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Capítulo 9

Johnny

Creo haber mencionado con anterioridad lo caliente que me ponía ver a Jaehyun enfadado, pero en este caso era distinto. Realmente no tenía una razón en concreto para haberse puesto así más allá de que Taeyong hubiera entrado en el edificio sin autorización.

En cuanto cerró la puerta, colocando también el pestillo, suspiró en un intento de apaciguar su enfado.

-No me puedo creer que hayas traído a un completo desconocido a la empresa.- Murmuró él apretando sus puños lentamente para después volver a abrirlos.

Fruncí el ceño molesto por esa estúpida suposición y decidí encararme en vez de ceder como siempre hacía para no crear problemas.

-Yo no lo he traído. Él ha entrado solo ni siquiera sabía su nombre, Jaehyun.- Contesté intentando no levantar la voz.

-Estoy seguro de que mientes, he visto cómo te miraba, como si te conociera y quisiera comerte allí mismo frente a todos.

-¿Y qué de ser así? No me molestaría en absoluto que lo hiciera. De hecho, iba a liarme con él en el club hasta que tú nos interrumpiste.- Respondí sintiéndome enfadado, cosa que pocas veces sucedía.

-Tú aceptaste el trato, no puedes romperlo ahora.- Dijo él entre dientes, evadiendo el tema.

-En ningún momento dijimos que no pudiera acostarme con otra persona o dejar que alguien más probara mi sangre. Eres mi jefe, Jaehyun, no el dueño de mi vida. Yo no te digo que hacer con la tuya.

-Puedes tener sexo con quien quieras, pero no puedes dejar que nadie más beba de tu sangre. - Contestó él mirándome por fin mientras se acercaba con lentitud a mí.

-¿Por qué no? Porque soy tu capricho ¿No es así? Taeyong no estaba tan alejado de la verdad al fin y al cabo.- Susurré cruzándome de brazos y alzando un poco la barbilla, aprovechando mi altura.

-No sabes de lo que estás hablando, los vampiros tenemos más instintos que los humanos, no lo entenderías.

-Soy joven, no estúpido... Yoonoh.- Murmuré para molestarlo.- Lo que estás diciendo básicamente es que no quieres que nadie más coma de tu comida ¿O no? Vete a la mierda.

Ambos nos quedamos en silencio con la respiración pesada por culpa de la cólera. La tensión caía sobre nosotros como un manto asfixiante. No estaba seguro de si Jaehyun estaba a punto de pegarme un puñetazo o de despedirme, pero me preparé para lo que fuera que viniera. No es como si pudiera insultar a mi jefe y salir ileso de ello.

Jaehyun dio otro paso más cerca de mí y arqueé una ceja mientras lo miraba con seriedad, no pensaba dejarme intimidar de nuevo por él.

En una fracción de segundo tuve su mano en mi cuello apretando lo suficiente como para que dejara mis brazos colgando a los lados de mi cuerpo, había olvidado el pequeño detalle de que los vampiros eran mucho más rápidos y fuertes que los humanos.

Tragué saliva con dificultad y bastó que bajara mi mirada hasta sus labios para que estos atacaran los míos con agresividad. Lo cogí de la cintura y lo atraje a mí mientras él deslizaba su mano hasta mi mandíbula para sostenerla con firmeza en caso de que quisiera separarme. Aunque eso estuviera muy lejos de lo que deseaba hacer.

La oficina se llenó de los chasquidos que nuestras lenguas provocaban al besarnos sin escrúpulos. Jaehyun bajó su mano libre hasta mi trasero dejándome perdido por un segundo. Tiempo suficiente como para que él cogiera las riendas de la situación por completo. Estaba seguro de que la previa discusión había caldeado el ambiente en diferentes aspectos puesto que cuando Jaehyun pegó totalmente nuestros cuerpos pude sentirlo duro contra mí.

Soltó un jadeo ronco cuando colé una de mis manos por la apertura de su traje para poder acariciar su pecho y después desabrochar los pocos botones que no me dejaban apreciar su cuerpo debidamente.

Él sonrió con perversidad antes de sacarse la chaqueta del traje y dejarla extendida sobre su casi vacío escritorio. Volvió a girarse para mirarme dejándome apreciar su lechosa piel y sus marcados abdominales. Por debajo de su ombligo un rastro de vello conducía a lo que sus pantalones de traje estampado ocultaban tan bien.

No fue suficiente que pronunciara palabra alguna para saber que debía acercarme. Me senté sobre el escritorio como me indicó para después colocarse entre mis piernas. Estiró un poco el nudo de mi corbata y lo observé atento pensando que iba a quitármelo pero en vez de eso volvió a ajustármelo a la altura de mi boca justo cuando la estaba abriendo para hablar.

-Esto es en parte un castigo por ser tan bocazas, por otro lado, dudo que quieras que tus amigos se enteren de lo que vamos a hacer aquí dentro.- Me susurró con voz ronca sobre el oído mientras posaba su mano sobre mi miembro endurecido.

Gemí como pude cuando empezó a frotar su mano sobre mi erección y tuve que cerrar los ojos al sentir su aliento sobre mi cuello. Lo lamió con adoración mientras yo me sentía desfallecer por culpa de la parsimoniosa tortura a la que me estaba sometiendo. Desabrochó mi cinturón con destreza y después quitó el botón para seguidamente bajar la cremallera mientras sus incisivos acariciaban la piel de mi cuello.

Solté un pequeño grito ahogado cuando mordió mi cuello al mismo tiempo que tomaba mi miembro en su mano para masturbarlo debidamente. Ahí estaba de nuevo, el veneno afrodisíaco de los vampiros que hacía que mi cuerpo ardiera en llamas y oleadas de placer. Me estremecí al sentirlo succionar y besar y lamer mi piel para no desperdiciar ninguna gota de sangre posible.

Cuando sus colmillos se separaron de mi cuello apenas lamió un poco para curarla, dejando la herida medio abierta y soltó mi miembro para obligarme a tumbarme boca abajo sobre el escritorio, completamente expuesto a él. Había comprobado la vez pasada que prefería que yo no le mirara al hacerlo con él así que me colocaba de manera que le diera la espalda.

Descansé mi cabeza sobre la mesa intentando relajarme un poco mientras él buscaba en un cajón los preservativos y el lubricante que tenía guardados. Estaba doblado sobre la mesa de manera que solo tenía de la cintura para arriba sobre esta.

-Esto va a ser rápido, Johnny, porque probablemente allí fuera estén pendientes de cuánto tiempo tardas en salir y en cómo así que no voy a desvestirte esta vez. Tampoco esperes compasión.- Dijo él lentamente mientras mordía con tranquilidad el lóbulo de mi oreja ya que se había inclinado sobre mí.

Pude oír el roce de la tela al caer al suelo, tanto de la mía cuando me bajó los pantalones y los calzoncillos, como de la suya posteriormente.

Arqueé mi espalda al sentir el frío lubricante que cubrían dos de sus dedos en contraste al calor que sentía por el veneno que corría por mis venas.

La preparación no fue muy prolongada ya que no teníamos tiempo para ello pero el cabrón había descubierto mi punto dulce con sus largos dedos y no pude evitar intentar gemir su nombre por sobre la tela de la corbata. Con una risa que me pareció demasiado sexy de su parte me dejó en paz y pude oír el sonido del envoltorio metálico del preservativo ser rasgado.

No tardó mucho en colocar una mano en mi cadera y utilizar la otra para alinearse con mi entrada. Bendita corbata que no me dejó gritar todo lo que quise en el momento que me penetró con fuerza.

Puso su mano restante sobre mi hombro y empezó a embestirme con constancia, no con velocidad pero sí con la suficiente intensidad como para dejarme viendo las estrellas. Siglos de experiencia, supongo.

Lo que no esperaba era volver a sentir sus colmillos desgarrando mi piel nuevamente mientras me follaba ininterrumpidamente. Gemí su nombre sintiéndome algo abrumado por tantas sensaciones juntas que culminaron en el momento que volvió a tomar mi desatendida erección para bombearla al ritmo de sus embestidas.

No tardé mucho más en correrme en su mano puesto que el afrodisíaco de Jaehyun había elevado mi sensibilidad a niveles desmesurados. Supongo que beber mi sangre durante el sexo tendría un efecto parecido en él porque tardó unas cuantas embestidas más en acabar después de mí.

Salió de mi interior para sacarse el condón y tirarlo a la basura antes de buscar en uno de sus cajones mágicos unas toallitas húmedas con las que me limpió y limpió sus manos y cualquier zona donde hubiera un mínimo rastro de lo que acabábamos de hacer.

Deshizo el nudo de mi corbata y me ayudó a recolocarme la ropa. Guardé mi corbata en uno de mis bolsillos puesto que estaba algo babeada y sentí mis mejillas arder consciente de que habíamos tenido sexo a una puerta de distancia de todos los demás.

Iba a irme sin más cuando estuve listo pero la mano de Jaehyun sobre mi muñeca me detuvo.

-Sigues teniendo unos modales terribles, ¿te vas sin darme un beso de despedida?- Rió socarrón mientras colgaba su chaqueta en el perchero y se colocaba una camisa blanca que tenía allí mismo.

Lo miré sintiéndome algo mareado y negué con mi cabeza antes de sacar el pestillo de la puerta y salir de aquel lugar.

Con la mirada gacha me senté en mi sitio sabiendo que tenía un montón de miradas curiosas sobre mí en aquel instante.

-Hey, Johnny ¿Y tu corbata?- Preguntó un inocente Lucas mirándome por encima de la pared que nos separaba.

¿Por qué tenía que ser tan detallista y observador este chico?

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Haha, hola. Es la primera vez que escribo smut así que... Bueno, lo he hecho lo mejor que pude.

Espero que os haya gustado el capítulo.

Hasta pronto 💞

PD: SadisticHusband te dedico este capítulo por tu apoyo y ayuda.

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