Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

❈•≪Final≫•❈

Hongjoong no podía creerlo, era hoy. Ese día al fin había llegado y él sólo quería salir corriendo.

Estaba nervioso, no iba a mentirse. Estaba también incrédulo, viendo con grandes ojos aquel enverjado que se alzaba ante su diminuto cuerpo con fría imponencia. Era recién ahora consciente de que, aquellas metálicas rejas y aquel corto tramo que aún no se atrevía a concretar, lo separaban de su último día de clases. De su último día como alumno secundario.

Ante esta realidad innegable e ineludible, se sintió golpeado y ciertamente aterrado. Se graduaría, ya no vería a sus compañeros y ciertamente no le importaba demasiado, la mayoría de ellos se habían comportado como unos cretinos impresionantes pero, aún así era algo por lo que sorprenderse. Ya no volvería a recorrer esos extensos pasillos con prisa, ya no estaría minutos eternos haciendo cola por su almuerzo, ya no compartiría conversaciones sin sentido en la bulliciosa cafetería, ya no se desquiciaría ante alguna lección interminable, ya no tendría que preocuparse por la brutalidad de sus compañeros o por algo tan insignificante y desesperante como llegar tarde a una clase.

Pero aún así, su rutina de años, bien construida y con algunas fisuras que nunca se molestó en reparar, desaparecería apenas ingresara. Como otros estudiantes estaban haciendo.

Inesperada se sintió temeroso, quería pero a la vez no quería graduarse. Tenía buenos recuerdos allí dentro, algunos cargados de estrés, frustraciones y pésimos ratos, pero buenos en su mayoría.

Estaba siendo irracional pero maldición, ¿soltar todo eso de improvisto, sin más?, no estaba preparado. Y era algo estúpido pero había pasado largas horas allí dentro, horas y años. No era cualquier cosa, era una parte de su joven vida.

Y quizás era más emocional de lo que pensaba pero una fuerza invisible le prohibía avanzar, lo mantenía firmemente sujeto a donde estaba y lo obligaba a ser un espectador. Observando como todos ingresaban sin aparentes preocupaciones o nervios.

Hongjoong sacudió sus hombros y abrió sus puños que no tenía idea de haber cerrado, buscando relajarse y cuando lo consiguió, muy débilmente cabe señalar. Se giró sobre sus talones, dispuesto a irse.

—¿A dónde crees que vas?

El pelinegro resopló y le hizo saber a su mejor amigo que no estaba contento de ser detenido con una muy mala mirada.

—A casa.

Seonghwa enarcó una ceja—. ¿Qué estás diciendo?— cuestionó poco después, rodando sus ojos—. No seas ridículo y mueve tu trasero que llegaremos tarde.

—Pero...

—Muévete.— repitió al tomarlo de la muñeca, obligándolo a caminar—. ¿Y qué se supone que hacías ahí parado, viendo hacia el enverjado como un estúpido?

Hongjoong tironeó de su muñeca hasta zafarse, inflando sus mejillas con disgusto mientras reprimía su impulso de golpearlo. Era su graduación también y no podía verse mal, además de que habían algunos padres que habían decidido llegar temprano junto a sus hijos. No planeaba montar un espectáculo y ser regañado por algún profesor que estuviera recién llegando. Sería inolvidable pero sumamente vergonzoso también.

—Nada.

—¿Nada?— repitió sin creerle—. Eso no parecía nada.— aseguró tras negar cortamente—. ¿Estabas recordando buenos tiempos que serán viejos dentro de poco?

El más bajo volvió a resoplar—. Dame un respiro, es mi graduación también idiota.

—¿Es un sí?— preguntó en su lugar—. No sabía que fueras de ese grupo.

—¿Ese grupo?— masculló sin entender, arrugando su ceño.

—De los que se emocionan al graduarse y lloran.— explicó con un ademán desinteresado.

—¿Tú no estás emocionado?

—Lo estoy.— aseguró con un asentimiento corto—. Pero mi emoción es de felicidad, me estoy graduando. Fueron seis años buenos y jodidos, pero estoy seguro que la universidad será mucho más jodida.— agregó luego de fingir un estremecimiento—. Ansiaba este día y aquí está.— murmuró al extender sus brazos de manera simbólica—. Tú te ves melancólico.

—Tú lo dijiste: fueron seis años.— farfulló al encogerse de hombros—. Y hoy se terminan. Se siente raro.

—¿Por eso querías huir a tu casa?— Hongjoong le miró mal y él se disculpó alzando sus manos—. No es un final, míralo como un nuevo comienzo. Una nueva etapa.— animó al palmear su hombro con suavidad, dándole un ligero apretón antes de apartar su mano.

—¿No es lo que todos dicen siempre?

Seonghwa rió y asintió—. Lo es— concordó sin más—, pero es cierto. Ningún final es eterno y todo siempre tendrá un comienzo.

—¿Según quién?

—Según yo— respondió con altanería, sacándole otro resoplido a su bajo amigo—, y la vida misma. Anímate y cambia esa cara.

—Cállate, haces de mi graduación una basura.

—Eres realmente exagerado y dramático.— observó el castaño con una sonrisa bailando en sus labios. Hongjoong enarcó una ceja, inquisitivo—. No lo digo como algo malo...— aseguró al sacudir una mano, siendo más enfático en su negación—, sólo como ¿un hecho?— agregó vacilante, encogiéndose de hombros—. No lo sé, pero no te lo tomes mal.

—Tampoco me dejas muchas opciones.— replicó al cruzar sus brazos, estremeciéndose ante la fría ráfaga que sopló inesperadamente.

—Lo siento, creo.

Hongjoong rodó sus ojos y se limitó a codear a su amigo, sacándole una risa corta pero bonita. Silenciosamente continuaron andando hasta el gimnasio, varios estudiantes se encontraban allí, demasiados. Los observó y distinguió a sus compañeros ocupando asientos que correspondían a su grupo, supuso de manera floja.

—Nuestros grupos están juntos.— murmuró el castaño mientras saludaba a un compañero, o eso volvió a suponer.

—Lógicamente, tu salón es el 3.

Seonghwa rodó sus ojos y golpeó su hombro—. Iré a sentarme, ¿vienes o seguirás allí parado viéndolo todo?

—Deja de molestarme.

—Entonces muévete.

Y agradecía que no pudieran sentarse juntos, no tenía ganas de aguantar más burlas de parte de su mejor amigo. Estaba siendo algo exagerado, bien. Ya lo entendió. Rodó sus ojos y se ocupó de darle un poco de conversación a un emocionado Lee.

El silencio apareció poco después, algunos profesores y el director se subieron en aquel pequeño escenario que armaron en medio del gimnasio, captando la atención de todos. Principalmente de los padres que habían decidido asistir, algunos alumnos continuaron cuchicheando cosas.

Con cada minuto que pasaba, su expectación iba muriendo. Honestamente no se esperaba algo demasiado wow, ya sea llamativo, emocionante o muy animado. Pero tampoco se esperaba eso que estaba viviendo y sus ojos observando. Apenas y habían unos globos decorando el lugar, y no eran demasiados. Comparándola con la ceremonia de graduación del año anterior, esta era casi mediocre. Por no decir completamente.

Pareciera que lo habían hecho a las apuradas, sin esfuerzo alguno y con todo el desanimo posible.

Se hundió en su asiento y cruzó sus brazos, el discurso del director tampoco era demasiado sorprendente o emocionante. Más de lo mismo se atrevería a decir. No había mucho color en su voz, sí firmeza pero algún color distinguible. En lo absoluto.

Cuando fue el turno de su profesor de historia, hubo un cambio. Más vida y pasión en sus palabras, algunas anécdotas que arrebataron algunas cortas risas e inesperadamente, nombró a algunos de sus alumnos. Los que habían sido más complicados pero, que al final lo terminaron logrando. A duras penas, pero lo lograron y los felicitó sinceramente.

Más profesores hablaron y muchos parecieron desconectarse a ese punto. Él lo había hecho hace rato y no fingiría interés, quería su maldito diploma y correr fuera. El ambiente se estaba volviendo tedioso y su melancolía pareció hartarse porque ya no había rastro de ella en su persona.

Se sobresaltó cuando los emocionados aplausos se escucharon e hicieron eco en aquel lugar, arrugó su ceño y se dio cuenta poco después que los discursos habían terminado y la entrega de los diplomas comenzado.

Suspiró y aguardó pacientemente, aplaudiendo cuando lo requería o todos lo hacían. Que básicamente era lo mismo.

Y muchos, muchos estudiantes. Empezaron a nombrar estudiantes de su grupo. La emoción de Lee aumentó y la suya ya había muerto por completo, aunque algunos vestigios de su nerviosismo aún quedaban. Y cuando su nombre fue dicho, parecieron multiplicarse en segundos. Su reacción fue tardía y sus pasos hacia aquel escenario fueron torpes, sus manos temblaron al sostener el papel y su voz apenas salió para agradecer.

Bajó del escenario y se encaminó hacia su asiento aún sin creer lo que sostenía entre sus manos. Estaba graduado, ya no era un estudiante secundario y no volvería a ese instituto nunca más. Como estudiante al menos. Estaba en shock.

Sus ojos observaron aquella impresa hoja, sellada y auténtica con incredulidad. Ya no aplaudió o levantó su mirada para ver a quién correspondía el nombre que pronunciaban, ahora estaba estupefacto en su asiento y conteniendo la respiración casi sin darse cuenta.

Era un hecho. Era una maldita realidad que estaba graduado. Necesitaba una cachetada porque no se lo creía.

Más nombres y otro discurso nada particular se oyó por parte de su director, pero Hongjoong seguía en su misma posición. Pensando en nada, s...

—¿Ahora te quedarás absorto viendo un pedazo de papel?

El pelinegro se sobresaltó y salió de su línea de pensamiento de manera brusca. Arrugó su ceño y levantó la mirada hacia un sosegado Seonghwa.

—¿Estás empecinado con arruinarme este día?— masculló al levantarse. Su amigo le sonrió enormemente.

—Por supuesto que no, mi misión es hacerlo memorable.— objetó al enrollar su diploma—. ¿Qué tal lo estoy haciendo?

—Lo estás haciendo asquerosamente mal entonces.

—Lo siento.— se disculpó sin hacerlo—. Vamos, debemos celebrar.

—¿Celebraremos?— cuestionó apresurando su andar para alcanzarlo—. ¿No deberías ir con tus padres y celebrar con ellos?

El castaño negó—. Están trabajando y celebrar entre amigos es más importante.— respondió cuando la fría intemperie los recibió.

—¿Celebraremos con gaseosas y comida chatarra?

—Fue la mejor idea que se nos ocurrió.— admitió con una sutil pero divertida sonrisa.

—¿Nos?

Antes de que Seonghwa le brindara una respuesta, Hongjoong escuchó un grito que bien pudo asemejarse a un chillido de emoción. No estaba seguro, pero fue tan agudo que su expresión se contrajo y él se encogió ante tan repentina exclamación. Percibió como un cuerpo se estrellaba contra el suyo y como unos brazos no tan largos le rodeaban y lo apretaban hasta sacarle el oxigeno de los pulmones. Escuchó varias risas también, pero no distinguió ninguna en particular.

—¡Felicidades, Hongjoong-hyung!

Tono agudo y sumamente emocionado. Jung Wooyoung, pensó con su mirada clavada en un muy divertido Seonghwa. Sin dudas tenía que ser Wooyoung quien se encontrara estrujando su cuerpo como si fuera una fruta o un peluche.

—Se está poniendo morado, Woo. Suéltalo.

El aludido pareció resoplar, Hongjoong no tenía idea pero agradeció que le hiciera caso a Mingi y lo soltara.

—Felicidades otra vez.— murmuró el bajo sin perder la gigantesca sonrisa en su rostro—. Tú y ese están graduados, ¿cómo se siente?

Rió cortamente ante la forma en la que se dirigió a su amigo y concordó con sus pensamientos, tarde o temprano se terminarían llevando bien. Lo podía presentir.

—Bien, supongo.— farfulló al encogerse de hombros. No tenía idea de cómo se estaba sintiendo.

—Supongo que aún estás asimilándolo.— conjeturó para sí, ladeando su rostro y palmeando su hombro varias veces—. No te preocupes demasiado, celebraremos y para entonces ya lo habrás asimilado a la perfección.— aseguró con una calma encantadora.

—Gracias.— respondió sin tener idea qué decir.

—Es algo abrumador cuando está emocionado— Hongjoong se sorprendió ante las tranquilas palabras de Yeosang, pero principalmente por verlo allí—. Felicidades.

—Gracias.— murmuró con una sonrisa mucho más estable.

—No hay de qué.

—Demasiada formalidad, a celebrar.— pronunció un San con impaciencia fingida, tomando a Wooyoung por la muñeca—. Andando, andando. La casa de Mingi no queda lejos pero no llegaremos nunca con tantas felicitaciones.

El más joven entre ellos y novio del rubio, le rodó sus ojos y le regañó por ser impaciente, pero aún así todos caminaron tan pronto San lo hizo.

—Así que, ¿iremos a tu casa?— preguntó hacia Mingi tan pronto se tomaron de las manos.

—Por supuesto, mi pequeño novio se graduó, ¿dónde más celebraríamos?— respondió al colocar una mano en su pecho, fingiendo ofenderse—. Además, no te supondrá un problema cuando tengas que volver a tu casa.

—Suena como si lo hubieras planeado todo.

—No me dejaron intervenir demasiado tampoco.

Hongjoong enarcó una ceja—. ¿Por qué?

—Favoritismo.— respondió San en lugar del pelirrojo, viéndoles por unos escasos segundos—. ¿No es obvio?— prosiguió con la vista al frente—. Quiso comprar un pastel. Sólo para ti.— agregó evitando cualquier interrupción o duda.

—¿Todo un encanto, cierto?— preguntó el más alto viéndole, sonriente.

—No sabría decirte.

El de intensas hebras no le respondió, San había interrumpido sus palabras y comenzado a quejarse de su favoritismo. Siendo exagerado y hasta cierto punto, teatral.

Hongjoong rió y para sus adentros reconoció que, aunque ese pequeño grupo se había formado de repente y de una forma bastante loca, seguía pareciéndole una buena combinación de personalidades y manías.

Si las adversidades y el tiempo no les jugaban en contra, se convertirían en un grupo de amigos realmente sólido. No tenía dudas.

Su mente hubiera continuado vagando por rincones parecidos de no ser por el pequeño tirón que recibió, sus pasos se detuvieron y volvió a la realidad bulliciosa donde parecía que Wooyoung discutía, sin realmente hacerlo, con Seonghwa sobre algo que no tenía idea.

—¿Qué haces?

—No te felicité.

—San tampoco lo hizo.

Mingi rió y soltó su mano para rodear su cintura—. A su manera lo hizo, créeme.— aseguró al recibir una mirada escéptica del pelinegro—. Pero cómo sea, me toca.

—Te estás tardando.— informó con socarronería, sonriendo.

—No arruines el momento.— le pidió al estirarse lo suficiente como para besar la punta de su nariz.

—¿Vas a felicitarme o a pedirme matrimonio?

—No lo sé, ¿qué prefieres?

Hongjoong se sonrojó y golpeó su pecho con verdadera saña. Estaba bromeando pero eso no significaba que debiera seguirle la maldita broma.

—No juegues, idiota.

—¿Qué...?

—Mingi.— advirtió al entrecerrar su mirada.

—Bien.— cedió el más joven. Ahora bromeaba, en un futuro estaba seguro de que no lo haría—. Felicidades, cariño. Estoy orgulloso de ti.

Mingi se inclinó y unió sus labios de manera fugaz, en una presión perceptible y dulce. Apartándose unos segundos después, otorgándole una encantadora y sincera sonrisa.

—Gracias.— consiguió farfullar con su rostro caliente.

—Ya se besaron, ahora andando.— expresó San, sacándolos de su burbuja de miradas compartidas y cariñosas—. Tengo hambre.

—Eres molesto.— aseguró el más alto, resoplando.

—Sí, sí, sí. En tu casa te quejas.

Hongjoong entrelazó sus dedos con un enfurruñado Mingi y lo obligó a caminar. Mientras ignoraba las salvajes palpitaciones de su corazón, y se dedicaba a pensar que, si no mataba a San antes de tiempo, su grupo se volvería realmente unido.

—Mingi.— lo llamó cuando se detuvieron en un semáforo. Éste lo miró casi al instante en el que terminó de pronunciar su nombre—. Yo..., ya sabes.— farfulló cuando su seguridad le abandonó—. Te quiero.

—Oh Hongjoong yo también te quiero.

—Asqueroso.— escupió el rubio al frente de todos ellos mientras fingía toser.

Hongjoong rodó sus ojos y dejó que Wooyoung lo "regañara" tanto como quisiera.

Su año había tenido algunas complicaciones pero viéndolo ahora, mientras caminaba hacia la casa de Mingi, no había sido tan malo. Si ignoraba el acoso verbal y la estupidez natural de algunos de sus compañeros, realmente no había sido un mal año. Y eso que él había esperado que fuera catastrófico luego de haber sido atrapado en el baño con las respuestas a su prueba de álgebra.

Pero atreviéndose a verlo con otros ojos, había valido la pena. Ya no eran él y Seonghwa, ahora a su unidad se había integrado Mingi, de manera brusca y casi forzada, pero era lo suficientemente divertido y buen chico como para perdonarlo. Estaba Yeosang también, más discreto pero allí estaba, brillando con su timidez y sosiego casi puro. San parecía acoplado a ellos, distante y con interacciones medidas pero sin dudas estaba allí. Al igual que Wooyoung, aunque aún pareciera dispuesto a saltar sobre la yugular de Seonghwa, contaban con su encantadora presencia y buen ánimo.

Sin lugar a dudas, lo había valido. Y si en algún momento se arrepintió, ya no lo hacía más.






FIN.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro