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19. Efectos secundarios

Historia publicada en papel por Penguin Random House.
Puedes comprarla en las mejores librerías de Chile


Notas de la autora:

El audio sugerido (Creep, de Keena Grannis, cover de Creep de Radiohead), es una canción que se menciona más adelante. Escucharla mientras se lee, es opcional.


🌟


Juntos, o más bien, yo detrás de ella, volvimos al living donde Anton nos esperaba con una improvisada pista de baile que había estado despejando al acomodar algunos muebles. Luego de servirnos ahora un ron con Coca-Cola, propusimos un nuevo brindis que Anton volvió a beberse al seco. Sin esperar a que nos uniéramos, comenzó a bailar en solitario y a desabotonarse la camisa que llevaba puesta. Solae lo contemplaba con una mezcla de admiración y ensoñación, sin poder disimular lo loca que estaba por él.

No quise quedarme esperando a que Solae decidiera unirse a su baile, así que como dosis extra de combustible para lo que iba a hacer, me terminé de un solo trago lo que quedaba en mi vaso y me eche un puñado de maní a la boca para hacerle peso al alcohol. A continuación, tomé a Solae de la mano y la invité a bailar conmigo, mientras la acercaba hacia mí y la alejaba de Anton.

Noté su sorpresa, pero para mi alivio no parecía molesta. Incluso daba la impresión de disfrutar nuestra troglodita competencia por su atención.

Al comienzo intenté imitar los movimientos de Anton, que parecía saber exactamente qué músculo mover para acompañar cada compás. Al darme cuenta que era imposible seguirle el ritmo y que por cada una de mis improvisaciones, sacaba risas de Solae, me dejé llevar por mi repentina desinhibición y logré que mi nula coordinación jugara a mi favor. Estaba ganándome la atención de Solae y a ella no parecía importarle que no siguiera la coreografía oficial. Estaba junto a mí, imitándome, y yo con solo verla sonreír me daba por satisfecho.

Anton, que al parecer no tenía el poder de hacer el ridículo, no parecía tan contento con mi cambio de estrategia y prefirió atacar quitándose la camisa, quedando ahora en una musculosa. Bastó con ese infame contraataque para que Solae volviera su atención hacia él. Ahora yo era quien no tenía cómo competir contra el tonificado cuerpo de Anton, y derrotado en un nuevo round, preferí sentarme un momento y ponerme a comer, a ver si me salían músculos de grasa, o algo.

Mientras masticaba, fastidiado, un par de papas fritas y probaba un poco de vino que me resultó casi tan repulsivo como la cerveza, pensaba en cómo ya no se me ocurría una mejor estrategia para competir contra él. Ya no sabía cuánto más aguantaría ponerme en este tipo de situaciones en las que claramente salía siempre perdiendo.

Fue en ese momento, cuando de pronto comenzó a reproducirse una canción lenta y melancólica; tan fuera de lugar como me sentía yo en ese momento. La identifiqué de inmediato, aunque era una versión distinta a la que yo conocía.


When you were here before
Couldn't look you in the eye
You're just like an angel
Your skin makes me cry

You float like a feather
In a beautiful world
And I wish I was special
You're so fuckin' special

But I'm a creep, I'm a weirdo.
What the hell am I doing here?
I don't belong here.

—Que deprimente. —calificó Solae mi canción, luego de escucharla por menos de un minuto—. Ella estaba recostada boca abajo sobre su cama, con mi celular en las manos, contemplando la carátula del disco de la banda que tocaba en la pantalla. —¿En serio ésta es tu canción favorita?

—Así es la música de verdad. —le respondí fastidiado, mientras iba rotando en semicírculos sobre la silla giratoria de su escritorio.

—Pues tu música de verdad es deprimente. —sentenció, acomodándose sobre la cama para poder mirarme, botando uno de sus peluches con el movimiento. Como vestía el uniforme, reacomodó su falda ante el nuevo cambio de posición—. ¿No tienes nada más alegre? —preguntó desplazando con sus dedos sobre la pantalla, la lista de otras canciones de mi playlist.

—Al menos escúchala completa. —reclamé levantándome con la intención de recuperar mi móvil, pero Solae me lo alejó y se giró sobre su costado derecho, ahora dándome la espalda.

—¡Escúchala! Me lo debes después de hacerme sufrir más de media hora con tu música pop. —gruñí, intentando alcanzar su mano, luego de lanzarle uno de sus miles de peluches por encima.

—Necesitas más felicidad en tu vida, Alex. —dijo, aún revisando mi lista de canciones con su pulgar. Tenía su brazo extendido lejos de mi alcance mientras yo ya estaba sobre mis rodillas encima de la cama, intentando quitárselo desde atrás.

—¡Ah! ¿y tú crees que tu música sí me haría feliz? —pregunté en tono irónico, mientras le agarraba la muñeca. En respuesta, Solae se giró bruscamente sobre la cama, quedando ahora boca arriba. Aquel movimiento me hizo perder el equilibrio y caí sobre mis brazos extendidos, quedando justo encima de ella.

I want you to notice
When I'm not around
You're so fuckin' special
I wish I was special

—Yo podría hacerte feliz. —me dijo, mirándome directamente a los ojos, mientras que la canción seguía reproduciéndose. Su respuesta me tomó totalmente desprevenido. Tardé un momento en saber si le estaba dando la interpretación correcta.

—Lo siento... —respondí soltando su muñeca, disculpándome por estar sobre ella y sin saber qué más decir. Comencé a enderezarme, pero Solae me sostuvo de la mano para evitar que me levantara. Me miraba con un brillo especial en sus ojos que me suplicaba una respuesta diferente. Me quedé en blanco, contemplándola mientras seguía escuchando la letra de la canción. Realmente no sabía cómo reaccionar.

Cuando Solae se dio cuenta de que no diría nada más, me soltó la mano y desvió su mirada. Y con eso me dio a entender que quería que me alejara.

She's running out again,
She's running out
She's run run run run

Whatever makes you happy
Whatever you want
You're so fuckin' special
I wish I was special"


—¿Estás bien, Sol? —le preguntó Anton a Solae, interrumpiendo de golpe mis recuerdos. Aquello había ocurrido hacía tan solo un par de semanas, y aunque en ese momento Solae pareció enojarse conmigo, al día siguiente se había comportado como si nada hubiese ocurrido, por lo que ya lo había olvidado.

Lo que me llamaba la atención era que aquella canción que tanto decía desagradarle, estaba ahora reproduciéndose desde su lista de canciones favoritas. En retrospectiva, me daba cuenta que quizás la había herido. Sería mentira si dijera que no había sospechado lo que Solae me estaba proponiendo, pero en ese momento no quería entenderlo ni tampoco creí que fuese tan en serio. Y es que no estaba preparado para hacerme cargo de sus sentimientos. Definitivamente era más fácil huir y que todo siguiera como siempre entre nosotros. Sentía que estábamos muy bien así.

—¿Sol? —repitió Anton, al ver que Solae no le respondía. Ambos habían dejado de bailar.

—¡Sí, todo bien! Espera, que mejor cambio la canción. —dijo ella desviando su mirada para buscar su celular. Si no la conociera mejor, hasta podría jurar que su voz había sonado quebrada, pero no recordaba haberla visto llorar alguna vez.

Noté que su móvil estaba sobre la mesa, justo a mi alcance y al ver que ella lo divisaba al mismo tiempo que yo, me apresuré a agarrarlo.

—Alex. —me dijo con la palma de su mano extendida hacia mí, exigiendo que se lo devolviera. Pero esta vez era yo quien tenía el control sobre la canción. Y no. Esta vez no lo cedería.

Me levanté del sillón y me coloqué frente a ella. Sus ojos tenían un brillo distinto, como si se esforzara por no romper a llorar en cualquier momento.

—Por lo menos escúchala completa esta vez. —le dije apostando a que sabía de lo que le estaba hablando, mientras con cuidado, me acercaba a ella. Al ver que no retrocedía, continué y guardándome su móvil en mi bolsillo, puse mis manos sobre su cintura con la intención de guiarla para que pudiéramos bailarla como un lento—. Es mi canción favorita ¿Recuerdas? —le susurré al oído.

Solae dócilmente accedió a dejarse llevar por el ritmo que llevaba con mis pies. Evitando mirarme, apoyó tímidamente su cabeza sobre mí, cuando me pareció escuchar un leve sollozo, acompañado de una sensación cálida y húmeda sobre mi pecho.

Toda esa tristeza ¿Era porque estaba recordado aquel día? ¿Tanto había herido sus sentimientos? No estaba acostumbrado a verla triste, tan vulnerable, sobre todo cuando era ella siempre quien me daba ánimos, siempre la chica fuerte. No pude evitar rodearla con mis brazos para darle contención, mientras seguía marcando el ritmo con mis pies y la mecía para darle tranquilidad.

—¿Segura que estás bien? —le pregunté, ahora separándola un poco de mí para poder mirarla mejor. Y ahí estaba, con su rostro sonrojado, ojos brillantes y cabello con su característico y dulce aroma a shampoo, mezclado con un olor frutal a mango de la colonia que le gustaba siempre usar y que ahora me tenía embriagado.

—Sí, Alex. Estoy perfecto. —dijo limpiándose la cara y luego mirándome para demostrarme que no estaba llorando en lo absoluto. Pero apenas establecimos contacto visual, algo cambió repentinamente en su mirada.

—Es solo que... —Solae dijo algo más, pero la música no me dejó escucharla bien.

—¿Qué? —Bajé la vista hacia sus labios para tratar de entender lo que quería decirme y noté que brillaban en un tenue color rosa, que le sentaba muy bien. ¿Siempre se los había pintado o era primera vez que lo hacía?

—Tus labios se ven... muy bien. —me escuché diciendo como un idiota. No sabía de dónde había salido aquello, pero al menos le causó gracia y su rostro volvía a iluminarse en una suave sonrisa. En contemplarla, noté como mi boca y mis propios labios estaban secos y tuve que remojarlos con mi lengua para que no me dolieran. Solae repitió el gesto mirando hacia los míos; ignoraba si como efecto de un reflejo similar al bostezo o invitándome a algo más. Y yo ya no lograba despegar la vista de su boca, ni de ella. Ya no sentía inhibiciones. Estábamos tan cerca que lograba sentir su respiración y su suave aliento dulcemente alcoholizado de Fanta y cerveza. Solae cerró sus ojos y yo también.

De pronto sentí su mano tomando la mía. Tarde me di cuenta que no era la suya, sino la de Anton, separándome bruscamente de Solae y tomando su lugar frente a mí. Su intervención me dejó en un shock que me despertó de mi embriaguez de golpe.

—No creas que te será tan fácil. —me amenazó Anton acercándose a mi oído antes de que yo alcanzara a echarme hacia atrás.

—¿¡Qué mierda te pasa!? —pregunté, soltando su mano con brusquedad y anteponiendo ambos brazos para que guardara distancia. Sin intimidarse en absoluto, comenzó a avanzar hacia mí, lo que me obligó a retroceder hasta que terminó por acorralarme contra una pared.

—Recién me negabas que sintieras algo por ella. —me dijo en voz baja al oído, para que Solae, que nos miraba atentamente, no nos escuchara. Sentir su aliento en mi oreja me generó un escalofrío que me hizo sentir vulnerable y contrariado—. ¿Tan rápido cambiaste de opinión?

Lo que yo sintiera por Solae no le incumbía. Además, ni yo mismo estaba seguro de lo que me estaba pasando. Traté de poner mi mente en blanco y de apartar mis pensamientos por si era verdad que podía leer mi mente, pero ésta insistía en traicionarme. No podía evitar pensar en Solae. En lo que acababa de suceder y en cuáles podrían ser la consecuencias de responderle algo que él no quisiera escuchar.

—Mmm. —Sonrió—. Lo imaginaba.

¿Qué era lo que imaginaba? ¡Yo no le había dicho nada! ¿Qué mierda era lo que había concluido?

—¡Piensa lo que quieras, no tengo por qué responderte! —dije firmemente, intentando aparentar que no me intimidaba. Evitaba hacer cualquier movimiento en falso para prevenir tener un accidente contra su rostro, que a estas alturas estaba más cerca de lo que había llegado a estar con Solae. Me preguntaba cómo se estaría viendo todo esto desde el punto de vista de ella. Yo mismo no sabía cómo interpretarlo.

—Que lástima. Yo solo quería ayudarte. —me dijo ahora separándose de mí, con una sonrisa que contenía tanta hipocresía, como malas intenciones. Yo aproveché de recobrar un poco el aliento.

—¿Ayudarme? ¿A esto le llamas ayudarme? —le rebatí, ya cabreado de que otra vez me viniera con esa estupidez sin sentido. Simplemente no podía creerle, sobre todo cuando cada cosa que hacía iba en contra de lo que quería. Pero no me respondió.

Ahora dándome la espalda, se dirigió hacia donde estaba Solae y lo seguí de cerca, cogiendo un vaso de bebida que estaba servido sobre la mesa. Aunque ella no nos dijo nada, su cara nos exigía una explicación. Anton me miró con complicidad, al parecer queriendo tomar la palabra. A continuación se giró hacia ella y sin más preámbulo que colocar su mano detrás de su cuello para acercarla, la besó apasionadamente en la boca.

Solae, con los ojos muy abiertos y luego de un instante de estupor, finalmente se entregó a él en un abrazo caluroso, mientras correspondía con pasión aquel beso que yo ya no era capaz de seguir contemplando.

Dejé caer mis brazos y con ellos, el vaso que sostenía en mis manos. No me quedaban fuerzas para moverme, ni para seguir manteniéndome en pie. Apoyándome en la mesa, alcancé a agarrar otro vaso de lo que fuese que tuviese servido y lo bebí por completo como si se tratara de agua. A continuación repetí lo mismo con otros dos vasos, copas, latas... ya daba igual. Me dolía la cabeza, el orgullo y un gran rincón dentro de mi pecho que no me permitía respirar. Anton había ganado, y no conforme con haberme dejado tirado sangrando inconsciente en el piso, había seguido pateándome en el estómago, sin piedad. Y lo peor es que Solae parecía disfrutar tanto como él. Como si ya no recordara lo que estuvo a punto de pasar entre nosotros, hacía tan solo unos minutos.



🌟🌟🌟

Notas de la Autora:
¡Muchas gracias por leer!

Como se habrán dado cuenta, en este capítulo aparece la canción Creep de Radiohead, pero la versión que escucha Solae es un cover por Keena Grannis. Cualquiera de las dos versiones es válida para acompañar la lectura.

Recuerden que en Spotify pueden encontrar todas las canciones relacionadas con mi novela. Solo busquen la playlist "No me conoces, pero soy tu mejor amigo".


Tengo curiosidad:

¿Mi novela les recuerda a alguna película, serie o novela que hayan visto o leído antes?

Aprovecho de mandar un saludo muy especial a: -mcanepa, CanutoRockero, -dylallxn, VaneRomero575, Cherrybeautiful, , MacielSanchezLuna, DallanaTolentino, perezlalocura, Nutella_2_0_0_4, _KrisOP, Ana1sHistories, EscritoraViajera, kikino77, ItsAnniMoya, 8Osolita, CD91995SLJC, AnySheeran4, bubu-bubu, fannybarsante, Rousbell-neka, AlyssLian, Giulii415, ZeomyTales, 4everlove1, Karely707, AdrieliOLDi, Norichama, Toruhizu, AlyssLian, JaiiAibar, plrios, GwayShed, _Eliz20_, user15349286, KarolayHancco, LeopoldoRosas, FernandaBustosReyes, OmiHolland13, user63895462, BelOrtiz428, ianthe_ns, VeroRodriguezP, JoropeShion, clauditasoledad, FavioStarr, catherinehjuarez, Fragilrose123, Xx_AndreaTorres_Xx, entre otros, por ser quienes más me han comentado y apoyado. Gracias por sus lindas opiniones y/o por entretenerme tanto con sus reacciones :D. Pido disculpas si no los alcancé a mencionar a todos, pero si seguía recolectando nombres no iba a terminar nunca de publicar este capítulo >__< (¡Porfi, si faltó tu nombre no me odies, solo dime y lo agrego, que a todos los tengo muy presentes y solo se me pasó de despistada y apurete!).

🌟También enormes gracias a todos los que me llenan de votos en cada capítulo, porque me dan ánimo de seguir adelante y ayudan a posicionar mi historia para que algún día una editorial se anime a publicarla en papel. ❤️

Y a mis queridos lectores ninja que no comentan, ni votan, pero que aún asi siguen fielmente esta historia. ¡Muchas gracias también!

¡Love you all! ¡Y hasta el próximo capítulo!


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