12
Primer día al mando de Min, estoy aterrada. JungKook me regaló una sonrisa para tranquilizarme y seguimos caminando hacia el lugar donde todos debían formar para encontrarse con nuestros superiores.
Lo normal sería ocupar mi lugar al final de la hilera, pero algo había cambiado en mí. Debo hacerle frente a mis miedos, y el miedo a destacar será superado hoy.
Miré por última vez a JungKook y caminé hasta el inicio de la formación. Algunos de mis compañeros me miraron sin entender, pero luego me dejaron tomar un lugar a su lado, no sé que habrá pasado con la persona a la que le quité el lugar.
—¿Ri?—subí la cabeza para ver al sargento. Tenía el ceño fruncido.
—Si señor—me coloco firme saludándolo.
—Descanse—hago lo que dice—. ¿Está segura de querer estar en primera fila?
—Muy segura, señor—él asiente no muy confiado.
—Vale. ¡Kim, es hora de que hagas tú trabajo!—grita y llega a su lado Tae corriendo.
Cuatro años después
Abrí la puerta del refrigerador cuando escuché la voz de mamá.
—Tienes que alimentarte mejor—miré el jugo que recién había cogido.
—¿Qué tiene de malo?—pregunté frunciendo el entrecejo.
—El desayuno es la comida más importante del día, deberías saberlo—rodé los ojos.
—No haré mucho hoy, me quedaré tranquila en mi cama y no necesitaré comer demasiado para hacerlo—cierro el refrigerador para comenzar tomar mi bebida.
—Creí que ya no eras vaga—camino hacia ella.
—Puedo permitirme serlo por unos días más.
—Estoy muy orgullosa de ti—sonreímos a la vez.
—No tienes idea de cuanto me alegra escuchar eso.
—Siempre lo estoy y lo estaré. Eres mi pequeña, hagas lo que hagas estaré orgullosa.
—¿Aunque sea ladrona?
—Tampoco te pases—besé su mejilla.
—Entendido, siempre hacer cosas buenas—me siento en una silla de la mesa.
—Sabes que amo tenerte aquí, pero ¿no estás lo suficientemente grande para seguir viviendo en mi casa?
—Me ofende que me estés echando—le señalo—. Pero ya busqué un departamento cerca de mi nueva base.
—¿Está cómodo?
—Es el hogar perfecto para mí. Ahora que tendré más días de descanso necesito un lugar en el que estar y despejar la mente.
—Me parece muy bien. Tienes que crecer.
—Lo dices como si fuera una bebé.
—¿Cuando te vas?
—En unos tres días—asiente.
Cuatro duros años han pasado desde que comencé en el ejercito. Mi preparación, al menos desde mi punto de vista, fue la mejor. Sufrí, solté algunas lagrimas y me golpeé como todos, pero ahora sé que estoy preparada para lo que me pongan delante.
Me siento orgullosa de mí. He logrado muchos de mis objetivos y no pienso parar hasta cumplirlos todos. Puedo lanzarme de un paracaídas sin morir en el intento, me atrevería a disparar hasta con los ojos cerrados y mi resistencia física es de las mejores de mi unidad.
—Cabo primero—susurra mamá como si no se lo creyera. Solté una carcajada.
—Parece un sueño.
—Sé que seguirás escalando en los rangos hasta convertirte en la mejor—se sienta a mi lado.
—Me ayuda mucho tu fé en mí—me da un pequeño beso en el dorso de mi mano.
—Me gusta ayudar en algo—sujeto su mano.
—Ayudas más de lo que crees.
—Me gustaría que tu padre pudiera verte ahora—ambas nos centramos en la fotografía de mi padre en la pared. Llevaba su traje y sus insignias, siempre alardeaba de lo mucho que había trabajado para convertirse en general.
—Sé que lo está haciendo, desde alguna parte—sonríe y suelta un suspiro.
—Tu hermano no creería lo mucho que estás avanzando.
—Creo que competiría conmigo por ver quien lo hace mejor—reímos.
—Es lo más probable—guardamos silencio unos segundos—. Tienes que comer más que eso, no durarás todo el día—sabía que se refería a mi jugo. Se levantó de sopetón y fue hacia el refrigerador—. Tienes que comer más proteínas o te desmayarás en una misión.
____
Dejé mi auto parqueado en el lugar reservado para mí. Es hora de enfrentar a las nuevas personas que voy a conocer. Por esa parte estoy aterrada, tengo un poco de miedo a no encajar en este lugar o no ser lo suficientemente buena, pero debo comportarme como la adulta que soy y caminar con la cabeza en alto.
Pasé todo el día recibiendo instrucciones sobre mis deberes en este lugar, como si fueran diferentes a los de antes. Incluso me dieron una habitación para mi sola, eso fue inesperado. Finalmente me llevaron a conocer al sargento que estaría frente al pelotón al que correspondo. Solo espero que no sea un cascarrabias como Min Yoongi.
—Te dejaré a solas con él—dice la chica que hasta ahora me estaba ayudando a asentarme en este lugar. Asentí como respuesta y desapareció de mi vista.
Miré al chico que estaba sentado tras su escritorio, tenía una gran sonrisa haciéndolo ¿adorable?
—Puedes tomar asiento—señala una silla y le hago caso.
—Es un placer estar frente a usted—digo aunque no tengo ni la menor idea de quién es. Suelta una carcajada como si le hubiera contado el mejor chiste del mundo.
—Dudo que sea tan famoso como para ser un placer conocerme.
—Es mi superior, siempre es un placer conocerlos—me excuso.
—Soy Jung Hoseok. Y tengo entendido que usted es Ri Eun Yeong—creo que mi nombre lo leyó del papel que estaba mirando.
—Si lo soy.
—Tu registro es bastante increíble, me sorprende que tengas tan buenas habilidades físicas pues...—lo interrumpo.
—¿Lo dice por qué soy mujer?—fija su vista en mis ojos.
—Si me dejaras terminar te darías cuenta de que no soy un machista.
—Perdón.
—Sé que debe estar adaptada a ser infravalorada por su sexualidad, pero no debes pensar tan mal de todos—siento que estoy siendo regañada por mi padre.
—Tiene razón, mayor.
—Lo decía porque por las notas que leí de usted no se podía esperar más que fracasó cuando ingresó a la base.
—Tuve un buen entrenamiento.
—El sargento Min es de los mejores, escogió bien a su pelotón.
—La verdad le atribuyo el mérito más a otra persona—sonrío recordándolo. Hace tanto que no lo veo, muestro comienzo no fue el mejor, pero el final fue digno de recordar.
—Yo se lo atribuyo a usted—sonríe—. Bueno—se levanta de su asiento—, le presentaré el escuadrón al que deberá liderar. Sabe que usted está por encima de todos ellos, pero...—vuelvo a interrumpirlo.
—Pero usted está por encima de mi—termino por él.
—Deberías dejar de interrumprime—me levanté de mi asiento.
—¿Acaso no es lo que usted quería decir?—asiento sonriendo. ¿No se cansa de sonreír?
—Me cae bien, creo que tendremos una linda convivencia.
—Eso espero—ambos comenzamos a caminar hasta salir de su oficina. Hoseok me guió hasta la parte traerá del edificio, salimos de él y quedamos en un gran espacio abierto donde se podía ver a lo lejos los campos de entrenamiento. También algunas tropas corriendo a la par de la voz de sus superiores.
—Ahí está—señala a una tropa que estaba haciendo abdominales mientras una chica los vigilaba cruzada de brazos. Tenía el cabello rojo, tintado obviamente—. Cabo Kyung—llama su atención y la chica lo saluda con un apretón de manos y una sonrisa.
—¿Esta será mi jefa?—pregunta con burla señalándome. Mientras que ella era solo cabo, yo era cabo primero, no es mucha diferencia, pero si tengo más mandato.
—Ri Eun Yeong—me presento y también nos estréchamos las manos.
—Kyung Jiyu—sonrío. Aprecie cada parte de su rostro, algo en ella me parece conocida—. Disculpa, ¿nos conocemos?
—No lo creo—asentí—. Le presento a su escuadrón—señaló a las 13 personas—. No les hablé ahora, están castigados por no hacer sus deberes.
—¿Todos?—fruncí el entrecejo.
—No, solo fue uno. Pero se lo merecen—ríe y la miré sin entender que le daba tanta gracia.
—Vale, creo que las dejaré tranquilas—sonríe Hoseok.
—Oh no, deberías llevarla con mi oppa.
Ay no, no quiero conocer a su novio.
—Debe estar al tanto de todos los que entran y salen de este lugar—sigue hablando.
—Tienes razón, pero mandaré a otro a hacerse cargo de eso. No quiero estar en la misma habitación que tu "oppa"—hace comilla con lo dedos.
—Deberías amarlo, es una persona increíble.
—No me gustan las personas cascarrabias—y con eso terminan su conversación. De tanto hablar de su "oppa" me dieron ganas de conocerlo y saber porqué Jung Hoseok no quería verlo, hasta ahora parecía una persona muy agradable—. Vamos—comencé a caminar detrás de él de vuelta al edificio—, te llevaré con Kim.
—¿Kim?—paré de seco. No puede ser Kim. No puede estar hablando de mi Kim. Bueno nunca fue mi Kim.
Relájate, hay muchos Kim en el mundo.
Claro que si, seguro es un Kim más agradable y hasta más viejo.
—Si, Kim—me miró cómo si fuera un bicho raro—. Tranquila, es una persona increíble.
Definitivamente no es mi Kim.
Solté una carcajada por mi confusión y volví a seguirlo. Nos detuvimos delante de una puerta, el camino no fue tan largo como esperaba. Hoseok dió unos cuantos toques a la puerta y se abrió de repente sin un aviso.
—¿Eun Yeong?—preguntó el chico delante de mi con el ceño fruncido.
Mierda, se me había olvidado que conozco un Kim que si es buena persona.
—¿Kim Seok Jin?—él suelta una carcajada y se cruza de brazos.
—Espera, ¿se conocen?—pregunta el chico de mi lado—. Oh, claro. Antes estabas en su base—me señala—. Espera, ¿ella es la chica de la que me hablaste?—dejé de mirar a Jin para sentarme en las palabras de Hoseok.
—¿Le hablaste sobre mí?
—Claro que no—lo niega rápido—. Se debe estar confundiendo. ¡Largo Hoseok!—grita de repente haciéndolo reír.
—Yo me voy, pero recuerda llevarla con el señor cascarrabias. Kyung me lo recomendó, ¿y quién mejor que ella para saber complacerlo?—Jin le mira mal.
—Deja de llamarlo así. Si se entera te puede ir muy mal.
—Nadie se tiene que enterar—le guiña un ojo y da una media vuelta para luego irse de nuestro lado.
—Esto es increíble—mi conocido me llama la atención—. No puedo creer que la vida te haya traído hasta aquí—ríe—. Pasa, tenemos mucho de que hablar—señala el interior de la habitación y sin hablar entré.
Puede que hayan pasado cuatro años y que mi memoria no sea la mejor. Pero si mal no recuerdo, mi relación con Jin no terminó muy bien que digamos. Así que su trato tan cálido me desconcierta un poquito bastante.
—Cuéntame. ¿Qué haces aquí?—toma asiento en la esquina de un sofá. Cosa que agradezco pues así podía sentarme en el otro extremo sin sentirme incomoda.
—Dijeron que necesitaban un cabo primero en este lugar—abrió mucho los ojos.
—¿Lo conseguiste?—se notaba la emoción en su voz.
—Lo conseguí—reí.
—Sabía que lo harías. Siempre confié en ti.
—Sobre eso—agaché un poco la mirada. Me sentía estúpida—. Sé que fui demasiado infantil cuando sucedió lo de nuestro pequeño problema...
—No tienes que disculparte—me interrumpe y niego lentamente con la cabeza.
—Si tengo que hacerlo. Eras mi amigo y solo me estabas protegiendo.
—Debí dejar que tú sola lo hicieras.
—No trates de hacerme sentir bien. En ese tiempo me sentía demasiado infravalorada, me infravaloraba yo misma sin razón alguna. Supongo que vi que todos tenían una mejor preparación que yo. Y al saber que la persona con más poder en ese lugar no me había echado porque su amigo se lo pidió, me dolió.
—Lo hice porque confiaba en ti. Porque sabía que podías llegar muy lejos. Y mírate, lo estás consiguiendo—sonríe. No entiendo como aún trata de animarme cuando lo traté tan mal sin razón alguna.
—No puedo poner la excusa de la edad pues ya era bastante grandecita para saber lo que hacía. Solo diré que creí que sería más fácil—lo miré a los ojos.
—Es duro cuando se rompen tus expectativas—asentí de acuerdo con él—. Estás perdonada.
—Gracias. Nunca debí perderte como amigo.
—Siempre estaré aquí para ser tu amigo—estiro mi mano para tomar la suya. Él me dejó hacerlo con gusto.
—¿Y bien? ¿Me cuentas algo interesante ahora?—reí acercándome más a él.
—No sé que decirte. Pero algo definitivamente impactante es que Kim Nam Joon también está aquí—solté su mano al instante como si ahora tuviera corriente.
—¡¿Qué?!—grito sin contener mi asombro. Habían pasado cuatro años ya, quería creer que él no continuaba en la frontera.
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