Capítulo 66 🥀🖤
•Tempestad•
Podía sentir su celo cerca.
Los primeros síntomas habían llegado desde la noche anterior, anunciando su pronta llegada. No había salido de casa en todo el día, se la había pasado encerrado todo el tiempo pensando y recordando.
Miro a través de la ventana, noto que el cielo estaba nublado, la brisa era helada y fresca, podía sentir el suave olor a lluvia, sabía que pronto llovería.
Al igual que el, el clima era deprimente, su estado de ánimo y las nubes grises no eran buena combinación.
No había podido sentir a su lobo, por más que se concentró y trató de conectarse con su parte animal esta ya no respondía. Sabía que seguía ahí, solo que quizá ya se había resignado y había dejado de luchar.
El problema era que Yoongi también se había rendido, quiso disfrutar estos últimos días, ser feliz y no pensar en nada más, le agradeció a Jin por su apoyo incondicional, por haberlo aguantado y por haber conservado su promesa hasta el final, sabe que fue egoísta, jamás debió haber arrastrado al omega en sus problemas.
Trato de dejar todo en orden, indirectamente también se había despedido de Moombyul, después de todo la alfa también fue de gran ayuda, a pesar de todo lo que se decía de él en el trabajo está jamás lo juzgó, nunca le sacó en cara sus errores, solo espera que siga creciendo como persona y logre encontrar la felicidad.
Le fue difícil pero siempre se mantuvo con una sonrisa cuando estaba con Dahyun, su niña le demostraba amor en todo momento, le alegraba la existencia y le hacía ver lo bonita que es la vida.
Quiso tener la misma valentía con Jimin, quiso enfrentarlo, pedirle perdón pero esta vez no pudo, porque solo tenerlo cerca dolía más que sus propios malestares.
Era patético, un cobarde, pero aún tenía tiempo, Yoongi no sabía que ahora no solo tenía dos motivos para luchar, ahora uno más se le sumaba, eran tres motivos para no rendirse.
Sintió la suave brisa sobre su rostro, su cabello se movió al igual que las hojas de los árboles, el cielo cada vez se cubría más de nubes grises.
Era una noche helada, los climatólogos habían anunciado una tormenta, indicando que si no era necesario que no salieran de casa ya que podía ser peligroso.
Sintió frío, su pálida piel estaba helada, sus labios resecos y sin vida, cerró la ventana y le puso seguro, justo en ese momento un fuerte trueno se escuchó y seguidamente las primeras gotas de lluvia comenzaron a caer.
Su vista fue hacia su cama, donde sobre ella yacían todas las cartas que su omega una vez le entregó, estaban regadas sobre la blanca sábana, su aroma aún permanecía impregnado en aquellas hojas de papel.
Jimin jamás supo que las guardo.
Él nunca se lo dijo.
Tal vez era el momento de que regresaran a las manos de quien una vez las escribió, donde todo comenzó.
Dejó escapar un suspiro de cansancio, fue hacia su cama y una por una las recogió, tenían un valor importante para él, siempre se rehusó a deshacerse de ellas, las escondió muy bien temiendo que pudieran dañarse.
Recordó que él siempre fue sencillo y simple, nunca tuvo la delicadeza de hacer lo que Jimin hacía por él, el omega siempre fue el de los detalles... ¿cursis? No sabía cómo llamarle. Esas cosas nunca se le dieron y menos con sus otras parejas, porque si. Antes de Jimin tuvo uno que otro amorío, solo para pasar el rato.
Ahora lamenta no haberle dado tan siquiera una rosa, era lo menos que merecía el omega por el que todos se peleaban, no tenía idea de lo afortunado que era, habiendo mejores opciones Jimin decidió mirarlo a él.
Todo el tiempo lo miraba a él, incluso si él no lo notaba.
Solo por esta vez, esta única y última vez, quería hacer algo por su omega.
No lo pensó mucho, su mente hizo click y su cuerpo se movió solo. Consiguió una hoja de papel y un bolígrafo.
Era como si fuera a confesar sus sentimientos, pues de la nada comenzó a sentirse nervioso.
Se sentó y sin mucho esfuerzo las palabras llegaron a su mente.
Esa noche y siendo acompañado por la lluvia quien parecía llorar en su lugar, Yoongi plasmó sus sentimientos en esa esa hoja de papel, se desahogo y dijo todo lo que siempre quiso decirle a Jimin.
Todo lo que su corazón guardaba y lo que no quería llevarse con él.
Había tomado una decisión, mañana temprano se iría de la ciudad, no estaba huyendo, es solo que existía un lugar especial alejado de la ciudad al cual quería ir por última vez, existían recuerdos y quería revivirlos una vez más.
Estaba seguro que seguía igual a como lo recuerda, como lo habían dejado.
Quien quita y en ese lugar vuelve a suceder otro milagro.
Jimin quería ponerse en contacto con el alfa, había intentado todo el día, dejándole mensajes y llamadas, pero simplemente no caían y siempre le mandaba al buzón de voz.
Dejó salir un gritillo de frustración y pataleo en su cama cuando ya no supo qué más hacer, le molestaba que Yoongi lo ignorara, que no crea que no se dio cuenta que lo había estado evitando, siempre que quería hablar con él este se iba y nuevamente perdía la oportunidad de confesarle lo de su bebé.
Justo en estos momentos se encontraba acostado en su cama, envuelto en la calidez de varias sábanas, al sentirse solo inconscientemente había construido un nido.
Su labio inferior se frunció mientras con ojitos inundados de decepción, miraba la pantalla de su celular, ya se había rendido y no quería seguir insistiendo.
Quiso irlo a buscar, estaba decidido, incluso se había cambiado y alistado para salir, pero cuando estaba por hacerlo la repentina lluvia lo sorprendió, se le hizo imposible hacerlo ya que los taxis y buses no estaban corriendo.
Bufó con molestia y puso su móvil sobre la mesita de noche.
─ Alfa tonto ─ se quejó en voz alta, mientras se cubría con las sábanas y se refugiaba buscando calor, pero en estos momentos solo necesitaba el calor de Yoongi envolviéndolo, quisa era su embarazo, pero la verdad es que quería siempre de la presencia de Yoongi, quería de su calidez y olor.
Lo más triste es que no tenía algo que tuviera su aroma, las prendas de su cachorra no eran suficiente para apaciguar ese vacío que solo su alfa era capaz de llenar.
Un fuerte trueno lo hizo brincar por el susto, los relámpagos se podían ver a través de la ventana, era una tormenta eléctrica por ende el cielo era iluminado por grandes luces, la lluvia aumentó considerablemente, era cerca de la media noche y aún no podía dormir.
Escucho como lentamente la puerta se abrió, pues jamás le ponía seguro, asomo la cabeza solo para toparse con una muy asustada Dahyun, esta traía los ojitos brillosos, indicando que estaba pronta a llorar, traía abrazados a sus dos peluches favoritos, shimmy y shooky como ella misma los había bautizado.
─ Papi ─ sollozo haciendo un puchero, su rubio cabello estaba despeinado, eso le indicó que había estado dormida y fue despertada repentinamente, ya tenía una idea de lo que le ocurría.
Se sentó para poder verla mejor.
─ ¿Te despertaron los truenos verdad? ─ preguntó sutilmente.
─ Si, no me gustan ─ se aferró más a los peluches, si tuvieran vida ya los hubiera asfixiado.
─ Ven aquí ─ levantó la sábana dejando un espacio para que se acostara con él, dándole acceso para que entrara a su nido.
La pequeña no espero ni a que terminara de hablar cuando corrió hacia él y se metió dentro de las tibias sábanas, gateo hasta llegar a la cabecera de la cama donde Jimin ya había colocado una pequeña almohada para que su niña estuviera más cómoda.
─ ¿Ahora ya estás bien? ─ pregunto.
─ Si, mucho, mucho ─ aceptó. Había tenido mucho miedo, los truenos la despertaron y comenzó a llorar debido al susto.
─ Duerme Dahyun ─ acarició sus cabellos, sabía que eso la relajaba en situaciones como esta.
Sintió sus ojos pesados, el sueño llegó nuevamente, bostezo y dejó escapar pequeños suspiros, el suave olor que desprendía ayudaba mucho para que se sintiera cómoda.
Jimin observó a su bebé, Dahyun fue un gran soporte para él, si no la hubiera tenido hubiera caído en depresión debido al rechazo de Yoongi, pero su hija fue su motivación para mantenerse con vida. Amaba tanto a su pequeño retoño y le emocionaba tanto que había otro en camino, solo rogaba que esté sano y no presente complicaciones, que sea un cachorro sano y fuerte como Dahyun, estaba seguro que se pondría feliz cuando se entere que tendría un hermanito o quizá hermanita.
La lluvia de la noche anterior había hecho desastres, postes y árboles caídos obstruían algunas calles.
Seokjin iba conduciendo su auto, parecía que había pasado un tornado y no una tormenta, lo peor de todo es que aún no acababa, y no se sabía cuando verían los rayos del Sol nuevamente.
Se quejó cuando un gran tronco le tapó el camino.
─ ¡Estúpido árbol, no te pudiste caer en otra parte! ─ gritó como si en realidad fuera escucharle, por suerte no había nadie cerca de lo contrario seguro lo hubieran mirado raro, pero poco le importaba.
Sin dejar de quejarse y lanzar maldiciones al aire abrió la puerta y salió del coche, le salió mejor caminar ya que no quedaba mucho para llegar a su destino, el apartamento de Yoongi estaba a la vuelta. Puso seguro al auto y reanudó su camino a pie.
Desde que los primeros síntomas de su celo se presentaron había estado más preocupado, todo empeoraría una vez llegue su celo, debía estar ahí cuando eso suceda, quería asegurarse de que estuviera bien de ser posible recurriría a Jimin, era su última opción pero sin duda la más segura. Yoongi era un tonto si creía que lo dejaría morir, no claro que no, sería peor si se quedaba con los brazos cruzados.
En realidad tanto Yoongi como Jimin eran demasiado tontos y lentos, se necesitaban y amaban, ambos estaban muriendo lentamente por la ausencia del otro, pero ninguno era capaz de verlo. No, corrección, si lo sabían, es solo que eran tan cobardes y ninguno quería poner de su parte y dar el primer paso.
Tenían una hija, una bonita historia y sobre todo eran destinados, había sido la misma Luna quien los había juntado, no todo estaba perdido, podían hablar, desahogarse incluso llorar mientras lo hacían, si lo intentaban podían recuperar algo de lo que alguna vez fueron, quizá no sería como antes porque había heridas que eran imposibles de curar, pero al menos intentarlo.
Había estado sumido en sus pensamientos, ni siquiera se dio cuenta de que había llegado al pequeño apartamento donde se había estado quedando el alfa.
No necesitaba tocar la puerta ya que astutamente le había sacado una copia a la llave, todo a escondidas de Yoongi.
Abrió y como siempre todo estaba en silencio, Yoongi era de esas personas a las cuales no les gustaba el ruido y alboroto, siempre reinaba una inmensa paz y tranquilidad.
─ Yoon, ya estoy aquí ─ su voz fue lo único que se escuchó, no hubo respuesta, supuso que a lo mejor estaba dormido, pues aún era algo temprano.
Fue a su habitación y dio dos pequeños golpecitos en la puerta anunciando que había llegado, nuevamente no hubo respuesta, no le sorprendió, conocía a Yoongi a veces era una piedra cuando dormía, era difícil que despertara.
─ Yoon, ya vine ─ habló por segunda vez, esta vez sí frunció el ceño, pues cuando volvió a tocar la puerta se abrió sola, no se había dado cuenta que no tenía seguro, eso era nuevo.
─ Yoon, voy a entrar ─ anunció antes de asomar su cabeza y dar un vistazo, la cama estaba vacía y perfectamente arreglada, cualquiera pensaría que nadie había dormido ahí, entró por completo, y buscó en todos lados, fue al baño y tampoco estaba.
Comenzó a angustiarse, Yoongi no estaba, por lo menos no en su habitación, inmediatamente salió y corrió a la sala pero tampoco había rastros del alfa.
─ ¡Yoongi! ─ llamó, su grito se escuchó en cada rincón de la casa, pero no había nadie, ahora lo sabía, ¿pero donde se había metido? La pregunta llegó a su mente, será que decidió confesarle todo a Jimin de una vez, deseaba tanto que así fuera.
Algo llamó su atención, algo que no había notado antes, y es que sobre la mesa de la sala había una hoja, justo en el centro, algo dudoso la tomó y deshizo el dobles que ttenía
Quizá no debió haberlo leído, quizá no era de su incumbencia darse cuenta de las palabras que ahí estaban escritas, más si está tenía nombre de para quién iban dirigidas, pero ya era tarde, ya estaba hecho y no había marcha atrás.
Lloro porque todo estaba tan claro como el agua, en definitiva Yoongi no fue con Jimin a contarle la verdad, de lo contrario no le hubiera escrito una carta donde se despedía de él y le pedía que continuara con su vida y fuera feliz junto a Dahyun.
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