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❈•≪17. ¿Seguro, Hongjoong?≫•❈

La garganta de Hongjoong se secó, su rostro se calentó y sus manos comenzaron a sudar, sacudió su cabeza con ligereza y apartó la mirada.

En su vida se vio pensando de esa forma de un chico, y mucho menos ver a uno de esa forma..., ten indecorosa. Lasciva.

Estaba avergonzado por el afloramiento de su, supuesta, verdadera naturaleza.

«Vaya pensamientos más heterosexuales te cargas, ¿eh?».

Nervioso movió su pierna y, sin poder evitarlo, sus ojos volvieron a su centro de interés; Mingi. Educación física no era una materia que le desagradase, como a muchos otros, pero tampoco le apasionaba lo suficiente. Era bastante indiferente con respecto a la misma. Hacía lo que debía y ponía esfuerzo, y ya. No más.

Pero ahora mismo, quería huir y no estar en aquel cerrado gimnasio. Viendo como el grupo de Mingi y éste realizaban sus actividades hasta que les tocara a ellos, puesto a que habían salido temprano de una clase y fueron mandados, directamente, al gimnasio para que no vagasen por los pasillos, patios o la cafetería misma.

Sus ojos no se despegaban del alto, ni de su rostro ni de su anatomía. Estaba en un partido de básquetbol con sus compañeros, no era malo pero tampoco era el mejor, honestamente. Tampoco es que estuviese prestando atención al partido en sí, no, en lo absoluto. Sólo al alargado chico.

En sus rojizas hebras pegadas a los laterales de su rostro, el pequeño y perlado sudor en su frente, brillando. Presente. En su concentrada expresión, seria y afilada. Sus descubiertos brazos, tensados y bien moldeados, bellamente torneados. Relamió sus labios y bajó, a sus desnudas piernas. Ya las había sentido pero jamás visto, y sin dudas era igual de fascinante. Sus muslos eran grandes, fuertes y firmes, delineados a la perfección. Resaltaban, y eso te obligaba a verlos. La parte inferior, cada vez que Mingi pisaba, sus músculos se marcaban, reluciendo la dedicado trabajo que tenían encima.

Estaba fascinado. Encantado con su anatomía.

Suspiró y suaves palmadas se dio en el rostro, queriéndose deshacer de aquellos pensamientos y lujuriosas visiones que tenía del menor en su mente. No quería tener problemas antes de que la clase comenzase.

El silbato sonó y lo observó caminar hasta donde estaban el resto de sus compañeros, consiguiendo distinguir una pequeña silueta a su lado, el rubio que se le acercó hace una semana y poco más. San.

Ambos se veían agitados y cansados, el más bajo bebiendo de su agua con tranquilidad y cierta elegancia mientras que Mingi, siendo un completo desastre. Tirando gran parte del líquido sobre su roja remera, llegando a beber una escasa, realmente miserable cantidad.

Rió y meneó su cabeza, divertido. Parecía más torpe allí que a su lado.

—Parece alguien sociable.

Hongjoong arrugó su ceño y volteó hacia su compañero algo confundido, hasta que miró donde éste le señaló y comprendió. Todos se estaban dispersando, menos el alto que aún se mantenía estático, junto a su rubio amigo, hablando con un grupo de tres sonrientes chicas. La que se encontraba en el medio parecía estarle coqueteando, apartó su mirada y se encogió de hombros.

—Todos los somos a nuestra manera.

Lee arrugó su ceño y no respondió. Tampoco tuvo tiempo, el profesor había sonado su silbato y ordenado a que se acercarán, por lo que, no hicieron más que obedecer, bajando de las gradas y yendo hasta el hombre en buena forma.

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—Hongjoong-ah, cómprame algo.

El aludido levantó la vista de su almuerzo y arrugó su temple, desconcertado y, ligeramente crispado. A su lado yacía Mingi, sonriente y de brazos, cómodamente, cruzados sobre su pecho. Viéndole.

Seonghwa rió y él bufó.

Dejó sus cubiertos de lado y levantó su mano izquierda, sin penas o arrepentimientos, fuertemente, su palma impactó con la descubierta nuca del chico a su lado. Seonghwa carcajeó, gustoso, Mingi se mostró sorprendido y Hongjoong, satisfecho.

Admitía que le gustaba que el contrario lo llamase por su nombre, de hecho, le encantaba. A diferencia de Lee o de su amigo mismo, la forma en que su nombre salía de aquellos voluminosos labios, era fascinante. La forma que tenía en arrastrar cada letra que lo componía, era, ciertamente, excitante y coqueta. Seductora.

Provocaba cosas en él.

Pero que le llamara, tan a la ligera, «Hongjoong-ah». Eso le mosqueaba. Que demostrara tanta comodidad como superioridad y burla al hacerlo, también.

—No quieras ponerme de malhumor— farfulló, levantándose—. ¿Qué quieres para almorzar?

—Cualquier cosa estará bien.

Tras su adusto asentir, marchó. Resoplando con notoriedad, estar junto al chico de tez más apagada era un subir y bajar de emociones completo, una monstruosa como infinita montaña rusa.

Meneó su cabeza y tras que la persona frente a él, marchara. Se acercó a la rectangular y metálica maquina, viendo qué podría comprarle al chico a mesas lejos de él. Ni siquiera debía ser tan minucioso en ello, sólo tomar lo que más barato le fuera e irse.

Pero no, allí estaba, evaluando todos los productos, pensando en cuál sería mejor comprar y cuál podría gustarle más, indiferentemente de su precio.

Porque era alguien considerado... o eso se dijo.

Minutos después, terminó reparando en un pequeño y nuevo panecillo que nunca antes había visto, era de chocolate y tenía crema encima, lucía apetitoso y probablemente le gustaría a su menor. Lo había visto devorar un sin fin de diversas cosas dulces, como beber otras tantas, de chocolate especialmente.

Asintió, convencido, y pagó por él. 1666 ₩ que se le fueron en un miserable pestañear. Menos mal y había traído más dinero consigo, porque con lo que le había sobrado de comprar su propio almuerzo, no le hubiera alcanzado.

Antes de llegar a la mesa en su totalidad, su ceño, inconscientemente, se frunció y las comisuras de sus labios, se arrugaron.

En su asiento había una chica que no conocía, hablando con Mingi y, aparentemente, coqueteando con éste y su amigo. Chasqueó su lengua y terminó de llegar a ésta, cruzando sus brazos y sonriendo con falsedad.

—Disculpa, es mi asiento.

La chica le miró, analizando su persona, su cuerpo y rostro, Hongjoong se estremeció. No le gustó aquella mirada. Era una critica, una arrogante, una que desvalorizaba su apariencia.

Se encogió y esperó, la chica posó una sonrisa en sus delgados y rojos labios. Falsamente amable.

—Oh sí, por supuesto. Mi culpa.— exclamó, levantándose con una elegancia de la que él carecía, haciéndose a un lado—. Espero volvamos a coincidir chicos, nos vemos.

La chica se fue y todos allí resoplaron, Hongjoong tomó asiento y hosco, le tendió el bocadillo al alto. Dejándose intimidar tan fácilmente por alguien que no fuera Mingi, inaudito.

—¿La conocen?

—Me la he topado con anterioridad por los pasillos.— respondió el castaño, haciendo a un lado su vacía bandeja, arreglando sus prendas y encogiéndose de hombros poco después—. Cuando no está coqueteando llega a ser agradable.

—¿Les estaba coqueteando?— inquirió con fingida sorpresa, fue demasiado obvio que sí. 

Seonghwa asintió—. Naturalmente es así. Coqueta.

—Aunque se veía más interesada en Seonghwa-hyung.— Hongjoong arrugó su ceño y miró hacia el chico a su lado, abría su bocadillo con tranquilidad y una pequeña sonrisa yacía plasmada en sus labios. «Espera, ¿está indignado porque haya sido así?», rodó sus ojos y resopló. Cuestionándose si, realmente, al pelirrojo cualquier persona le venía bien, mientras tuviera orificios...—. Venga, Hongjoong, no pongas esa cara. No es mi tipo.

—¿Cara?— cuestionó con asombro—, no hice o puse ninguna cara.

—Eso dices tú.— murmuró Park, riendo con levedad y viéndole, amplio. Malicioso.

—Jódete.

Masculló el de oscuras hebras, irritado y con sus facciones, tensas. Apartó su almuerzo y cruzó sus brazos, arrugando su entrecejo con mayor profundidad.

Mingi rió y dejó su bocadillo, estirando su brazo derecho hasta que su gran mano yació en el muslo del bajo, apretando el mismo con suavidad y observando como un quejido escapaba de sus labios, involuntario. Sonoro. Su rostro ardió y el mosqueo, se desvaneció. Ahora estaba abochornado.

¡Que su mano estaba a escasos centímetros de su entrepierna!

«Maldito descarado, ¡que está Seonghwa, imbécil!».

—No tienes que estar celoso.

Hongjoong lo tomó por la muñeca y apartó su mano, brusco—. No estaba celoso. Déjate de tonterías.

El pelirrojo sonrió, malicioso y su brazo volvió a mover, esta vez lo colocó en el respaldo de su asiento, acercándose al oído del bajo, relamiendo sus labios ante el reaccionar de su cuerpo, el cual tembló con ligereza.

—¿Seguro, Hongjoong?— bajo y ronco, su tono salió más bajo de lo que esperó y más roncó de lo que deseó.

Osado y aún enrojecido, el susodicho volteó su rostro, arrepintiéndose al instante. No estaban demasiado cerca el uno del otro, sino que, estaban arriesgadamente cerca. Una delgada, muy fina capa de aire, los separaba.

Inconscientemente los ojos del pelinegro descendieron, fugaces vieron aquellos voluminosos labios, brillando por la sutil saliva en ellos. Alzó la mirada y asintió, impasible.

—Por supuesto, más que seguro.

Y es que era verdad, no estaba celoso. De momento.

Y Mingi lo notó, veracidad en su tono y firmeza en sus palabras, asintió y su lengua chasqueó, falsamente apenado, alejándose.

—Una lástima.

Un suspiró caminó fuera de sus labios, libre y discreto.

No sabía Hongjoong si, aliviado de que el contrario se hubiese apartado y comenzado a comer su almuerzo gustoso, o decepcionado. Por el mismo hecho, de ya no tener aquella invasiva y sofocante persona sobre él.

Volteó hacia su amigo y éste lucía ido, con su vista en la lejanía, como si estuviese analizando algo que le interesase, algo que no podía descifrar con su facilidad de siempre. Sus miradas conectaron y no supo cómo sentirse ante aquellos impenetrables ojos.






Yeosang aparecía aquí, pero no me convenció y lo borré. Sorry, volverá.

Esto es un pequeño regalo por las 6K que tiene la historia y los 1K de votos, I'm so fucking happy for that, thanks  ヾ(。>﹏<。)ノ゙✧*.

Psdta: Me di cuenta (viendo vídeos) que, hay veces en las que Mingi, simplemente llama a Hongjoong por su nombre y sin usar honoríficos. Y si bien, la mayoría del tiempo lo regaña o le pega por esto, la parte restante y menor, no. Sólo se ríe y responde a lo que sea que le haya preguntado O.o

Bien bipolar el chico

💜~

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