Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

❈•≪06. Un agobiante verdugo≫•❈

Tras bostezar y su corta y desprolija cabellera, acomodar. Hongjoong salió de su casa mientras, lentamente, iba dando pequeños mordiscos al dulce y relleno pan que su madre le compró. Disfrutando de su sabor y de la refrescante como suave brisa mañanera que chocaba con su rostro.

Aún se encontraba algo adormilado, sus párpados pesaban y su cuerpo se encontraba rígido, como si no hubiera descansado las horas suficientes y necesarias. Que no lo había hecho.

Tragó los últimos fragmentos de comida que en su boca habían e, indiferentemente, extendió sus brazos para que, segundos después, una negra y ya conocida como pesada mochila, aterrizara en estos. La acercó a su pecho y fuertemente se aferró a ella, la abrazó con la intención de que no se le cayera.

Puesto a que aún se encontraba algo adormilado y en ese estado no era la persona más hábil que alguien pudiera conocer y siendo torpe como lo era, aquello podía suceder sin restricciones.

—Buenos días.— pronunció un alegre chico de relucientes hebras rojas, viéndole plenamente.

Hongjoong no correspondió a su sonrisa ni a su mirada, con pereza y desgano, saludó—. Buenos días, supongo.

—¿Supones?— inquirió con exagerado asombro.

—Supongo.— aseguró con un firme asentir.

Ambos continuaron andando junto al otro, por varios minutos, sumergidos en un silencio bastante agradable. Hongjoong con su vista en el frente, totalmente fija en aquello que se encontraba a la lejanía. Mientras que Mingi le veía, de soslayo pero a su misma vez, de manera detenida. Atenta.

El más bajo se encontraba serio y con sus comisuras entorno a su boca, arrugadas. Disgustado. Aún así la serenidad que su persona entera reflejaba, era agradable. Pacífica.

Hongjoong arrugó su ceño y se apartó, bruscamente, del alto. Deteniendo su andar y llevando su mano derecha a su oído para cubrirlo, volteándose y viendo al contrario con resentimiento.

—No hagas eso.— pronunció con fastidio y centelleantes ojos.

El chico de respingona nariz, sonrió. Sus ovalados y estirados ojos, expandió, simulando sorpresa—. ¿Qué hice?, no sé de qué hablas.

—No finjas y no me vuelvas a soplar en la oreja, ¿entendido?— expresó mientras un recriminatorio dedo le señalaba, le apuntaba con firmeza.

Mingi sonrió aún más grande y ladeó su rostro—. ¿Te molesta?

Un suave «sí» que escapó de la boca del bajo allí e impulsó el accionar del alto. El cual se acercó como inclinó, según la perspectiva del primero, de manera intimidante a su rostro para separar sus curvados y pomposos labios, formando una pequeña 'o' con ellos. Soplando, ligeramente, una sutil y mentolada brisa que dio de lleno en sus rosados y apretados labios.

Acción que le causó un ligero cosquillear en la zona ¿atacada?

El de oscuras hebras dio dos pasos atrás mientras tensaba sus facciones y apretaba sus dientes. 

—Te detesto.— pronunció mientras largaba, ruidosamente, aire por su nariz, como un toro embravecido. Retomando su caminar con pasos más bruscos.

—¿Por qué?, dijiste que no lo hiciera en tu oreja. Definitivamente no fue en tu oreja.

—Tú..., en serio que te detesto.

—Temo confesar que no es mutuo.

Claramente no obtuvo respuesta pero eso no le importó. Su cometido había sido ejecutado con deslumbrante excelencia, el resultado obtenido había sido extremadamente satisfactorio y complaciente. No tenía quejas.

«Bastardo».

⇜✫⇝✫⇜✫⇝✫⇜✫⇝✫⇜✫⇝✫

—Buenos días, ¿listo para recibir las calificaciones?

Hongjoong ocupó su habitual asiento y forzó una sonrisa—. Buenos días, la verdad es que no. No quiero saber nada que esté relacionado con matemáticas, no ahora mismo.

Lee enarcó una ceja y analizó a su compañero—. ¿Por qué?

«Si él supiera...».

—Sólo no quiero.

El chico asintió y no dijo más nada, no quería y no podía, el profesor había hecho acto de presencia y mandado a callar a todos. Luego de saludar secamente a su adolescente alumnado.

Tras pasar asistencia y expresar aquellos que le habían contentado con notas buenas, muy buenas y excelentes, regañado como recriminado a aquellos que sacaron notas malas, muy malas y desastrosas. Procedió a realizar la entrega.

—Felicidades Kim, nunca creí que vería un perfecto y destellante doce en algún trabajo o prueba suya. Felicidades.

Aunque lo hubiese oído, Hongjoong necesitó de verlo para creerlo. Tomando su extensa prueba y observándola varias veces, en efecto, en la parte superior y derecha de su hoja yacía un doce de tamaño mediano y color azul.

Y aunque lo hubiese conseguido por medios bajos y pocos dignos de nombrar, estaba contento y extremadamente satisfecho, a pesar de que su culpa y el pesar en él aumentaron también con ello.

—Nota perfecta, felicidades ya venía siendo hora.— pronunció su compañero con una auténtica sonrisa que el bajo no dudó en corresponder.

—Gracias, ¿qué tal te ha ido a ti?

—Diez, no lo esperaba y estoy satisfecho.

—Felicidades.

—Gracias.

⇜✫⇝✫⇜✫⇝✫⇜✫⇝✫⇜✫⇝✫ 

—Seonghwa, Seonghwa, Seonghwa, Seonghwa, Seonghwa...

El aludido frunció su ceño como alzó sus ojos, su bajo amigo se encontraba extrañamente alegre y ruidoso, como también inquieto. Parado delante de él mientras brincaba enérgicamente. Sus labios curvados en una sinceramente feliz sonrisa.

—¿Qué sucede?— cuestionó y bebió de su agua, observando el hosco sentar de su amigo—. ¿Algo bueno?

—Muy bueno.— aseveró con un frenético mover de su cabeza, afirmativo—. ¡He sacado un jodido doce en matemáticas! 

El castaño le miró, incrédulo y ligeramente atónito—. ¿Tú estás hablando en serio?— indignado el contrario pronunció un bajo «sí»—. Vaya esto es..., simplemente alucinante. 

—Sólo felicítame y cállate.— sentenció con sus brazos cruzados.

Park sonrió y asintió—. Felicidades, has trabajado duro.

—Gracias.

—Buenos días.— dijo una grave voz que el más bajo allí reconocería hasta en sus sueños más vívidos—. ¿Por qué tanta felicidad?

—No le di...

—Obtuvo un doce en matemáticas, ¿no es increíble?— el mayor allí, pronunció. Ameno y con una suave sonrisa en sus belfos, Mingi asintió con una más torcida y maliciosa.

—Felicidades.

Hongjoong miró al chico a su lado, no fiándose de su cálido felicitar pero aún así, agradeciéndole por éste.

Y el de oscuras hebras continuó conversando con su castaño amigo, claramente del dichoso examen y del resultado obtenido, hasta que ambos se cansaron de gastar saliva, y así fue como su amistoso y ligero intercambio, paró.

Kim se sorprendió cuando su móvil vibró, nunca (estando en clases al menos) recibía mensajes o llamadas, de quienes podría recibir o uno u otro era de su amigo o de su madre, pero el primero nunca lo hacía y su madre sólo en casos estrictamente necesarios. Por lo que no dudó al momento de sacar el aparato de los bolsillos de su sudadera, abriendo el recibido mensaje sin siquiera leer el remitente. 

Minky ^^
Luces demasiado contento y abiertamente orgulloso por una calificación por la que no trabajaste duro para conseguir.

10:35 am.

Tan pronto como sus orbes leyeron aquello y tan rápido como su cerebro lo procesó y comprendió, su humor fue en declive, cayó en el más oscuro abismo y se estrelló contra el más consistente suelo.

—¿Estás bien?— el alarmado tono que el castaño empleó no fue desapercibido por el bajo y mucho menos por el más alto allí.

Hongjoong asintió pero no lo miró—. Iré al baño.

Rápidamente se levantó y con apresurados pasos caminó fuera, lejos de su amigo y del alto chico que no hacía más que humillarlo. Claro estaba que no iría al baño, allí no podría desahogarse con tranquilidad, sólo caminaría hasta donde sus pies quisieran llevarlo. Estaba harto y enormemente frustrado.

Cuando fue consciente de su entorno, notó que se encontraba fuera del edificio y en la parte delantera de éste, en la entrada y nadie había allí. Por lo que no se cortó al gritar en un moderado tono, al gruñir y maldecir con mayor ferocidad. Restregó su rostro y clavó sus apagados ojos en el suelo, pateando varias rocas que allí habían.

«Lo detesto, en serio que lo odio. ¡Lo odio!».

Sin dudarlo se agachó, quedando en cuclillas y abrazando sus piernas con sus cortos y delgados brazos, escondiendo su compungido rostro entre ellos. Repentinamente vulnerado, abatido y extremadamente avasallado.

Quería...

—No llores.

Sus vellos se erizaron cuando aquella molesta voz resonó en su silencioso entorno, escasamente burlona y excesivamente melosa como afable.

Hongjoong alzó su rostro y clavó sus castaños ojos en Song—. No estoy llorando.— pronunció e, irremediablemente, sus belfos se abultaron en un ligero y notable mohín.

Claramente quería llorar, Mingi era como su verdugo y probablemente estaba exagerando, porque él tendía a acrecentar los hechos que amenazaran con derrumbar sus estables muros y acabar con su bien construida estabilidad mental. Pero se sentía agobiado por la presencia del contrario, exasperado por sus actos y temeroso de lo impredecible que solía ser algunas veces. 

Él no quería aquello, rotundamente no.

—Vamos que no era mi intensión of...

—Y una mierda.— interrumpió Hongjoong, levantándose, apretando sus puños y controlando sus ganas de golpearlo. Él no era una persona agresiva mucho menos violenta—.  Disfrutas jodiendo mi existencia, no finjas, por favor. ¡Que se te nota!

—Molestarte es divertido.— concedió con un ligero asentir—. Pero tampoco pretendo ofenderte y hacerte llorar.

—Que no estaba llorando.— farfulló entre dientes, cruzando sus brazos—. Y no te creo.

Mingi sonrió con suavidad—. No tienes porqué hacerlo.

Hongjoong le miró con sus ojos entrecerrados, sonreía de una suave y maliciosa manera, lo que le confundió. ¿Estaba admitiendo que, en efecto, sus intensiones eran ofenderle y hacerle llorar? Definitivamente no lo entendía.

No podía ni se esforzaría en hacerlo, ¿qué sentido tenía?

Suspiró y sacudió sus hombros—. Realmente te odio.

—Bien, porque yo no.

—No parece.

Murmuró y caminó por su lado, volviendo hacia el interior del edificio. No tenía que voltear para saber que el pelirrojo le seguía, lo sabía y lo sentía. 

Como también sentía algo (una mirada), intensamente, fija en una zona de su cuerpo que, sencillamente ignoraría, simplemente seguiría caminando como si nada, como si sus mejillas no ardiesen y como si él no sintiese esa extraña sensación en lo más profundo de su estómago.

Caliente e incómoda.

«Sólo respira, camina y respira».






Dejaré esto por aquí y desapareceré lentamente, me alegra que haya vuelto, que hayan ganado un premio y su presentación, uffff, como siempre on point. 

Y espero que Mingi se recupere completamente.

💜~

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro