17: Abrázame y no me sueltes nunca.
JungKook temía que lo que estuviera viendo se tratara de un sueño, tener a su esposo justo a unos pasos de él parecía una mentira, una la cual quería creer, porque su corazón así lo anhelaba.
Sintiéndose débil por los malestares del celo quiso levantarse, pero nuevamente sus piernas flaquearon, quería correr hacia su alfa, abrazarlo y cerciorarse de que lo que veía era real y no otro de sus tantos sueños.
Sin poder contenerlo más el Rubio elevó sus brazos, llamando a su alfa sintiendo como las lágrimas recorrían sus mejillas.
─ A-alfa ─ lo llamó entre sollozos.
El nombrado corrió hacia su omega lanzándose al suelo para tomarlo entre sus brazos y abrazarlo con todas sus fuerzas, mientras escuchaba como el llanto del Rubio se intensificaba y correspondía el abrazo, buscando desesperadamente su calor.
─ Tranquilo, estoy aquí y jamás te soltare ─ el alfa con mucho cariño comenzó a repartir besos por todo el rostro del omega su frente, nariz mejillas dejando un poquito en sus labios.
JungKook se dejaba hacer, para ser un sueño las caricias de TaeHyung se sentían bastante reales y sinceras, sin embargo las estaba disfrutando.
Su Lobito se encontraba moviendo la cola, encantado y alegre, si antes había estado llorando ahora ya no.
TaeHyung tenía un brillo muy peculiar en sus ojos, un detalle que pertenecía al alfa y no al humano, pero en estos momentos JungKook no era capaz de darse cuenta, pues estaba más concentrado en los mimos de TaeHyung que en sus ojos.
Llevó sus pequeñas manos a su rostro y comenzó a tocarlo, como si con este acto buscara convencerse que no era un sueño y que lo que estaba viviendo era real.
Muchas veces había soñado con este momento, tantas veces le había pedido a la Luna que su alfa estuviera con él, sus ojitos se cristalizaron pero esta vez de felicidad.
─ N-no es un s-sueño ─ dijo con voz temblorosa.
TaeHyung lo volvió besar muy delicadamente, un beso lleno de amor y ternura donde lo único que buscaba era demostrarle cuánto lo amaba ─ claro que no es un sueño, es tan real como el amor que te tengo mi lindo omega ─ mencionó tocando su cuerpo caliente, lo había extrañado tanto, sentir su suave y tibia piel entre sus manos.
En un movimiento rápido el alfa levantó a JungKook entre sus brazos y lo llevó hacia la cama donde cuidadosamente lo fue dejando, miró el montón de prendas regadas por todo el colchón, rápidamente supo que era un nido que su omega había hecho.
─ ¿Puedo? ─ pidió permiso.
JungKook asintió, y se hizo a un lado para que el pálido quedará cerca de el, fue así como el alfa cumplio los deseos del omega y junto su cuerpo con el suyo mientras repartía mimos y tiernas caricias en el tenso cuerpo del menor, hasta asegurarse que este estuviera cien por ciento relajado.
─ Te e-extrañe alfa ─ mencionó con mucho pesar recordando las noches enteras las cuales esas cuatro paredes habían sido su única compañia, la soledad se había vuelto algo normal en su vida.
─ Perdoname, de verdad lo siento, pero aquí estoy y no me iré ─ sintió tristeza por todo el sufrimiento que ha estado soportando el menor.
Con sus dedos limpiaba las lágrimas del omega, esta noche se encargaría de amarlo y marcarlo hasta hacerlo olvidar la pesadilla la cual había estado soportando por mucho tiempo.
La Oficina de TaeHyung seguía con la puerta abierta, quince minutos después de que el alfa había salido como alma que lleva el diablo, Jennie se dirigía a dejar los últimos documentos para después retirarse a su casa a descansar.
Pero gran sorpresa se llevó cuando encontró la puerta de par en par y el alfa no estaba dentro.
Descarto la idea de que estuviera en el baño porque incluso para eso TaeHyung siempre ponía seguro, pero lo que se le hizo raro fue ver todas las pertenencias del pálido adentro.
Su portafolio, billetera y celular, habían hojas a medio terminar y una taza de café la cual ya se había enfriado.
"Esto es extraño" Pensó tomando la billetera del alfa, tomándose el atrevimiento de abrirla, la omega siempre había Estado tras el dinero del alfa, no era como Hyuna que de verdad se había enamorado de TaeHyung o más bien obsesionado porque lo que la beta sentía no era amor del sano.
Miro en uno de los espacios una foto de dahyun haciendo una expresión de desagrado, jamás le habían gustado los niños, los sentía molestos y desagradables, como si alguna vez ella no hubiera sido una niña.
Había varios billetes de cifras altas, y varias tarjetas de crédito y eso era poco para lo que TaeHyung en verdad poseía, la sonrisa en su rostro no se borró nunca imaginando todo lo que pudiera ser suyo si algún día se convertía en la omega de TaeHyung.
Siguió curosiando y encontró una bolsa pequeña casi invisible, lo que encontró dentro de ella provocó que esa sonrisa se esfumara inmediatamente.
Una imagen vieja de JungKook, quizá tenía unos cinco años aproximadamente, en ella JungKook se veía más delgado y sonriente, sus ojos formaban dos hermosas medias lunas, se veía verdaderamente feliz.
La omega bufó y volvió a meter la foto donde estaba, no creía que TaeHyung aún guardara fotos del omega, eso la decepciono un poco, sin duda las apariencias engañan.
Quería deshacerse de JungKook a toda costa, ni siquiera a Hyuna la consideraba un oponente tan difícil, después vería que haría con la mocosa.
Su mirada se dirigió al celular de TaeHyung, dejó la billetera donde la había encontrado y tomó el móvil entre sus manos, apretó el botón de encender y vio que este tenía clave, por suerte en varias ocasiones se había fijado cuando lo desbloqueaba.
Si tenía un poco de suerte podría habérselo memorizado, sólo debía intentar y concentrarse, el primer intento falló al igual que el segundo y el tercero, atrapó su labio con sus dientes esto estaba siendo muy complicado y frustrante.
Después de haber fallado con el cuarto intento estaba por resignarse, intentó una quinta y última vez, abriendo sus ojos sorprendida pues esta vez sí había funcionado.
─ Bingo ─ sonrió y buscó en los contactos, sus manos de pronto empezaron a temblar, temiendo ser descubierta, sacó su teléfono buscaba solamente un número y cuando por fin lo encontró empezó a teclearlo en su celular.
Dejando todo en su lugar y como lo había encontrado la omega salió de la oficina volviendo a dejar la puerta abierta, sonriendo pues ahora tenía el número de JungKook.
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