Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

❈•≪11. I love to dominate u≫•❈

—¿Has vuelto ha ser besado?

Quien portaba un manto oscuro y escaso en extensión sobre su cabeza, comenzó a toser de manera frenética, procurando que ningún diminuto trozo de comida abandonase su cavidad bucal como que su blanquecino rostro, no ardiese.

Notoriamente conmocionado miró a su progenitora, ésta tenía sus medianos ojos clavados en su persona, analíticos y, ligeramente, divertidos por su reaccionar.

«¿Cómo...?».

—Tus ojeras son asquerosamente notorias.— murmuró la mujer, guardando su móvil y viendo, más seriamente a su único hijo—. Además, pasas más tiempo perdido en tu mente y en vaya uno a saber qué, que centrado en tu entorno y en lo que te estaba contando.

—Bu-bueno... eso, los estudios.— susurró de manera torpe y evasiva—. Sí, lo estudios están siendo sofocantes.

La mujer carcajeó y negó con suavidad—. Aquella vez cuando me lo contaste, lucías igual. Tal vez igual no, menos perturbado. Obnubilado.

—No es por eso...

—¿Quieres decir que sí has sido besado de nuevo?— inexorablemente, el rostro entero de Hongjoong ardió, un intenso y caliente carmesí le decoró y en su blanca piel se posó. Insistente—. ¡Lo sabía!, sí que eres despistado por no decir tonto ¿eh?

—No hablaré sobre eso.— masculló entre dientes, devorando con verdadero fervor su desayuno.

—Oh vamos, cariño, no tienes que avergonzarte de ello.— repuso su alegre progenitora, complacida de haber acertado.

—No insistas, no te contaré.

—Estuviste nueve meses en mi vientre, te he criado. ¿Por qué tan reticente a contarme?, soy tu madre por los cielos.

Los labios del único adolescente allí, se torcieron en una notoria mueca. Sencillamente no sentía que su madre y él tuvieran ese grado de confianza y unión. Ese nivel de estrechatez.

Eran cercanos y solían conversar del desempeño del pelinegro en clases, de qué tan bien o mal había sido su día, de qué cosas habían hecho él y su único amigo, Seonghwa. Pero de nada más.

Triste o no, así era su relación.

—Sólo no me siento cómodo.— replicó en lugar de expresar la repentina y franca respuesta que surcó sus confusos y revueltos mares mentales.

—¿Por qué?

—Porque es de un chico de quien hablamos— bufó y su desayuno a medio comer, apartó—, deberíamos estar hablando de que besé a una chica. No que un estúpido y, descomunalmente, alto chico me robó mis primeros besos.

Sonhee enarcó su, perfectamente, delineada ceja ante la despistada revelación contraria—. ¿Besos? ¿así que has sido besado varias veces?

Tras palmear su rostro, asintió—. En serio, no quiero hablar de ello y...

—¿Por qué no le dices que no te gusta?

«Ja, como si no lo hubiera hecho ya. Ese bastardo...».

Inexplicable como inesperadamente, a las turbadas y revueltas aguas mentales de Hongjoong, vinieron las veces en que él, con un tono que consideraba firme y seguro, había exclamado no ser gay, en las que había proclamado sentir desagrado hacia su verdugo y disgusto por sus accionares que iban por encima de sus palabras y deseos propios.

Y a pesar de todo eso, no recibía más que burlas malintencionadas y constantes interrupciones como besos. Aunque sólo habían sido cuatro, seguían siendo besos. Plural. 

Agresivo sacudió su cabeza, no quería recordar el cómo había cedido ante la voluntad del alto, el cómo sus labios habían sido, fácilmente, atrapados por aquellos pomposos y aterciopelados belfos, el cómo había sido la sensación ante su conectar...

¡Que se había dejado besar, maldición!

Resopló y de su asiento se levantó, bajo la expectante mirada de la castaña—. Se me hace tarde, nos veremos luego. 

—¡Cobarde! ¡no huyas que así no te he criado!

Ignorando las infantiles acusaciones de su progenitora, el de oscuras hebras, se colocó su calzado y con su mochila al hombro, salió fuera. Sintiendo un ligero frescor impactar con su rostro.

Cuando hubo caminado unos cuantos minutos, su pulso se disparó. Su rostro se calentó pero, cree él, no se coloreó. Su corazón comenzó a martillar con fervor y fuerza, desesperado y excesivamente ansioso.

Temía ver a Mingi, temía por lo que éste fuera a hacer.

Y supo que su rostro mutó y que de un intenso rojo, se transformó apenas lo vio. De uno igual o más intenso que aquel que, Song Mingi, elegante y coquetamente portaba sobre su cabeza. Orgulloso y distintivo.

—Buenos días.— murmuró un sonriente Song.

Hongjoong evitó su mirada, centrando la propia en sus llamativos belfos, «mala idea». Imposible o no, su rostro enrojeció aún más—. Bueno días.

Mingi rió, de manera suave y, ligeramente grave—. ¿Temes que haga algo?

Tras verlo relamerse los labios, clavó sus ojos en la mochila que se le había tendido con suavidad. Definitivamente fue una pésima idea centrar sus orbes allí—. N-No... no harías nada.

Dos pasos y el alto estaba sobre él, respirando sobre su rostro de manera sonora—. Temo hacerte saber que te equivocas, Hongjoong. Pero tú sabes y yo sé que, en efecto, haría algo.

Aferrándose a la mochila de su menor entre sus brazos, dio un tembloroso paso lejos de éste—. En serio no soy gay, por favor, deja de besarme es... incómodo.

A pesar de estar a un paso de distancia, Mingi no entendió sus estranguladas como susurrantes palabras—. ¿Que es qué?

—¡Incómodo!— su bochorno creció ante su efusiva respuesta y entre dientes se maldijo—. Incómodo— reiteró con ligereza—, es jodidamente incómodo. 

—Bueno— Mingi sonrió y su rostro ladeó, estirando su brazo hasta que sus largos dedos consiguieron sujetar el ardiente rostro contrario, obligándole a levantar su mirada y a conectar sus orbes—, si te es jodidamente incómodo podrías probar devolviéndome los besos ¿sabes? De esa forma ya no te será incómodo.

Cuando el pulgar ajeno acarició su resaltante y rosado labio inferior, Kim se estremeció y apartó—. Jamás haré semejante cosa.

—Bueno, siempre puedes dejarme dominarte.— replicó con una torcida sonrisa y un ligero escoger de hombros—. Me gusta dominarte.

—Púdrete.

Rápido emprendió su caminar hacia su lejano instituto, farfullando insultos para sí y para el carcajeante alto. El cual caminaba detrás de su persona, desesperándole aún más. 

⇜✫⇝✫⇜✫⇝✫⇜✫⇝✫⇜✫⇝✫

—¿Hongjoong-hyung?

El aludido frunció su ceño y dejó de mutilar su casero almuerzo, alzando sus ojos y viendo a la parada figura que se encontraba a su lado izquierdo, viéndole.

Arrugó su entrecejo y ladeó su rostro, era la primera vez que veía a aquel chico. O a un chico como él.

Portando una linda y prolija cabellera de rosadas hebras. Una blanquecina como impoluta tez, tersa y aparentemente suave. Delicada. Ojos ovalados y, considerablemente, grandes o medianos. Los mismos brillaban de un avellanado color, uno que era causado por las lentillas que portaba. Rasgos suaves y facciones ligeras y poco definidas, elegantes. Sus labios eran delgados y brillaban también, de un rosa para nada chillón o muy llamativo, suave y, sutilmente, notorio, causado por el labial o brillo.

No estaba seguro. Ni tenía palabras.

«Es tan o más exótico que Seonghwa. Alucino».

—¿Tú eres...?

—Kang Yeosang.

Click, sus engranes hicieron click—. Ya, Seonghwa me ha comentado sobre ti.

«Acribillado, sería una expresión más apropiada de hecho».

El recién llegado sonrió con cordialidad y miró su brillante móvil—. Me estará ayudando con algunas cosas, lo vi y quise pasar a informarle.

—Con razón no está aquí— murmuró para sí y asintió, de acuerdo con su murmullo—, pues nada, gracias. Suerte con lo qué sea.

—Nos vemos.

Kim asintió y en un bajo tono, respondió. Viéndole marchar con tranquilos pasos.

«Ni siquiera se veía real. Es una escultura viviente, sí, definitivamente lo es».

—¿Quién era el lindo chico?

Hongjoong brincó y su rostro viró, Mingi le observaba curioso y expectante—. Un dongsaeng de Seonghwa.

—Uno bastante lindo cabe señalar.

El de creciente melena arrugó su ceño y sus brazos cruzó, incrédulo por lo escuchado. ¿Es que su verdugo se tiraba lo que sea que tuviera piernas y un orificio?, porque a eso sonó.

A ver, claro que el chico era lindo, exageradamente lindo, no era ciego. 

Pero teniendo en cuenta que era dongsaeng de Seonghwa, no conseguiría mucho, si él había sido privado de conocerlo por razones que desconocía, dudaba mucho que Mingi la tuviera más fácil y Park, gentilmente, le ayudase a conocerlo o mínimo, hablarle.

No lo haría. Se negaría, firme y rotundo. 

—¿Celoso?

El cuerpo entero de Hongjoong tembló, inconscientemente llevó su mano derecha a su oído también derecho y lo cubrió, alejándose del invasivo rostro contrario. Reprimiendo su rubor.

—¿Celoso?— inquirió con una enarcada ceja y una burlona sonrisa—. Jamás estaría celoso y menos por ti, mejor si te vas detrás del primero que se te cruce. A ver si así me dejas en paz de una maldita vez.

Mingi levantó su brazo izquierdo y lo colocó en el respaldo del asiento del bajo, acercándose con ligereza y manteniendo su sonrisa—. Vaya, no te imaginas cuánto me pesa decir que eso, dejarte en paz, no podrá ser.— dijo y, falsamente apenado, chasqueó su lengua. Alzando su mano derecha hasta que sus dedos acariciaron, suavemente, la ardiente mejilla izquierda de Kim—. Eres mi hyung favorito y en serio que eso no podrá ser. Lo siento.

Los vellos de Hongjoong se crisparon, sus facciones se tensaron y aquella burbujeante como caliente sensación, nació. Brotó de los más profundo de su vientre y con fervor, se hizo presente.

Él seguiría creyendo que era a causa de la molestia, porque lo era... ¿no?

Estaba molesto por diversas cuestiones; con el alto y su descarado coqueteo, con su asfixiante cercanía, con su cuerpo por helarse, con sus mejillas por delatarle y con Lee por aparecer de la nada.

—¿Todo bien?— cuestionó el recién llegado, tomando asiento y viendo a los, aún, escasamente, cercanos chicos frente a él.

—Todo bien.— musitó Mingi, apartándose del abochornado chico a su izquierda.

—¿Qué haces aquí?— Hongjoong se regañó, mentalmente, por haber sonado hosco y disgustado. Song se rió y a Lee no pareció importarle.

—Mis amigos prefirieron ir a ver a los del equipo de baloncesto.— respondió y un ligero mohín mostró, indignado—. Los vi y decidí acercarme, almorzar solo apesta.

—Ya veo, les hubieras acompañado.— aconsejó el mayor allí. Lee negó.

—No se puede almorzar allí.

—Vaya.

—Sí, eh ¿dónde está Seonghwa?

—Ayudando a un dongsaeng con algo.

—¿Es tutor?— asombrado preguntó y una negativa recibió—. ¿Entonces?

—Ni yo sé muy bien.

Tras escogerse de hombros, el silencio floreció y los envolvió. Hongjoong se concentró en apaciguar sus despertados nervios y en comer de su frío pero aún así, casero almuerzo. Tendidos minutos estuvo en lo suyo, hasta que el suave y desinteresado murmullo de Lee, le hizo mirarlo.

—Si piensas que me gusta, te equivocas.

En un principio pensó que se estaba dirigiendo a él, pero al notar que los oscuros orbes de su castaño compañero estaban posados con, aparente tranquilidad, en el indiferente chico a su lado. Lo descartó.

—Si piensas que te creeré, te equivocas.— replicó Mingi con lo que, Hongjoong, interpretó como ácida ironía.

—Bueno, el necio eres tú.

—Soy más listo de lo que crees saber.

Lee le miró con fijeza por varios minutos y resopló—. Ciertamente, pareces serlo.

«Pero si esto parece, no, esto es un jodido concurso de testosterona, ¿y por qué, qué o quién? ¡Aish, no entiendo!».

—Agradable que lo sepas.— falsamente le sonrió.

—¿De qué están hablando?— cuestionó el pelinegro como interrumpió, lo qué sea que Lee fuera a decir.

—Tonterías, no se te repetirá nada otra vez, almuerza.

Más desconcertado quedó Hongjoong, él estaba seguro que, antes de que Lee pronunciara lo que pronunció, nadie había dicho nada. Que estaba concentrado en lo suyo, sí, pero tampoco inhabilitó su audición, ¡que no podía!.

—Estás mintiendo.— acusó el pelinegro con sus ojos entrecerrados. Lee le sonrió, burlón.

—Que son tonterías, almuerza, anda.

—Pero...

—Almuerza Hongjoong, que a la vuelta estás insoportable.

El aludido miró al chico a su lado y cerró su boquiabierta expresión, volviendo a clavar sus ojos en su almuerzo y comiendo de éste con fervor. Crispado.

«No le pegues, no eres violento. Sólo come e ignóralo. Anda, tú puedes».






Bueno, ¡feliz año nuevo por adelantado!, espero que lo disfruten y la pasen bien, coman mucho y esas cosas que suelen hacerse.

Que en una semana se nos vienen los chicos con todo, a disfrutar y no morir por su causa.

💜~

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro