22
Los gritos de JungKook me estaban guiando hacia mi destino. Por primera vez en cuatro años volví a llegad tarde a un entrenamiento, mi excusa es que la noche de ayer me dejó agotada.
Bebí el último sorbo de café que tenía en mi vaso y le sonreí a mi amigo.
—¡Esfuércense!—le grita a los soldados.
—Son unos vagos—digo moderando mi voz para que solo él me escuche.
—Vagos se queda corto.
—He tratado de ponerlos más en forma, pero siempre terminan haciendo lo que quieren.
—Eso cambiará a partir de hoy—se cruza de brazos y suelto una carcajada. JungKook no es algo así como el mejor ejemplo a seguir para dejar de ser vago.
—Si tú lo dices.
—¿Cómo te fue anoche?—suelta de repente. Me moví un poco incomoda—. Tranquila, no preguntaré de quién se trata. Me contarás cuando estés lista.
—Aveces eres más comprensivo que Ji Woon—me arrepentí al instante de decirlo, mejor cambio de tema—. Fue una noche interesante—no le doy tiempo a que reaccione a mi anterior comentario.
—Debe ser una relación complicada la que tienen basándome en tu comportamiento—es médium.
—Algo complicada—me limito a responder.
—Mientras seas feliz, no importa nada más.
¿Ni siquiera que sea mi superior? ¿O que aún no esté segura de si terminó con su novia? ¿O que no sepa que somos o que podemos llegar a ser?
Mi vida es un desastre ahora mismo.
—No debes sentirte mal por disfrutar de una aventura escondida.
Guardamos silencio entre nosotros hasta el final del entretiempo. Solo le gritábamos a los soldados que se pusieran las pilas. En gran parte JungKook tiene razón, pero no por eso dejo de pensar en si estoy haciendo mal.
¿Estoy haciendo mal en dejarme llevar por lo que siento?
No soy una persona que está enamorada, ni siquiera estoy segura de que me guste para algo sentimental. Pero eso no significa que no me atraiga. Kim Nam Joon me atrae más de lo que quiero reconocer y tengo miedo de cometer más locuras de las que he hecho ya.
Finalmente dejamos que los soldados fueran a hacer lo que sea que tienen que hacer mientras nosotros dábamos un pequeño recorrido al patio en silencio. No sé cómo llegamos a quedarnos así, pero se sentía bien. Hace mucho tiempo que no tenía a JungKook a mi lado.
A lo lejos pude divisar a Jin corriendo hacia nosotros, sonreí, hace unos días que no hablamos.
—¿Por qué tan apresurado?—le pregunta JungKook. Por su forma de hablar, supongo que se habrán encontrado ayer y se saludaron como se debe.
—Hay un rumor de qué hay un infiltrado en la base—dice mirándome a los ojos.
—¿Un infiltrado?—frunzo el entrecejo.
—De Corea del Norte—aclara. Miré a JungKook con miedo.
—Hace tiempo que no se corren rumores como ese. Es algo muy grave lo que estás diciendo—habla el menor.
—Lo sé, por eso toda la base está alerta. Todos son sospechosos hasta demostrar lo contrario—me cruzo de brazos sin saber que piensa—. Cuídense.
—Es más que obvio que yo no soy la infiltrada—digo refiriéndome a todo mi pasado. Literalmente toda mi familia ha formado parte del ejército y ha muerto por este país, no vendré yo a estropearlo todo.
—Necesariamente no tiene que ser nativo del Norte, puede ser un desertor.
—Justo tenía que pasar cuando llego yo—se queja JungKook.
—¿Y si por esa razón dudan de ti?—me erizo de solo pensarlo.
—Sería una razón estúpida para acusarme—trata de tranquilizarme.
—Bueno, solo quería mantenerlos al tanto, iré a "trabajar"—hace comillas con los dedos haciéndome reír y nuevamente nos deja solos a mi amigo y a mí.
—No pienses mucho en quien pueda ser. Lo descubrirán antes de lo que piensas—asiento tratando de creerme sus palabras.
Nam Joon debe estar muy preocupado con todo este tema.
¡Kim Nam Joon!
—Debo dejarte—me despido sin darle tiempo a reaccionar y corro hacia la oficina de el Capitán General.
Me detuve unos segundos frente a la puerta pensando si debía tocar o no. La abrí yo misma y me encontré con Nam Joon sentado frente a su escritorio con sus codos apoyados sobre y él, en sus manos su cabeza, una posición que demuestra la frustración que tiene.
—Ya me enteré—susurro con miedo a su reacción. Realmente no conozco mucho a un Kim Nam Joon estresado, hemos discutido, pero no creo que nada haya sido tan grave como para que denotara. Esto es un dilema superior, y él es de esas personas que siempre tienen cara de matar a alguien, no quiero imaginarme como es cuando de verdad las quiere matar.
Me acerqué sin aún encontrarme con su mirada. Se hacía pequeños masajes con los dedos en su sien.
—¿Te duele la cabeza? Deberías tomar algo—me detuve frente al escritorio y apoyé mis manos sobre este—. ¿Cuál es el plan?
—El plan es esperar hasta que ese maldito haga algo mal y podamos descubrir quien es—me mira con rabia.
—Algo mal ya habrá hecho si saben qué hay un infiltrado.
—El Norte tiene información confidencial sobre el presidente, lo amenazó con esta. Esa información solo la tiene soldados con alto rango.
—Eso quiere decir que es alguien de mucha confianza—frunzo el entrecejo—. Quedan descartados cientos de soldados, la verdad me alegra que tengan aunque sea una pista.
—Una pista diminuta—se levanta dándole un tirón a su silla.
—Perdón por ser positiva. Piensa que tengo razón—comienza a dar vueltas por la habitación.
—Que sea alguien de confianza solo me hace enojar más. Es una persona a la que posiblemente le di más información de la que el Norte nos dijo que tenía—solté un suspiro, comprendo su enojo.
—Las traiciones son así.
—¡Amenazaron a mi padre!—sube su tono de voz y trato de no parecer sorprendida—. Saben nuestro procedimiento para proteger al presiente en caso de una futura guerra. Saben las armas que tenemos y nuestro sistema de defensa personal. Están enterados de cada misión que hemos hecho y como hemos procedido. Ya pueden pensar como nosotros, no tenemos ningún factor sorpresa.
—Debes relajarte, se encontrará lo antes posible. Sé que no confías en mis habilidades, pero tienes hombres muy capacitados para situaciones cómo estas.
—Eun Yeong, no es que no confíe en ti, es que no quiero que estés en peligro—se acerca a mí finalmente—. Debes estar consciente que por esto puede empezar una guerra—toma mi mano entrelazándola con la suya.
—Soy un soldado. Soy Cabo Primero. Estoy segura del entrenamiento por el que pasé. Estoy segura de mí misma. Y sé la razón por la que estoy aquí. Defenderé este país sin importar el costo—me pongo recta como si estuviera hablando con un superior, aunque él lo es.
—Eso es de lo que tengo miedo—y sin darme tiempo a procesarlo, me jala del brazo y me pega a su pecho. Kim Nam Joon me está abrazando y es por miedo a perderme.
No sé la verdadera razón, pero comencé a llorar. Comencé a llorar en silencio. Las lágrimas bajaban y él solo me apretaba más fuerte. Correspondí su abrazo, pero no con las mismas fuerzas. Por primera vez en mucho tiempo, me siento débil, y no físicamente.
—Sonaré muy cursi, pero...—esa pausa me quitó 10 años de vida—. Hey, princesa—sé que quiere que lo mire, pero no quiero que me vea así. A él no le importó, puso su mano en mi mentón elevando un poco mi cabeza y haciendo que nos viéramos a los ojos —, por favor aférrate a mí, porque yo no pienso dejarte ir.
Y con toda la paciencia del mundo, como si yo fuera la obra de arte más cara y delicada del mundo, comenzó a besarme.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro