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Capitulo 1. (R)

Han pasado cuatro meses desde que Judy Hoops y Nick Wilde descubrieran el complot de la alcaldesa Bellwheather contra los depredadores en la gran metrópoli animal de Zootopia. Han sido y son los mejores policías de la ciudad desde la adquisición del zorro al departamento de policía y han hecho de ese mundo tan caótico como hermoso, uno mejor para todos los demás.

Ahora, se encontraban para comenzar en un día nuevo de trabajo. Judy se mudó de su viejo, ruidoso y desteñido departamento de la vieja armadillo, a uno más cercano de la comisaria. Nick tampoco se quedó atrás en ese asunto, al tener suficiente dinero de lo ganado en sus primeros días, se compró una casa cerca de ella, una lo suficientemente grande y cómoda para él.

Siempre, desde que él había comenzado en la comisaria, habían hecho una gran y coordinada rutina para despertarse, pero solo hasta cierto día que aquella rutina cambió con algo muy peculiar.


V.Nick:

―Hola Nick. ―saludó orejas largas a través del teléfono después de que me contestara―. ¿Estás listo para otro gran día?

―Claro, bola de algodón. ―respondo terminando de ponerme mi uniforme, con el teléfono apretado contra la oreja para poder seguir hablando con ella―. Paso por ti en diez minutos.

― ¡Claro! ―se le escucho emocionada. ¿Qué raro?

Me quede extrañado por esa manera de colgar de Pelusa, estaba emocionada. Es decir, siempre está emocionada y feliz con su optimismo pero ahora se le escuchó mucho más animada. Debió ser una llamada de sus padres, seguramente. Ahora que saben que trabaja a lado de mí, un zorro policía, están entre seguros pero un poco preocupados, aunque Judy sí me contó sobre el pensamiento algo cerrado de sus padres sobre los zorros y en general, a todos los depredadores. Como si le fuera a hacer daño a la hermosa de Zanaho....

¿Qué rayos estaba pensando?

Dejando esos extraños y confusos pensamientos de lado, salí de mi casa para ir directamente a la comisaria que no se encontraba a muchos metros de mi casa. Pero primero tenía que llegar donde Zanahorias así que caminé unos pasos ―treinta, exactamente― hasta llegar a la puerta del edificio de Judy. Ella, con su típico humor animado, salió saltando como siempre del edificio y me saludo con una gran sonrisa en el rostro, una sonrisa que me pareció algo más exagerada.

―Muy bien. Vamos zanahorias. ―dije haciendo una reverencia de un caballero en dirección a la comisaria.

―Gracias. ―exclamo divertida por acción burlona. Una pequeña punzada me atacó el corazón al escucharla así. No era una de tristeza o ira, si no, algo parecido a la alegría pero... ¿Por qué?

Caminamos platicando sobre las cosas que hicimos en este fin de semana y, en general, lo que nos ha pasado en estos cuatro meses, ya que después del duro ―e infernal― entrenamiento en la academia, no nos habíamos visto mucho pero ahora ya estaba mejor junto a ella. Al llegar a la comisaria, atravesando la puerta giratoria, Garraza nos divisó entrar a lo lejos desde su escritorio y nos saludó con su típica felicidad y amabilidad. Pasamos a lado de su escritorio, igualmente saludándolo, y nos dirigimos a la sala de reuniones para escuchar los encargos y misiones que Bogo nos tendría preparado para hoy pero yo les llamó de una forma diferente. Les digo: "Cosas innecesarias para que no me molesten".

―Bien señores y señoritas. ―saludó Bogo con su típico tono serio pero ahora, un poco relajado―. Les entregare sus misiones de hoy ―dijo abanicando las carpetas rojas en sus pezuñas―. Pero los que quieran cambiar sus misiones por patrullaje o parquímetros ―escuchamos un "aburrido" desde el fondo de la sala, proveniente de Lobato, haciendo que Bogo bufara un poco molesto, sin embargo, siguió hablando como si nada―. Pueden ir a mi oficina después de la reunión. ―dio unos cuantos informes antes de entregarnos las carpetas, detalles de salarios y así hasta que termino la reunión.

―Espérame aquí. ―dijo Judy bajándose del asiento que compartía conmigo―. Tengo que ir a pedirle al jefe que nos dé un patrullaje, hoy solo quiero relajarme. ―vaya, eso también es raro en ella. Jamás hubiera rechazado una misión o, eso creo.

―Está bien, te espero aquí. Donde no me moveré jamás. ―dije sarcástico mientras veía que desaparecía detrás de la puerta que estaba en la derecha de la sala.

Me quedé quede en silencio. Se llevó la carpeta pero dejo su esfero ―que también era grabadora― en forma de zanahoria. Me pregunto que habrá grabado ahora. Sé que eso es fisgonear donde nada tengo que ver pero, como me conozco tanto, jamás voy a dejar de meterme en las cosas de Zanahorias, nunca.

Tome el pequeño esfero y presione el botón de la grabadora pero no me esperaba lo que iba a escuchar.

"Te amo, Nick" se oyó de la grabadora.

¿Realmente escuché eso? ¿O es que acaso me estaba dañando levantarme a las cinco de la mañana? No lo sabía. Pero si sabía que mi cara se estaba calentando y, gracias a Dios por el pelaje, no se notaba mi sonrojo extremo. Estaba nervioso por lo que creí que acababa de escuchar y como la curiosidad mato al tigre, accioné nuevamente el botón obteniendo la misma frase "Te amo, Nick". Esto sí que me acaba de dejar con el cerebro apagado.

―Bien, volví. ―anunció Zanahorias entrando a lo que yo me exalte y deje rápidamente la grabadora en la mesa.

―Cla... claro, ¿A dónde vamos a patrullar? ―pregunté tratando de no parecer nervioso pero estaba peor que misión imposible.

―Umm... ¿Qué sucede? ―me preguntó "analizándome" de arriba abajo―. Siempre me dices algún apodo después de que digo algo.

―No me sucede nada, bola de pelos, enserio. ―dije más tranquilo. ― ¿A dónde tenemos que ir según Bogo?

―Cierto, nos asignó la zona de... ―dijo revisó los papeles de la carpeta―. ThundraTown.

―Esta bien, vamos entonces. ―dije sin más.

Aun no podía dar crédito a lo que acababa de escuchar de la grabadora de Judy. ¿Es una especie de broma y la había dejado ahí solo para molestarlo o era una frase de verdad? Sea lo que sea, no podría saberlo si no le preguntaba y eso era lo menos que quería hacer. Salimos de la sala para luego retirarnos de la comisaria al parqueadero de los autos patrulla. De entre todos, nos subimos en nuestro querido Storm 9.8 de número 0987. Como siempre, Zanahorias iba a ir al volante pero como parece que todo hoy es el día del revés, decidí hacerlo yo esta vez.

― ¿Me dejarías manejar por hoy? ―pregunté antes de subirme a lado del copiloto.

―Está bien. ―aceptó sin reclamar.

Me puse del lado del volante, encendí el auto y salimos directo a la zona helada de ThundraTown. Esas palabras aun me comían la cabeza, pasaban una y otra vez de aquí a allá en mi cerebro. "Te amo, Nick", no creo que haya sido ella pero era su voz aunque, ella jamás estaría con un zorro. ¿O tal vez sí?... ¡¿Qué estoy pensando?!... No llegaré a nada si no se lo pregunto yo mismo. Pero no quiero hacerlo... Tengo una idea.

―Oye Judy ―la llamé mientras seguía conduciendo hacia las heladas tierras―. Hasta ahora has grabado muchas cosas en tu zanahoria ¿No?

―Claro. ―dijo animada.

― ¿Me dejarías escuchar la entrevista que te hicieron la semana pasada? ―pregunté atravesando el túnel―. Es que quiero recordar cual fue nuestro último caso. ―que gran idea es esta, Nicky.

En ese momento su nariz se movió más rápido de lo normal, dándome a entender que estaba nerviosa, sus pupilas se hicieron más pequeñas y me respondió con nerviosismo.

―Puf... ¿Para qué quieres saberlo? ―me dijo con una sonrisa temblorosa―. Nuestro último caso fue hace dos semanas. Deberías recordarlo.

―Si pero quiero escuchar cuales fueron las preguntas. ―si quiero conseguirlo, tengo que insistir.

―No creo que quieras escucharla. ―escondió la zanahoria grabadora detrás de ella.

Justamente llegamos a la entrada del túnel hacia ThundraTown por lo que, me estacioné de reversa en una acera para la acción del auto, de vista hacia la carretera y después seguí con mi plan que estaba saliendo a la perfección y que se me acababa de ocurrir.

―Vamos Pelusa, no hay nada de malo en escuchar nuestra entrevista. ―dije desabrochándome el cinturón de seguridad y acercándome lentamente a ella.

―No... no quiero que la escuches ―susurró aún más nerviosa―. Me oigo fea.-si pudiera ver su piel, diría que estaba sonrojada a no poder más.

―Pues yo pienso que tu voz es hermosa.

A este punto su gris natural del rostro desapareció por un rojo intenso que ahora lograba notar ya que estaba lo más cerca posible de ella. Puede que ella sea la que estaba nerviosa pero mi corazón también había acelerado a este punto. Estaba tan cerca de ella pero a la vez tan lejos.

―No... me digas eso... torpe. ―una sonrisa, ahora un poco más segura, se hizo en su rostro pero el sonrojo seguía. Estaba cerca de su rostro, casi tocando sus labios. Era una oportunidad que cualquiera no hubiera desperdiciado, pero yo sí. Concentrándome en lo que debía hacer, pasé mi mano por detrás de ella rápidamente y le quité la zanahoria volviendo a mi asiento.

―Es... espera, ¿Qué acaba de...? ―pregunto nerviosa, confundida y casi pude sentir un tono de decepción.

―Gracias por esto. ―me burlé moviendo la zanahoria de un lado a otro en mi pata.

Se veía furiosa, muy furiosa.

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Muy bien, cada vez que encuentren una (R) a lado del titúlo, será porque está reescrito. Nos vemos.

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