El hotel ha dejado de tener aquel silencio sepulcral cual ha permanecido por tanto tiempo para ser reemplazado por un gran ruido molesto, todo se trata del nuevo polluelo y su hábito de no poder dejar de hablar. 

Los días han pasado y a pesar de todos los problemas que le ha dado el polluelo, al fin el pequeño se ha dado cuenta de que todo lo que está haciendo es por su bien. Ya ha dejado de ser visto como un malvado villano que intenta torturarlo, aunque Raphael a veces piensa que sería bueno hacerlo alguna vez, ya que ha tratado de ser lo más sutíl en los entrenamientos por la sensibilidad emocional que tiene. 

Pero... ¡Ya lo tiene cansado!

El tono de voz del polluelo lo irrita, lo molesta a punto de que ya tiene que escapar de la sala para evitarlo. No puede creer que hasta haya logrado darle punzadas de cabeza y sea él quien quiera huir del menor para no escucharlo más. 

— ¿Entonces no conocen a Michael Jackson?— pregunta Simón— es el cantante más genial del mundo, llevan años más que yo de vida ¿Cómo es capaz que no lo hayan escuchado en su vida?

Raphael solo rodeo los ojos viendo a una docena de miembros del clan en circulo hablando con el polluelo, su tranquilidad se vio interrumpida al ver que Simón estaba influyendo en todos hasta volverlos parecidos a él. Todos hablan juntos y ninguno se entiende, eso le molesta bastante. 

—Y entonces Darth Vader dijo ¡Yo soy tu padre!

Simón cambia de tema con rapidez, es algo que notó desde el principio, es dificil seguirle el ritmo y eso le molesta bastante. Levanta una mano y golpea su frente, lamentando el día que aceptó que se transformara al polluelo, porque Simón Lewis había llegado para revolcuionar el lugar. 

Y esa era la segunda razón por cuál odiaba al menor, porque no dejaba de hablar.