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❈•≪41. Consejo; déjalo estar≫•❈

«Esto es raro, ¿dónde está?».

Hongjoong arrugó su ceño y sus brazos cruzó, intranquilo. Era el tercer receso y Mingi no aparecía, tampoco lo había visto en los anteriores o fuera de su casa, esperando por él. Eso último no le sorprendió tanto, hacía cinco días y antes de lo sucedido fuera de la biblioteca, sus horarios dejaron de coincidir.

Pero hoy era miércoles, según el pelirrojo, los miércoles siempre podrían ir juntos a clases.

Frunció aún más su ceño y se inclinó por la única posibilidad viable, enojo. Quizás Mingi aún estaba algo enojado con él por haber disculpado a Lee y lo entendía, había sido un idiota pero su madre le había enseñado que ante las disculpas sinceras de alguien, aceptarlas sería lo correcto.

Si la persona era honesta, reconocía su error y se disculpaba por él, ¿no sería lo adecuado disculparle y seguir adelante?

¿Estaba él mal?

Pero reiterando, habían pasado dos días desde su ¿discusión? fuera de la biblioteca, ¿tanto podía durar su dongsaeng enojado?

—¿En qué tanto piensas?— inquirió Seonghwa, viendo el turbado semblante de su amigo con curiosidad.

—Creo que metí la pata— farfulló, aún absorto en su mente—. Pero realmente no estoy seguro de cómo.— agregó al alzar sus ojos y ver el ladeado rostro del castaño.

—¿Con respecto a...?

—Mingi.— respondió en un suspiró—. Tuvimos una especie de discusión el lunes.

—Okay, esto sí es interesante.— murmuró el más alto, dejando su pan relleno en su casi vacía bandeja—. ¿Discutir dices? ¿sobre qué?

—Lee..., él se me acercó en la biblioteca y cruzamos un par de palabras.— respondió, moviendo sus manos. Enfático—. Fueron pocas pero lo relevante es que, se disculpó por sus actitudes y yo lo pensé bien, así que lo disculpé.

—¿Discutieron por eso?— Seonghwa enarcó una ceja, ligeramente asombrado.

—No realmente.— objetó con una mueca, ¿cómo le explicaba sin decirle lo que Lee desencadenó tiempo atrás?—. Mingi no estuvo de acuerdo con mi decisión.

—¿Fue realmente malo lo que Lee hizo?

—Tal vez.— respondió dubitativo, torciendo aún más la mueca de sus labios.

—¿Tal vez?— Seonghwa cruzó sus brazos—. ¿Lo fue o no?

Hongjoong suspiró—. Si lo supieras te enojarías conmigo por no decirte, probablemente con Mingi también y querrías golpear a Lee.

—Entonces sí lo fue.— concluyó con recelo—. ¿Y crees que merece ser disculpado?

—Tú piensas como yo. Si alguien acepta su error, lo disculpas.

El chico de facciones exóticas, negó con suavidad—. Depende de quién sea y qué haya hecho.— corrigió—. Injusto o no, no perdono a cualquiera.

—¿Estás diciendo que hice mal?

—Dices que de saberlo yo lo golpearía— meditó, frunciendo su ceño—, tal vez no lo hayas pensado lo suficiente. Tal vez hayas hecho bien.— conjeturó tras encogerse de hombros—. No sé qué pasó con exactitud por lo que, sólo puedo suponer.

—Lo sé, lo sé.

—¿Cuándo dices que pasó esto?— «el lunes», repitió el de oscuras hebras en un bajo tono—. ¿No lo has llamado?

—Le mandé mensajes y lo llamé tres veces, pero fui mandado al buzón de voz.

—Intenta ahora.— animó el más alto—. Puede que su molestia sea ahora menor, llámalo.

Hongjoong entrecerró sus ojos y dudoso sacó su móvil de su sudadera, luego de marcar el número de su menor, llevó el aparato a su oído. El primer tono sonó, y luego de ese no hubieron otros.

—Me cortó.— pronunció con incredulidad. Mirando su móvil con grandes ojos.

—¿Qué hiciste?— Seonghwa frunció su ceño—. Mingi no se ha enojado nunca contigo y es malditamente risueño, si te cortó es porque algo hiciste.

—Pero no hice nada.— replicó confuso, su ceño también arrugado—. Insistió en que las acciones de Lee me hicieron llorar y yo simplemente le dije que si decidía perdonarlo o no, no era su asunto. Que estaba cansado, que tenía una prueba hoy en la que seguro me irá fatal y aunque tuviéramos algo, mi opinión no cambiaría.

Seonghwa asintió con cada palabra que su amigo pronunciaba, pensando en ellas con detenimiento, hasta que la última oración se pronunció. Parpadeó varias veces y sus labios se separaron, pasmado miró al contrario frente a él.

—Okay, aguarda un momento.— Park enderezó su postura y sus manos dejó sobre la fría mesa—. ¿Con exactitud, cuando dijiste «aunque tuviéramos algo», a qué te referías?

—A eso mismo.— respondió con vacilo.

—Sé específico.— pidió el más alto—. ¿Qué le dijiste?

—¿Textualmente?— su amigo asintió. Hongjoong arrugó su ceño y ladeó su rostro, él había dicho tanto y su menor tan poco. Suspiró y en los cajones de su mente hurgó, uno por uno. Sus labios se deformaron en una mueca—. «Mingi, no somos nada».

Seonghwa cerró sus ojos por un momento y segundos después, cubrió su rostro con ambas manos. Incrédulo meneó su cabeza, realmente no podía creerlo. ¿Cómo Hongjoong podía ser tan descuidado con sus palabras?

—¿Y te sorprende que cortara tu llamada?— cuestionó al destapar su rostro y hacerse hacia atrás en su asiento, cruzando sus brazos y entrecerrando sus ojos—. ¿Eres consciente de lo que dijiste?

—Sí...

—¿Realmente?— interrumpió y Hongjoong negó—. Mira, sé que técnicamente se podría decir que no tienen una relación, amorosa al menos.— expresó con endeble suavidad—. Pero si ignoramos su intimidad, son lo suficientemente cercanos como para mínimo, considerarse amigos.— prosiguió con firmeza, moviendo sus manos en busca de mayor énfasis en sus palabras—. Siendo honesto, prácticamente le dijiste que no tienen ningún tipo de relación. Ni de amantes ni de nada.— agregó con ligero desapruebo—. Como si todo lo que hicieron, no hubiera significado nada para ti.

Hongjoong boqueó, pasmado. Él no había querido decir eso.

—Pero y-yo..., no me refería a eso.— murmuró por lo bajo, asimilando con lentitud lo expresado por su amigo.

—Sí bueno, déjame decirte que de esa forma se interpreta.

—Pero le he dicho que me gusta...

—¿Cuántas veces, Hongjoong?— cortó Seonghwa, enarcando una ceja—. De la misma forma que tú quieres una etiqueta, él debe de querer oír que le correspondes.

—Las acciones..., ¿no se supone que a veces dicen más que las palabras?

—Si todos los dichos fueran ciertos Hongjoong.— expresó en un ameno tono—. Sexualmente tienen química, él sabe eso. Y sabe también que te gusta pero sigue siendo una persona, y debe tener sus inseguridades también, con respecto a su relación y a ti.— adjuntó tras suspirar, la compungida expresión de su amigo disminuía, muy sutilmente su indignación. «¿Cómo podía ser tan imprudente».

—Y-Yo... soy el peor.— aseveró tras encorvarse en su asiento y apoyar su frente en la fría superficie—. Me refería a que no eramos novios, ¿sabes?

—Yo sí, él no.— Kim lloriqueó como se removió en su asiento, provocando un segundo suspiro en Park—. Habla con él, creo que te perdonará si se lo explicas.

—¿Crees?

—Mingi es bastante comprensivo...

—Me preguntó si para mi eramos algo.— interrumpió en un amortiguado tono—. «Para ti, ¿no somos nada?»— recordó en un murmullo—. Estaba exasperado y no entendía porqué preguntaba aquello o qué importancia tenía dentro de la discusión.

—¿Y qué le dijiste?— el pelinegro gimoteó y sin dudarlo, Seonghwa estiró su pierna derecha, golpeando la espinilla impropia con saña—. ¿Eres idiota, Hongjoong?

El susodicho se enderezó y acarició su zona golpeada—. Yo estaba exasperado y bueno, no estaba del todo lúcido.

—No quiero ser negativo...

—Entonces no lo seas.— cortó el más bajo.

—Bien, pero muy seguramente lo hayas lastimado. Ten eso en cuenta.

Hongjoong entornó su mirada, no quería seguir hablando del tema. Lo jodió, entendía eso. Fue imprudente, entendía eso también y era consciente de que, probablemente Mingi no querría verlo.

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Ocupando su asiento de siempre, Hongjoong no podía prestar el mínimo de atención a la prueba que, se supone debería estar realizando, pero en su lugar, no hacía más que verla. Los conceptos que consiguió memorizar y las pocas cuentas que aprendió a realizar, se esfumaron de su mente.

Sólo podía pensar en lo descuidado que había sido el lunes al hablar con Mingi, vamos que habían formas de expresarse y él empleó la peor de ellas. Muy seguramente creó un malentendido en la cabeza de su menor y se sentía fatal.

¿Cuán realmente enojado podía estar Mingi con él?

Él sólo quería que el pelirrojo entendiera su punto, el porqué le pareció buena idea y lo más correcto perdonar a su compañero. No pensó en las palabras que usó y muchos menos en su contrario, sólo quería zanjar el tema y dejar de discutir.

Estaba cansado y sólo quería ir a casa. No hacer enojar a Mingi, él...

—Bien, el tiempo terminó. Entreguen sus pruebas, en orden por favor.

Hongjoong se sobresaltó y confundido miró al profesor Kwon, parado junto a su escritorio mientras, sosegado recogía las pruebas que sus compañeros entregaban con absoluta indiferencia.

—Hay que entregar.— le susurró Lee con suavidad, guardando sus cosas—. ¿Finalizaste?

Kim miró a su compañero y con la expresión en blanco, negó—. No conseguí hacer nada.

—¿Muy difícil?

El de abundante hebras se encogió de hombros—. No presté atención.

Lee asintió y fue hasta el profesor, entregó su prueba y tras mirarle una última vez, se fue. Hongjoong resopló y sin ánimos entregó su vacía hoja, avergonzado salió del salón.

«Tengo que buscar a Mingi».

Asintió ante su pensamiento y sin más demoras, caminó hacia las escaleras. Iría al salón de su menor porque, si no se había mostrado en la cafetería, ¿dónde más podría estar?. No conocía algún otro sitio en el cual su menor pasase tiempo.

Suspirando comenzó a subir escalón por escalón, absorto de su entorno y pensando en qué forma sería apropiada disculparse con Mingi, ¿qué debería decir primero?, suponiendo que esté en su salón y quiera hablarle.

—Hyung, ¿a dónde va?

Hongjoong detuvo sus pasos apenas terminó de subir las escaleras y confundido, alzó su vista de aquel sucio suelo y la centró en el apacible rostro de San.

—Tengo que hablar con Mingi.

El rubio enarcó, sutilmente su ceja izquierda y sus brazos cruzó—. ¿Él te pidió que hablaran?— confundido el más bajo negó—. ¿Le mandaste algún mensaje?

—¿Tengo que hacer una cita para querer aclarar un pequeño malentendido?— farfulló tras también cruzar sus brazos.

San reprimió su inconsciente sonrisa—. Porque me agradas, te diré esto.— murmuró tras suspirar—. Mingi realmente no quiere verte.

—Lo sé, sé que lo hice enojar pero...

—No, ese no es el problema.— cortó el más joven tras alzar su mano, pidiendo silencio—. Creo que no comprendes. Enojado te habría atendido las llamadas o contestado los mensajes, él no está enojado.— aseguró con amabilidad, al notar la confusa mirada ajena, prosiguió:—. Eres listo y seguro lo observaste bien, ¿crees que su expresión era la de alguien enojado?

Hongjoong apretó sus labios, sorprendentemente la respuesta había llegado rápido a su cerebro. «No». La única vez que, quizá él vio enojado a Mingi, fue cuando quiso golpear a Lee. Esa era la expresión de alguien enojado, ¡furioso!.

En cambio su expresión el lunes..., ojos sin brillo, labios torcidos y hombros caídos. Parecía decepcionado y más que decaído por sus palabras, y Hongjoong no quería decir dolido, porque sugerirlo significaba que realmente había metido más que la pata.

—No.— terminó diciendo, escueto y cabizbajo.

San asintió sin ser visto y volvió a suspirar—. Si en el pasado Mingi no hubiera expresado cuánto te quiere y no me agradases ni un poco, te hubiera mandado al diablo.— aseguró con suavidad tras descruzar sus brazos—. Te hubiera golpeado también— agregó y Hongjoong le miró con el ceño arrugado y sus labios fruncidos—, porque es mi mejor amigos y lastimaste sus sentimientos...

—¿Adónde quieres llegar?— inquirió el de oscuras hebras.

—A que Mingi está decepcionado y dolido por tus palabras.— respondió con franqueza, volviendo a cruzar sus brazos—. Eres torpe para las relaciones y vamos, todos en algún momento lo hemos sido o lo seremos.— murmuró comprensivo—. Por eso y las anteriores razones, te daré un consejo. Por hoy, déjalo estar.

—¿Qué?

—No te quiere ver, asimismo está encerrado en su mente. Reflexionando sobre algunas cuestiones.— explicó con monotonía—. Si me contó de su discusión fue por dos motivos. Le insistí— dijo tras alzar su índice—, y porque me pidió consejos.— adjuntó tras alzar un segundo dedo, el corazón—. No hablará contigo hasta que quiera o mínimo, haya esclarecido parte de su mente.

Hongjoong boqueó varias veces, pero ninguna contestación estaba dispuesta a salir de ella. No sabía qué decir. La situación, Mingi..., ¿no era demasiado extremista?

—Es alguien terco, eso ya lo sabes.— volvió a hablar el rubio de ondulada melena—. Pero no sabes cuán terco puede llegar a ser cuando se trata de sí mismo o de sus sentimientos.— murmuró tras desenredar sus brazos y sacudir sus hombros—. Se muestra como alguien risueño, juguetón, pervertido y malditamente despreocupado, y aunque lo sea, es también alguien sensible.— prosiguió en un tono más bajo—. Pero ese aspecto de él, prefiere ocultarlo.

Hongjoong suspiró y sus hebras despeinó—. Básicamente me estás sugiriendo que hoy no hable con él, ¿cierto?

San sonrió de lado y asintió—. Es un consejo pero si quieres hacerlo, ve. Está en su salón pero insisto, si quieres ahorrarte el mal sabor en la boca, no vayas.

El pelinegro le agradeció y vacilante, caminó hacia el salón de su menor. En cambio San, miró aquella temblorosa silueta avanzar y suspiró, meneando su cabeza decidió bajar las escaleras. Wooyoung lo esperaba.

Inseguro, Hongjoong golpeó la superficie de la puerta y luego de que unos pocos segundos pasaran, la abrió y asomó su cabeza por ella. Sólo Mingi estaba allí y eso le relajó como le inquietó.

Apenas ingresó, el pelirrojo le miró sin expresión alguna. Sus nervios aumentaron.

—Ho-Hola.— murmuró endeble, juntó sus dedos y nervioso jugó con ellos—. Y-Yo..., quería hablar contigo.

Mingi apretó sus labios y sus inmóviles brazos yacidos en su escritorio, se elevaron y cruzaron sobre su pecho. Se encogió en su asiento y viró el rostro, clavando sus rasgados y apagados ojos en el ordinario escenario que la ventana a dos asientos, le mostraba. El nublado cielo nunca antes le pareció tan interesante como ahora.

—Mingi, y-yo...

—No quiero hablar contigo.— expresó el susodicho con seques e indiferencia, ignorando el ardor en sus entrañas. Tratar mal a las personas no era lo suyo. Y mucho menos si Hongjoong estaba entre ellas.

—Lo entiendo, y-yo so...

—Dul...— abruptamente Mingi calló sus palabras. Sus facciones se tensaron y tras inhalar con profundidad, se corrigió como continuó—. No quiero hablarte, por favor Hongjoong.

El aludido asintió y se giró sobre sus talones, yéndose. Bien, lo lastimó. Lo entiende ahora.

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—Te preguntaría cómo te fue, pero tu cara me dice que no muy bien.— expresó Sonhee al ver a su hijo ingresar, su semblante caído—. ¿Quieres hablar?

Hongjoong se quitó su calzado y forzó una sonrisa—. Simplemente no me ha ido muy bien en matemáticas, nada nuevo.— expresó tras encogerse de hombros.

La castaña enarcó una ceja y analizó el rostro de su hijo. Cada facción miró con detenimiento y poco después, sus labios se fruncieron.

—Tengo tiempo.— murmuró con suavidad.

—Mi primer prueba en blanco, lo superaré.— respondió tras realizar un ademán con su mano, indiferente. Sonhee resopló—. Estoy bien mamá, sólo es matemáticas que me tiene estresado y...

—No mientas, Hongjoong.

El susodicho se aferró a la tira derecha de su mochila, «¿cómo podría saberlo?», se preguntó con recelo. Entrecerró sus ojos y cambió el peso de su pierna a la otra.

—Tengo tarea...

—Hongjoong...

—No es mentira.— se aventuró con rapidez—. Y lo de matemáticas es en serio.

—Aún así, ¿no quieres hablar?— preguntó con suavidad, el pelinegro negó—. ¿Seguro?

—Bastante lo compartí hoy.— respondió tras asentir—. Tengo tarea.

—Bien, ve. Estaré aquí por si quieres hablar.— expresó su progenitora con dulzura.

—Gracias.

Arrastrando sus pies, caminó hacia su habitación. Dormiría hasta la cena y si despertaba antes, haría la tarea sino, tenía noche para ella.






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