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35

Si no fuera por la vibración no hubiera sentido mi celular sonar, el ruido de los disparos hacia imposible que sintiera algún otro sonido. Me aseguré de que JungKook estuviera pendiente del entrenamiento y me aparté lo suficiente como para escuchar la voz a través del celular. Fruncí el entrecejo al ver el nombre de la hermana de mi madre en la pantalla.

—Hola, tía—saludo emocionada por su llamada, es algo fuera de lo común, tenemos una buena relación, pero no como para llamarnos cada día.

—Hola cariño. ¿Cómo has estado? Tu madre me ha dicho lo mucho que has logrado, está orgullosa de ti—sonreí sin evitarlo.

—Estoy sobreviviendo—solté una carcajada—. Por desgracia no he hablado últimamente con mamá, no sé mucho sobre ti.

—Lo comprendo, el ejercito toma todo tu tiempo, me sorprendería que te relacionaras con alguien fuera de tu base—eso me incomodó. Tenía razón, desde que entré no he hablado más con mis antiguos amigos, o bueno, compañeros de clases. Ni siquiera se sobre la vida de mis parientes, sé de mamá y lo mínimo. Jamás me había tomado un momento para pensarlo.

—Si. ¿Para que llamabas? Tienes que tener una razón más grande que solo saber sobre mí—trato de acortar la charla.

—Como sabes dentro de dos días es el cumpleaños de tu madre—me quedé quieta. ¿Qué día es hoy?—. Iremos a visitarla, solo quería estar segura de que te veríamos ahí. Sería una buena sorpresa para ella.

Claro que quiero estar presente. Es mi madre, no quiero que piense que no la amo o que tengo cosas más importantes que ella. Pero está la cuestión de cómo salir de aquí. Me tomaría casi un día en la carretera llegar y no puedo estar solo unas horas y luego irme. Como mínimo necesitaré cuatro días de descanso, no creo poder conseguirlo.

—Estoy haciendo todo lo posible para poder estar ahí—miento. Es imperdonable que lo haya olvidado.

—Te creo, sé que la amas.

—No me perdonaría si me lo perdiera.

—No seas tan dura contigo misma—asiento aunque no me vea—. Te amo, recuerda que eres mi sobrina favorita.

—Soy la única que tienes—sonrío con tristeza. Antes éramos dos.

—Siempre fuiste mi favorita—no, no quiero hablar sobre él.

—Te dejo, debo irme. Te amo—cuelgo antes de que saque el tema de mi hermano.

Mi tía no es mala, es demasiado sentimental y le gusta ayudar a todos. Siempre ha tratado de que le hable sobre mis sentimientos, que me desahogue con ella. Cuando sucedió lo de mi padre me llevó a su casa para que me sintiera mejor, y cuando lo de mi hermano se quedó una semana durmiendo con mamá y tratando de que le contara como me sentía. Nunca consiguió ni una palabra mía.

Volví a verificar que JungKook supiera hacer mi trabajo y caminé a la única persona que podía darme los días que necesitaba. En casos como estos se debe ir a Hoseok, es mi superior directo, pero aún no estoy preparada para enfrentarlo. Nos hemos dado unas miradas, nada más. Tengo miedo de perderlo, no puedo perder a otro amigo. No ha dejado de enviarme mensajes y yo trato de evadirlos la mayoría de las veces, algunos no me ha quedado más remedio que responderlos. Mi principal objetivo es que Nam Joon no sepa lo qué pasó entre nosotros.

Toqué la puerta antes de abrirla y sonreírle al chico tras el escritorio.

—¿No te cansas de estar en esta aburrida oficina?

—No todos tenemos la entretenida tarea de cuidar a un montón de niños—rodé los ojos.

—No son niños.

—Como digas—sonríe levantándose de su asiento. Estira sus brazos y comprendo lo que quiere, voy corriendo hacia él para abrazarlo. Al pegar mi mejilla contra su pecho comienza a dejar pequeños besos sobre mi cabeza.

—Debo pedirte un favor—hablo.

—Intuía que esta no era una visita romántica—me alejo para besar sus labios.

—El miércoles será el cumpleaños de mi madre y necesito al menos unos cuatro días libres—abre mucho los ojos.

—Comprendo que es su cumpleaños, pero son demasiados días, mejor toma unas vacaciones.

—Hace unos meses tomé todos los días de vacaciones que tenía—le explico y niega unas cuantas veces con la cabeza.

—Está complicado, si se enteran que fui yo puedo tener problemas con mi padre, intuirán que tenemos nuevamente una relación—bufé y me aparté de él. Una vez más, su padre.

—Entiendo.

—No te enojes.

—No estoy enojada—miento y me siento sobre su escritorio sin importarme su mala mirada.

Se quedó unos segundos mirándome a los ojos y frustrado comenzó a regar su cabello.

—Vale, pero solo cuatro días—me señala usando su voz autoritaria.

—Es todo lo que necesito—sonrío grande—. Gracias, te amo—sonríe y muerdo mi labio, no tengo ni idea de cómo lo conseguí tan rápido.

—Felícita a mi suegra de mi parte—un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, le dijo suegra a mi madre.

—¿Tu suegra? No recuerdo que lo fuera—bromeo y se acerca a mí. Coloca cada mano a un lado de mis caderas, su rostro a centímetros del mío.

—Tal vez no lo sea ahora, pero lo será cuando nos casemos—aguanto las ganas de sonreír. Mis piernas temblaban de la emoción, es tan fácil enamorarse de él.

—¿Cuándo nos casemos? Tampoco recuerdo que ma hayas pedido matrimonio.

—Estoy esperando el momento perfecto—besa rápido mis labios tomándome desprevenida.

—Deberías ir conmigo—tomo su cuello con mis manos—. A mamá le gustará saber que conseguí un chico apuesto.

—A mi madre si que le gustaría saber que una chica tan perfecta como tú se fijó en un tonto como yo—no necesitaba que me lo dijera, sabía que se refería a su madre biológica—. Lamento decirte que no puedo ir, no podemos hacer tan obvia nuestra relación—y volvemos a jugar a las escondidas.

Sin ánimos de discutir, besé sus labios para hacerle creer que todo estaba bien. Lo aparté con delicadeza y me bajé de la mesa.

—Tienes razón, debería irme desde ya si quiero preparar todo, tengo un largo viaje mañana.

—¿Estás enojada?—reí.

—Obvio no, disfruta estos días sin mí.

—Me será imposible—agarra mi cintura y comienza a besarme. Tampoco tenía ganas de corresponderle, así que fingí.

—Nos vemos dentro de cuatro días—me separo con una sonrisa.

—Te extrañaré.

—Yo también—una vez más me besó y luego finalmente me fui de su oficina.

Amaba a Nam Joon, eso era más que obvio, pero cada vez que me recuerda que lo nuestro es un secreto, las ganas de salir corriendo son más grandes que mis sentimientos.

No me molesta el hecho de que no quisiera acompañarme, me molesta la razón por la que no lo hace. El lado positivo es que no tendré que presentarle a mi madre un hombre casado como si fuera mi novio oficial.

Estuve toda la tarde buscando el regalo perfecto, no sé que regalarle a una persona que siempre pide por su cumpleaños una nueva planta para su jardín. Nuestra casa a pesar de ser muy alegre en el exterior, por dentro está llena de colores sombríos, cada mueble o adorno son muy neutros, así le gustaba a mi padre. Creo que ya ha pasado el tiempo suficiente para remodelar un poco, así que compré un gran jarrón de colores y unos cuadros coloridos que me llamaron bastante la atención. No es el mejor regalo del mundo, pero sé que le gustará.

____
Si mis cálculos no me fallan estaría llegando a mi ciudad en la noche. Ya van 18 horas en la carretera, mis manos estaban acalambradas y mis piernas pedían a grito una caminata que solo tenían cuando entraba a una gasolinera a hacer mis necesidades o comprar una barra nutritiva.

Mi tía me envió un mensaje, llegaría mañana, ella no lo tenía tan complicado ya que vivía a solo a unas dos horas, me encantaría estar así de cerca.

Antes de tocar la puerta me tomé unos segundos para ver el jardín, como siempre estaba impecable, mi madre necesita otro pasatiempo. Le pegué unas cuantas veces a la madera y escuché sus gritos, sonreí.

—¿No ven la hora que es?—preguntó mientras abría la puerta.

—Perdón por llegar tan tarde—abrió mucho los ojos al ver que se trataba de mí.

—¡Hija!—grita alegré, me agarra de mi brazo y me jala hacia ella para darme un fuerte abrazo.

—¿Cómo estás mamá?

—Ahora, muy feliz—se despega un poco para besar mi frente—. Entra, entra—me jala para adentrarme a mi antiguo hogar—. Que sorpresa, no te esperaba—nos sentamos juntas en el sofá de la sala.

—No podía perderme tu cumpleaños número...—me interrumpe.

—¡No lo digas!—reí.

—Te extrañé—tomo su mano.

—Yo también hija. Debes contarme todo—no pienso contarle todo. Sonrío incomoda.

Mi tía llegó al día siguiente. Ella y mi madre se pasaron toda la mañana charlando en el jardín trasero, supuestamente no se veían hace mucho. Yo tomé la responsabilidad de la cocina, no soy la mejor cocinera, pero quería que ella descansara al menos un día.

El timbre comenzó a sonar y supuse que sería otro familiar. Fui a la puerta trasera para que mamá pudiera escucharme.

—¡Mamá, la puerta!—grito para llamar su atención. Eran sus invitados, no vienen para felicitarme a mí.

Aún así me adelanté a abrir, mi madre se demoraba mucho. Abrí la puerta con delicadeza y deseé no haberlo hecho.

—¿Nam Joon?—pregunto impactada.

—Querías que viniera, aquí estoy—miré el ramo de flores que tenía en sus brazos—. Son para tu madre—me aclara.

—¿Quién es, hija?—mamá se para a mi lado, y al ver que no lo conocía comenzó a hablar—. Lo siento, pero no queremos comprar flores—sonríe amable, Nam rió.

—Hola señora Ri, un placer conocerla. Feliz cumpleaños—le entrega el ramo de flores que mamá acepta algo confundida—. Soy el novio de su hija, Kim Nam Joon.

—¿Novio?—preguntamos las dos a la vez.

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