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28. Verdad o consecuencias


A la mañana siguiente me levanté, aunque algo abatido emocionalmente, con la ligera convicción de que podría mejorar las cosas entre Solae y yo. ¿Qué tan difícil podía ser disculparme? Los enojos nunca le duraban demasiado y con un poco de suerte quizás ya ni se acordaba de lo ocurrido ayer. Mirándolo en retrospectiva, tal vez era gracias a eso que nuestra amistad había durado tantos años, ya que por mi parte no recordaba haberme disculpado alguna vez con ella. Aunque ahora no me sentía muy orgulloso de aquello.

Ya en el colegio, entré al salón aún albergando esa esperanza, cuando una avalancha de miradas me opacaron el espíritu de golpe. Cargaban una mezcla de curiosidad, sorpresa, ¿admiración? No. Dudaba mucho que se tratara de admiración. Probablemente era lástima, ya que me había metido con Anton, y Anton era el favorito de todos; mientras que yo estaba ubicado abajo, muy abajo; digamos que casi aplastado por la base del último escalón de la pirámide social que componía nuestra clase.

Me dirigí a mi puesto en silencio, procurando no cruzar la mirada con nadie. Anton y Solae ya habían llegado, pero evité también reparar en ellos. No me acostumbraba a que todos estuvieran tan atentos a mi existencia, así que agradecí enormemente que llegara Big Alicia, desviando por fin la atención hacia su clase. Pero no pasaron ni diez minutos, cuando alguien interrumpió aquella tranquilidad llamando a la puerta.

—Los señores Alex Romandi, Anton Rissey y la señorita Solae Ariella, hagan el favor de acompañarme. —dijo asomándose uno de los inspectores del colegio, con cara de pocos amigos. Y un murmullo acusador inundó el salón.

Los tres nos sorprendimos de escuchar también el nombre de Solae, y comprobé por su mirada que no se sentía nada complacida. Por su lado, Anton se veía imperturbable como siempre y le tomó la mano, murmurándole algo al oído. Quizás la tranquilizaba diciéndole que ellos dos no tenían nada que temer.

Me levanté de mi asiento con la misma determinación con la que se dirigiría un acusado a la horca y salí detrás de ellos, resignado. No sabía cómo no había considerado siquiera la posibilidad de un castigo a mi estupidez.

Una vez en la inspectoría, quien nos trajo nos indicó que nos sentáramos a esperar y nos dejó solos dentro de la oficina. Por supuesto que sabía la razón por la que yo estaba ahí, y lo de Anton también lo entendía, pero no podía evitar culparme por haber involucrado también a Solae.

Sentimos abrirse la puerta detrás nuestro y vimos aparecer a Miss Alba, quién se ubicó frente a nosotros, apoyada sobre su escritorio. Al principio sentí un gran alivio al ver que era ella quien nos sermonearía, pero bastó con ver su cara para darme cuenta de que estaba siendo demasiado ingenuo. Su actitud distaba muchísimo de lo amable que había sido conmigo la otra vez. Ajustó sus anteojos y nos miró por turnos, para luego abrir una botella de agua y tomar un trago de ella.

—Me imagino que ya saben la razón por la cual han sido citados aquí. —nos preguntó con semblante estricto, dejando ahora su botella de lado.

Sin pensarlo, asentí con culpabilidad, mientras que Solae alzó su mano pidiendo la palabra.

—¿Sí señorita Ariella? —dijo Miss Alba, permitiéndole que hablara.

—¿Yo también estoy siendo acusada de algo? —preguntó, con un tono que más que fastidio denotaba preocupación.

—Eso lo vamos a decidir ahora. Todo depende de qué tengan que decir los caballeros aquí presentes. —dijo Miss Alba dirigiendo la mirada hacia mí y luego hacia Anton.

—Pero si Solae no hizo nada. —solté sin darme cuenta y la mirada de la inspectora volvió hacia mí como un látigo. También sentí la mirada de Solae, pero no me atreví a devolvérsela. Por su parte, Anton parecía totalmente despreocupado de lo que ocurría.

—¿Le di a usted la palabra? —me preguntó cortante, volviendo a ajustar sus lentes y agarrando un lápiz con el que comenzó a jugar en su mano—. Si tiene tantas ganas de hablar, por favor explíqueme qué fue lo que sucedió ayer en la tarde.

Mi boca se secó. Era primera vez que era llamado a la inspectoría, y por mi falta de experiencia no sabía muy bien qué debía decir, ni que tipo de castigo me correspondía. Tampoco tenía ninguna prisa por averiguarlo.

—Pues...

—Un grave acto de violencia hacía su compañero de clase en la entrada del colegio y a vista y paciencia de alumnos de otros cursos e incluso de niños pequeños. —prosiguió sin esperar mi respuesta. Ahora nos miraba a los tres y cruzaba sus piernas-. Demostraciones de celos e intolerancia frente a apoderados y peatones, usando el uniforme de nuestro colegio. ¿Qué imagen están dando de nuestra institución? ¿Qué tipo de ejemplo quieren darle a nuestras futuras generaciones? —preguntó mirándonos casi con desprecio, y sin esperar nuestra respuesta, prosiguió—. ¿Y a usted, señorita Ariella? ¿Le parece bonito que estos dos compañeros anden peleándose a combos por usted?

Solae y yo hicimos el amago de protestar. No podía creer que fuese tan machista de culpar a Solae por lo que había sucedido, pero Miss Alba golpeó la mesa con ambas manos, levantándose con el impulso, para no permitir que la interrumpiéramos.

-¡No me vengan con tonterías, que no nací ayer! —respondió sin siquiera darnos la oportunidad de hablar, paseándose frente a nosotros—. Esta historia me la conozco al revés y al derecho y su sopa de hormonas disparadas no es excusa para andar provocando estas situaciones. -Ahora apuntaba a Anton con su lápiz.

—¿Y usted Señor Rissey? que lo veo tan relajado. No crea que se irá sin castigo solo por no haberse defendido. —Pude apreciar como a Anton se le borraba la sonrisa de su rostro y ahora los tres nos miramos extrañados—. Acá nadie llega a los golpes sin provocaciones de por medio y a ustedes tres los tengo bastante identificados.

Anton se veía tan sorprendido como yo. Y me preguntaba por qué aún no le modificaba la memoria a Miss Alba o simplemente la manipulaba para que yo fuera el único culpable de todo. Incluso sin recurrir a sus poderes podía argumentar inocencia. Los tres levantamos nuestras manos para que se nos diera la palabra.

—¿Quién de ustedes no va a intentar convencerme de que es inocente?

Anton y Solae bajaron sus manos, siendo yo el único tonto que se quedó con la suya levantada. Nunca había visto a Miss Alba tan odiosa ni a Anton tan sumiso. ¿Acaso le tenía miedo o estaba fingiendo timidez?

—Alex Romandi. Ya que está admitiendo su culpa, quiero oír lo que me tiene que decir. Pero necesito que ustedes dos —dijo refiriéndose ahora a Anton y Solae— me esperen afuera.

Ambos salieron a regañadientes, no sin antes dedicarme una mirada hostil.

¿Era esta la misma Miss Alba comprensiva y bromista con la que había hablado antes? No nos había dejado decir ni una sola palabra en todo el encuentro.

—¿Y bien, Alex? —dijo mirándome con expectación, una vez que ellos se retiraron-. Dime qué tanto pasa entre ustedes dos y su amiguita Solae. ¿Estaban peleándose por ella, no es cierto? —Me sorprendía la claridad que tenía Miss Alba sobre todo el asunto. ¿Habría estado allí observando todo, o tenía fuentes muy confiables de información?

—No es lo que parece...

—Nada es lo que parece Alex. —dijo cruzándose de brazos—. Sé que no me admitirás bajo estas circunstancias tus celos hacia Anton, a pesar de lo evidente que resulta. Sobre todo después de analizar las razones por las que acudiste a mí la vez pasada. —Esta vez se sentó completamente sobre su escritorio y luego me sonrió—. Relájate Alex, se que Anton tampoco es un santo. Te estoy dando la oportunidad que me digas lo que realmente ocurrió.

Por razones obvias no podía decirle la verdad. Tampoco era tan descarado para tratar de excusar mi parte de culpabilidad en el asunto. ¿Era esto acaso una especie de prueba?

—Sé que quizás me excedí, pero es que Anton estaba insinuando... —me detuve para reformular mi explicación—. Tengo mis motivos para pensar que Anton no tiene buenas intenciones con mi mejor amiga Solae.

—Detente ahí mismo, Alex, porque es justo ahí donde quería llegar. —dijo bajándose del escritorio y ahora acercándose peligrosamente hacía mí—. Tu mejor amiga, dices. Lo mismo que me dijiste la última vez. Pero resulta que yo ya corroboré toda esa información el mismo día que viniste pidiendo datos de Anton. Supongo que ya adivinas que estoy al tanto de tu mentira. De que Solae y Anton ni siquiera hablaban contigo. Así que dime Alex. ¿Si le pregunto a Solae si en verdad eres su mejor amigo, qué crees que me respondería?

Maldición. No contaba con que Miss Alba se pusiera a investigarme. No le había mentido, pero desde su punto de vista estaba claro que todo lo que le había dicho era una farsa. ¿Cómo explicarle? Abrí la boca para hablar, pero al parecer, cada vez que lo hacía, era para ella una señal para interrumpirme.

—Yo también tuve tu edad, Alex. Que ahora tenga treinta y tres años no me hace olvidarlo.

¿Qué? ¿¡Treinta y tres!? ¡Pero si no aparentaba más de veinte! Ahora entendía la fotografía que tenía al lado de su escritorio. ¿Acaso ese niño pequeño era su hijo?

—¡Ponme atención! —dijo trayéndome de vuelta—. Puedo entender que me mintieras para acercarte a Solae ¿Pero recurrir a la violencia? Es que no me calza con tu récord de excelencia académica y puntualidad impecable. Ni tampoco con el de Anton. —Hizo una pausa y retrocedió a su escritorio girando su monitor hacia mí. Parecía mostrar nuestros antecedentes-. Acá se indica que no han llegado un solo día tarde. ¿Es que acaso son humanos? ¿Se dedican a competir por quién tiene la hoja de vida más perfecta? Es como si te dedicaras a imitar todo lo que él hace—. Miss Alba se enderezó y abrió su boca como si acabara de comprender algo-. ¿Es que quieres estar con Solae, solo porque él está ahora con ella? ¿Vas a arruinar todos tus logros por una chica?

—¡No es eso! —repliqué—. Es algo difícil de explicar, pero puedo jurarle que no le miento.

—Pues inténtalo. —me desafió—. Pero si no me dices la verdad, créeme que lo sabré y bien puedo reportar esto a la dirección, haciendo que sus intachables antecedentes queden manchados para siempre.

Yo no sabía mentir y Miss Alba ya había demostrado ser un detector de mentiras infalible. Así que decidí averiguar su reacción, haciendo exactamente lo que me pedía.

—Lo que pasa es que Anton es un impostor. —solté, intentando hacerme el ánimo de continuar hasta el final—. Hace menos de un mes que apareció haciéndose pasar por alumno de este colegio, modificándole la memoria a todos menos a mí. Les está haciendo creer a todos que siempre ha sido el mejor amigo de Solae, cuando ese mejor amigo era yo. Es por eso que vine buscando información sobre él. Y es por eso que estoy tratando de encontrar la forma de que Solae me recuerde y que todos recuperen su memoria, incluida usted. Es él el que me está suplantando a mí y no yo a él.

Miss Alba se quedó contemplándome inmóvil, tal vez no muy segura de si ya había terminado con mi declaración. Quizás esperaba la parte en que le decía que todo era una broma y me ponía a reír. Pero cuando se dio cuenta de que no añadiría nada más, cerró los ojos, inspiró profundo y retuvo el aire, para luego expirarlo del todo y repetir el proceso. Parecía buscar aclarar su mente para procesarlo. Mi madre también solía ocupar la respiración en sus ejercicios pachamámicos de relajación.

—Comprendo... —dijo finalmente, llevándose una mano hacia su sien.

¿Qué? No me esperaba aquello. ¿Es que acaso lo estaba considerando? Su cara estaba seria e inexpresiva. No me dejaba adivinar qué pasaba por su cabeza.

—Tus acusaciones son bastante serias, Alex. ¿Tienes pruebas? —me preguntó.

¿En verdad pretendía que se lo demostrara? Empecé a repasar mentalmente las cosas que había intentado hacer y también lo que había conversado con Tam, a ver si ella aún tenía material que pudiese...

Una explosión de risa interrumpió de golpe mis pensamientos.

—Lo siento Alex, ya no podía seguir aguantando. -dijo sosteniéndose el estómago, sin poder parar de reírse—. Debo admitir que superaste mis expectativas. —hacía esfuerzos por calmarse golpeando el borde la mesa detrás suyo mientras emitía sonidos raros por la nariz. Mi cara se encendió entre humillación y molestia. Había caído por completo en su actuación.

—¡Cuánta imaginación! —dijo ya un poco más tranquila. Inspiró una nueva bocanada de aire, la que disparó con estruendo en un nueva carcajada. Yo esperaba con paciencia, intentando ocultar mi evidente fastidio. Tampoco podía culparla por no creerme—. Está bien Alex, por esta vez lo dejaré pasar. Su historial de buen comportamiento será lo que los salve en esta ocasión. De todas formas a Solae solo la llamé para ponerles a ustedes mayor presión y no porque en verdad creyera que ella había hecho algo malo—. Su respiración se había regularizado y volvía a hablar con normalidad—. Eso sí, debes comprender que tampoco puedo hacer la vista gorda a este asunto. Igual me veo en la obligación de darles a ustedes dos, al menos un castigo simbólico. —añadió, ahora volviendo a beber de su botella de agua, ya con seguridad de que no la escupiría en un nuevo acceso de risa.

—¿Y no tendremos ninguna anotación? —pregunté esperanzado.

—Mmm, lo siento Alex, pero no puedes esperar que no haya ningún tipo de consecuencia luego de lo que hicieron. Al menos una pequeña anotación tengo que dejar. El daño ya esta hecho y ahora solo te queda aprender de ello. Ya verás que hay cosas peores de las que preocuparse y que no se acabará el mundo tan solo por un pequeño llamado de atención.

A pesar de su actitud tan particular (y contradictoria), de haber involucrado innecesariamente a Solae y a pesar de que ahora mi hoja de vida no volvería a ser la misma, igual estaba agradecido de que se hubiese tomado todo de manera tan relajada.

Miss Alba cerró el tema conmigo y a continuación volvió a llamar a Solae y Anton para indicarnos a todos en qué consistiría nuestro castigo.

—Luego de haber llegado a un acuerdo con el señor Romandi, he decidido que las acciones disciplinarias que tomaré contra ustedes, serán las siguientes—. Miss Alba volvía a retomar su actuación seria.

—Señorita Ariella, usted queda libre de castigo. La culpa de que estos dos compañeros no sean capaces de controlar sus impulsos adolescentes no tiene nada que ver con usted. —Noté como Solae dejaba de contener su respiración, pero ni aún después de eso me devolvía la mirada.

—Y en lo que respecta al comportamiento de ustedes dos... —dijo ahora dirigiéndose a Anton y a mí-. Como castigo tendrán que limpiar su salón todas las tardes después de clases, desde hoy mismo, hasta la tarde del viernes. ¿Alguna consulta?

Anton no demostró emoción alguna, ni tampoco objetó su castigo. Era Solae la que parecía ser la más disconforme con toda la sentencia. Se dirigió a Anton, como hablándole con la mirada, mientras que él parecía disculparse con ella.

Yo me limité a quedarme sentado. La había sacado barata y, después de todo, Solae no había sido castigada. No tenía nada que rebatir.

—Bien. De más está decirles que si esta actitud se llega a repetir, se ganarán una suspensión segura. Ahora pueden retirarse.

Asentimos obedientes y salimos formando una fila. A pesar de que había quedado con un castigo que implicaría pasar junto a Anton durante tres tardes seguidas, al menos me sentía un poco más liviano de espíritu, que antes de llegar.


🌟🌟🌟

¡Hola!

Quedé muy contenta con las impresiones que hubo del capítulo anterior. ¡En serio! Me sorprendí gratamente.

También me di cuenta que comentaron muchas personas nuevas. ¡Qué bueno que se animaron! Que no les de pena y sigan haciéndolo ¡por favor! Este saludo especial va para toda/os quienes comentaron en el último capítulo:

MaCa744, yoamoaBTS14, MartaGonzlez683, Carlos2004cd, SolVelazco2, DallanaTolentino, GuumiSmile, GDragonWife18, Izarys03, Sofista2018, Richzendy, clauditasoledad, punchblossom, FernandaBustosReyes, UnicornDreamer505, AlfredoFernandezDavi, kaittomoe, angdperez, MaySome5, MichelleMartinezArri, Ana1sHistories, Sandy_CL, _Eliz20_, Cherrybeautiful, EscritoraViajera, andreagracianocastro, celesdignani, Jashel_Isnado, phelins, Mz_dreams13, CD91995SLJC, lizci_amieet, iselarg0, KarolayHancco, FiorellaAntonella247, minha1996 y ArnalbisFernandes

¡Gracias!

El próximo capítulo también es largo y viene en 2 partes.

Tengan un lindo fin de semana ❤️


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