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Caminé en silencio por los pasillos del hospital. Hay días en los que los pasillos se encontraban ruidosos, con enfermeras y doctores yendo de un lado para el otro o familias sentados en las sillas de plástico a la espera de noticias sobre algún familiar enfermo. Pero hoy era distinto, el lugar estaba silencioso, era plena tarde del verano, era obvio que estaría silencioso.
No había nadie más, a excepción de mí, la secretaria y un tipo que doblaba por la esquina tomando el ascensor.
Fui contando las habitaciones hasta que llegue a la de Sam. Abrí un poco la puerta asegurando de que no hubiera nadie para luego entrar por completo. Su madre vino a visitarla esta mañana y me encontré hace un rato en la puerta con su padre. Ellos siempre se turnan para que Samara, si es que llega a despertar, nunca despierte sola.
Al instante que cerré la puerta, los pitidos de las máquinas invadió el lugar. Me volteé a ver y ahí estaba mi amiga, con su cabello pelirrojo en una trenza y su rostro pálido, apenas podían percibirse las pecas dispersas en sus mejillas.
Caminé hasta el costado de la cama y me senté en la silla al costado.
—Hola Sam, lamento no haber venido en estos días —comencé—. No hay excusa ya que comenzaron las vacaciones. Sólo... Quería venir a verte, ya sabes...
Y siempre terminaba divagando. Al principio era raro y doloroso hablar sola, ahora ya me acostumbré, pero siempre tendrá ese gusto raro.
—Pasaron muchas cosas en el año, Aaron está, o estaba no se, con Lonnie; Kira se recibió; Jarek —por muy raro que te parezca— consiguió novia; Yo estoy con Adam...
La observé. Sus ojos estaban cerrados y sus labios estaban levemente abiertos para dejar pasar el tubo que iba a su garganta. Tanta serenidad me dejaba espacio para pensar en voz alta. Estaba dormida, en coma, quería sentir que estaba dormida, pero aún así la imágen suya dándome una mirada de "obviamente quieres hablar de eso" llegó a mi cabeza.
»Adam y yo estamos bien —aseguré—. Cierto, tenemos discusiones pero lo solucionamos. Estamos bien, pero el hecho de que yo no soy la persona de la que se enamoró en primer lugar me resuena en la cabeza, como si fuera una burbuja que va creciendo entre nosotros. Siento que vivo engañada y que él también lo está. Yo no soy a quien ama pero lo dejo pensar eso porque... —lo pensé— porque me enamoré de su forma de amarme, me enamoré de él. Es egoísta. Es muy frívolo de mi parte pero... ¿Qué quieres que haga Sam? Ni siquiera con Tyler me he sentido así, no es que los compare. Pero Adam me ha hecho creer que merezco volver a ser amada, es una mierda, lo sé. Pero ¡Sí, maldita sea! Merezco volver a amar y ser amada... pero no de esta manera. ¿Algo para decir?.
Silencio. Mucho silencio.
»Quiero hacer lo correcto... Pero si hago lo correcto yo saldré lastimada —Me recosté en el respaldar de la silla con la vista fija a su mano—. Recuerdo que tú siempre me dijiste que, muchas veces, hacer el bien a las personas a veces es más placentero que hacer el bien para uno mismo... Pero tiene que existir un punto medio, Sam, debe de haber uno para que ninguno de los dos salga lastimado. Sonará egoísta, pero tengo miedo de volver a salir herida.
Nada. Silencio. Una pequeña alteración en la máquina que marcaba sus latidos. Siempre pasa cuando Kira y yo venimos. Como si fueran respuestas involuntarias de Sam. Según el médico puede escucharnos y esa sería su manera de contestar.
Aunque a veces me gustaba imaginarme su posible respuesta en mi cabeza.
"Si amas a alguien no le mentirias en primer lugar".
»Es cierto, es cierto. Tengo que dejar de mentirle. Lo amo y prefiero que me odie por decirle la verdad que porque se entere él solo —suspiré—. De todas maneras me terminará odiando ¿Cierto?.
Levanté la vista y la mantuve unos largos segundos en el gotero del suero.
»Tienes razón, Sam, soy cobarde pero lo intentaré —finalicé—. ¿Sabes?, Es agradable hablar contigo. Con Kira también, pero no es de mucha ayuda.
Me reí mientras veía la pequeña alteración en la máquina como respuesta de Sam.
***
Me fui unos quince minutos antes de la media hora de visita para poder dejar pasar a Zach, quién había ido a visitarla.
Me metí al ascensor y bajé directo al piso de la cafetería ya que el pelirrojo menor me dió dinero para comprarle algo. Zach me cae bien y no me molesta hacerle el favor. Es un buen chico, pero lo veo más decaído con el tiempo.
Llegué a la cafetería del hospital y, luego de comprar un refresco, salí de ahí con rapidez. Sabía moverme fácilmente dentro de este lugar. Las veces que papá estuvo aquí y dos años viniendo a visitar a Sam me dieron experiencia de sobra. Hasta conocía a algunos enfermeros y doctores que trabajaban aquí. Saludé a algunas en el camino y, si mal no me equivoco, esté es el ala de fisioterapia.
Salí de la cafetería y caminé por el pasillo en dirección hacia el ascensor cuando me crucé con Cecil, una enfermera de la misma edad que mi madre, súper buena y carismática. Ella empujaba una silla de ruedas con una chica en ella. La chica parecía tener la misma edad de los gemelos, estaba vestida informal y su cabello largo y rubio oscuro estaba levantado en una coleta dejando ver sus brillosos ojos marrones, se la notaba feliz.
—Cecil, ¿Cómo va? —saludé educadamente.
—Jones, ¿viniste a ver a la niña Daily?.
—Como todos los sábados a partir de las vacaciones —aseguré con una sonrisa.
—¡Hola!, soy Sophie —se presentó la chica en silla de ruedas extendiendo su mano con total confianza.
Le sonreí de vuelta y estreché mi mano con la suya.
—Es un gusto Sophie, soy Nova.
—Nova... Creo que escuché tu nombre antes —comentó de la nada pensativa.
—Bueno, no es un nombre tan común... —comencé cuando una tercera persona se unió a la conversación.
—Tal vez sea porque mayormente me refiero a ella como Cenicienta —aclaró Adam hacia la chica.
Sophie abrió la boca en sorpresa y alternó varias veces su mirada en mí y en Adam. Su expresión de sorpresa se transformó en una gran sonrisa, se rió y habló.
— ¿Ella es Cenicienta? —preguntó retórica. Luego se volteó a verme—. Mierda, cuando Adam habló de ti cómo si fueras la cosa más bella que piso este planeta y tiene razón. ¿Alguna vez pensaste en inscribirte en algún miss-algo?.
—Eh... No, nunca pensé eso —contesté algo descolocada—. Pero me agrada que haya hablado bien de mí.
Le sonreí a Adam quién me guiñó un ojo detrás de Sophie.
—Adam también me habló de ti —prosegui.
—¿La parte de que soy un amor o en la que soy lisiada? —preguntó.
—Eh... Ambos —contesté algo confundida.
—Si, eso pensé, a Adam le encanta hablar de mi "condición" —siguió como si fuera lo más normal del mundo—. Eso aleja a los chicos.
Me sorprendía lo tan aceptado que tenía Sophie el tema de su invalidez, hablaba como si contara su helado favorito.
—Seguro los chicos andan detrás de ti, eres hermosa —alague.
Sophie sonrió gracias a mi alago e hizo un ademán con la mano.
—Seguro, pero que no se acerquen es otra cosa —respondió y se encogió de hombros—. Mi cara de ángel y las ruedas los intimidan.
No sabía si reír o no ante su comentario, pero, al ver que ella empezó a reírse no pude evitar reírme por su broma y como ponía de lado su silla de ruedas para mostrarme las ruedas de manera cómica. Acto seguido se dirigió a Cecil.
—C, vamos a mi habitación —Luego se volteó a mí—. Fue un gusto conocerte al fin Nova.
—El gusta fue mío, en serio —contesté.
—Te dejo un tiempo con tu novia, adiós —se dirigió a Adam.
Acto seguido ella se fue manejando su silla de ruedas y con Cecil detrás. Adam y yo nos quedamos a solas y él se acercó a mí. Yo hablé primero.
—Sophie parece una excelente niña —comenté.
—Me gusta que te haya caído bien, ella es parte importante en mi vida —contestó y presionó suavemente sus labios con los míos para luego agregar—, al igual que tú.
No pude evitar sonreír ante su comentario y volví a cortar la distancia para volver a besarlo. Este beso fue más largo que el anterior, disolviendo el nudo en el estómago que tenía y el miedo. Nos quedamos un rato más a poca distancia cuando una enfermera pasó al lado nuestro y nos separamos.
— ¿Nos vemos mañana? —preguntó.
Mañana al fin conocería a su familia.
—Nos vemos mañana —aseguré—. ¿Hablamos esta noche?.
—Lo espero con ansias —respondió y se fue por el pasillo.
Con cada paso que daba el nudo que se había ido volvía a aparecer.
Decidí volver a emprender mi camino e ignorar el que yo era una mala persona para llegar al piso donde Zach me esperaba con el refresco. Una vez que llegué, me encontré a Zach sentado en la silla de afuera, parecía nervioso, tenía su cabeza entre sus manos y su pierna no paraba de temblar. Me preocupe y llegué rápidamente al él. Apoyé mi mano en su hombro y él levantó la vista para verme asustado.
Cuando reconoció que era yo, su rostro se calmó.
— ¿Todo en orden? —pregunté.
—S-si, todo está bien Nova, todo bien —contestó nervioso y apoyó su mano en la pierna que temblaba.
— ¿Pasó algo con Sam o...?.
—Todo está bien, Nova —me cortó en tono duro.
—Bien...
La situación se volvió extraña por lo que decidí entregarle su refresco y el cambio. Él me sonrió como si los últimos dos minutos no hubieran pasado y, con un "gracias" de su parte, me fui de ahí.
Todo eso fue muy raro, Zach no era así.
***
Bajé las escaleras y revisé por décima vez mi maquillaje usando la pantalla de mi teléfono como espejo. No me había maquillado tanto, sólo un poco de rímel y labial claro, así como tampoco me vestí tan elegante, digo, es una cena en su casa por lo que decidí ponerme un pantalón negro de jean y una blusa de tiras suelta la cual es un poco más formal y arreglé un poco mi cabello.
Pero estaba nerviosa igual, era la primera vez que vería a su familia y no quería que tuvieran una mala imágen de mí. Lo último que me faltaba es que le cayera mal a su familia.
Guardé mi teléfono en el bolsillo trasero y llegué a la sala de estar donde papá y mamá estaban viendo televisión y conversando de algo que al parecer los tenía preocupados. Germaine se había dormido y no había rastro de alguno de mis hermanos, cosa que me daba miedo de que pudieran saltar de sorpresa. Mis padres estaban sentados juntos en el sofá dándome la espalda cuando mamá fue la primera en notar mi presencia.
—Oh cariño, estás hermosa —dijo.
Acto seguido se levantó y rodeó el sofá para llegar a mí. Por otro lado, mi padre se volteó a vernos y arrugó el ceño.
—Gracias ma, ¿Sabes dónde está alguno de tus hijos? —pregunté cautelosa.
Mamá se rió.
—Descuida no te van a molestar —me aseguró—. Jarek se fue a una cita con esa tal Lucy, Luka y Aarón salieron con sus amigos y los gemelos tienen exámenes.
Exámenes; las consecuencias de mis hermanos de pasarse todo el año haciendo bromas.
Suspiré con alivio. Por más que los quiera a todos sabía que iban a ser un dolor de culo si Adam se presentaba aquí. Aún más cuando la última vez que lo hizo fue antes de entrar a la universidad cuando todo esto comenzó. Ya casi un año de eso. No necesitaba que me pusieran nerviosa, mucho menos con todo lo que tengo en la cabeza.
Con mis hermanos fuera, ahora tenía que soportar al oso gruñón mayor; mi padre.
— ¿Qué piensas, pa? —pregunté.
— ¿No crees que es algo descubierto? —preguntó arrugando el ceño.
— ¿En serio? —me cuestioné y observé a mi madre.
Por su parte, ella le dió una mirada de muerte a papá.
—No está descubierto, Jones. No la pongas nerviosa —retó mamá y luego se volteó a mí con una sonrisa—. Estás perfecta cariño, seguro te amarán.
— ¿Y a qué hora viene este chico? —preguntó papá.
—Dijo que ya estaba cerca —informé.
Papá arrugó más el ceño y volvió su vista a la televisión. Suspiré y compartí una mirada con mamá para luego rodear el sofá y sentarme a su lado.
—Adam es un buen chico —comencé—. Ni siquiera lo conoces y ya lo odias.
—No lo odio, pero bien podría —pensó papá y luego sacudió la cabeza para volver a su expresión seria—. Simplemente no confío en ese chico y no voy a hacerlo hasta que lo conozca, o bueno, se presente como se debe y no interrumpiendo en la casa como lo hizo.
Y de ahí viene el enojo. Sabía que papá se preocupaba por mí, desde lo que ocurrió con Tyler se ha vuelto más sobreprotector y en cierto modo es entendible; desde su postura de padre no quiere que su hija vuelva a pasar por lo mismo.
Suspiré y pasé a mi arma mortal: Los ojitos de perro.
—Papi... No pongas esa cara —el puchero en mis labios fue creciendo—. Por favor...
Papá bufó y rodó los ojos.
—Dices que ese chico te trata bien —afirmó.
Asentí en respuesta.
—Bien, dejaré pasar el tema —prosiguió—. Pero te llega a hacer daño...
—No lo hará —concluí.
Tengo la noción de que yo le terminaré haciendo daño a él primero.
— ¿Ves que no era para tanto, Jones? —le recordó mamá y se sentó a nuestro lado.
Vimos televisión durante unos largos segundos. Un programa de juegos al cual no le estaba haciendo tanto caso. Mi mirada se iba cada tanto a la puerta y a revisar la hora en mi teléfono. Luego de dos veces de hacer eso y 15 minutos después alguien tocó la puerta.
Mis nervios afloraron y me levanté como si tuviera un resorte y fui a abrir la puerta, papá fue detrás mío.
Abrí la puerta y mis nervios se apaciguaron al verlo.
Me dediqué a observarlo cuando la voz de papá me sobresaltó.
—Tú y yo vamos a hablar, jovencito.
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Estrellitaas 🌟🌟
¿Qué les pareció el capítulo de hoy? Espero que les haya gustado y si fue así denle mucho amogg ❤️❤️
Pregunta del día:
¿Qué les pareció Sophie?
Sin más que decirles, los quiero estrellitaas 🌟❤️. Dhalia fuera.
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