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Capítulo 14. (R)

― ¡¿Por qué tenía que irse?! ¡Ella no lo merecía! ¡Ella debía quedarse con él! ―tomé otro pañuelo y estornudé fuertemente―. Ay... Definitivamente... nuestra especie es muy sentimental. ―escuché la puerta cerrarse con fuerza desde la sala, eso solo podía decir una cosa.

―Ni que lo digas zanahorias. ―Nick por fin había llegado a casa.

― ¡Nick! ¡Por fin llegaste! ―me levante feliz, con bastante dolor reprimido, pero feliz y me tire encima de él dándole un gran abrazo, algo que tampoco ayudaba mucho al dolor.

―Yo también te extrañe Judy. ―me tomó con suavidad por mi herida y algo de fuerza para no dejarme caer, sin embargo, desvió un poco a mirada pero luego volvió a mirarme a los ojos.

―Espera. Vi eso ―le dije sospechosa―. ¿Qué sucede? ―pregunté ahora, fijándome en su estado de ánimo no tan alegre y suspicaz como siempre.

―Ven, cenemos y te lo cuento en la cama. ―con cuidado, me dejó en el suelo y ambos fuimos a la cocina.

Traté de servirle la cena que tenía preparada para él, pero viendo mi estado, él se preocupó más por mí y me sirvió a ambos. Lo mejor de todo, es que no estuvimos tan callados. Al menos, de lo que sentí, trató de evitar completamente el tema del que realmente quería hablar, con cualquier otro que se le ocurría al instante.

Después de esa agradable cena, subimos a la habitación para ponernos nuestras ropas de dormir, que él me cambiara las vendas y por fin, poder hablar de lo que tanto ha estado evitando.

―Tengo tantas noticias que no sé por dónde empezar. ―dijo nervioso―. Está bien, primera noticia, sé quién rayos es ese maldito ratón que te disparó. ―abrí los ojos como platos, muy sorprendida.

― ¡¿Enserio?! ¿Quién? ―exclamé sorprendida.

―Se llama Bill Mouse. ―dijo serio―. Un canalla que se ha dedica al trabajo de secuestro, robo, extorsión entre otros delitos desde muy temprano. El problema está en... ―dio un suspiro que me dio preocupación―. Él me conoce y yo lo conozco. ― ¿Qué? Bien, no acabo de entender eso. ¿Cómo que lo conoce?

―Espera... ¿Lo conoces? ¿A él? ¿Cómo es eso posible? ―pregunté extrañada por su afirmación.

―Pues, es una historia bastante larga Zanahorias ―me dijo rascándose la nuca―. Solo espero que no te duermas como siempre lo haces con las películas que a mí me gustan. ―vaya, salió el comediante a relucir.

―Claro que no, torpe. ―dije burlona.

―Bien, y he hecho, el comienzo es bastante lógico si me lo preguntas.

»Todo comenzó cuando Mr.Big me acogió en su casa de pequeño. Como sabes, estuve vagando por las calles como vendedor por lo que no se me daba mal hacerlo. Cuando llegué a la gigantesca mansión, estaba un ratón que sobresalía de entre todos los matones de mi padrastro, uno que realmente era desesperante, uno que quería ser mafioso. Ese era Bill, jamás me cayó bien sinceramente. Desde el momento en que lo conocí, que tampoco fue un saludo muy agradable, me parecía que andaba con cosas raras y muy peligrosas. Era estafador, no narcotraficante. Y sus seguidores me daban más miedo aun. Después de unos años, pasó lo de la alfombra de zorrillo que casi me mata y terminé por desconocer todo sobre Mr.Big, su hija y de él. ―un aire de desaliento se vino sobre encima de él.

―Nick... no tenia de... discúlpame...

―Tranquila. ―me dijo con una sonrisa débil―. Ya es pasado. Ahora tengo cuentas con él y es por haberte hecho daño a ti. ―me sonrió más confiado ahora, mirándome pícaro―. En otras noticias, tu atacante al parecer está conectado con Bill. Un secuas enviado para llevarte y exterminarte pero... ¿Cómo fue que no te llevo estando herida? ―oh... cierto, yo también tenía algo que contarle a él.

―Buena pregunta y te la responderé pero no te enojaras. ―me miró extrañado―. Bueno, como sabes, estaba caminando por el centro y de repente alguien me agarró del hombro, era ese alce, que por cierto su aliento apestaba a borrachera. ―se rió ante mi comentario, yo sonreí―. Trató de golpearme pero me zafé y esquive el golpe pero al hacer eso se me abrió un poco la herida y...

― ¡¿Se te abrió la herida?! ¡¿Por qué no me lo dijiste?! ―su forma de reaccionar ante las cosas me sorprende a veces.

―Uno: ya me cure, otra vez. ―me miró serio―. Dos: ¿No te diste cuenta cuando me cambiaste las vendas? ―pregunté confundida. Yo pensaba que sí.

―Mmm... estaba pensando en lo de Bill. ―si claro―. La próxima avísame con tiempo para ser cuidadoso.

―De todos modos, no me dolió. ―dije con orgullo―. Y cómo te decía antes de que me interrumpieras, ya no pude hacer nada. Y en el momento que volvió a querer golpearme, un encapuchado apareció y me defendió. No pude ver quién era pero sabía pelear demasiado bien.

Quedamos en silencio, del incomodo, pero no por mucho ya que habló casi al instante.

―La próxima vez... ¿Podrías avisarme en donde estarás? ―pidió tranquilo y dándome una sonrisa―. Sabes que me preocupo por ti pero no puedo saber en dónde estarás todo el tiempo. Si algo te llega a pasar yo no sé qué haría.

―Ay Nick, me vas a hacer llorar. ―comenté conmovida.

―Y ahora, la última noticia del día que no es tan buena ―y así parecía por su tono de voz―. Nos asignaron un agente para nuestros diferentes casos.

― ¿Enserio? ¿De quién se trata? ―okey, este ha sido uno de los días más extraños, a parte de la noche del ataque.

―Pues no recuerdo bien su nombre, pero era un conejo serio, de mala cara y pocos amigos. ―oh Dios mío... ―. Creo que se llamaba... ¿Jack o Marck Saché?

― ¿Jack Savage? ¿El súper agente Jack Savage? ―pregunté emocionándome.

―Yo no diría súper agente pero...

― ¡Aah!-mis queridos amigos, ese grito fue de una alegría inmensa ya que Jack Savage es el primer agente especial conejo y me sorprende mucho que quiera ayudarnos a nosotros. ¡Estoy tan emocionada! ― ¡Jack Savage! ¡Aaaahh! ―creo que dejare a Nick sin tímpanos.

― ¡Esta bien! ¡Está bien, fan loca! ―me dijo tapándome la boca con su pata―. Solo quiero decir algo, es un tipo muy desesperante.

―Vamos, solo tienes que conocerlo un poco más ―animé entusiasmada―. Sabes que cuando conoces a alguien, siempre es así.

―Sí, pero esperaba a alguien más... animado que un abogado de funeraria.

―Es un agente especial, ¿Qué esperabas? ¿Risitas y brillitos? ―okey, ya me estoy pasando. Es que no puedo parar de hacer bromas. ¡Es Jack Savage!


***

V.Nick:

Bien, un día normal, tranquilo, sin molestias. Son las seis de la mañana, yo ya estoy despierto ―demasiado despierto, gracias al café― y listo. Judy, en cambio, sigue dormida tranquilamente sobre la cama.

A veces esto es lo que adoro de despertarme más temprano que ella. El ver a Judy tan tranquila y pacífica al dormir después de hacer todo ese trabajo y tantos escritos. Un solo momento en el que puedo recordarme que detrás de esa fuerte coneja, está la frágil y tierna hembra de la que estoy enamorado.

Bueno, aparte de que ella tiene suerte, ¡Tiene dos semanas de descanso! Y no es solo gracias a su herida, cabe decir. En fin, tomé mis llaves, salí de casa y me fui directo al trabajo a seguir con la investigación de estos tipos más el alce que capturamos ayer. Algo me dice que hoy pasara algo, no sé en qué sentido, pero sucederá. Espero que no sea malo.

Y hablando de rarezas, hay algo que no me cuadra aún de toda esta ecuación problemática. Ayer, un tipo desconocido encapuchado que sabe pelear "casualmente" pasaba por donde estaba Zanahorias y la salva de ese alce maldito. Ahora, de la nada, aparece este Jack Savage muy ofrecido y campante a ayudarnos a Judy y a mí. Aparte de que menciona mucho su nombre...

¿Me estoy volviendo paranoico verdad? Debo relajarme, esto me está afectando.

Todos esto lo pensaba ―más bien, lo arreglaba en mi cabeza― mientras caminaba al trabajo. Lo primero que recibo al pasar la puerta es el saludo de Garraza y una pequeña interrogación de cómo está Judy la cual respondí con la misma tranquilidad que el felino. Garraza no es un problema para mí, creo que hasta tiene novia o algo así, no me interesa de todos modos.

Dejando eso de lado, fui a la oficina compartida con Judy y a quién veo en medio de esta, sentado en una silla es a Lobato con la información que le pedí el día de ayer. Tengo que admitirlo, este cabeza hueca es muy eficiente.

―Bien ―me dijo sin si quiera que yo le dijera algo―. Después de revisar las grabaciones de las interrogaciones de ayer; más los lugares que han atacado, se supone que están escondidos en las afueras de la ciudad si es que seguí bien trayecto con las cámaras. ―explicó refiriéndose a Bill y sus secuaces―. Demasiado astutos, ya que de ahí, nadie pasa a menos que sea para el hospital Cliffside y es muy difícil entrar y salir a esos lugares si es que no hay un camino asfaltado.

―Bien, excelente. Eres demasiado bueno, Lobato.

― ¡¿Enserio?! ―preguntó emocionado.

―No, era una broma ―rectifiqué burlón―. ¿Y sobre Savage?

―Oh cierto, no hay nada. ―me dijo tranquilo.

― ¡¿Qué?! ¡¿A qué te refieres con que no hay nada?! ―esto es cada vez más raro.

―Al parecer, al ser un agente especial no creo que todos sus datos personales se encuentren fácilmente en internet. ―me explicó rascándose la frente―. Lo único que logré encontrar es que es el primer conejo en ser agente y que antes era detective como tú, Nick.

―Demonios, eso ya lo sé. ¿Qué voy a hacer ahora? ―suspiré, tirándome rendido en mi asiento.

―Sin embargo, aquí hay algo que no me cuadra. ―dijo él confuso.

― ¿Qué cosa? Habla.

―De lo que investigué fue que, comenzó como agente a los veintitrés y lleva cinco años en ese servicio.

―A lo que quieres llegar es... ―dije sin entender.

―Que para el puesto de agente especial como la Z.I.A, el F.B.I y todas de las grandes; tu edad debe estar entre los veinticinco y treinta. ―ahora tiene lógica―. Él lo es desde los veintitrés. En ese servicio no hay excepciones, no hay errores. Jamás. ―quedamos en silencio.

Ahora entendía el punto al que quería llegar Lobato. ¿Tan joven y siendo agente especial? No puedo decir nada contra Savage porque básicamente no sé nada sobre él, pero el que haya entrado de manera tan temprana a las organizaciones de las grandes es demasiado sospechoso. O es que movieron los hilos con su historial, o hay algo que oculta a todos.

― ¿Qué opinas tú? ―pregunté.

―Que alguien debió ayudarlo a conseguir ese nivel. ―me dijo sin más explicación.

Le creo pero no es suficiente, al menos, no para mí. Traté de añadir algo más a la conversación pero ya no fue por una fuerte voz a través del teléfono de la oficina.

"¡Wilde! ¡Te necesito aquí ya, tenemos algo!" ―gritó Boggo a través de este.

―Hablaremos de esto luego. ―le dije serio―. Ahora solo revisa en donde es el escondite de esos tipos.

Si lo que dice Lobato es verdad, entonces mi presentimiento estaría en lo correcto pero no puedo hacer nada aun. No tengo ni pruebas ni nada que me diga que estoy con todas las de ganarle a ese conejo. Sin embargo, algo que he aprendido en esta ciudad es que de una u otra forma, uno se entera de todo lo que sucede. Ya sea por unos o por otros, siempre término conociendo la vida de todos, por esa misma razón es que conozco a todos. Por lo que, ¿Qué tan difícil es conseguir unas cuantas respuestas?



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