar de comer mi kilo de helado
Espero que les haya gustado el capítulo ❤️
Sin más que decir, los quiero estrellitaas, Dhalia fuera.
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