XIX-Que sea celoso.
Después de que Simón fue curado, y tuvieron que avisarle a Raphael por su bienestar para que no sufriera un ataque de nervios, el polluelo le prohibió que entrara a su habitación.
Eso había sido mucho para Raphael, le había confesado que estaba celoso, significaba que los dos se gustaban de la misma manera y debían verse para hablar, además quería verlo, había estado herido, no podía soportar esto.
Caminó hasta la habitación, haciendo caso omiso a las negaciones de los vampiros que habían curado de Simón.
<<No puedes entrar, Simón está descansando. >>
<<Raphael Santiago, sé que eres el Jefe, pero el polluelo ha hecho el pedido de que tú no entre a su habitación. >>
Raphael, Raphael y Raphael... Bla, bla y bla.
Cuando llegó a la puerta, no se detuvo a pensar en golpear, entró molesto mientras lo buscaba con la mirada. El menor estaba tirado en la cama, con los ojos cerrados, pero no duró tanto que se sentó a quejas mientras se miraban.
— R...Raphael.
El mayor sonrió mientras cerraba la puerta detrás de él.
— ¿Así que diciéndole a los demás vampiros que prohíba mi entrada aquí?
Simón no sabía dónde meterse, y Raphael lo sabía, miraba hacia todo lados buscando algún lugar para escapar.
—Y...Yo, ¿Acaso dije eso? No me acuerdo de haber dicho eso, o creo que sí, no lo creo.
El menor hablaba con total rapidez mientras Raphael se acercaba para sentarse a su lado.
— Cálmate Simón, algún día tu lengua se va a trabar y agradece que no puedes respirar, porque ya hubieras muerto por esto.
El polluelo lo miró con molestia.
— Antes de decirme estás cosas, ve con tu noviecilla Tinkerbell y llévatela a la cama.
Raphael comenzó a reír, mientras Simón proseguía.
— ¿Y sabes qué? Tengan muchos hijos Tinkerbell, que tengan vestidos y coronas, y los veas volar y tú no puedas.
El mayor lo agarró del brazo y lo tiró hacia él para que sus labios chocaran y así poder hacer callar al menor. Después de que se separó Raphael sonrió.
— Y que tú pene se te caiga, y no se te pare, y ella te deje por un vampiro mejor.
El mayor frunció los labios y tiró hacia atrás al menor para subirse arriba de él sin hacerle daño.
— ¿Alguien mejor que yo? Tú no sabes nada de mí Simón Lewis, si lo supieras estarías rogando de que te lo hiciera ahora.
El menor corrió su vista.
— Ve a demostrarle eso a Tinkerbell.
Raphael bajo un poco para besar su cuello, Simón era suyo, él le había correspondido y ahora solo estaba celoso, cuando escuchó un jadeó de parte de Simón se alejó, viendo como este lo miraba confundido por haberle dejado así.
— Estas lastimado Simón, no vamos a hacer nada.
Se salió de arriba de él con una sonrisa ganadora y comenzó a caminar hasta la puerta.
— Eres un estúpido— se quejó Simón.
El mayor dejó escapar una carcajada mientras se iba de ahí. Odiaba a Simón por hacerlo desear.
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