XIII- Su sonrisa.
Era de día en el hotel Dumont, los vampiros estaban relajándose y dispersos por el lugar, mientras que este estaba sentado leyendo un libro, los libros eran un escape a otro mundo y lo disfrutaba.
— Mira a quien tenemos aquí.
No levantó la vista, siguió en lo que estaba, reconocía lo bastante la voz de Simón para saber que venía a molestar.
— Raphael préstame atención — dijo Simón.
— ¿Qué pasó? ¿La mascota está castigada y la han vuelto a mandar a su cucha? —preguntó Raphael.
Levantó la mirada mientras sonreía de lado, pero Simón no dijo nada, a cambio sonrió.
— ¿Qué lees?
El polluelo se sentó a su lado mientras miraba el libro.
—Shakespeare — dijo el mayor.
Miró al polluelo que sonreía, Raphael no entendía porque sonreía y eso ya le estaba irritando.
—Se relacionan mucho —dijo Simón — el libro es muy viejo y tú también.
Raphael lo miró ofendido y el polluelo largo una sonora carcajada mientras ponía una mano en su hombro.
— Te estoy mintiendo, eres bien bueno para tu edad —sonrió.
Los dos se miraron sorprendidos.
—En mi cabeza sonó mejor —se disculpó Simón nervioso—, solo decía que eres joven para la edad que tiene, ya sabes tu edad vampírica y tú inmortalidad...
Comenzó a hablar con rapidez haciendo que Raphael le agarrara de las mejillas haciéndolo callar.
—Sé lo que quisiste decir niño tonto —dijo Raphael —, deja de ponerte nervioso.
Y Simón sonrió haciendo que Raphael se quedará mirándolo, su sonrisa venía con hoyuelos y colmillos que eran parte de él.
— Raph...
Podía ver como el menor se acercaba un poco a él haciendo que sus narices chocaran, estaban a punto de besarse.
— Raphael Santiago ¿Dónde te has metido?
El mayor se alejó de Simón y lo miró alarmado.
— D...Debo retirarme, hablaremos de mi avanzada edad después —dijo Raphael.
Viendo antes de salir un asentimiento por parte del menor y una sonrisa tímida. Odiaba a Simón por aquello, por aquella sonrisa y por casi besarlo.
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