Hola, youngers.  Hoy hay actualización, yuju!!
Les cuento que "Pov" Significa la perspectiva de otro personaje que no es el protagonista, para que lo tomen en cuenta en este capítulo.

POV Francis

“Una, dos y tres” di un salto del suelo y me levanté a estirarme. Tenia ya dos semanas de estar ejercitando mi cuerpo para que cada vez que Eva me diera un abrazo o algo más, pudiera notar un poco de musculatura.

Siempre me ha gustado escuchar rock alternativo cuando hago alguna actividad física, ya sea para tener sexo con alguna chica o para trotar en la caminadora.

“First things first. I'm going to say all the words. Inside my head” tarareaba frente a mi espejo mientras agarraba la piel colgante de mi… abdomen. ¿Qué? Adoro juguetear con la piel flácida.

—Francis…—mi hermana Caeli abre la puerta sin tocar y me mira extrañada. —¿Qué diantres estas haciendo? —frunce el ceño sin apartar sus ojos verdes de mí.

—Que te importa. —me pongo la camisa azul y acomodo mi cabello negro que casi cubre mis cejas. —¿Cuándo vas a aprender a tocar la puerta antes de entrar?

—Uhm…—finge estar pensando. —Nunca. —me sonríe ensañándome todos los dientes, continuando —Voy para a una reunión y luego iré a buscar a Tara. —se encoge de hombros.

—¿Ya te respondió por qué se fue como un ladrón? —pregunte sentándome en mi cama.

—La verdad es que no. —se relame los labios adentrándose más a mi cuarto. —Creo que ella es una chica que le hace falta amor. —la muchacha de cabello ondulado suspira.

—No comiences Caeli. Tú quieres ayudar a todo el mundo. No todos merecen ser ayudados.

—Eso quiere decir que Tara te cae mal ¿Uhm?

No saben lo mucho que odio que mi hermana menor levante la ceja cuando hace ese “uhm” es como si de sus ojos saliera un fuego o no sé que putas, pero es una mirada penetradora.

En realidad, no sé porque no la usa con el estúpido de Julian

—Claro que no me cae mal. Es solo que me da miedo que tú salgas lastimada. ¿Uhm? —la imito.

—No crees que ella es la única lastimada. —se cruza de brazos. —Quizá ella sea una muchacha con una autoestima por el suelo. Ya sabes lo que dicen—ladea la cabeza, —muchas personas increíbles se creen menos solo porque, una vez,  personas con corazón de mierda las hicieron sentir mierda.

—Ya deja de decir “mierda” —resoplo lanzándole una almohada.

—Yo tengo libertad de expresión. Yo puedo decir “caca” las veces que quiera.

Mi teléfono comienza a vibrar y era un mensaje de Tara que decía:

Tara: Eva es una puta. No confíes en  en ella

—¿Ah? —fruncí el ceño molesto porque Tara la que se hacia pasar por “mejor amiga” de la chica que me gustaba, estaba siendo grosera por llamarla de esa manera.

—¿Quién es? —me preguntó Caeli preocupada.

—No es nada. Es William que quiere que vayamos a correr. —mentí por alguna razón.

Posiblemente haya mentido porque no quería que Caeli fuera a regañar a Tara solo por decirle “Puta” a una chica.

—¡Ahg! No se porque te juntas con gente tan estúpida como William Kennedy. —dice cerrando la puerta de mi cuarto con fuerza.

—Él dice que tú eres guapa.

—Dile que, cuando me importe lo que él piense de mí, lo iré a buscar y le besare las bolas.

Sali de casa a las 2:00 pm para ir a correr con mi mejor amigo. Un chico que de casualidad conocía Eva.

Ambos estábamos en el parque estirando nuestras piernas y brazos para entrar en calor. No era lindo sentir calambres después de hacer ejercicios.

William era de esos chicos fuck boy que se cogen hasta una escoba con enagua. Nunca le he conocido una novia formal porque con las que se acuesta todas parecen tener una vida demasiado alocada.

—¿Entonces Willy? ¿Crees conocer a la rubia? —pregunte estirando mi brazo derecho por encima de nuca.

—Fran… —hace una pausa larga. —Creo que sí conozco a tu chica.

—¿Sí? ¿Verdad es super guapa? —pregunté entusiasmado y ansioso por escuchar la repuesta del rubio.

—Sí… es un poco guapa. Sin embargo, no es de mi gusto. —ríe aclarándose la garganta. —La que sí está guapa es Tara. La gorda. —dice intentado no soltar la carcajada.

—Eres un hijo de puta. —le doy un golpe en el hombro derecho y comienzo a trotar, mirando al rubio quejarse entre risas. —Tara no es tan fea.

—¿¡QUE NO ES FEA!? —exclama juntándose a mi lado. —Seguro a esa gorda le quitas el sostén, y en vez de que le salgan las tetas, se le salen pedazos de pollo y hamburguesa. —se carcajea.

Me detengo en seco, mirándolo serio y sin ninguna pizca de gracia.

—No te pases de estúpido, William —le reprendo volviendo a trotar.

—Ay—rueda los ojos—, ya pareces a tu hermana la femenazi esa.

—Mira, William ese comentario hacia Tara no es gracioso y dos mi hermana solo seria una femenazi contigo porque le encantaría cortarte ese pito para después dártelo de comer. —expuse con molestia.

—Ya vale. Ya entendí. —levanta la mano en son de paz. —Eso sí. —truena su cuello. —el ultimo que llegue a la fuente le chupa la vagina a la gorda de Tara. —gritó cuando salió corriendo hacia la fuente a toda velocidad.

Es justo aquí donde pregunto por qué hay mujeres que les gusta este tipo de hombres. Sin cerebro y tan superficiales.

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POV Tara

 ¿Saben qué me gustaría ser? Me gustaría ser la mejor vendedora de una empresa. No hablo de las personas que venden Avon o Estilos, yo me refiero a ser la mejor en ventas de vehículos, de tarjetas de crédito, de aviones, de cosméticos; ser la mejor en algo… Por que para ser mejor amiga soy la peor.

Nicholas había terminado conmigo, me había mandado para la mierda, Eva me había dado vuelta con sus nuevas amigas. Me sentía como una novia con un corazón roto.

Tanta rabia tenía acumulada en mi cabeza que no podía pensar en algo que no fuera  en que Eva sabía la verdad de Nicholas.

Odio que me oculten cosas, me siento aparte, sola y sin importancia cuando me hacen este tipo de cosas. 

¡Joder! Si yo era la verdadera amiga de Nicho, no la barbie zorra.

Fue por eso que la colera me invadió y envíe un mensaje a Francis de lo perra que era la rubia esa.

—Tara. Te busca Eva. —mamá abrió la puerta sin esperar a que yo le diera permiso.

—Dile que no estoy, que se largue.  —no la mire.

—Perdón…—escuche decir a la rubia que se acercaba a mi puerta.

Ella había subido a mi habitación, o sea, mi madre deja pasar a enemigos.

“Me vales mierda, princesita” pensé.

 —¿A qué vienes?

—Tu mamá me dejó subir, lo siento.

—Te pregunte ¡A QUÉ VIENES! ¡AH! —me levante de la cama furiosa, pero toda mi furia se derrumbo cuando vi a la muchacha de rodillas en el suelo llorando desconsolada.

Mi corazón se aceleró pensando en que algo les había pasado a sus padres. Me acerque a ella y la abrace sin hacer preguntas.

La jovencita  cabellos rubios estaba sudada y olía a cigarro.

—Tara. Ty, me odio, yo no merezco nada en esta vida—sollozaba con fuerza. —no me abraces que estoy sucia.

—Ey, Eva…—susurre arrodillándome a su lado para acurrucarla en mi pecho. —No te entiendo.

—Tuve sexo con William Kennedy y Milton Ford anoche.

¡SANTA MIERDA!