Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

***

Me dolía a horrores la cabeza, mi nariz ardía y me sentía aturdida. Estaba en un cuarto pequeño, recostada sobre un par de mantas de lana y con una de las mismas que me cubría, habían sillas y cajas a mi alrededor, ¿de qué? No lo sabía. Mi celular sonó en mi bolso, así que lo saque para ver que era, y fue lo que venia siendo hace un par de días. "Estas segura aquí, nadie te hará daño, yo no lo haré, no te asustes". "Pero ¿cómo lo sabre si ni siquiera veo tu rostro?". Fue mi respuesta, debía contestar mi duda. "No puedes, no puedo mostrártelo o ambos estaremos en peligro". "¿Peligro de que?". "De Qill". "Él no es malo, tu no lo conoces". Defendí. "Eres tu quien no lo conoce. Te llevaran comida, el agua bébela de la llave, hay un baño frente a ti, tras esas sillas, ahí hay ropa, estarás aquí tres días". No dijo nada mas sobre Qill, solo eso, pero no podía quedarme tres días, no confiaba, parecía que me había secuestrado y no que me estuviera ayudando, sin embargo, por más que busqué una manera de huir no la encontré. La comida llego, la obtuve por una perfecta ranura que parecía creada para un maldito plato. No quise probar la comida, tampoco me duche o bebí agua, solo me quede allí, sentada sobre las mantas y con mi espalda y cabeza recostada sobre la pared, mi cabeza daba vueltas, ya no sentía malestar físico, pero si emocional, ¿Cómo podía ser Qill el villano? Eso no cabía en mi mente, por mas que lo medite, no le halle lógica, no le encontré sentido, la cosa era que no lo quería ver, me negaba a eso, no podía haber algo mas oscuro tras esos errores que cometía a cada rato conmigo. Eso era una oscuridad de parte de Qill, una oscuridad que me consumía, una que no vi venir. "Come o morirás de hambre". Me escribió en un mensaje. "Jesús no comió durante cuarenta días, yo no moriré en tres". Respondí. "Jajaja tu no eres Jesús, solo una chica Eysrees". Me contesto. No escribí mas al respecto, y aquel personaje tampoco.

Al final me quedé dormida, y cuando desperté me encontraba atada de pies y manos a la pared, frente a mí, lo que parecía un chico delgado, alto, de cabello negro y con una máscara cubriendo su rostro.

- ¿Eres tu el de los mensajes? - Cuestione. No contesto de inmediato, se quedó allí, observándome de pies a cabeza.

- Eysrees, te ves más bella de cerca. - Pronuncio lento, con su voz ronca, pero suave.

- ¿Eres el que me escribe?

- Si, soy yo. Tu querías conocerme, pero aun no puede pasar eso, pero puede haber un adelanto.

- ¿Por qué haces esto?

- Por tu bien.

- ¿Quién eres?

- Ya nos hemos visto, no mucho, pero si ha sucedido, no miento.

- ¿Cuándo paso eso?

- Una noche, en una fiesta, estabas con Qill y sus amigos, yo estaba allí.

- Había muchas personas, y...

- Se paciente...- Me interrumpió.

- ... Todo a su tiempo, sin afanes y todo estará bien.

- ¿Por qué no me cuentas de una vez lo que pasa? – Sugerí.

- Quisiera, pero se me es imposible, después querrás hacer algo al respecto y así, solo cometerás una locura o correrás más peligro.

- ¿Qué mierda esta pasando? ¿Al menos tienes un maldito nombre?

- Claro que lo tengo, y podrás llamarme por algún día, por ahora dime S.

- ¿S? ¿qué clase de apodo es ese? ¿tu nombre inicia por esa letra?

- Tal vez si, tal vez no, tal vez no inicia, pero esta al final o a la mitad.

- ¡Ya basta del maldito juego! ...- Me apoye en mis rodillas sobre las mantas del suelo.

- ... ¿Quién demonios eres y que quieres?

- Salvarte, pero no lo ves venir. - Salió del cuarto y me dejo sola, ahí atada.

- ¡Al menos des átame joder! – Le grite, pero no le importo ignorarme y seguir su camino.

Tenia mi celular cerca, pero con las manos atadas al igual que mis pies. Entonces me arrepentí de no haber contactado a Qill cuando estaba libre, de igual modo no sabia donde demonios estaba, y a mi novio se le haría difícil entrar a una estación de policía. Estaba perdida, tres días no lo soportaría.

Pasaron muchas horas, no sabía si había amanecido o que, solo que seguía atada, con frio, y sin poder pedir auxilio. De repente la puerta del cuarto se abrió y entro el mismo chico con su mascara a la habitación, yo, encogida sobre las mantas y temblando de frio, lo vi acercarse a mí, envolverme en una cobija gruesa de lana, y acercar mi cuerpo al suyo para darme calor.

- Oye, Eysrees, mírame, ya estás bien, estarás bien. – Lo que sucedía era que ya había pasado un día, y él no había podido estar porque estaba en peligro, según él, si caminaba directo al lugar a donde yo estaba, ambos correríamos peligro. Me saco del cuarto en sus brazos, al parecer estaba peor de lo que yo misma creía, no había comido por un día, tampoco bebido agua y estaba sufriendo de escalofríos y fiebre.

- Lo siento. - Se disculpo mientras estábamos en su cocina, había puesto un par de mantas sobre mis hombros y me había brindado una taza de chocolate caliente con tostadas y huevos revueltos.

- No es tu culpa si dices la verdad.

- Digo la verdad, pero si no te hubiera encerrado aquí, estarías sana.

- Pero en peligro ¿no?, es lo que he entendido de todo lo que vagamente me has dicho.

- Pues captas rápido, y eres de buen corazón.

- Eso no importa, estoy dispuesta a... Hacer lo que me digas para estar a salvo de ese mal que dices.

- Querrás decir, estar a salvo de Qill.

- ¿Por qué el es el malo? Lo conozco hace cuatro años, es mi novio.

- ¿Y que, lo amas?

- ¿Por qué no lo haría?

- Si estas verdaderamente dispuesta, no dudes más sobre si es o no el malo, lo es Eysrees, y no sabes cuánto.

- ¿Y tu si lo sabes? ¿Cómo se que tu no eres el malo? Me has seguido durante días, me has secuestrado, pareces un maldito acosador y, para completar, ocultas tu rostro.

- No voy a quitarme la mascara hasta que no pase todo esto niña.

- ¿Por qué no me dejas en paz S?

- Eso no pasara hasta que todo deje de estar mal.

- ¿Y según tú que está mal?

- Tu maldito novio. - Quería que se quitara la máscara, quería que lo dijera todo, quería que fuera sincero y directo, quería la verdad, quería salir de allí y volver a mi vida normal, pero no iba a ser así.

El segundo día la pase de nuevo en aquel empolvado cuarto, esta vez la comida que me daba si la recibí, no me ato y construyo una improvisada, pero cómoda cama para mí, lo veía una vez al día, y el resto del tiempo, me hablaba por mensajes. Llego el tercer día, y el pareció dispuesto a responder cierta cantidad de preguntas mías.

- Qill esta metido en negocios muy turbios, saben que eres su novia y... Lo amenazan a el contigo, pero hay algo que no cuadra, si, te han seguido, pero nunca pasan de eso, te vigilan desde antes que yo, hay alguien que no permite que te toquen.

- Ese parce ser tu.

- Créeme, soy un punto aparte de tu novio y ese otro que se interesa por ti.

- Ni porque fuera millonaria o tuviera cuerpo de modelo. - Bufe.

- Tal vez es tu cuerpo de modelo.

- Pues eso no es cierto.

- Dime, ¿Por qué Qill? ¿No hay chicos guapos y buenos en el resto del mundo?

- Si, pero...- No sabia la maldita respuesta a eso, nunca lo había pensado. S ante eso solo ladeo la cabeza.

- Eres una chica buena, deberías estar con alguien de tu nivel. - salió del cuarto volviéndome a dejar sola, pronto seria libre, un día más y volvería a casa.

En el tercer día, S no se hizo notar mucho, solo hasta casi la noche, cuando llego al cuarto, con un bolso grande, ropa y zapatos en sus manos, y como siempre la máscara en su rostro.

- Ponte esto, rápido, debemos irnos.

- ¿Qué? ¿A dónde? Ya es el tercer día, debo ir a casa. Qill sospechara de mi desaparición tarde que temprano.

- No, eso no pasara, yo tengo todo planeado, cámbiate Eysrees.

- Date la vuelta al menos.

- No hay tiempo. - Empezó a abrir cajas y sacar cosas que metía en su bolso.

- Vístete joder, debemos salir ya, que importa si veo o no, tampoco eres tan perfecta. – Escupió entre su afán.

- Oye. – Me queje y me gire dándole la espalda, para luego quitarme aquel saco prestado que llevaba puesto y mi pantalón, así, para después vestirme con esa blusa gris, pantalón negro, botas de nieve, chaqueta negra y bufanda beis, que él me había traído.

- ¿Lista? Porque si no, tendrás que vestirte en el camino. - Aviso.

- Ya estoy lista. – Bufe.

- Bien, larguémonos. – Me tomo de la mano y me arrastro fuera del cuarto.

- ¿Me explicas que sucede S?

- No hay tiempo Eysrees. – Salimos del lugar y descubrí, que todo el tiempo estuve frente a mi casa, justo en ese lugar que estaba en venta desde hacía dos meses.

- ¿Tu compraste la casa?

- Si, sube al auto. Es esto o muere.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro