XII- Pedir prestado su ropa.
— Raphael.
Volteó su mirada mientras chequeaba la lengua, desde hace semanas que el polluelo no aparecía, había estado distanciado desde que había empezado a juntarse con los Nephilim para estar cerca de la Nephilim Lightwood, y él había estado molesto por días.
— Mascota de los Nephilim.
Vio cómo el chico chequeaba la lengua y se posaba a su lado mientras se sentaba y movía sus piernas, estrujando sus manos nervioso, el mayor lo conocía lo bastante como para saber que necesitaba algo.
— ¿Qué necesitas Simón?
El chico no hablaba pero todo su cuerpo parecía querer explotar y dejar escapar todas las palabras que tenía dentro.
— Deja escapar lo que quieres decir— dijo Raphael.
—Está bien, Alec se va a casar y Isabelle me invitó a la ceremonia—dijo Simón— pero no tengo la vestimenta para ir, ya sabes que ellos son muy divos y yo solo tengo una camisa a cuadros con un jean más viejo que Camille, entonces venía a ti, que tienes estilo para pedirte un traje prestado.
Simón había comenzado a hablar con rapidez y sus manos habían comenzado a moverse mientras hablaba, Raphael tuvo que hacer maniobras para poder entender lo que decía.
— ¿Entonces sí o no?— preguntó Simón.
Raphael arqueó las cejas para llevarse a sus labios la copa que tenía en sus manos y después volverlo a bajar.
— Repite lo que has dicho y más despacio, polluelo.
El menor bufó.
— Hay una boda en el instituto, estoy invitado y necesito ir formal, yo no tengo ropa y tu eres muy cool así que veía a pedirte a ti si podrías prestarme algún traje, por favor.
El mayor comenzó a reír para después levantarse, no podía creer que el polluelo viniera a pedir eso, la ropa era sagrada y no se prestaba, pero venía Simón a pedirle aquello.
— Estás loco— dijo Raphael.
Simón comenzó a hacer pucheros mientras juntaba sus manos y suplicaba.
— Por favor Raphael, por favor.
El mayor chequeó la lengua y negó mientras buscaba un poco más de trago.
— No.
Sintió como Simón se paraba para colocarse a su lado.
— Por favor Raphael.
Raphael lo miró y no pudo evitar mirar su cara, le estaba suplicando y eso le ponía extraño.
— Raphael.
El mayor bufó mientras corría la mirada.
—Bien, te prestaré un traje.
Simón sonrió, y por esta razón, ya la décima, Raphael odiaba al polluelo, porque podía con él.
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