2
La semana más agotadora de toda mi vida. Despertabamos a las 5 de la mañana y aún así pensaban que podíamos hacer ejercicios matutinos con toda la energía del mundo. ¡No soy un robot!
Mal Eun Yeong, no puedes pensar así, eres un soldado ahora.
Lo peor es que luego de una serie de ejercicios, que incluyen arrastrarse sobre el barro y luego entrar en un hueco lleno de agua puerca, debía servir en la cocina. Cuando todos terminaban de comer dejaban absolutamente todo sucio como si no les importara quien lo debía limpiar. ¿Adivinen quién lo debe limpiar? Exacto, yo.
Además, le unimos a eso que el sargento nos trataba de una manera tan horrible que hasta creo que no tiene sentimientos o familia. Rezo constantemente para que acaben de llegar los otros superiores y nos den la bienvenida que tanto esperábamos. Aunque por lo que tengo entendido en los rangos, el sargento Min siempre estará vigilandonos.
Había terminado mi jornada en la cocina por lo que finalmente salí de esta apagando todas las luces. Era hora de tomar una ducha, a esta hora nadie lo hacía, sólo quedaba yo despierta ya que mañana deben estar levantándose muy temprano, como de costumbre. Otra cosa buena, nótese el sarcasmo, tengo menos tiempo que los demás para descansar. Matenme, o mejor no, le prometí a mamá no morir.
Fui a la "habitación" que compartía con unas 10 mujeres más y caminé hacia mi cama con bastante cuidado de no despertar a nadie o me lanzarían un zapato como las otras 6 veces. Aún no aprendía mi lección. Saqué algo de ropa cómoda de mi mochila y volví a salir.
No pensaba caminar hasta las duchas de las chicas, quedaba algo lejos, debo decir que está mal organizado el edificio. La de los chicos quedaba notablemente más cerca y como todos duermen me atreví a ir a esta.
Finalmente llegué y dejé todas mis cosas sobre uno de los bancos a un lado de las taquillas. Revisé el lugar por si las dudas y estaba vacío como era de esperar. Caminé hacia una de las regaderas y me desnudé para luego comenzar a ducharme.
No mentiré y diré que me ducho como los abuelos sin mover un músculo, no, estaba en media clase de canto y baile cuando sentí un ruido. Detuve mis movimientos. Iba a proceder a cerrar la llave cuando escuché una voz.
—¿Qué hace despierto a esta hora?—preguntan y obviamente era la voz de un hombre. ¿Qué hago? Es bastante obvio que no soy un hombre. Tal vez si no respondo me deje tranquila, pero también puede que piense que dejaron una llave abierta y querrá venir a cerrarla. Vale, ahora si pueden matarme.
Estaba decidida a enfrentarlo cuando sentí una presencia detrás de mí. Me giré, gran error, debo admitir, mi mirada se centró en el hombre que estaba frente a mí. Era alto y tenía unos brazos marcados, un abdomen envidiable para otros y lo sé porque estaba sin camisa.
—¡Ah!—grité despertando de mi embobamiento. Tomé la toalla que había dejado sobre el muro que separa a las otras duchas y me tapé con esta—. ¿Qué haces aquí?—pregunto enojada y sentía como mis mejillas comenzaban a sonrojarse.
—¿Qué haces tu aquí? Esto es un baño para hombres—se cruza de brazos.
—¡Mira la hora de la noche, deberías estar dormido!—seguí gritando a la defensiva.
—¡Tú también!—sube la voz esta vez él—. ¿Qué haces aquí?—vuelve a preguntar.
—Este baño queda más cerca de mi cuarto que el de las chicas—digo en un susurro, estaba apenada.
—Bueno, no deberías ser soldado si eres tan vaga—lo miro mal.
—¡No tienes ningún derecho a decirme lo que puedo o no puedo ser!
—Lo que no eres es un hombre, así que sal de aquí ahora mismo—habla fuerte y debo admitir que me dio un poco de miedo. Miré mis pies sin saber que hacer. Vale, se que dijo lo que debía hacer, pero mis piernas no respondían—. Descuida, no vi nada interesante—subí rápido mi cabeza para verlo a los ojos y abrí mucho la boca ofendida.
—¡Tengo muchas cosas interesantes para ver!—protesto—. ¡Estas—señalo mis pechos—han enamorado a muchos hombres y no dudaría que a mujeres también!—camino hacia él—. Con permiso—le doy un empujón con mi hombro y me voy hacia donde había dejado mis cosas. Me aseguro de que no pudiera verme y me vestí a la velocidad de un rayo.
¡¿Qué mierda le acabo de gritar?!
_
La bocina comenzó a sonar y maldije mentalmente. Me levanté de la cama cansada y miré a mis compañeras ya vistiéndose. No pude dormir nada anoche y todo por culpa de ese hombre que me hizo pasar la vergüenza de mi vida.
Me cambié de ropa lo más rápido que pude y salí corriendo hacia el patio trasero. Mi miedo era volver a llegar tarde a ese lugar. Tomé mi lugar en las filas y me mantuve recta hasta que vi al sargento caminando hacia nosotros.
—Ya los novatos se van adaptando. Me alegro, ahora pueden ir al paso de los demás y tener ejercicios más fuertes.
¡¿Más fuertes?!
—Hoy no los enviaré directo al terreno de práctica, antes les hablará el Capitán General de este cuartel. Debo ir a buscarlo, cabo Kim—llamó al primer cabo, ese era Kim Tae Hyung, era el más relajado de todos los superiores que conocía hasta el momento— vigilalos—él asiente y se coloca frente a las filas.
—Dicen que el capitán no es tan desagradable—escuché el susurro de JungKook a mi lado.
—¿Ya lo conoces?—pregunto con precaución de que no me vean hablar.
—¿No escuchaste que dije "dicen"?—decidí no responder cuando vi a Min volver. Tenía detrás a un hombre que le sacaba bastantes centímetros de altura.
—Saluden—ordena el sargento.
—¡Buenos días mi capitán!—gritamos todos saludando con nuestra mano en la cabeza.
—Descansen—pide Min y dejamos caer los brazos.
—Yo soy el Capitán General Kim Nam Joon—comienza a hablar y juraría que esa voz la he escuchado antes—. Sé que me mirarán raro, no creían que el Capitán sería tan joven, pues lo soy. Y tengo mi puesto porque lo merezco, así que no se atrevan a desafiarme—se quita la gorra que tenía y logré ver su rostro.
No puede ser. El universo me odia.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro