16_
Ya una vez fuera del lugar, el aire fresco me pegó de lleno en la cara haciendo que me mareara. No estoy borracha, pero la cantidad de alcohol que, si bien está al borde de la ebriedad, soy consiente y sé que no lo estoy. Respire varias veces y me estabilice para ver a Thalia saliendo del bar por suerte no estaba ebria, ya que ella no es de tomar mucho, pero las pocas veces que lo hizo promete no volver a hacerlo.
—¿Encontraste a Luka? —pregunté.
—No, adentro no está —contestó— ¿Y tú?.
—Nada —contesté.
Lo buscamos junto con Thalia pero Kira no ayudaba tanto, además de que ni Isla ni él están así que ya me estoy haciendo una idea. Estamos solas, no conocemos a nadie pero por suerte teníamos nuestros teléfonos.
La castaña sacó su teléfono y marcó el un número. Estuvimos unos segundos en silencio, segundos en el que apoyé a Kira contra la pared del lugar y la japonesa sólo cerró los ojos y apoyó su cabeza. Thalia marcó otro número y sé llevó el aparato a la oreja, nos quedamos otros segundos en silencio y ella terminó bufando.
—No tengo dinero en el teléfono —agregó y guardó su teléfono—, prueba con el tuyo o con el de Kira.
Saqué el teléfono de la japonesa, puse la clave y, cuando el teléfono se desbloqueo marqué el número de Aaron. Sé que de seguro está en la fraternidad estudiando para su práctico, o por lo menos eso me dijo Luka. Esperé unos segundos y la llamada se cortó diciendo que el saldo del teléfono es insuficiente para efectuar una llamada. Por último desbloqueo mi teléfono el cual se apagó al instante por tener sólo 2% de batería. Maldita sea mi costumbre de salir sin batería.
—¿Y ahora? —pregunté.
Las dos nos quedamos en silencio intentando pensar alguna alternativa que nos salvara de esta. Podríamos pedirle a algunos de los que están aquí también afuera, pero no creo que quieran darle su teléfono a unas desconocidas en medio de la noche.
—No sé... —pensé en voz alta intentando formar la idea en mi cabeza.
—¿Ashton? —pensó Thalia.
—¿En serio Thalia, en serio? —reprocho.
Prefiero dormir en medio del bar antes de que compartir un auto con Ashton, Thalia y Kira borracha y con una lengua más filosa que nunca. Estoy segura de que esa combinación explotará y es lo que menos necesito ahora.
Miré a Kira, quien estaba medio dormida y medio despierta, apoyada en la pared y mirando la situación.
—Es mi culpa —soltó—, vamos a morir de hipotermia.
—No vamos a morir, Kira —consoló Thalia.
—Es cierto, no fue tu culpa, no te... —comencé.
—¿Cenicienta?.
Mi única reacción fue abrir los ojos en sorpresa y voltearme a ver a la persona que me había llamado. Como si fuera una ayuda caída del cielo, Adam observaba la situación con las manos en los bolsillos delanteros de su pantalón. Las tres nos quedamos en silencio, Kira lo miraba de reojo, Thalia algo curiosa y yo sorprendida. No lo había visto desde hace una semana y ahora estaba sólo un poco más cambiado, tenía una expresión cansada, sus ojos verdes estaban algo oscuros y tenía el cabello negro un poco más largo.
—Adam... hola —dije aparentando mi mejor sonrisa tranquila.
Thalia se aclaró la garganta detrás mío y me voltee a verla. Me giré hacia Adam y volví a hablar.
—Oh, hum, ellas son mis amigas, Thalia y Kira —informé.
La castaña se posicionó a mi lado le dio su mejor sonrisa gentil.
—Tú debes de ser Adam, un gusto —saludó.
—Así que tú eres el que dejó plantada a mi amiga —comenzó Kira.
Compartí una rápida mirada desesperada con Thalia y, antes de que pudiera tomar a la japonesa por el brazo, esta fue a abrazar a Adam como si fueran amigos desde siempre, pero murmuraba de vez en cuando "maldita escoria". Thalia alcanzó a tomarle la mano y dejó a Kira a su lado, miré a Adam esperando su reacción.
—Lo siento, mi amiga está un poco pasada de copas —se disculpó Thalia y me miró—. Los dejo solos.
La castaña se separó un par de metros de nosotros con Kira quejándose de que la estaba agarrando muy fuerte del brazo y luego se puso a divagar sobre algo que no llegué a escuchar por el murmullo de la música alta del interior. Las seguí con la mirada, Kira le decía algo y Thalia respondía con monosílabos.
Me volví a ver a Adam quien observaba la situación algo confundido pero, cuando volvió a verme, tenía una sonrisa.
—Tanto tiempo —comencé.
—Fue una semana —se adelantó a decir.
—Me dejaste plantada —quise decir sin tono de reproche.
—Lo siento —contestó casi al instante—, ¿Qué sucedió con ustedes?.
—Bueno... —comencé algo dudosa.
Miré por sobre mi hombro. Ahí estaban Thalia y Kira, observando la actuación detrás de una de las columnas del lugar. Al verme, Thalia se escondió al instante quedando sólo la japonesa, quien levantó un pulgar en forma de aprobación y nos hizo una sonrisa que obviamente salió torcida. Reí para mis adentros y negué con la cabeza. Sabía bien que mis amigas estarían espiando mi conversación con Adam.
Cuando volví a ver a Adam este tenía una sonrisa casi igual a la mía.
—Tus amigas parecen agradables —sonrió.
—Lo son, Kira lo es más cuando, bueno, no está en ese estado —dije algo dudosa.
Detrás de él se acercó un chico alto y con él cabello de un extraño color verde. Este se acercó a nosotros y al parecer no notó mi presencia.
—Ya sé que no querías venir pero tampoco tienes por qué quedarte afuera —se quejó.
—Sólo que estoy acompañado, Travis —contestó Adam entre dientes y con una sonrisa forzada.
El chico del pelo verde se volteó a verme con una mezcla de sorpresa y asombro, luego cambió esa expresión por una más calmada y me sonrió. Desde mi primera impresión parece agradable, incluso divertido.
—Hola bonita —dijo y extendió su mano— soy uno de sus mejores amigos, Travis Voulier, un gusto.
—Ivanova Jones, el placer es mío —dije devolviendole el apretón de manos.
—Así que tú eres la famosa cenicienta —exclamó como si hubiera llegado a la iluminación.
—Esa misma al parecer —contesté con una sonrisa.
—Me caes bien —dijo pensativo.
—¿Por qué tu cabello es verde? —pregunté.
—Una apuesta —contestó sin tomarle tanta importancia.
—Le gusta hacer apuestas que es obvio que va a perder —agregó Adam.
—Cállate, el que no arriesga no gana —le replicó Travis pasando sus dedos por su cabello—. Volveré adentro, fue un gusto conocerte Nova.
Asentí con una sonrisa y ambos nos quedamos en silencio observando como su amigo entraba al lugar. Adam suspiró y negó con la cabeza para volver a verme.
—Es todo un personaje —dijo.
—A mi me agrada —confirmé.
—¿Y bien? —preguntó.
—¿Y bien qué? —pregunté.
—¿Qué sucedió?.
—Ah, nada. Kira se emborracho, le robaron su cartera, en la cual teníamos las llaves del auto, y ninguno de nuestros teléfonos tienen batería. Una noche cualquiera ¿Y tú? —contesté.
—Creo que mi noche es más aburrida que la suya —se rió— ¿quieres que las lleve de nuevo a su edificio?.
—No quiero cortar tu noche, ya tomaremos un taxi seguro —me excusé.
No sé de dónde tomaremos un taxi ya que no pasa ninguno por aquí y si pasarán tampoco tendríamos dinero para pagarlo... ahora que lo pienso si necesito que nos lleve, pero no quiero molestarlo.
—En serio cualquier lugar en vez de aquí será mejor —aseguró.
—¿En serio?.
—En serio.
—Entonces sí, gracias.
—No importa -sonrió.
—Oh, bueno hum, iré... —comencé y apunté sobre mi hombro a mis amigas.
—Sí, no hay problema, buscaré el auto
—anunció.
Asentí y giré sobre mis talones para caminar rápidamente hacia donde estaba esperándome el dúo quienes al verme llegar, Kira separó su espalda de la pared para luego apoyarla con un suspiro resignado y Thalia se volteó a verme preocupada pero aún así con una sonrisa pícara.
—¿Qué sucedió ahí? —preguntó.
—Hablamos y me dijo que podía llevarnos a casa —informé.
—¡Bendito seas, Becher! —exclamó Kira levantando las manos.
—Concuerdo con la borracha —asintió Thalia—, mañana iremos a hacer la denuncia a la policía, prefiero que la dueña del bolso tenga los cinco sentidos en orden.
—¿Quién dijo que no los tengo? —preguntó Kira escandalizada— seguro fue la maldita metiche Moore, ¿No?.
—Eso es bueno, podemos hablar con Dana para hacer la denuncia —comenté.
***
Íbamos en el auto en completo silencio, sólo se escuchaba de fondo una canción en la radio y los balbuceos de Kira en el asiento trasero. Yo iba en el copiloto, pero de a ratos observaba a Kira con cautela, pero por algún extraño motivo iba lo suficientemente callada.
—¡Oye tú! —comenzó la japonesa.
Mierda, creo que hablé muy rápido.
»¿Estás con mi amiga, No? —preguntó— porque ella se pasó toda la maldita semana hablando de ti.
Compartimos una mirada con Adam, él ladeó la cabeza y yo estaba sorprendida y algo avergonzada por las declaraciones de mi amiga. Genial, no se sabía que podía llegar a decir Kira en un estado de ebriedad, tampoco es que me de miedo o algo por el estilo, pero a veces suelta cosas que no debería soltar, como lo que dijo hace unos segundos.
—¿Y qué dijo? —preguntó Adam con una sonrisa maliciosa.
Me volteé a verlo sorprendida.
—Bueno... —comenzó pensándolo— dijo que eras un imbécil porque no le estabas hablando pero que igual cree que te am...
—Sí Kira entendimos —la cortó Thalia.
Miré agradecida a Thalia y ella asintió mientras abrazaba a Kira de tal manera que hacia que ocultara su cara en su cuello. Gracias a esto, hacia que los balbuceos de la japonesa cesaran un poco y acallaran las cosas que decía.
El viaje siguió en completo silencio, el único ruido que se escuchaba era el de la radio, la cual sonaba una canción vieja que llenaba el espacio. Apoyé mi cabeza en el asiento, suspiré y cerré los ojos descansando la vista, cuando menos lo noté, alguien me sacudió el hombro y yo me desperté alarmada. Miré por la ventanilla y me di cuenta de que ya estábamos en nuestro edificio, y que la que me había despertado había sido Kira, quien se desternillaba de la risa por algo.
—Creo que me dormí —comenté con una sonrisa culpable hacia Adam—, lo siento, debes de haberte aburrido.
—En realidad no —dijo—, tuve una conversación sobre libros con tu amiga.
Al escuchar la palabra "libros" y "conversación" supe al instante de quien se trataba. Thalia se apoyó en mi ventanilla y sonrió como si fuera una niña. No hay mejor cosa para ella que hablar de libros, mi amiga tiene conocimiento de varios géneros y sabe demasiado de ellos y de las historias, alguien que sea fanático al igual que ella podría extasiarse de tener una conversación con mi amiga.
—¿Puedes creer que le gusta Poe? —comenzó y luego miró a Adam—, me caes bien Adam, gracias por traernos.
—No hay de que —contestó este con una sonrisa.
Thalia me guiñó disimuladamente el ojo y se alejó de la ventanilla, pude observar como a la distancia, la castaña llegaba a paso apresurado hacia Kira, la tomaba por el brazo con cuidado, y se la llevaba al interior del edificio, cosa que agradecí mucho ya que quiero estar un rato a solas con Adam.
—Así que... —pero el momento a solas no está resultando como quiero— gracias por traernos, en serio, nos salvaste la noche.
—No hay de qué, para servirle cenicienta —dijo con una sonrisa.
Rodé los ojos y bufé pero tampoco pude contenerme y sonreí con él. Nos quedamos mirando unos segundos hasta que mi mano atrapó la manija de la puerta del auto y la abrí.
—Bueno... buenas noches —contesté con una sonrisa.
—¿Estás bien? —preguntó.
Cerré la puerta y me apoyé en la ventanilla abierta para observarlo durante unos largos segundos. La cerveza no me hizo tanto efecto, pero nada estaba bien, comenzando por el hecho de que me deja plantada y no me habla por toda una semana y terminando en que, luego de ese tiempo, vuelve como si nada hubiera ocurrido, también le agregamos el hecho de que le robaron el auto a Kira y, con este, su bolso. Sí, nada estaba bien.
—Sí, estoy estupenda —dije y no pude evitar soltar un poco de sarcasmo en esa oración.
Él asintió algo aturdido por mi poca efusividad y asintió.
—Adiós Adam.
Antes de que pudiera responderme me alejé del auto y giré sobre mis talones para empezar a dirigirme al edificio, donde pienso dormir hasta la maldita semana que viene obviamente.
Me detuve en seco cuando, a mitad del camino, sentí el chasquido del auto y unos pasos apresurados. Me voltee a ver y, antes de que pudiera siquiera razonar lo que estaba pasando, Adam me pasó su brazo por mi cintura y me acercó hasta quedar a unos centímetros de su cara, de sus labios. Nuestras respiraciones chocaban y me concentré en mirar sus oscuros ojos verdes.
—No estás bien —murmuró.
Y, antes de que pudiera responderle, cortó la distancia entre nosotros y me besó.
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