ᴰᵉᵈᶦᶜᵃᵈᵒ ᵃ
Jageun_km

Llegar a lo que alguna vez fue nuestra casa duele, cada fin de semana que debo cumplir mi rol como padre y debo ingresar a la que ahora es su casa, me invade la nostalgia, recuerdos y el arrepentimiento.

¿En qué momento todo se estropeó?, yo creía que estábamos bien, y di por sentado tus sentimientos, jamás te pregunté porque o como el brillo de tus ojos se iba apagando poco a poco. Supuse que lo nuestro era eterno, y he ahí mi error.

Jamás me perdonaré el abandono hacia tí, preocuparme más por mi trabajo o mis amigos mientras tu te sentías sola después de lo ocurrido aquel día. Yo me refugie en amistades, tú esperabas por mí para darnos apoyo, pero no, mi egoísmo no me dejó ver más allá de mí.

Un error fatal que terminó con nuestro matrimonio y la burbuja de un feliz para siempre.

— Las cosas de Minki están listas —tu dulce voz me hace despertar de los recuerdos felices que gritan en mi cabeza.

Creo que cada vez que paso por este pasillo, me volveré loco, las voces, risas, tu voz, tu risa en mi cabeza, me volverá loco.

— Como siempre tan responsable, Evelyn —pude oír tu dulce sonrisa, pero al mirarme, aun no encuentro ese brillo que perdiste.

Te extraño, extraño verte luego de un día agotador, extraño abrazarte y despertar junto a tí, extraño tu comida y el tiempo que dedicabas para demostrar que era importante para tí.

— ¿Cómo te ha ido Namjoon? —note un leve quiebre en tu voz.

Cómo quisiera abalanzarme a tus brazos, a tu boca adictiva y besarte de una buena vez.

Necesito la valentía de cuando era joven y jugarmela el todo por el todo. Maldita sea, como es que se supone que te saqué de mi corazón si fuiste mi único y verdadero amor.

— Me gustaría que me fuera mejor —ingresas a la habitación de nuestro hijo, todo está como lo decoramos.

Incluso aquel pequeño agujero que hice con el martillo al no darle al clavo.

¿Acaso tú también me extrañas, Eve? … La pregunta se queda en mi mente y no salen las palabras, ¿en qué momento me volví tan cobarde. Quizás, aquel fatídico día.

Éramos una familia de envidia, todos mis amigos deseaban una mujer como tú, con tus atributos y dones, con tu carácter poderoso y sumiso cuando debías serlo, con tus ojos preciosos que me cautivaron llenos de brillo y singularidad.

Nuestros hijos eran los mejores portadas, y cómo no si fuiste tú quien los crió. Pero al parecer el ser eterno me odia, un día, simplemente se llevó a nuestra pequeña. Le dijimos a nuestro hijo que necesitaban ángeles en el cielo, por eso su noona ya no estaría con nosotros, pero ni tu ni yo sanamos aquella herida y ahora henos aquí.

— ¿Por qué sonríes así? —nuevamente me haces despertar de los recuerdos.

¿Pero sabes qué es lo más hermoso?

Estás sonriendo conmigo, y tus ojos parecen el mismo universo de tantas estrellas que ahora reflejan tu felicidad. Querida, quiero volver a ser feliz junto a tí.

¿Me aceptas nuevamente y formamos la familia que algún día fuimos?

Ya no puedo con esto.

— Te extraño —me acerque sin tantear el peligro de lo que podría pasar y tomo tu rostro entre mis manos.

Tus labios, es todo lo que quiero en este momento. Este drogadicto recae nuevamente ante tu encanto.

— Namue —gimes por nuestra cercanía, tus manos aprietan mis brazos y me contengo este maldito deseo de tenerte nuevamente.

— Regresa conmigo, Eve.

— Namjoon —dices y te escucho como si estuvieras lejos de mí— ¡Namjonnie! —gritas y me traes de regreso— ¿Por qué sonríes de esa manera?

Maldita sea…

— Oh, recordé algo que hizo Minki el fin de semana pasado —todo fue una ilusión.

— Recuerda que Minki sale a las cinco de la escuela, no llegues tarde, no quiero tener que ir por él nuevamente.

Cuerpo, muévete, ella me necesita, yo la necesito.

¡Reacciona Kim NamJoon!

— Estaré ahí —respondo y sales del cuarto.

Ya es tarde, una vez más me acobardo de actuar como debería. Si tan solo…

Maldita cabeza que me engaño.

Estoy camino a mi auto, reclamandome de no hacer lo que tanto quiero, ¿debería?, ¿podría reclamarte como mía nuevamente?, te miro a la distancia, estás en el umbral viéndome, sin embargo, antes que pueda tomar fuerza y correr hacia tí, un carro llega hasta frente a mí, de este baja el que se supone es tu nuevo amor, nos miramos con ganas de asesinarnos mutuamente, sé que podría ganarle a ese flacucho y quedarme con tu corazón.

¿Eso te gustaría, amor mío?

— Hoseok —le llamas y el maldito sonríe mirándome de pies a cabeza.

¿Sabes que podría matarlo con facilidad?, quizás sí, por esa razón lo alejaste de mi frente.

Lo veo tratarme con propiedad, todo por qué estas aquí, otras veces escupidos insultos el uno para el otro marcando nuestro territorio, claro que el gana todo el tiempo, simplemente porque te tiene a tí, el trofeo de toda esta disputa.

Subo a mi carro solo para ignorar las ganas de morir en este momento, y antes de partir, puedo ver cómo discuten adentro.

No lo recibiste con un beso, o un abrazo, no, claro que no, porque no sientes por él lo que sientes por mi… que cobarde soy por no reclamarte como mía y ser el ganador de esta guerra.

Ahora ya sé porque aún no tienes aquel brillo que yo te arrebaté. Brillo que por mi cobardía, no te podré nunca regresar.

Cariño, nunca me digas “adiós” el día que lo hagas, seré el perdedor.

— Namjoon —gritas mi nombre

Me detengo y te espero, tu caminar, tu persona, todo me deslumbra.

— Te veo el domingo —dices con una leve sonrisa.

— Eve —llamo tu atencion— dime, ¿qué debo hacer?.

— Venir el domingo, no llegues tarde por tu hijo, menos por mí —miras a la puerta y la sonrisa se quita de tus labios, caminas al interior de la casa, nuestra casa y te pierdes detrás de la puerta.

Espero que el domingo, haya retomado mi fuerza de voluntad, recuperarte y recuperar lo que algún día perdí.