48. Revelaciones
Solae
(15 minutos antes)
Salí con Anton de la habitación y juntos bajamos en silencio por el ascensor. Mi corazón se encontraba dividido y sentía que mi cabeza iba a explotar. Pero la sensación que imperaba por sobre todas las demás, era que me sentía como la peor persona del planeta. No sabía cómo me había dejado llevar de esa manera, cuando aún no tenía absolutamente nada claro.
Estaba decepcionada de Alex, de haberme entregado tanto a la esperanza de que por fin me aclararía las cosas, de que por fin sería sincero conmigo. Pero sobre todo, estaba decepcionada de mí misma al darme cuenta de que secretamente había estado esperando que él sintiera algo por mí. Incluso cuando yo ya tenía a Anton a mi lado. Incluso cuando aquello había significado herir a mi mejor amiga. ¿En qué clase de persona me convertía todo esto?
Aún así, no dejaba de ser cierto que Anton parecía estar ocultándome algo importante. Por mucho que me costara creerlo, las evidencias saltaban a la vista. Definitivamente Anton había estado jugando con mi mente y ahora me preguntaba hasta qué punto, pero descubrirlo me daba pánico.
Me aterrorizaba no poder discriminar qué parte de lo que sentía y de lo que recordaba era real y qué había sido implantado por él. Era prácticamente imposible distinguirlo cuando todo se sentía tan autentico, tan a flor de piel. Pero si Anton me controlaba, como decía Alex, entonces ¿Por qué estaba dudando? ¿Por qué siquiera estaría considerando engañarlo con otra persona, si supuestamente él estaba en control de mis sentimientos?
Quizás Alex estaba equivocado y Anton no poseía tal poder, pero por el momento debía seguir fingiendo que no sabía nada. Tal como también me aconsejaba Tam. Tal como me rogaba Alex.
Anton avanzaba delante mío, llevándome de la mano. Su tomada era firme, pero no dominante. No sentía que me estuviera obligando a ir con él.
Frente a la multitud de invitados que había abajo, me rodeó con su brazo en una actitud protectora, abriéndose paso sin ninguna dificultad entre la gente, que como por arte de magia, se iba haciendo a un lado a medida que Anton nos conducía hacia el patio. Afuera el ambiente y la música eran mucho menos estridentes, lo que nos permitiría conversar con mayor facilidad, y me guió hacia una banca bajo un enorme árbol que, sorprendentemente, a pesar de toda la gente que había cerca, se encontraba desocupada.
—¿Te parece este lugar? —me invitó a sentarme mientras yo anticipaba el momento en que finalmente tendría que enfrentarlo. Con el estómago apretado, asentí en silencio.
—¿Te sientes mejor, Sol? ¿Necesitas que te traiga algo? —me preguntó cuando ya estábamos sentados, mientras afectuoso, acariciaba mi mano.
«Deja de tratarme tan bien, que solo lograrás que me sienta peor» Pensé mientras me daba cuenta de lo guapo y perfecto que se veía. Recién ahora conseguía observarlo con detención. Vestía una elegante tenida estival, completamente blanca, la que sumada a su cabello rubio y bajo estas luces astrales, le otorgaban un aspecto casi celestial.
—Sí, estoy mejor, gracias. —mentí, cruzándome de piernas, mientras inconscientemente llevaba una mano hacia mi collar y comenzaba a jugar con él.
«¡Oh no!» pensé apenas recordé que lo traía puesto. ¿Ya lo habrá visto? Maldición, debí habérmelo sacado. No sabía qué diablos estaba pensando cuando decidí usarlo.
«Mentira, Solae. Lo sabías perfectamente...»
—Siento mucho lo de hace un rato, Anton. Pero puedo jurarte que no pasó nada. Con Alex solo estábamos conversando... —le dije, consciente de que solo era una verdad a medias.
—No estoy enfadado contigo, Sol. Pero no te voy a mentir que me dolió encontrarlos juntos. —me dijo con voz afectada, sin mirarme directamente—. No creas que no me he dado cuenta de que Alex está interesado en ti...
—Él no está interesado en mí. —respondí, ahora sintiendo que aquello sí era más cierto—. Alex solo me busca porque quiere ser algo así como mi mejor amigo. —le dije pretendiendo que aquello no me afectaba—. Siento mucho lo que ocurrió. No debí pedirte que llegaras más tarde... o que no llegaras. —dije bajando la mirada.
Apoyando su mano bajo mi mentón, Anton levantó mi rostro con delicadeza y me giró hacia él.
—No te culpo, Sol. Solo lo hiciste porque Alex te lo pidió, ¿verdad? Porque hay algo que te preocupa sobre mí y él te dijo que podía ayudarte a resolverlo.
«¿Qué estaba haciendo? ¿Estaba leyendo mi mente? Si no ¿Por qué traería a colación mis sospechas sobre él?»
Su voz sonaba calmada y comprensiva. Me estaba costando mucho seguir pensando mal de él, pero aún así intentaba mantener la guardia en alto. No sabía qué responder sin mentirle, pero sin darme cuenta, me encontré asintiendo.
—Asumo la culpa de eso. Creo que aún no he sido completamente sincero contigo... —Anton alcanzó mi mano y moviéndose despacio, entrelazó sus dedos con los míos—. Solae, yo te amo. —sus ojos claros me miraban hipnóticos y profundos, haciendo imposible no perderme en ellos— Eres lo más importante de mi vida y yo solo quiero lo mejor para ti. Lamento haber tardado tanto en decírtelo, pero lo cierto es que estaré dispuesto a cualquier cosa con tal de que seas feliz.
La confesión de Anton me pilló completamente desprevenida. Era lo último que esperaba que me dijera en ese momento, pero al mismo tiempo era lo que más había querido oír hacía años. Y es que hasta ese momento, a pesar de que ya éramos novios, Anton jamás me había dicho directamente que me amaba. Luego de nuestro sorpresivo primer beso, todo había sido implícito, pero era totalmente distinto escucharlo de sus propios labios. Como si al pronunciarlo se transformara en una verdad absoluta.
Mi corazón confundido de pronto comenzaba a estar más seguro, a sentir algo similar a la felicidad, a pesar de que otra parte de mí, aunque cada vez más pequeña, luchaba por mantenerme en guardia, a recordarme que Anton aún podía ser peligroso, a insistirme que podría estar manipulándome. ¿Pero cómo podía ser peligroso alguien que me hacía sentir tan feliz? Después de tantos años de amistad, por fin me decía que me amaba, por fin me correspondía por completo y simplemente no me cabía en la cabeza que tuviera intenciones de hacerme daño o que todos estos años amándolo en secreto nunca hubiesen ocurrido.
Deseaba responderle que yo también, que aquello era todo lo que había deseado oír, y luego saltar a sus brazos y besarlo, pero aún estaba eso que me refrenaba. Esa parte de consciencia y autocontrol que Alex y Tam aún sostenían dentro de mí, y que me contenía. Pero no sabía por cuánto tiempo lo conseguiría. Me daba cuenta que era imposible resistirme al enorme poder que Anton ejercía sobre mí.
«¿Quién eres, Anton?»
—No tengas miedo, Sol. —me susurró Anton, con su voz profunda y reconfortante—. Entiendo que estés confundida y es por eso que desde ahora seré totalmente sincero contigo. No quiero que existan más secretos entre nosotros, para que así ya no desconfíes más de mis intenciones. Quiero que sepas que todo lo que he hecho ha sido solo por tu bien. Todo ha sido por ti.
«¿Lo que ha hecho? ¿De qué estaba hablando? Acaso estaba admitiendo que...»
—Sí, mi Sol. Es cierto que yo te hice olvidar a Alex.
—¿¡Que qué!? —retrocedí impactada, soltando sus manos de golpe. Realmente no podía creerlo—. ¡¿En verdad estás admitiendo que me borraste la memoria!?
—No toda tu memoria. Solo a Alex.
—¡Aaah, ya! ¡Qué tranquilidad! ¡Solo me hiciste olvidar a Alex! —repliqué con ironía—. ¡¿Te das cuenta de lo que me estás soltando?! —Anton me escuchaba, pero no se veía afectado por mi arrebato. Más bien parecía esperar pacientemente a que me calmara para seguir hablando.
—Lo hice porque tú me lo pediste, Sol. Porque tú lo deseaste.
—¿Que yo te lo pedí? ¿Es que acaso eres una especie de hada madrina que concede deseos o algo así? ¡Porque también me gustaría ganarme la lotería! ¿sabes? —grité exasperada, pero Anton seguía sin responder, mirándome impasible. Aquello me descompensaba aún más—. Aparte, ¿Por qué demonios iba a pedir algo así? ¿Por qué iba a querer olvidar a mi mejor amigo? Porque entonces sí es cierto que Alex era mi mejor amigo ¿verdad?
—Él te hacía daño.
—¡Mentira! Todo esto lo estás inventando porque lo odias, porque nos encontraste juntos. ¡Solo intentas confundirme y ponerme en su contra!
—No Sol. Esto no es una venganza ni mucho menos. Lo cierto es que tú estabas enamorada de él, pero Alex te rechazó y sufrías tanto por él, que llegaste a suplicar olvidarlo.
«¿Que yo... estaba enamorada de Alex?»
Enterarme de aquello me hacía comprender tantas cosas, pero a la vez me confirmaba que Alex, tanto entonces como ahora, nunca había sentido nada más que amistad por mí. ¿Por qué aquello lastimaba tanto?
—Pero esa no es razón suficiente para querer olvidarme de él. —dije, impostando mi voz, para fingir que no me afectaba—. No voy a pedir olvidarme de cada persona que me rechace.
—Tienes razón, mi Sol. Y es que también existe otro motivo. Uno más doloroso aún. —Lo miré expectante, sin comprender a qué se refería, mientras que él parecía querer evitar tener que decírmelo—. Lo cierto es que Alex también pidió un deseo, Sol. —Anton me examinó, para comprobar si era apropiado continuar, pero con la mirada le indiqué que prosiguiera—. Siento tener que decirte que Alex no solo no te correspondía, sino que además estaba harto de ti, de tu personalidad tan diferente a la suya. Él solo quería que te alejaras, que lo dejaras en paz. Y aquel deseo fue tan intenso como el tuyo.
«Alex... ¿me odiaba?» la garganta se me apretó, dificultándome respirar.
—¡No! ¡Estás mintiendo! Eso no tiene ningún sentido. Alex me ha estado buscando. Quizás es verdad que no sienta nada por mí, pero al menos es obvio que desea ser mi amigo. —hice una pausa para meditarlo—. Si Alex realmente me odiara ¿Por qué insistiría tanto en buscarme? ¡Mira! —le dije mostrándole un mensaje de texto que acababa de recibir, en el que él me pedía que le dijera dónde estaba.
Anton lo leyó, sin siquiera inmutarse. Volví a releer el mensaje, pensando en responderle a Alex, pero Anton cubrió suavemente la pantalla de mi móvil, impidiéndolo.
—Si lo deseas, puedo devolverte tus recuerdos. —me propuso—. Para que te des cuenta por ti misma que Alex no es quien tú crees que es. Y que no va a cambiar.
«No era posible que Alex me odiara... Sabía que era imposible»
—Sol. —prosiguió Anton—. Para él eres solo un desafío. Ahora te busca solo porque estás conmigo, pero apenas te tenga se cansará de nuevo de ti.
El miedo y la angustia se apoderaron de mí. ¿Quería realmente recuperar mis recuerdos sobre Alex si me iban a hacer tanto daño como Anton decía? Pese a que deseaba conocer la verdad, dudaba en aceptar su propuesta. No quería sufrir más. Pensé en negarme, pero antes de poder siquiera pronunciar palabra, un nuevo mensaje llegó a mi celular.
—"I'm so sorry, Sunny."—. Era de Trini, y venía acompañado de una imagen. Apenas la abrí, sentí que todo se derrumbaba. Era una foto de Alex besándola, en la misma suite que habíamos compartido hacía tan solo unos minutos.
Anton miraba la foto de reojo, sin parecer sorprendido.
Sostuve mi móvil, con la mano temblorosa y a pesar de cuánto dolía, cuánto me quemaba por dentro, no lograba apartar los ojos de aquella imagen. Entre más la observaba, más comprendía lo tonta que había sido al haber puesto algún tipo de esperanza en Alex.
—¿Qué decidirás, Sol?
—Ya estoy cansada de todo esto. —declaré, resignada—. Necesito verlo por mi misma. Recordar lo que realmente pasó.
Anton sonrió y me cogió de las manos de tal forma que el calor de su contacto me transmitía que a pesar de que iba a doler, él estaría conmigo para ayudarme a soportarlo. Sintiéndome protegida, cerré los ojos, y me entregué a lo que viniera. Fue así como de pronto, poco a poco, comenzaron a invadirme ligeros flashbacks, cada vez más nítidos, que venían asociados a oleadas de emociones que aún no lograba conectar.
Sentimientos de tristeza comenzaron a envolverme, haciéndome revivir muchas situaciones tan dolorosas que me empapaban de desesperanza, de decepción, de ganas de llorar. Y es que nunca lloré frente a Alex, y ahora me daba cuenta que debí haberlo hecho. Que quizás así él sabría cuánto daño me había hecho cada vez que me ignoró, que me dijo algo hiriente, y cuánto eso fue mermando y destrozando mis ganas de seguir siendo su amiga. De seguir junto a él.
Lo que iba recordando se iba incorporando a mí como vidrio molido recorriendo mis venas. Todas las experiencias se iban fusionando, como si hubieran ocurrido de una vez y al mismo tiempo, pero sabía que estas se habían repetido constantemente, cada vez más frecuentes y yo solo me había hecho la tonta por no querer verlo. Por miedo a perderlo.
«¿Por qué había tenido tanto miedo a perderlo?» Ahora me daba cuenta que Alex no había sido más que un idiota orgulloso que sólo se había preocupado por él y que, después de todo, yo nunca le había importado.
—No mereces tener que revivir todo este dolor. —me contenía Anton, permitiendo que presionara sus manos con fuerza, mientras los sentimientos terminaban de agolparse dentro de mí. Yo aún mantenía mis ojos cerrados y escuchaba su voz, sin estar muy segura si era a través de mis oídos o si estaba dentro de mi cabeza, mientras las lágrimas se iban acumulando detrás de mis párpados. Me resistía a dejarlas salir.
«Aún puedo borrarlo, Sol. Puedo hacer que todo este dolor vuelva a desaparecer.» Su voz sonaba esperanzadora, tranquilizante, mientras que yo comenzaba a considerarlo. Solo quería que la avalancha de tristeza se detuviera de una vez.
«Solo pídelo y lo haré, mi amor. Juntos podremos partir de cero, porque yo sí puedo hacerte feliz.»
Pensé en Alex. A pesar de todo lo que estaba sufriendo volví a pensar en él. ¿Qué pasaría con él si pedía volver a olvidarlo todo? ¿Seguiría insistiendo en buscarme, en hacerme recordar?
«No te preocupes más por Alex, Sol. Si aceptas, me encargaré de que él nunca más pueda volver a hacerte sufrir».
Su propuesta sonaba demasiado tentadora. Podía sentir la bondad de Anton, reconocer sus buenas intenciones y cómo éstas contrastaban con la realidad brutal que acababa de recordar sobre Alex y lo opuestos que eran. Después de todo, Anton ya me había demostrado que junto a él yo había logrado ser feliz.
—¿Aceptarás? —me preguntó y abrí los ojos encontrándolo frente a mí, a punto de besarme.
Sin responder, volví a cerrar los ojos y me dejé besar. Me dejé envolver por su calidez, por la seguridad y la confianza que emanaban de él.
Quizás aceptar sería la mejor opción...
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¿Qué canciones les recuerdan a NMC? O a algún personaje.
(pueden ser en cualquier idioma, yo siempre busco la letra)
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Pueden buscarlas por ese nombre o por "No me conoces, pero soy tu mejor amigo"
Próximo capítulo: Alex
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