15: Anhelos del corazón.
Después de que TaeHyung dejará a la pequeña Dahyun en su habitación, el alfa regresó a la suya donde ya se encontraba su omega envuelto en una gran cantidad de sábanas, sin embargo este aún no se había dormido.
Como siempre el alfa se acomodó en su lado de la cama y le dio la espalda al omega, sin dirigirle la palabra. JungKook se encontraba hecho una pequeña bolita envuelta en cobijas, sentía su celo cerca y esa necesidad de recibir mimos de su pareja se había intensificado, sin embargo era consciente que no los recibiría, por lo menos no de parte de él.
Sentir el aroma de TaeHyung tan cerca de él provocaba un sentimiento de nostalgia, pues no era la cercanía que su lobo necesitaba y anhelaba.
Había perdido la cuenta de cuántas veces le había pedido que no lo dejara solo cuando sus celos llegaran, lo único que pedía era que lo acompañara y se quedara con él, sin embargo solo recibía excusas "Hoy no puedo, tengo una cena y llegaré tarde, no me esperes" "Tengo mucho trabajo y me quedaré hasta la madrugada ordenando unos documentos" " Tengo una reunión importante, tal vez en otra ocasión".
Siempre era lo mismo, llegó a un punto en el que se resignó y entendió que su alfa tal vez no quería pasar tiempo con él, eso le dolió y partió el alma. Fue ahí cuando recurrió a los supresores, aunque no le gustaba usarlos no le quedaba otra opción.
Sus ojitos lo miraban con añoranza, observaba en silencio la ancha espalda del alfa. Su Lobito poco a poco y con algo de temor se iba asomando, el omega tenía miedo a ser rechazado nuevamente, por eso se había acostumbrado a solo observarlo en silencio, no le importaba conformarse con las sobras, con tal de sentir su olor aunque sea un momento.
La lluvia no había parado y según las noticias llovería toda la noche, tenía frío por eso la cantidad exagerada de sábanas, aunque prefería ser envuelto por el cálido cuerpo de su alfa, sentir su calor, que este lo envolviera entre sus brazos como antes lo hacía, pero entendía que habían cosas las cuales simplemente ya no eran posibles.
Tal vez era demasiado tonto de su parte desear algo que ya jamás tendría, tal vez era demasiado ingenuo seguir aguantando y viviendo con alguien que solo estaba con el por pura obligación, ¿pero que podría hacer? su omega se aferraba a su alfa y no quería dejarlo ir, sin embargo era consciente que solo se hacía más daño, lastimándose de una manera cruel.
Sus ojitos pesaban y se cerraban por momentos, su nariz roja por la fría temperatura, el sutil tiroteo de su cuerpo a causa del frío, poco a poco se iba quedando dormido, bastó un par de segundos para que el omega caerá en los brazos del morfeo.
Cuando el alfa escuchó la respiración del omega más relajada supo que ya se había quedado dormido, quería darse la vuelta y mirarlo, no sabía si ese deseo venía de su lobo interno, quería pensar que si.
"Se que tu también quieres, no sigas resistiendote"
Su alfa habló claro y seguro, TaeHyung pensó que no perdía nada, total JungKook se encontraba dormido y no se daría cuenta, lentamente se fue dando la media vuelta encontrándose con su esposo hecho un pequeño ovillo en posición fetal.
Viéndolo así se veía tan pequeño, tan frágil y delicado con sus mejillas teñidas de un hermoso color carmín, sus labios un poco abiertos y rojos, sus bonitas y largas pestañas y su pequeña nariz de botón, todo en él era hermoso.
"Mío"
Su lobo arañaba desde su interior, quería protegerlo y cuidar de él, no quería que su omega lo dejara solo.
Nuevamente quiso sentir su olor, levantó su cabeza y cuidadosamente se acercó a JungKook rogando que este no despertara, comenzó a olfatearlo, cabello rostro y cuello. Deseaba que este hubiera regresado, pero al contrario este seguía debilitándose.
Esto no debería de pasar, no era normal que un omega perdiera su olor, TaeHyung no sabía nada al respecto, pero deseaba sinceramente que no fuera nada malo.
Como era de costumbre JungKook se levantaba todas las mañanas a preparar a su hija y vestirla para ir al colegio.
El omega siempre era muy cuidadoso en la presentación de Dahyun, su uniforme siempre limpio y debidamente planchado, sus zapatos brillosos gracias al cepillo y la pasta, dos coletas a cada lado de su cabeza haciéndola ver más adorable.
Dahyun había sacado más de JungKook que de TaeHyung , del alfa solamente los ojos similares, heredando del omega todo lo demás, incluso sus gestos y forma de comportarse, daba mucha ternura ver como padre e hija hacían pucheros al mismo tiempo o fruncían el ceño sin querer.
JungKook se encontraba peinando sus rubios cabellos, tan suaves y sedosos que no tenía ninguna dificultad en hacerle el peinado que quisiera.
Sin embargo lo que escucho salir de la boca de la pequeña provocó que se detuviera y su corazón se acelerará.
─ ¿Papi cuando me dalás un helmanito? ─
JungKook no podía creer lo que estaba escuchando, la sangre escapó de su rostro y la mente quedó en blanco.
Dahyun jamás había dicho algo parecido, nunca había tenido problema en ser la hija única y consentida, no entendía el motivo de su pregunta.
─ ¿porque lo preguntas nena? ─ soltó tranquilamente, aunque por dentro sintiera que su corazón saldría de su pecho.
─ Es que a veces quisiela tener un helmanito pala jugar ─ menciono inocentemente.
El omega entendía que a veces su hija se sintiera sola, él siempre jugaba con ella cuando podía, pero habían veces en que los quehaceres del hogar se lo impedían ─ Dahyun bebé ¿acaso te sientes solita? ─ dijo mirando a su hija la pequeña lo volteo a ver y noto cierta tristeza en sus ojitos.
─ Es que yo pienso que si papi tiene otro bebito papa Tae le dala muchos besitos ─ soltó de una manera tímida y dulce.
El omega sonrió para tapar el horrible nudo que le provocaron las palabras de su hija, las ganas de llorar eran enormes sin embargo para no afectar a su hija se las aguanto.
Cómo darle un hermanito cuando hace más de dos años que TaeHyung no lo tocaba, no negaba que quisiera volver a ser padre, lo deseaba con todas sus fuerzas, otro cachorro suyo y de su alfa, sería bonito, había pedido eso a la madre Luna incontables veces, pero jamás había obtenido respuestas.
─ No bebe, no tienes porque pensar en eso, aún estás muy chiquita y mereces ser consentida ─ pronunció besando la cien de la pequeña.
Otro bebé, eso se oía maravilloso y dolorosamente distante al mismo tiempo.
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