03
Amelia se levantó de la mesa al sólo escuchar las peleas de sus padres empezar, se encerró en su cuarto y se dejó caer al suelo justo a los pies de la cama.
Buscó sus audífonos y puso música.
Luego de unos minutos escuchó un par de golpes en su ventana, al inicio los ignoró pero luego el ruido fue más fuerte y se obligó a si misma a abrir la ventana.
Se levantó del suelo y tiró el teléfono a la cama, cuando abrió la ventana una piedra casi le da en la cara.
Observó a Lucía en la calle y con un par de piedras en las manos, al instante en el que vió a Amelia asomarse las tiró a otro lado y la saludó con la mano.
Amelia cerró la ventana, tomó una chamarra y salió de su habitación, ignoró la pelea de sus padres y abrió la puerta principal.
-¿Se puede saber que mierda haces fuera de mi casa, Noceda? — le reclamó en cuanto la vió.
-Wow, que lindo recibimiento, pero era de esperarse viniendo de ti y tu linda personalidad — Lucía suspiró como siempre lo hacía.
-No respondiste mi pregunta.
-Quería invitarte a salir a algún lado — Lucía se apoyó en la pared a su lado.
Lo único que separaba a ambas chicas era el portón de la entrada, Amelia deseó que ese portón no existiera, para poder acercarse a Lucía y darle un buen puñetazo en la nariz.
-Estoy ocupada.
-No te creo.
-No confío en ti — Amelia suspiró — ¿Qué tal si en realidad eres una acosadora y abusadora famosa y me quieres secuestrar?
Escuchó a Lucía soltar una risa.
-Iremos a un lugar público y te traeré de vuelta a casa, no soy una rarita que merece prisión, Amelia.
-No iré.
-Si no hubieras pensado en salir, no habrías sacado esa chamarra.
Amelia se abrazó a si misma, Lucía tenía razón.
-Ahora, abre este maldito portón y sal.
Amelia abrió el portón de mala gana, Lucía sonrió al verla.
-Deberían quitar este portón, impide la linda vista que tengo al frente — Lucía dijo.
-No lo creo, el portón está para impedir que personas como tú entren — Amelia sonrió y se colocó una mano en la cintura.
Lucía soltó un suspiro y rió.
-Mejor empezamos a caminar, cierran temprano el lugar.
-¿A donde mierda me llevas?
-Es una sorpresa.
-Odio las sorpresas.
-Eso es porque nunca te han dado una buena.
Hacía frío, pero no lo suficiente como para que Amelia tuviera la necesidad de entrar una vez más a casa y ponerse unos pantalones en lugar que la falda que llevaba puesta, aún así, sus manos se estaban congelando y sus mejillas se llenaban de un sonrojo, algo demasiado evidente tomando en cuenta la pálida piel de Blight.
-¿Tienes frío?
-No — mintió.
Lucía se detuvo por un momento, se quitó los guantes de las manos y se las puso a Amelia, Lucía le sonrió y Amelia se sonrojó.
El toque cálido y reconfortante de las manos de Lucía sobre las suyas se sintió como el cielo durante un segundo, pero Amelia alejó cualquier pensamiento parecido al igual que sus manos.
-Listo.
-¿Gracias?
-¿Eso fue pregunta o afirmación?
-Como lo quieras tomar.
Lucía siguió caminando.
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-¿Qué es este lugar? — Amelia observó el lugar frente a ella.
-Entra y lo verás.
-¿Estás segura de que no me ofrecerán marihuana, cocaína, o cualquier tipo de droga que fomente el vicio?
Lucía soltó un suspiro cansado y negó con la cabeza.
-¡Que no!
-No te creo.
Lucía tomó la mano de Amelia y la jaló con ella hasta la entrada de la tienda, Amelia se dejó llevar ya que el renegar sería inútil, Lucía haría lo que quería y eso le gustaba.
¡Digo odiaba!
-¡Te dije que no era una tienda de drogas ilegales!
Amelia observó el lugar, una tienda de discos.
Amelia se zafó del agarre de Lucía y caminó ella sola por los apartados del lugar, nunca había tocado un disco, pero siempre soñó con tener uno, tenía un tocadiscos en casa, pero nunca lo había usado.
Leyó los títulos y observó cuidadosamente cada uno.
Lucía, por su parte, observaba a Amelia como si fuera la octava maravilla del mundo, le gustaba ver su mirada dorada repasar cada disco, le gustaba ver sus manos revolotear como palomas elegantemente, le gustaba ver la emoción en el rostro de Blight.
La castaña se acercó a la peliverde y observó los discos que esta estaba viendo.
-¿Alguna vez has escuchado a "Arctic Monkeys"? — Lucía soltó de pronto, sorprendiendo a Amelia.
-No.
-Nunca has estado en el cielo, ¿Cierto?
Lucía tomó el disco y la mano de Amelia, jaló a la chica hasta el mostrador y pagó el disco.
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Amelia esperó a que Lucía terminara de subir mientras buscaba el tocadiscos en su habitación.
La castaña finalmente apareció por la venta y se tiró al suelo.
-Creí que nunca volvería a trepar hasta una ventana.
-Nunca digas nunca.
Amelia quería escuchar las canciones del grupo que Lucía le había sugerido y esta se ofreció a ayudarla.
Así que para evitar problemas, Amelia entró como si nada y Lucia entró por la ventana, así ni sus hermanos ni sus padres verían a la castaña.
-¿Lo encontraste?
-No, a este paso tendré que bajar y buscar el que está en la sala.
-Hazlo, yo te espero.
Amelia soltó un suspiro.
-No hagas ruido, ya vuelvo.
Amelia cerró la puerta detrás de ella y entró a la sala, sus hermanos no estaban, Edric y Emita solían estar en la sala, pero en esta ocasión no lo hacían.
Era mucho mejor, así se podría llevar el tocadiscos sin necesidad de sobornarlos para que no hicieran preguntas.
O eso creía.
Cuando volvió a su cuarto se encontró a los mellizos en su habitación, junto a Lucía.
Cuando escucharon a la peliverde entrar, los trenes voltearon hacia ella.
-Creí que nunca entrarías a nadie por la ventana de tu cuarto porque eras lesbiana — murmuró Edric con una fingida desaprobación.
-Que decepción, Amelia Blight.
Amelia les dió un par de billetes a ambos chicos, estos sonrieron y se fueron del lugar alegremente.
-¿Acabas de sobornar a tus hermanos?
-Siempre lo hago, no es nada nuevo ni del otro mundo.
Lucía soltó una risa y esperó a que la chica frente a ella se sentara en el suelo junto con el tocadiscos.
-Bien, prepárate para escuchar a Dios.
Lucía colocó el disco y la melodía empezó a sonar.
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Actualizaciones seguidas siempre 😍
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