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Capítulo 19. (R)

El equipo Charlie había vuelto a activar la energía desde su puesto, por lo que había vuelto un poco de tranquilidad al establecimiento abandonado, sin embargo, habían varios guardias con los cuales nos encontramos en nuestro camino hasta la sala de control. Por suerte, ya estábamos ahí en menos de lo que esperaba. Antes de entrar, traté de ver a que nos enfrentábamos una vez dentro. Bastante simple, un pequeño escuadrón escolta, de ahí, la mayoría debían ser técnicos e ingenieros ya que se encontraban en las computadoras.

―Lanzaré una granada de humo, a mi señal, entramos. ―avisé al equipo, a lo cual ellos aceptaron en sigilo. Abrí un poco las ventilas por donde habíamos entrado, fui a donde estaría una directa a la sala y después de unos segundos, lancé la granada de humo. Este se esparció rápido en toda la sala por lo que tuve que reaccionar rápido―. Ahora ― avisé. Tire la ventila con mis patas, entrando a la sala.

Disparé al hombro a todos los que pude divisar que estaban de pie. Rhinowitz y Osorio neutralizaron a los que se encontraban en las computadoras y Lobato detuvo a un renegado que trato de escapar. Ahora teníamos el control de la sala de control. Eso es realmente irónico desde algún punto de vista.

―Sala de control despejada. ―dije por el micrófono para que los demás me escucharan.

―Excelente. ―respondió el conejo―. Ustedes serán nuestros ojos en el resto de la misión, avísenos si hay peligro. ―comandó finalmente.

―Entendido. ―respondí―. Osorio, Lobato, traben las puertas y ventanas. Trataran de entrar aquí y no podemos permitir que eso pase. ―ordené y en el mismo instante, tomaron todas las sillas vacías y las mesas regadas por la sala y trabaron las diferentes entradas que habían. Sellaron las ventanas también con una especie de pegamento muy fuerte y en un abrir y cerrar de ojos, la sala estaba sellada por dentro―. Eso nos dará tiempo, si es que quieren entrar aquí.

Me puse a ver las cámaras de seguridad junto a Rhinowitz. En mi cámara, trate de encontrar en donde se encontraba Judy, lo que no me tomó mucho tiempo. Ella iba al frente del grupo seguida de Savage que tenía una expresión algo rara... esperen... Hijo de... Desactivé nueva y rápidamente los micrófonos para avisárselo a Judy.

―Zanahorias, será mejor que revises detrás de ti. ―dije sutilmente.

― ¿Qué? ¿Por qué tendría que...? ―en la cámara se mostró que observó por detrás de ella con sutileza mínima.

Miró que Jack la estaba viendo como embobado y con babas más debajo de lo que sería su cintura. Algo que a Judy enfureció demasiado, le dio una patada en la pierna "por accidente" ya que casi se "cae" de cara. Esta coneja sabe lo que definitivamente me hace reír. Activé nuevamente los micrófonos y seguimos con la misión como si no hubiera sucedido nada. Cambié las cámaras del pasillo a las que, se supone, deberían estar Mouse y sus secuaces y efectivamente se encontraba en la bodega de carga. Bill, por lo que podía divisar, se encontraba sobre la pata un rinoceronte que lo llevaba de un lado a otro sin parecer haberse dado cuenta del apagón de hace unos minutos.

―Alpha, aquí Delta ―llamé―. Nuestro roedor se encuentra en el hoyo. Prepárense a excavar.

―Entendido Delta. ―dijo Judy.

En las cámaras se veía que llegaron pasillo, ahí se encontraban algunos guardias frente a la puerta de la bodega. Fueron neutralizados rápidamente antes de que dieran alguna alarma. Se pusieron en posición a cada uno de los lados y a señal de Savage, Delgato colocó un explosivo de tiempo en la puerta. Después de tres segundos, la puerta se destrozó en pedazos a causa de la explosión. El equipo entró rápidamente a la sala, cada uno yendo a cubierto donde más podía hacerlo.

La entrada se veía con humo de la explosión pero al otro lado se notaba que Bill se estaba sorprendido por la intromisión de varios agentes de Zootopia en sus narices. Los mercenarios que se encontraban en otras actividades, dejaron lo que estaban haciendo en ese momento, tomaron sus armas y empezaron a disparar a todo el que podían; también, cubriéndose donde mejor podían para evitar ser disparados. La batalla que se daba, era de a poco ganada por el equipo Alpha hasta que, por fin, lograron acercarse a Bill para poder detenerlo.

―Bill Mouse Big, no tienes escapatoria. ―dijo Zanahorias frente a él, que se había caído de la pata de su guarda espaldas―. Estas arrestado por haber atacado a la ley sin contar con la gran lista de crímenes que tienes desde años pasados. ―sentencio Judy apuntándolo al rostro con el arma tranquilizante.

―Oh coneja, eres tú. Por un momento pensé que era alguien peor ―escuché que dijo la voz de Bill. Ese maldito―. Está bien, me ganaste... ―una sombra pasó rápidamente por enfrente de mi cámara.

―Esperen un segundo, hay algo ahí dentro. ―avisé por el micrófono, preocupado.

–A tu victoria te daré un regalo. ― ¡¿Qué es eso?!

― ¡La caja en la esquina derecha, ahora! ―fue demasiado tarde, cuando avisé, de la esquina superior derecha de mi cámara, saltó una extraña criatura que no pude reconocer a simple vista. Después de eso, la energía volvió a irse, esta vez, sin razón.

― ¡Charlie! ¡Necesitamos energía ahora! ―grité por micrófono. Solo interferencia―. ¡Equipo Charlie, responda! ―nada, de nuevo interferencia.

A este punto el miedo se apodero de mí. Por mi audífono ―y en el de todos al parecer― se escuchaban los gritos de Colmillar y Delgato tratando de combatir con algo. No escuchaba ni Savage ni a Judy por más que intentara reconocer sus... gritos.

― ¡Abran las puerta ahora! ―ordené furioso.

Rápidamente Rhinowitz, apuntado su cuerno contra la barrera, corrió con todas sus fuerzas contra la puerta y derribó todo el bloqueo de un solo golpe. Tomé mi arma y salí rápidamente en dirección a la sala, seguramente seguido por el resto de mi equipo. Pero para cuando llegamos allá, ya era demasiado tarde.

Una horrorosa escena se encontraba ante nosotros. Delgato y Colmillar heridos gravemente con mordidas y cortadas, Savage se encontraba tirado en el suelo igual de herido como los otros. Me acerque a él con preocupación levantándolo.

― ¡¿Qué sucedió?! ―pregunté gritando más que preocupado.

―Él se la llevo... Corre... No debe estar lejos. ―débilmente, alzó su pata apuntando a un hoyo igual de grande que Bogo, que se encontraba en la pared. Lo dejé en el suelo nuevamente, ordené al resto del equipo que los llevaran a una zona segura y atravesé aquel agujero con todas mis fuerzas.

Una vez fuera, no logré divisar demasiado más que la maleza y el bosque oscuro. Algo que no era tan oscuro para mí por mi visión nocturna. Giré mi cabeza de un lado al otro, finalmente encontrándolos. Estaban al otro lado de una de las pistas de aterrizaje, corriendo a toda velocidad. La bestia tenía a Judy inconsciente encima de hombro izquierdo y encima del otro; estaba Bill riéndose como psicópata.

Sin perder más tiempo, corrí lo más rápido que pude en su persecución, mas no podía alcanzarlos. Van a perderse en el bosque, no tenía más opción que hacerlo, no permitiré que se lleven a Mi Judy para siempre. Tomé mi arma y apunté a la espalda del extraño ser que estuvo a punto de entrar al bosque. Con un tiro certero, derribe a la bestia. Corrí nuevamente, esta vez más rápido y logré alcanzarlos finalmente. Pero al llegar la bestia se estaba alzando sobre sus dos patas, Bill se encontraba desmallado en el suelo y Judy igual, unos metros antes de entrar completamente al bosque.

―Muy bien ―dije observando a la gran bestia extraña. Brazos de búfalo con garras de puma, cuerno de rinoceronte, dientes y cara de león; orejas y cuerpo de guepardos―. Va a ser una pelea entre tú y yo amigo. ―tiré mi arma vacía ya, al suelo y saqué mis filosas garras, preparándome para la pelea.

El primero en dar un golpe fue él. Tan rápido que logró darme de lleno en el rostro. Caí de espaldas pero me levanté con dolor, sintiendo como la sangre comenzaba a salir del zarpazo que me dio y arremetí contra él con mis garras directo a sus piernas. Esquivó mi ataque para luego golpearme en la espalda. Furioso me levanté de nuevo y me tiré contra su cara, algo que sí funcionó y aprovechándolo, le di varios rasguños e hice varias heridas a su rostro, evitando poner mi cara en su cuerno. Echó un grito de dolor y molesto, tomó de mi cola y me lanzó contra un árbol. Con una mirada furibunda, alzó su pata sacando cinco garras filosas.

Este era mi fin.

― ¡Hey animal! ―grito alguien por detrás del ser―. ¡Sonríe! ―se escuchó un disparo y la bestia cayó de espaldas hacia mí. Me quité de su caída, pudiendo ver así quién fue nuestro salvador. Era Savage.

Volviendo de mi sorpresa de lo que había pasado, fui directamente hacia Judy para ver cómo estaba. No respondía, revise su pulso y tampoco se encontraba activo. Empecé a hacer reanimación cardio pulmonar o RCP.

Uno, dos, tres, respiración boca a boca... Nada, otra vez.

Uno, dos, tres, respiración boca a boca... Vamos Judy, no me dejes.

―Vamos, tu puedes. ―apoyó Jack igual de preocupado, se veía muy herido pero parecía estar bien para mantenerse de pie. Dejé de mirarlo y repetí la acción unas cinco veces pero no sucedía nada.

― ¡Judy por favor! ―grité asustado―. ¡No me hagas esto! ―desesperado, trate una vez más.

Uno, dos, tres, respiración boca a boca. Esta vez lo hice un poco más largo en espera de alguna respuesta...

No...

...

― ¡Aahh! ―un grito extramente fuerte salió de ella, asustándonos aún más a mí y a Jack―. ¡¿Dónde estoy?!

― ¡Judy! ―la abracé con fuerza y con lágrimas en los ojos. Se le está haciendo costumbre darme infartos a esta coneja.

― ¿Qué sucedió? ¿Dónde estamos? ―preguntó confundida y viendo el entorno.

―Tranquila, ya todo termino. ―respondí sin dejarla de abrazar.

No dijo nada más, solo correspondió mi abrazo y nos quedamos así durante unos segundos. Esto ha sido lo más cerca que he tenido de perderla. Mis piernas temblando aún, mi corazón yendo a mil por hora. Cada parte de mí sintiendo el calor de Judy. Nunca había estado tan feliz de que alguien no muriera.

―Oigan chicos, ¿Qué hacemos con este tipo? ―llamó Jack apuntando a Bill que se encontraba aún inconsciente en el suelo.

― ¿Qué esperas? ―dije―. Ponle unas esposas, ese desgraciado estará en prisión por siempre. ―respondí sorprendido de que aún no haya hecho nada con el ratón.

― ¿Acaso crees que puedo hacerlo? ―respondió mostrando las heridas en su brazo derecho.

―Oh, está bien. Lo hare yo. ―me separé de Judy y tomé a Mouse entre mis patas, aplastándolo un poco de furia―. Esto por fin ha terminado. Ahora vámonos de aquí antes de que vengan más. ―di la orden a todos por el micrófono y entre los tres, Judy, Jack y yo, nos apoyamos uno de otro para poder caminar ya que estábamos bastante mal heridos.

Caminamos de vuelta a la base abandonada, y en una de las pistas se encontraba el gran helicóptero de extracción que, al parecer, nos estaba esperando solamente a nosotros. Al llegar, se encontraban Delgato y Colmillar desmallados, también estaban Rhinowitz, Osorio, Lobato apuntando con sus armas de manera atenta, y los demás oficiales de las especies puma y tigre, también inconscientes.

―Vámonos a casa ya. ―le dije al piloto al ponerme uno de los cascos para poder hablar más claro.

―Entendido señor. ―respondió. Cerró la puerta del helicóptero y se alzó de a poco, de camino para volver a Zootopia.

Realmente, esto ya ha terminado. Después de tantos problemas que Bill Mouse nos ha dado a mí y a Judy, esto finalmente ha terminado de una vez por todas. Ahora debe saberlo mejor que nadie, que si te metes con la hembra de otro macho, los colmillos irán directo a tu cuello.

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Y eso está a punto de terminarse támbien. Jejeje. Ya mismo llegamos al final de la historia mis Zootopians. Solo esperen un poco más. Jajaja.

Nos vemos mis DJ's.

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