capítulo dos
❛ SENTIMIENTOS FORZADOS ROMPEN LAZOS ❜

Odiaba a sus padres. No porque fueran malos, siempre le daban en el gusto en todo, ni siquiera los consideraría como unas malas personas, no del todo a Narcissa como a Lucius, pero igual los odiaba por haberla obligado a comprometerse a tan corta edad con su amigo Tristán Sayre.

Ahora ya ni siquiera eran amigos, ni siquiera se hablaban. De haber sido inseparables en su niñez, ahora no se toleraban, porque los habían forzado a cosas que no querían; Debora Malfoy no estaba de acuerdo con casarse a la fuerza con Tristán al cumplir los diecisiete, por eso estaba esperando con ansías esa edad, para escaparse de su destino. Nunca antes lo había mencionado, pero había trazado aquel plan como una criminal a la edad de diez años, y desde entonces, no ha desistido ni un solo día de que su final sería como el de Alphard Black. Quemada del árbol genealógico por desobedecer las normas y seguir a su corazón. Pretendían moldear su vida, desde pequeña la obligaban a usar atuendos que detestaba, a peinarse como ellos querían.

¿Por qué? Si la decisión era suya.

Al final, solo habían logrado que la chica les guardara solo rencor y odio profundo, porque no era feliz, ni siquiera era un compromiso hecho por amor. Solo tenía catorce años, era una niña.

── Siento que mis padres quieren adelantar el compromiso y tengo miedo de que mis sospechas sean ciertas.

── ¿Qué compromiso? ── preguntó Carry. Debora comprendía el que a sus amigas constantemente se les olvidara ese pequeño detalle de su vida, porque no era el tema habitual.

Sus vidas no giraban alrededor de los problemas suyos.

── No puedo creer que no lo recuerdes ── habló Mileven, indignada como si fuera a ella a quien obligaron a llevar a cabo un matrimonio arreglado a temprana edad ──. Debora cuando era pequeñita, fue básicamente forzada a comprometerse con Sayre.

── ¿Más pequeñita?

── Flora, tú mides menos que yo ── y eso era cierto, la metamorfomaga tenía alrededor de unos diez o más centímetros menos en comparación a Debora ──. Dejando eso de lado, sí, me comprometieron a los ocho años con Tristán. Por eso dejamos de hablarnos, porque era demasiado incómodo todo, además de que nos echamos la culpa mutuamente, intenté hacer que sus padres me odiaran y cancelaran todo, pero parecía ser que les gustaba mi rebeldía, incluso no les importa que sea amiga de gente que ellos consideran impuras o mala influencia. Lo más gracioso es que están enojados con él por nuestro distanciamiento cuando la que se alejó fui yo.

── Bueno, por lo que has dicho, no les importa nada con tal de tenerte en su familia. Mejor te adoptan en lugar de que te cases con su hijo.

── No es eso, Shellyn ── suspiró la chica ──. Ellos pretenden hacer una alianza con los Malfoy, y claro, tienen un solo hijo y yo era la única opción.

── ¡Eso es homofobia! No contaron a Draco, a él no le importaría casarse con alguien con tal de mantener la pureza de la sangre.

── No seas ridícula, Shellyn. Los hombres no se embarazan y eso es lo que quieren, herederos que sean magos sangre pura, no mestizos o muggles ── explicó Robin ──. Estoy segura de que condenarían a los squibs sin mirar que más allá de la magia, la sangre los une.

── ¿Y por qué Lina no fue una opción más segura? ── el rostro de Debora cambió de un segundo a otro, al igual que el de Carry, pero nadie se dio cuenta de ese pequeño detalle.

── Porque no ── contestó un poco a la defensiva ──. Lina simplemente no era a la que querían en este juego retorcido. Los Sayre vieron que Tristán era mi amigo, teníamos mejor relación de pequeños, nunca creyeron que todo esto iba a cambiar eso.

── No lo vieron venir, porque los adultos no son capaces de darse cuenta de que todo lo que se fuerza, termina por romperse ── declaró Shellyn.