Días después Raphael podía notar como el menor teclear su celular como si fuera una carrera, su cara se movía mostrando distintos tipos de emociones y parecía estar... Enamorado.

No es que le gustaba entrometerse​ en la vida de Simón pero el amor solo llevaba a un lado y era sexo, debía explicarle al polluelo que sus espermatozoides junior no habían muerto, antes de que se metiera en problemas.

—Simón—lo llamó.

El chico pareció no escucharlo estaba riéndose de algo que había ahí adentro.

—Simón— volvió a intentar.

No había respuesta, estaba en otro mundo, con la poca paciencia que le quedaba agarró del celular y se lo quito viendo como el polluelo lo miraba asombrado.

— ¿Qué haces? Entrega mi celular, estoy hablando con mi chica.

Raphael se quedó asombrado ¿Cómo alguien como Simón había conseguido una novia?

— ¿Una novia?— preguntó Raphael.

Que aún no podía dejar de estar asombrado.

— Si, una novia— dijo Simón molesto.

— ¿De carne y hueso?— Preguntó Raphael— ¿Quién es la pobre que te tendrá que aguantar?

Simón lo miró molesto.

—Clarissa— respondió Simón.

Algo dentro del vampiro mayor le había molestado escuchar el nombre de aquella muchacha Nephilim.

—Doy mi condolencia a esta relación— dijo Raphael.

Vio a Simón pararse y sacarle el celular de la mano.

—Tendrías que cerrar la boca.

Y salió por la puerta. Raphael se quedó mirando la puerta con los brazos cruzados, sabía que no duraría mucho la relación, pero de igual manera odiaba a Simón por conseguir una novia y no haberle prestado atención.