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Capítulo 24. (R) Final.

Regresé lo más rápido que pude al pueblo con la camioneta, y una vez ahí, busqué a Mike para poder terminar todo el problema del traje. Se encontraba parado en frente de un local cerrado, estaba con su teléfono en el oído llamando a alguien, algo me dice que eso es una mala señal. Me acercó para preguntarle qué sucede pero me mira muy serio.

― ¿Crees que te puedas arreglar rápidamente en casa? ―preguntó mirándome de arriba hacia abajo.

―Claro, solo necesito un baño y... Espera... No está, ¿verdad?

―Así es. Bueno, regresemos. ―me arrebató las llaves de la pata y volvió al auto.

― ¡Espera un segundo! Dijiste que no podíamos volver. ―le repliqué deteniéndolo―. Acabo de hacer la misión imposible para entrar ahí.

―Ah, eso... Si, lo dije para que te apresuraras pensando que el estilista estaría preparado pero, podemos entrar sin problema alguno de hecho. ―voy a matar a este conejo―. Vámonos ya.

No sé quién es más desesperante. Jack, Lobato o Mike. De todos los anteriores, preferiría estar con Judy ahora pero siguen esa supuesta creencia de "Es de mala suerte ver a la novia antes de la boda". Me pregunto algo, ¿Acaso habrán conocido alguna vez la televisión o la conocieron y lo sacaron de ahí? Pero, bueno, hay que seguir las reglas o sino, acabaré bajo una montaña de esponjosas colas con orcas en mi cuerpo.

Mike tomó el mismo camino que ya había recorrido tres veces en un día, y se estacionó en frente de la casa que más casa es un bunker de una ciudad entera, por así compararla. Entramos, subí para darme una ducha rápida, loción, cepillado para hacer mi pelaje menos esponjoso, me visto con el traje y finalmente estoy listo para salir a la acción.

― ¿Cómo me veo? ―hablé saliendo del cuarto.

―Pues te ves bien, ahora tenemos que ir al lugar de la boda y esperar hasta que mi hermana llegue para el esperado momento. Aun me sorprende que haya visto algo en ti.

― ¿A qué te refieres? ―pregunté extrañado.

―Sarcástico, serio, a veces desinteresado. Hasta parece que solo estas para molestarla. Aun no lo entendiendo.

―Si me conocieras, sabrías que te ayudaría a lograr muchas cosas. Además, esa faceta sale cuando estoy tranquilo por así decirlo. Pero por Judy yo haría lo que sea. Y a ti... Hasta te podría ayudar a conseguir una conejita. ―lo molesté.

―Vámonos ya. ―replicó divertido.

***

― ¿Y cuando vienen tu colegas mi pequeño amigo? ―habló la oveja blanca mirando sus pezuñas.

―Tranquila, Dawn, ya lo hicieron. Les pedí todo lo que queríamos y necesitas pero quisiera hacerte una pregunta. ¿Por qué quieres una máquina del tiempo? ―su interés se entendía en muchas maneras.

―Pues, antes de que fuera encarcelada, la coneja me contó que desde pequeña quiso ser policía. Había hablado con sus padres y ellos me contaron que un zorro bravucón la había lastimado. Si puedo volver en el tiempo a ese momento y dispararle al bravucón con un suero de los Aulladores, entonces él la matara, nadie me detendrá y mi plan en contra de los depredadores sería un éxito.

―Vaya, es realmente interesante tu plan BellWheather. Ni yo hubiera pensado en algo así. ―comentó sorprendido.

―Cuéntame tu Mouse, ¿Cuál es tu plan para acabar con Wilde? ―algo dentro de la oveja le hacía sentir un cierto aprecio por el ratón, tal vez era el sentimiento mutuo de querer acabar con el zorro y la coneja.

―Simple. Mis científicos, desde hace algunos años ya, estuvieron experimentado con la genética y lograron crear mezclas de animales. ―explicó orgulloso―. Varios de ellos me han ayudado en mis atracos y en algunos de mis asuntos de mayor importancia pero después de que me encerraran, ya nadie los controla. Están encerrados en un laboratorio, dentro de tubos. Cuando salga de aquí los enviare a atacar a Wilde y no tendrá apoyo esta vez. ―su voz se escuchaba fría y seria al decir eso. Sus pensamientos eran retorcidos pero más lo eran sus palabras.

―Eso suena demasiado... genial. ―dijo Bellwheather muy animada―. Cuando sea alcaldesa de nuevo, haré que encierren a Wilde si es que aun sigues en la mafia.


***

V.Judy:

Muy bien, muy bien. Todo el día, desde la mañana, he estado corriendo de un lado para el otro haciendo los últimos retoques en mí. Este gran momento ya ha llegado y ahora, ya estoy en la carpa antes de salir. Estoy tan nerviosa, no puedo creer que ya estoy dando el gran paso. ¿Desde cuando dejé de ser la inocente coneja recién llegada a Zootopia?

―Hija. ―escuché a mamá detrás de mí por lo que me gire a verla―. Solo venia para darte esto. ―abrió una pequeña cajita morada y dentro se encontraba... No puedo creerlo.

―Mamá, es tu collar. El que te regaló papá, no puedo tenerlo. ―rechacé de inmediato.

―Judy, cuando yo me casé, tu padre me entregó este collar para mantenernos unidos. ―habló serena y tomándome las patas―. Quiero que seas feliz y ese collar nos ha traído mucha suerte a mí y a tu padre. Quisiera que lo conservaras como recuerdo de nosotros. ―me sentía tan conmovida por las palabras que decía. Tome y abrí la caja, saque el collar y me iba a poner pero... ―Espera, deja que te lo ponga. ―tomó los dos extremos del collar y me lo puso alrededor de mi cuello.

―Gracias mamá. ―me di la vuelta y la abracé con fuerza. Siento que voy a llorar.

Se limpió unas cuantas lagrimas que se le habían salido y me miro feliz.

―Bu... bueno, será mejor que me valla antes de que te haga llorar. No quiero que mi hija parezca una loca con el maquillaje corrido ¿Verdad? ―reí ante su comentario y luego salió.

―Gracias mamá.

―Judy, ya es hora. ―hablo papá entrando. Me miró unos segundos solo para darse cuenta de que iba a llorar―. ¿Qué sucede, mi niña?

―No... nada papá, solo fue una conversación que tuve con mamá. ―traté de decirlo con mi tono más calmado y limpiándome un poco los ojos sin dañar el maquillaje―. Vamos.

―Si. ―alzó su brazo y yo enrollé el mío alrededor del suyo.

***

En ese momento, todo lo que sucedía hasta el más mínimo detalle, era perfecto tal y como estaba. Los amigos, familiares y personas aparte se encontraban a la expectativa de la llegada de Judy. Nick, quien se encontraba al frente ya en el altar a la espera de la entrada de la coneja, tenía una sonrisa que nadie podía comparar y en su mente, una sola idea. "Te amo, Judy" Pensó con orgullo.

De repente, una silueta mediana apareció al principio del pasillo abierto. Era ella junto a su padre. "Ella es realmente hermosa, aun no entendiendo como se pudo fijar en mí." Pensó nuevamente Wilde, al ver como la luz atrapaba a Judy en un amarillo abrazador, su vestido brillaba más que cualquier reflector y su cuerpo danzaban al paso que caminaba. Un caminar tan suave y gentil que la hacía ver tan serena y pacífica aunque dentro estaba hecha un mar de sensaciones y emociones que no se pueden explicar. Todos se encontraban asombrados por la magnificencia de la entrada de la futura señora Wilde.

Llegaron al frente y Stu se separó de Judy para pararse a lado de Bonnie. Ahora, frente a Nick se encontraba la criatura más hermosa que él haya podido encontrar, conocer y amar. O así lo pensó él. Levantó el velo de tela suave y la miró a los ojos lila brillantes, aún con la sonrisa de antes.

―Te ves hermosa. ―susurró Nick.

―Tú te ves muy elegante también. ―susurró ella.

El sacerdote comenzó la ceremonia con el llamado y todos se sentaron y escucharon atentos a lo que decía. Cada palabra era solo un segundo que definía el antes y el después de una vida. Una vida única para ambos. Ya se encontraban casi al final cuando el cura dijo:

―Antes de seguir con esta celebración, si alguien está en contra de que se lleve a cabo esta unión, que hable ahora o calle para siempre. ―al momento de la declaración que dijo, un zorro de copete y nervioso, con sentimientos inconclusos y remordimientos guardados, se encontraba al fondo del grupo de invitados, reprimiendo sus ganas de decir algo.

Ese zorro era Gideon Grey y quiso protestar en aquel momento pero no arruinaría el suceso más grande de alguien a quien quiso en algún momento. Agachó su cabeza y bajó sus orejas, dio un suave suspiro para que nadie le escuchara y en voz baja dijo: <<Felicidades, Judy>>

―Bien, prosigamos. ―volvió a hablar el cura.

La ceremonia continuó el poco curso que le quedaba, todos estaban felices y las dos almas que se encontraban al frente eran las más felices de los presentes. Cuando llegó el momento, todos se levantaron emocionados a la espera de la entrega de los anillos. Los dos enamorados se miraron a los ojos y dijeron sus votos mientras insertaban, cada uno, el anillo respectivo en el dedo del otro.

―Yo, Nicholas Piberius Wilde, acepto a Judy Hopps como mi futura esposa y prometo amarte, cuidarte, respetarte y estar contigo en la salud y en la enfermedad. Hasta cuando trate de hacer alguna locura ―los presentes rieron por el comentario―. Hasta que la muerte nos separe.

― Y yo, Judith Laverne Hopps, te acepto, Nicholas Piberius Wilde como mi futuro esposo y prometo amarte, respetarte, cuidarte y quedarme contigo por siempre.

―Por el poder que me confiere la Iglesia y mi orden sacerdotal, yo los declaro marido y mujer. Puedes besar a la novia.

Nick tomó de improvisto a Judy por la cintura, la acercó a él y le dio el suave y tierno beso que estaban esperando, uniéndolos en cuerpo, alma y vida. Todos los presentes celebraron al mismo tiempo, algunos lloraban, otros gritaban de la alegría, otros solo sonreían y aplaudían. Pero el más emocionado era Garraza que también había esperado aquel momento desde hace mucho.

Los problemas solo fueron pinchazos de dolor para hacerles más fuertes, los malos augurios una forma de aprender a esperar lo inesperado y los prejuicios ilógicos han sido superados para ese gran y único momento. Cualquiera pensaría "Eso es imposible, un conejo no podría estar con un zorro. Es algo anti-natural." Pero yo les digo, mis amigos que eso no importa. No importa si eres de la forma que eres, lo que importa es cómo es tu personalidad, lo que haces para ser el mejor y ser alguien a quien se pueda amar y puedas amar. En todos los momentos malos que ellos pasaron, Nick y Judy solo recordaban una frase que no olvidarían jamás. "No me importan ellos... Me importas tu..."

FIN...

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Muy bien, aquí es el final de la primera Re-escritura de "No me importan ellos... Me importas tu..." y llega hasta este capítulo porque, como ya expliqué, tuve que reordenar todo de una buena forma para que sea entendible por lo que el capítulo 25 ya no existe en esta historia. Lo bueno, si existirá el epilogo que, los que habrán leido ya, será "¿Lo creiste?". Sin más que decir, nos veremos en la re-escritura de "¿Aún somos nosotros?" para completar en todo todito todo lo que sería la historia.

Nos vemos, espero que les haya gustado la historia ya que es algo que llevo desde en fondo de mi cora y aparte ya llevo un año total con esta historia. Y me sorprende que a la gente, a ustedes les haya gustado. Enserio, gracias a todos.

Nos vemos mis queridos Nicudistas.

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