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🚨Puede que en este capituló encuentres contenido más "adulto". A partir de aquí la novela comienza a ser +18 simplemente para no crear problemas con eso, porque no creo que sea muy puerco, mis historias nunca son pervertidas🚨
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Mi celular comenzó a sonar y rodé los ojos con fastidio. Estoy en medio de algo demasiado importante como para que me vengan a interrumpir... oh es Ji Woon, entonces no me molesto.

—Voy a morir—digo apenas contesto, necesito comentarle sobre cómo me siento. No todos los días pasa esto.

—Sé que estamos en el ejercito, pero que yo sepa no hay ninguna guerra ahora mismo—trato de no gruñir como respuesta—. ¿Qué te pasa?

—Tengo una "cita" con Kim Nam Joon—hago comillas en la palabra cita, aunque da igual porque ella no me ve.

—¿Perdón? Creo que no escucho bien. ¿Me puedes repetir?—miré raro mi celular, ¿tendré algún problema con la bocina? Estoy segura de que lo dije bastante alto y claro.

—Que tengo una cita con Kim Nam Joon—repito. Estuvimos unos segundos en silencio hasta que suelta una carcajada.

—Definitivamente escucho mal. Sacaré un turno con el otorrino para hacerme una limpieza de oído, bien profunda—ya veo que el problema no lo tiene mi celular, el problema lo tiene la madre de mi mejor amiga que la dejó caerse de sus brazos cuando era bebé.

—Ji Woon, no estoy para bromas—vuelvo a mi tarea de revolcar la ropa que estaba sobre mi cama. ¿Dónde mierda está la blusa azul?

—Eso debería decírtelo yo a ti. ¿Quién podría tomar esta situación enserio?—al no responderle procede a hacer otra pregunta—. ¿Cómo llegaste a esto?

—Es una larga historia—me di por vencida y me senté en la cama.

—Tengo tiempo.

—Pero yo no. Debo alistarme, vendrá por mi en dos horas—puedo jurar que mi amiga está rodando los ojos.

—Tienes mucho tiempo.

—No lo tengo si no encuentro la blusa que quiero ponerme—me acuesto.

—No te pondrás una blusa. No irás así a una cita...

—No es una cita—susurro tratando de no interrumpirla, pero dejándolo claro.

—Te pondrás tu vestido rojo ajustado hasta un poco más abajo de las rodillas.

—Tendré frió en la parte de arriba—le recuerdo que es de tirantes finos.

—No me interesa esa excusa, ponte gabardina hasta llegar al lugar que vayan—me parece mejor idea que un pantalón y blusa.

—Siento que estoy olvidando algo.

—Si, que el chico tiene novia.

Mierda.

Como si de repente todo tuviera sentido, me levanté rápido de la cama y comencé a dar vueltas por mi pequeño cuarto. ¿Cómo me había olvidado de la... especial, de Jiyu?

Mierda.

—Tengo que cancelar todo—digo como si no fuera obvio.

—¿No que no era una cita?

—¿Y ahora deseas recordar ese detalle?—pregunto con odio. Ella fue la que me hizo darme cuenta de lo mal que esta esto. ¡No puedo meterme con un chico con novia!

—Eun Yeong si soy sincera, no creo que pase algo entre ustedes. Siempre has tenido distancia con Nam, y tampoco creo que él se interese mucho por ti. No son para nada parecidos en cuanto a gustos—me detengo para analizar sus "excusas".

—¿Y si llega a pasar algo?

—No pasará—insiste.

—¿Entonces por qué saldremos juntos?—no le encuentro sentido a esta salida si supuestamente no nos atraemos. Aunque recuerdo una conversación borracha que sugiere todo lo contrario.

Mierda. ¡Me insinué a un hombre estando borracha! ¡Y el hombre tenía novia!... ¡Tiene novia!

¡Estoy cometiendo una locura!—grito sin aguantarme las ganas de hacerlo. Creo que voy a comenzar a hiperventilar.

¡Relájate!—su grito me saca de mi agonía—. No pasará nada. Ahora arréglate y me cuentas mañana todo lo que sucedió.

Y como si sus palabras fueran órdenes, le colgué y comencé a arreglarme, no demasiado para que no parezca una descarada que se le insinúa, pero tampoco fui como vagabunda pues quiero darle una mejor impresión, o al menos la impresión de que tengo ropa.

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Esperé como tonta en mi cuarto hasta que me llegó un mensaje de mi superior con la dirección a la que debía ir. Lo que menos esperaba hoy era conducir. Con demasiado pesar cogí las llaves de mi auto y conduje hasta el lugar.

Me sorprendí demasiado cuando llegué, era un lugar demasiado lujoso, tiene toda la pinta de necesitar recepción. Espero no quedar como tonta cuando le diga su nombre al anfitrión.

—¿Reserva?

—A nombre de Kim Nam Joon—murmuro con un hilo de voz.

Giré un poco mi cabeza y nuestras miradas se encontraron. Ya estaba sentado en la mesa, sonrió levantando la copa que tenía en su mano en forma de saludo. Dejé de escuchar al anfitrión y solo salí de mi hechizo cuando hicieron un ademán de quitarme la gabardina. Con gusto se la entregué sin despegar los ojos de mi "cita". Él tampoco ocultó su interés por mí, me recorrió de arriba abajo en mi trayecto hacia la mesa.

Las piernas me tiemblan, no quiero hacer el ridículo cayendo en medio del salón.

—Buenas noches—dice con una sonrisa. Alguien me ayuda a sentarme en mi silla, no le presté atención.

—Buenas noches—tomo la copa de vino que estaba servida para mí y la bebo de una.

—Veo que estás sedienta—su voz parece de persona decente.

—No hables así—pido.

—El lugar lo merece—me tomo la molestia de analizar mi alrededor. Todos perfectamente vestidos, comiendo con su pareja, familia o sabe Dios.

Estoy sudando.

—Te noto nerviosa.

—Será porque lo estoy—suelta una pequeña carcajada.

—Me siento halagado por eso.

—No es un halago—serví más vino en mi copa, pero cuando la iba a llevar a mi boca, me la quita de la mano.

—No quiero que te vuelvas a emborrachar.

—Yo tampoco lo quiero.

—Pues deja esto a un lado—lo deja sobre la mesa apartado de mí—. Estás hermosa—susurra como si no quisiera que lo escuchara. Agaché un poco mi rostro.

—Gracias—analicé lo poco que se podía ver de su ropa. Lleva una camisa blanca larga, pero la tiene recogida hasta los codos, se ajusta a su cuerpo lo necesario sin llegar a ser vulgar, debería vestirse así más seguido.

—¿Lista para pedir?—negué con la cabeza y me entregó el menú. Con lo nerviosa que estoy terminaré vomitando la comida. Lo mejor es pedir algo ligero, y eso hice.

El silencio se hizo presente, por primera vez agradecía que no hablara. No sé qué locuras puedo llegar a decir en momentos de tensión, y prefiero no averiguarlo.

—¿Con qué fin estás aquí?—su pregunta me dejó pensando por unos minutos. Ni yo sé la respuesta a eso, llevo toda la noche tratando de averiguarlo.

—¿Llevarnos mejor?—respondo con otra pregunta.

—Espero que estés enterada sobre la ceremonia que haremos para Jung Hoseok, subirá de rango—mi cuerpo agradece que cambiara de tema.

—Se lo merece, es un buen superior—digo con sinceridad.

—Estamos pensando en cambiarte de tropa—llega el mesero y deja los platos frente a cada uno.

—¿Por qué razón?—frunzo el entrecejo. Estoy adaptada a mi tropa, no me gustaría tener que hacerme cargo de otra. Cojo los palillos para comenzar a comer.

—Jiyu subirá de rango también—uno de los palillos se me resbala—. ¿Algún problema con eso?

—Si. Que no creo que se lo merezca—vuelvo a acomodar los palillos y me atrevo a comer antes que él. 

—Yo tampoco lo creo, pero no soy el que lo decide—ignoré sus palabras casi toda la noche. No me agrada la idea de tener que cambiar todo por una chica que no se lo merece. Me alegra siempre que las personas suban de rango, pero en su caso me molesta, y no, no son celos. Pero no puedo dejar de pensar que ahora ambos seremos cabo primero.

Kim Nam Joon pagó la cena y yo no hice ni un ademán por hacerlo yo, no lo merece, me quitó mi tropa. Aunque supuestamente yo soy la que invitó a la cena. ¿Soy una mala persona?... No, solo estoy celosa.

¡No! ¡No estoy celosa!

—¿Viniste en tu carro?—pregunta una vez estamos frente a su auto. Me acomodé mejor la gabardina, tengo algo de frío.

—Si—respondo con sequedad.

—Es algo tarde, podría llevarte y que la grúa lleve tu auto a la base—sugiere y me lo pienso por unos segundos.

—No creo que sea buena idea.

—Vamos. Así pasamos un rato más juntos. ¿Te gustaría beber algo en mi casa?—nuestra mirada coincidió y noté algo de chispa en sus ojos. Él está emocionado por esa idea, lo puedo notar, y yo estoy muy agotada como para conducir.

—Vale—acepto sin pensarlo mucho más y subo al asiento del copiloto sin su ayuda.

Me esperaba una casa gigante, con millones de habitaciones y cientos de criados. Obviamente lo imaginé así porque es el hijo del presidente. Me sorprendió que fuera un simple apartamento, en un barrio caro, y que la cocina estuviera en el mismo lugar que el comedor, y que pudieran verse desde la sala. Mi sorpresa no pasó desapercibida y se ganó una pequeña carcajada de su parte, además de un:

—¿Creíste que sería un niño rico que solo le importa lo material?

La respuesta era "si", pero no pensaba decírselo. Que se imaginara lo que quisiera.

Tomé asiento en el pequeño sofá y esperé a que regresara a mí con dos vasos de whiskey. Me entregó uno antes de tomar asiento a mi lado.

—¿Qué te parece si jugamos a algo?—infantil me parece—. Nos hacemos preguntas y si nos respondemos, un buche de whiskey—levanta su vaso moviendo el líquido en él.

—Siempre quise hacerte algunas preguntas—ese es mi sí.

—Perfecto. Comienzo yo—asiento—. ¿Qué te hizo querer ser soldado?

—Los valores de mi familia—me pongo seria.

—¿No te gustaría ser otra cosa?

—Esas son dos preguntas. Me toca a mí—sonrío—. ¿Quieres casarte?—se acomoda mejor en el sofá.

—Depende.

—¿De qué?—ahora tengo más curiosidad.

—Es mi turno. ¿Qué querías ser?—no creo que deberíamos estar hablando tanto sobre nuestra vida personal.

—Quería ser maestra de primaria—me mira con el ceño fruncido antes de soltar una gran carcajada.

—¿Qué tiene que ver una cosa con otra?—ruedo los ojos cuando sigue riéndose—. Son cosas muy diferentes—me doy un buche de alcohol.

—Ahora responde tú a m... —me interrumpe.

—Me gustaría casarme, pero no con Jiyu—apoyo el vaso sobre mis muslos—. Siguiente pregunta—dice rápido, lo noto incómodo.

____
—Quiero cinco hijos—responde y abro mucho los ojos. Habíamos bebido poco, pensé que responderíamos menos preguntas y a esta altura estaríamos demasiado borrachos, pero hemos sido muy sinceros. Él guarda silencio en las preguntas relacionadas a relaciones pasadas o presentes y yo no hablo cuando pregunta sobre mi familia, ambos sabemos cuál es el límite que no debemos pasar.

—Ahora algo más personal. ¿Te gusta lento o rápido?—no quiero pensar mal.

—¿El qué?

—El sexo—iba a darme un buche de whiskey, Nam Joon aleja el vaso de mi boca—. Responde.

—No he tenido mucha práctica en esa área—me mira como si le mintiera—. Depende de las ganas que tenga.

—¿Si lo hiciéramos ahora cómo te gustaría?—lo miré de arriba abajo, ¿cuantas ganas tengo de tener relaciones con él? No mentiré, más de una vez lo imaginé, desde la vez que lo vi desnudo no pude evitar imaginar cómo sería estar con él. ¿Sería tan bueno como me lo imagino?

—Rápido—comienza a curvar sus labios en una sonrisa con picardía.

—¿Te gusta bromear mientras lo haces?

—Me gusta mantenerme concentrada lo más posible, me gusta disfrutar lo que hago.

—Es en lo único que no te gusta hacer dos cosas a la vez—asegura como si me conociera—. ¿Grueso y corto o flaco y largo?—estoy consiente de que ya ha hecho más de una pregunta, es mi turno de preguntar, lástima que no pienso cambiar el rumbo de la conversación.

—Grueso y largo—creo una nueva respuesta. Los rasgos en su rostro cambian a uno más interesado.

—¿Luz encendida o apagada?

—Si es contigo, encendida—no pienso perderme esa vista—. ¿Por qué me haces estás preguntas?

—¿Quieres tener sexo conmigo ahora?

Mierda.

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