7-LEXIE
Si queréis más de esta historia, espero que comenteis mucho, muchísimo en este capítulo
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"Ha sido cuidadosa en ocultarlo, pero yo soy muy observadora, señorita Kara."
KARA
1 de Octubre de 2019
Cuando llegué, vi a Lena hablando en la puerta con Sarah.
-Kara: Hola. – Saludé.
Antes de entrar, una de las criadas se acercó a mí.
-Criada: Han traído este paquete para usted, señorita Kara. – dijo, tendiéndome una caja pequeña.
-Lena: Espere, no la toque... - dijo, poniéndose entre la caja y yo.
-Kara: ¿Por qué?
-Sarah: No sabemos lo que puede contener.
-Lena: ¿Esperaba algo, ha pedido algo que tenga que recibir?
-Kara: No, creo que no.
-Lena: Entonces no la toque. Con las amenazas que ha estado recibiendo, esto podría ser un problema.
-Kara: Sólo es una caja.
-Lena: Tal vez. O tal vez no – dijo, haciendo un gesto. Sarah se acercó – Sarah, lleva esto a mi padre, que inicie el protocolo de seguridad.
-Sarah: Enseguida – dijo poniéndose unos guantes y cogiendo la caja.
-Kara: ¿Guantes?
-Lena: Por seguridad. – dijo mirándome. Sarah entregará la caja a mi padre y él se encargará del resto. ¿Da su permiso para abrir la caja y ver su contenido?
-Kara: Sí, claro... - dije confusa. ¿En serio era necesario todo eso? – Pero... Me gustaría estar presente.
-Lena: Podría ser peligroso.
-Kara: O no.
-Lena: Esperaremos la respuesta de mi padre. Sarah se alejó con la caja y luego vi que Lena miraba su móvil – Puede venir a mirar. Por aquí... - dijo guiándome al sótano de la casa.
-Kara: ¿Aquí tenéis todo montado? Vaya...
Cuando entramos, vi que alguien estaba revisando la caja con una especie de aparato que hacía pequeños ruidos.
-Lionel: Lena... - dijo saludándola – Oliver está comprobando que no sea una bomba. – Luego me miró a mí – Señorita Danvers, si todo está en orden, podrá ver el contenido de la caja, pero será abierta por Oliver, no podemos arriesgarnos a que haya algún tipo de arma biológica.
-Kara: ¿En serio? Vamos, esas amenazas son de algún idiota celoso porque le he rechazado. ¿De verdad piensa que puede enviarme algo así por eso?
-Lionel: Cosas más raras se han visto, señorita Danvers.
-Oliver: Todo en orden, señor Luthor.
-Lionel: Bien. Lena, señorita Danvers... - dijo, haciendo una señal para que nos acercásemos.
Oliver empezó a abrir la caja. Cuando retiró el papel que la cubría, sacó un sobre que revisó con la máquina de antes y luego lo dejó a un lado para terminar de abrir la caja. Al hacerlo, me acerqué un poco más para ver que había dentro.
-Kara: ¡JODER! ¡Qué asco!
Lionel, Lena, Sarah y Oliver se quedaron mirando el contenido de la caja. Un pájaro muerto con un montón de gusanos.
-Lena: Otra amenaza. Y esta es más directa. ¿Qué pone en el sobre?
Oliver lo abrió, leyendo la nota.
-Oliver: "No me gusta que salgas con ese idiota. No vuelvas a verle"
-Lionel: ¿Qué idiota?
-Kara: Supongo que se referirá a Mike. – dije- A ver, no estoy diciendo que Mike sea un idiota, pero....
-Lionel: ¿Mike?
-Lena: Es un conocido de la familia, no es peligroso.
-Lionel: Bien, nos encargaremos de investigar esto. Sarah, haz venir a Sam, que se ponga con ello. Señorita Danvers, le aconsejo que no salga de la casa hasta que sepamos algo.
-Kara: ¿Es una broma? Tengo cosas que hacer, no puedo quedarme aquí encerrada.
-Lionel: Mi equipo se encargará de solucionarlo lo más rápido posible. Mientras tanto, por favor, aguante un poco y no salga.
-Kara: Vamos. Hasta ahora con, o sin amenazas, he sabido apañarme bastante bien. Si piensan que un... pájaro muerto medio devorado por los gusanos, va a asustarme...
-Lionel: Sé que no. Sarah, por favor, acompaña a la señorita Kara a su cuarto.
-Sarah: Sí, señor Luthor. Vamos rubita... - dijo empezando a caminar.
LENA
Miré a Kara caminar sin ganas detrás de Sarah, enfadada.
-Lionel: Buen trabajo.
-Lena: Sí... - dije saliendo del sótano. Odiaba ese sitio, demasiado oscuro para mi gusto.
Subí a mi cuarto y me encontré con Sarah por el camino.
-Sarah: Va a ducharse.
-Lena: Bien. Vuelve a tu puesto.
-Sarah: Sí... Ve a tu cuarto, creo que la doctora Danvers te buscaba para curarte. ¿Quieres que te acompañe?
-Lena: No. Haz lo que te he pedido.
-Sarah: De acuerdo. Si me necesitas.. – dijo cogiendo mi mano y apretándola. Luego se fue.
Al entrar en el cuarto vi a la doctora Danvers esperando allí, de pie.
-Alex: Hola Lena, venía a cambiar tu venda.
-Lena: Aún no son las siete – dije mirando el reloj.
-Alex: Faltan...
-Lena: Seis minutos. No la necesitaré hasta las siete.
-Alex: Está bien... Volveré en seis minutos.
-Lena: Gracias... - dije cerrando la puerta cuando se marchó. Me senté en el escritorio y encendí mi ordenador, anotando todo lo que había pasado en el día.
****FLASHBACK****
Kara no sospechaba nada, pero mi trabajo era seguirla y cuidar de ella, así que eso fue lo que hice. La seguí cuando salió por la mañana. Primero entró en el edificio de un periódico, junto con Nia. Después salieron y fueron al centro comercial.
-Lena: Síguelas. Que no te vean – ordené a Sarah.
-Sarah: Sí. – dijo saliendo del coche. Poco después, la escuché a través del comunicador – Ha estado en la tienda de la otra vez. Ha vuelto a hacer un envío de lo mismo.
-Lena: Bien... - dije tecleando en mi ordenador y entrando en el ordenador de la tienda, revisando el pedido que Kara había hecho - Humm...
-Sarah: ¿Qué, qué pasa?
-Lena: Acércate a la dependienta y pide que haga otro pedido exactamente igual y lo mande a la misma dirección.
-Sarah: ¿Por qué?
-Lena: Sólo hazlo.
Me quedé escuchando a Sarah.
-Sarah: Beth... Eras Beth, ¿verdad? ¿Te acuerdas de mí? Estuve aquí hace unos días, te pregunté por una amiga. Por Linda.
-Beth: Sí, me acuerdo. ¿En qué puedo ayudarte, Sarah?
-Sarah: Verás, he visto que mi amiga salía de aquí y supuse que habría hecho un nuevo pedido. Le dije que me avisara cuando viniera porque quería ayudar a esa mujer. Pero no lo hizo, se le debió olvidar. Sé que no puedes darme información. Sólo quiero que hagas otro pedido exactamente igual y lo envíes a la misma dirección.
-Beth: Claro... ¿Quiere que mande una nota con el pedido?
-Sarah: No, no hace falta. Prefiero que sea una sorpresa.
-Beth: Está bien. ¿Algo más?
-Sarah: No, por hoy está bien así. Gracias, guapa – dijo sacando la tarjeta que les daba para gastos. Poco después volvió a comunicarse conmigo- ¿Sabes lo que cuesta todo eso? Tendrás que subirme el sueldo.
-Lena: Tranquila... - dije, tecleando rápidamente. - Acabo de pasar el importe de mi tarjeta a la tuya.
-Sarah: Eres un genio. ¿Y ahora qué? La he perdido.
-Lena: Están en un local encima de donde estás tú.
Un buen rato después, Sarah volvió al coche. Seguimos de nuevo a Kara. La vimos reunirse con Mike. De nuevo, se la veía incómoda con la situación.
-Sarah: ¿Y bien?
-Lena: Ssshhh ¿Trajiste los equipos de escucha que te pedí?
-Sarah: Sí.
-Lena: Sácalo y escuchemos.
Sarah sacó uno de esos potentes equipos de escucha a distancia, dirigiéndolo hacia Kara y Mike. La ventana cerca de ellos estaba abierta, así que podíamos escucharles sin problema.
-Sarah: Vaya, así que ninguno está interesado en el otro – dijo.
-Lena: Sarah...
-Sarah: Perdón.
Seguimos escuchando hasta que se despidieron. Volvimos a seguir a Kara, esta vez hasta el edificio en el que celebró su cumpleaños.
-Sarah: ¿Qué le pasa a esta chica con este edificio? ¿Estará aquí la chica misteriosa que dijo ese Mike?
Cuando volvieron a salir, Kara dejó a Nia en su casa.
-Lena: Ve por aquí – dije señalándole un mapa en el ordenador- Llegaremos antes que ella.
-Sarah: ¿Cómo sabes que irá a casa?
-Lena: Se la ve cansada.
Tal y como había planeado, llegamos un minuto antes que Kara. Ella nos vio a Sarah y a mí hablando en la entrada de la casa. Entonces, trajeron un paquete para ella.
****FIN FLASHBACK****
Miré el reloj. Las siete. Escuché un par de golpes en la puerta.
-Lena: Pasa – dije, cerrando el ordenador y levantándome para sentarme en la cama.
-Alex: Tendré cuidado.
-Lena: Lo sé.
Alex empezó a quitarme la venda con cuidado, procurando tocarme lo menos posible. Sabía que trataba de no incomodarme, y que debía ser complicado trabajar así, intentando no tocar a tu paciente. Pero no me gustaba que me tocaran. Aunque, cuando Alex tocaba la zona alrededor del corte para revisarlo, podía notar sus manos calientes sobre mi piel. Lo normal sería que estuvieran frías, pero las de Alex... Supuse que debía hacer algo para calentarlas antes de tocarme. Bueno, era un gesto que agradecía. La miré, mientras ella revisaba el corte con cuidado.
-Alex: Está muy bien... Pero mira – dijo sacando un bote pequeño de su bolsillo – He traído esto del hospital. Voy a echártelo sobre la herida, ayudará a que cicatrice más rápido. Te lo echaré cada vez que cambie el vendaje, ¿vale? ¿Me dejas que te lo eche, o quieres hacerlo tú? Prometo que no te haré daño.
Asentí, en silencio. Alex destapó el bote y cogió una pequeña cantidad de crema, empezando a echarla sobre la herida. Pegué un pequeño salto en la cama.
-Alex: Lo siento... Creo que está un poco fría, ¿verdad? – dijo sonriéndome – Acabaré rápido, lo prometo – dijo extendiendo la crema. Luego vendó de nuevo la herida, acariciando la parte de atrás de mi pierna con sus dedos. – Ya está. Pasaré mañana por aquí de nuevo.
-Lena: No hace falta.
-Alex: ¿Qué?
-Lena: Tendrás que levantarte muy temprano sólo para venir hasta aquí para hacer esto. Puede hacerlo Sarah.
-Alex: Eh, quedamos en que lo hacía yo porque yo era la médico, ¿Verdad? – preguntó. Yo asentí – Pues eso. No me importa madrugar un poco. – dijo levantándose. Dejó el bote de crema en su bolsillo y se dirigió a la puerta, abriendo – Hasta mañana.
Miré los libros que Kara había dejado el otro día sobre el escritorio. Cincuenta sombras de Grey. En fin, debería empezar a leerlos para pagar mi deuda. Me levanté y cogí el primero, tumbándome en la cama y empezando a leer. Iba por la décima página cuando escuché gritos debajo de mi ventana. Me asomé a ver qué pasaba. Era Sarah, intentando hacer que Kara volviera dentro. Al parecer, había intentado escaparse. Miré mi móvil. Había estado tan centrada en la lectura, que no noté que había llegado un mensaje de uno de los teléfonos de Kara. Lo leí rápidamente.
-Sarah: ¡Eh, vuelve!
-Lena: Sarah... - dije, – Déjala, yo me encargo.
KARA
Subí a mi cuarto, acompañada por Sarah. Esto era ridículo. No podían prohibirme salir de mi propia casa. Fui a darme una ducha. Ese pájaro y esos gusanos me habían hecho pensar que ahora tenía miles de gusanos recorriéndome el cuerpo.
Después de eso, me puse unos vaqueros y una camiseta y me tumbé a leer en la cama hasta la hora de cenar.
Me pareció escuchar a mi hermana en el cuarto de Lena, pero estaba concentrada en mi lectura y no me apetecía moverme. En ese momento, uno de mis teléfonos vibró. Tenía un mensaje.
"Tienes que venir ahora. Kara, te necesita. No consigo calmarla. Date prisa. C"
-Kara: Mierda... - dije poniéndome rápidamente unas deportivas. Cogí mis teléfonos, una cazadora del armario, las llaves del coche y mi mochila y me dirigí a la puerta. No. Por ahí no podría salir. Lena me lo impediría, estaba segura. Me dirigí a la ventana y la abrí, empezando a salir por ella. No era la primera vez que me escapaba por ahí. Cuando llegué casi abajo, di un pequeño salto, para aterrizar en el suelo. En ese momento, noté una mano sobre mi hombro. Me giré rápidamente.
-Sarah: ¿Dónde vas? Vuelve arriba.
-Kara: No. Tengo que irme.
-Sarah: No. Tienes que volver a tu cuarto. No es seguro.
-Kara: ¡Oye, tengo que irme, ¿entiendes?! ¡Es una emergencia!
-Sarah: Por favor. Lena necesita descansar. No puede pasarse todo el día detrás de ti.
-Kara: Hoy no lo ha hecho.
-Sarah: No, pero.... Aun así. –Dijo.
-Kara: No tengo tiempo de discutir contigo – dije, tratando de alejarme. Ella me sujetó del brazo con fuerza.
-Sarah: Sólo seré educada una vez más. Por favor, rubia, vuelve a tu cuarto.
-Kara: ¡Ya no tengo doce años, y deja de llamarme así, ¿vale?! – dije apartándola de un empujón y echando a correr hacia el coche. La escuché gritar.
-Sarah: ¡Eh, vuelve!
LENA
Cogí mi bolsa, tras guardar el portátil y el móvil en ella y salí de la habitación. Estaba vestida, eso era una gran ventaja. No me gustaba estar en pijama en casa. Los pijamas son para dormir. Bajé las escaleras. No había nadie en el salón. La familia de Kara posiblemente ya se habría ido a dormir. Fui directa al coche y abrí la puerta. Pero alguien me detuvo.
-Sarah: Puedo ir yo.
-Lena: No. Iré yo.
-Sarah: Pero Lena. Tu pierna...
-Lena: Puedo conducir el coche, Sarah.
-Sarah: ¿Por qué no quieres que lo haga yo?
-Lena: Porque es algo importante. Te avisaré si hay algún problema. Diles a los Danvers que hemos salido.
Arranqué y salí de la casa. Sabía dónde se dirigía Kara. Cuando llegué, vi su coche aparcado frente al edificio. Miré hacia la ventana de la planta en la que sabía que estaría Kara. Había Luz. Noté movimiento. Alguien se movía de un lado a otro, rápidamente. Podía ver la silueta a través de la cortina. Esa persona no era Kara. Lo supe por su forma de moverse. Algo no iba bien. Decidí subir un par de minutos después, llamando a la puerta.
Me abrió una mujer rubia, algo mayor. Parecía preocupada.
-Mujer: ¿Puedo ayudarla?
-Lena: ¿Dónde está Kara?
-Mujer: ¿Quién...?
En ese momento, Kara apareció con una niña en brazos.
-Kara: ¿Quién es, Cat? ¿Es el méd...? Lena... - dijo, completamente pálida.
KARA
Sarah iba a enfadarse después del empujón que le acababa de dar. Y Lena. Y mis padres... Todo el mundo. Pero no podía quedarme en casa, tenía que ir. Ella me necesitaba. Metí la mochila en el coche y arranqué, conduciendo lo más rápido que podía, aunque intentando mantener la calma. No podía tener un accidente en este momento. Por el camino llamé a Nia. La necesitaba conmigo.
Llegué al edificio en un tiempo récord. Cogí mis cosas y bajé del coche, cerrándolo y corriendo al interior del edificio. Llamé al ascensor, pero parecía que iba a tardar. No podía esperar. Subí las escaleras corriendo, subiendo los escalones de tres en tres. Cuando llegué al sexto piso, saqué las llaves de mi mochila y abrí una de las puertas, entrando.
-Kara: ¡¿Cat?! – grité, mirando alrededor. Oía un llanto fuerte, nervioso. Había un montón de cosas sobre la mesa. Supuse que era lo que había mandado enviar esa tarde. Pero había más de lo normal. -¡¿Cat?! – repetí, mientras caminaba hacia una de las habitaciones, guiada por el llanto que no había dejado de escuchar.
-Cat: Kara... - dijo cuando me vio entrar en el cuarto – No sé qué le pasa, no deja de llorar, no consigo calmarla. Lleva así más de una hora. – dijo, mostrándome a la niña que tenía cogida en brazos.
-Kara: Dámela – dije cogiéndola - ¿Ha comido?
-Cat: Sí. Y está cambiada.
-Kara: ¿Has llamado a un médico? – pregunté, tocando la frente de la niña para comprobar si tenía fiebre.
-Cat: Sí. Pero dijo que vendría cuando pudiera.
-Kara: Ya, cálmate... - dije pegando a la niña contra mi pecho y empezando a caminar con ella por la casa, dándole golpecitos en la espalda, tratando de calmarla. Fui al salón, seguida de Cat - ¿Qué es todo esto?
-Cat: Lo que mandaste. Lo de siempre. Pero no sé por qué, ha venido lo mismo dos veces.
-Kara: Mañana hablaré con la tienda, a ver qué ha pasado. No puedo pagar dos pedidos iguales. Es demasiado. – dije, nerviosa. - ¿Dónde está el termómetro? Debería haber uno. Sé que te envié uno.
-Cat: Debe estar por aquí... – dijo, empezando a buscar en los muebles mientras yo seguía intentando calmar a la niña entre mis brazos.
-Kara: Por favor... Deja de llorar... ¿Qué te pasa? ¿Ha estado bien el resto del día? – pregunté, mirando a Cat.
-Cat: Sí. Iba a acostarla cuando empezó a llorar y ya no paró. - En ese momento, alguien llamó a la puerta – Debe ser el médico... - dijo, acercándose a abrir.
Al ver que no entraba nadie, me acerqué, curiosa. Me había parecido escuchar mi nombre, pero no parecía la voz de Nia. Además, debería tardar más en llegar. Me quedé helada al ver a Lena en la puerta.
-Kara: Lena...
-Lena: Señorita Kara...
-Cat: ¿La conoces?
-Kara: Sí, es mi... Mi guardaespaldas, te he hablado de ella. ¿Qué haces aquí, me has seguido?
-Lena: Es mi trabajo. ¿Puedo entrar?
-Kara: Sí, pasa... - dije volviendo al interior, mientras la niña seguía llorando. Empezaba a preocuparme de verdad. No era bueno que llorase tanto y me daba miedo que pudiera pasarle algo. Estaba enferma, sus pulmones no estaban bien. ¿Le dolería algo?
-Lena: ¿Qué le pasa? – preguntó, señalando a la niña.
-Kara: No lo sé...
-Cat: No para de llorar...
-Lena: La está moviendo muy rápido. Pruebe a hacerlo más despacio... - dijo mirándome.
-Kara: ¿Sabes de bebés?
-Lena: Sé de muchas cosas – dijo, encogiéndose de hombros.
-Kara: Esto no funciona... - dije un rato después.
-Cat: Déjame intentarlo de nuevo... - dijo cogiéndola.
-Lena: ¿Puedo? – preguntó, señalando a la niña.
-Kara: No te he pedido ayuda – dije – Ni siquiera sé qué haces aquí. ¿no se supone que estás herida y no puedes conducir?
-Cat: Kara...
-Lena: Sólo quiero revisarla.
-Kara: No. No confío en ti. – dije, poniéndome entre Cat y Lena
Lena nos miró, seria.
-Lena: ¿Quiere que siga llorando?
-Cat: Kara, creo que ella sabe de lo que habla – dijo, tendiéndole la niña a Lena.
-Kara: ¡Cat! ¡¿Estás loca?!
-Cat: Dale una oportunidad, Kara.
-Kara: ¡No!
-Cat: ¿Te gusta verla sufrir?
Apreté los labios con fuerza, mientras Lena cogía a la niña. No, no me gustaba verla sufrir. Pero apenas conocía a Lena. No era médico. Sólo una jodida guardaespaldas. ¿Qué podría hacer ella que Cat y yo no hubiéramos intentado ya?
-Kara: ¿Qué vas a hacer?
-Lena: Revisarla.
-Kara: ¿Acaso eres médico?
-Lena: No. Pero sé algunas cosas. – dijo mirándome – No le haré daño.
-Cat: Si puede hacer algo... - dijo mirándome.
-Lena: Vuelvo enseguida. Cójala – dijo devolviéndosela a Cat, saliendo y volviendo poco después con un maletín y algo de material médico.
-Kara: ¿Siempre llevas eso encima?
-Lena: En el coche sí... Déjeme a la niña.
Cat se la devolvió. Aún lloraba, no había parado. Lena la llevó al cuarto y la dejó sobre la cama, quitándole la ropa y examinándola con mucho cuidado. Algo que me sorprendió, ya que no había visto a Lena tratar a nadie de ese modo. No parecía tan.... Traté de volver a la realidad.
-Kara: ¿Y bien...?
-Lena: Un segundo...
-Kara: ¿Ya?
-Lena: Es una forma de hablar. No tiene que pasar exactamente un segundo desde que...
-Kara: ¡Ya lo sé! ¡¿Sabes qué le pasa, o no?!
-Lena: Creo que le duele la tripa. Quítese la camiseta.
-Kara: ¿Qué? ¿Por qué?
-Lena: Su calor corporal le hará bien.
Me quité la camiseta y Lena me tendió a la niña, haciendo que su cuerpecito quedase bien pegado al mío. Empecé a moverme con ella por la habitación, tratando de calmarla.
-Cat: Espera, ponle esto... - dijo, poniendo una mantita sobre la niña.
Seguí moviéndome, cada vez más nerviosa. Seguía llorando.
-Kara: Por favor, no llores más... ¿Qué te pasa? – dije, casi llorando yo también, notando cómo me temblaba todo el cuerpo. En ese momento, vi que Lena se quitó su blusa, quedándose sólo con su sujetador.
-Lena: Démela.
-Kara: ¿Qué...? – pregunté, mirando a Lena. O más bien, mirando su cuerpo. Vaya. ¿Quién iba a decir que debajo de esa ropa habría un cuerpo tan bien formado? Se notaba que debía hacer ejercicio. ¿Pero cuándo? Después, algo más llamó mi atención. Tenía cicatrices. Muchas. Por todas partes. ¿Todas eran por su trabajo?
Cuando quise darme cuenta, Lena tenía a la niña pegada a su cuerpo. Empezó a moverla con suavidad, haciendo que la niña dejase de llorar poco a poco. Después la tumbó en la cama de nuevo y sacó algo de su maletín.
-Kara: ¿Qué es eso?
-Lena: Unas gotas para el estómago. Le sentarán bien – dijo, echando un par de gotas en la boca de la niña, que no puso pegas para tomárselas. Luego le puso un pañal, la envolvió bien en la manta y me miró. - ¿Está más tranquila, cree que puede cogerla ahora?
-Kara: Sí...
-Lena: Bien. – dijo dejándola de nuevo en mis brazos y poniéndose su blusa – No la mueva tan rápido. Si su hija la nota nerviosa, ella también se pondrá nerviosa. Por eso no paraba de llorar.
-Kara: ¿Mi qué...?
-Lena: Sé que usted es su madre.
-Kara: ¿Cómo...?
-Lena: Ha sido cuidadosa en ocultarlo, pero yo soy muy observadora, señorita Kara.
-Kara: Nadie debe saberlo. Ni siquiera mi familia.
-Lena: Quizás debería decírselo al menos a su hermana. Por lo que veo, su hija tiene algún tipo de problema respiratorio – dijo, señalando la máquina que había junto a su cuna.
-Kara: No. Nadie puede saber nada. Al menos por ahora. Cuando pasen las elecciones, tal vez...
-Lena: Va a necesitar ayuda.
-Kara: Ya tengo ayuda. Cat y Nia me ayudan.
-Lena: Me refiero a ayuda médica. ¿Cómo se llama su hija?
-Kara: Alexandra... - dije mirándola. Se había quedado dormida – Lexie.
En ese momento llamaron de nuevo a la puerta y Cat fue a abrir.
-Nia: Hola Cat – dijo entrando - ¡¿Kara qué pa...?! Mierda... ¿Ella es...? – preguntó, mirando a Lena.
-Kara: Ya está todo controlado. Lexie no paraba de llorar... - suspiré, algo más tranquila – Ella es Lena, mi guardaespaldas.
-Lena: Déjeme su teléfono.
-Kara: ¿Para qué?
-Lena: Para llamar a su hermana.
-Kara: ¡Ya he dicho que no!
-Lena: Hay que asegurarse de que la niña está bien.
-Kara: Ya hemos llamado a un médico.
-Cat: Pero no es seguro que vaya a venir. Kara, escúchala, por favor...
-Lena: Su hija está enferma. El que esa máquina esté desconectada sólo puede significar que no funciona. En ese caso, necesitará alguien que pueda asegurarle ahora que su hija está bien y que sepa cómo actuar en caso de necesidad.
-Nia: Odio decirlo, pero tiene razón, Kara.
-Lena: Así que deje de pensar en usted y piense en su hija y en lo que necesita en estos momentos. No puede acudir con ella a un hospital, por si alguien la ve y se descubre todo. Sé que no quiere que eso ocurra, no aún. Por mi parte, no diré nada a su familia. Mi deber es protegerla. Mantener su secreto forma parte de mi trabajo. Pero debería hablar con su hermana. Estoy segura de que ella encontrará alguna forma para que pueda pasar más tiempo con su hija.
Miré a Lexie y suspiré.
-Nia: Kara... Alex podrá ayudarte, y no dirá nada, estoy segura. Te lo he dicho muchas veces. Alex no te traicionaría contando lo de Lexie – dijo acercándose y acariciando mi espalda – Llevas demasiado tiempo enfrentándote a esto prácticamente sola. Necesitas ayuda. Mírate. Estás agotada, has perdido peso y cada vez te cuesta más conseguir dinero para ocuparte de ella. Y te estás perdiendo cómo crece.
-Kara: No voy a decírselo a Alex. No aún. - dije
-Lena: Bien... - dijo sacando su teléfono y haciendo una llamada. -¿Señorita Danvers? Soy Lena Luthor. No, no se preocupe, su hermana se encuentra bien. Pero necesita que se reúna con ella en un sitio. Le mandaré la dirección cuando le cuelgue el teléfono. Por favor, venga usted sola y no diga nada a nadie – dijo mirándome – Bien. La estará esperando – dijo colgando. Vi que enseguida empezaba a teclear algo. Posiblemente, la dirección del lugar.
Cuando Lena acabó, le di un bofetón.
-Kara: ¡¿Quién te crees que eres?! ¡Llámala otra vez y dile que no venga! – grité. Pero Lena ni se inmutó. Se limitó a sentarse en el sofá, esperando. - Voy a acostar a Lexie. Cat, Nia, ¿os importa recoger esto un poco? No quiero que Alex vea todo este desorden o se preocupará más de lo que ya estará. – dije, marchándome al cuarto de Lexie. La acosté con cuidado y acaricié su carita, llorando en silencio. Nia y Lena tenían razón. Por mucho que yo no quisiera verlo, no podía negarlo. Me estaba perdiendo el ver crecer a mi hija. Sólo podía verla durante algunos minutos cada cierto tiempo. Ni siquiera había sabido qué hacer con ella para calmarla por un simple dolor de estómago. Estaba siendo una madre horrible. Pero Lena no debería haber llamado a Alex.
-Nia: Eh... - dijo abrazándome por detrás - ¿Estás bien?
-Kara: Sí... - dije secándome las lágrimas.
-Nia: Kara... - dijo poniéndose frente a mí – Oye, no queremos fastidiarte. Ni siquiera tu guardaespaldas. Ya la has oído, no dirá nada. Sólo queremos que estés bien. Sobre todo yo. Te he estado apoyando desde el principio y seguiré haciéndolo, lo sabes. Pero Lena tiene razón. Lexie necesita ayuda. Y Alex puede dársela.
-Kara: Lo sé... Es que...
-Lena: ¿Va todo bien? – preguntó, entrando también.
-Kara: Sí... - dije mirándola.
-Lena: Por un hijo se haría cualquier cosa – dijo – Sé que usted quiere lo mejor para su hija. Y que le resultará difícil tener que enfrentarse a contarle esto a su familia. Pero a veces, el orgullo nos hace actuar de forma incorrecta.
-Kara: No es orgullo. Es... Quiero proteger a mi hija.
-Lena: ¿De los medios?
-Kara: De la familia de su padre. – dije – Si alguno de ellos supiera que Lexie existe...
-Lena: Bien, entonces eso es algo de lo que deberá informarme para que yo pueda protegerlas a ambas. Tendrá que hablarme del padre de Alexandra.
-Kara: Lexie...
-Lena: Bien. Lexie. Tendrá que hablarme del padre de Lexie y su familia para saber de quién debo protegerlas.
-Kara: Está bien... - dije mirándolas – Por dios, ¿habéis dejado a Cat recogiendo sola todo eso?
-Nia: Ya vamos a ayudarla.. – dijo sonriéndome.
-Kara: Ahora voy... - dije enchufando la máquina junto a la cuna de Lexie y poniéndole la pequeña mascarilla con cuidado.
-Lena: Creía que no funcionaba.
-Kara: A medias. Sólo funciona durante un par de horas. Luego hay que apagarla dos horas más, y conectarla otras dos. Cat apenas ha podido dormir las últimas noches por estar pendiente de Lexie. – dije. ¿Por qué le estaba contando esto? Cogí un pequeño perrito de peluche, dejándolo al lado de Lexie. Era su favorito. – Vamos a ayudar a Cat.
Salimos y empezamos a movernos con rapidez. Cat se acercó a mí.
-Cat: Kara, ¿puedo hablar contigo un momento?
-Kara: Claro... - dije.
-Cat: Ven... - dijo, apartándome un poco del resto. – Kara, sé que no te gusta esta situación, pero escúchame. Confías en mí, ¿verdad? Si no, no me habrías dejado al cuidado de Lexie todo este tiempo. Y sabes que quiero lo mejor para ti y para ella.
-Kara: Claro...
-Cat: Bien, entonces, creo que hay la suficiente confianza como para decirte esto. Esa chica – señaló a Lena – tiene razón. Si tu hermana puede ayudar a Lexie, ¿por qué no decírselo? Piensa en Lexie, Kara. Está muy enferma. Nia, tú y yo hacemos lo que podemos, pero no tenemos ningún tipo de conocimiento para ayudarla. Tu hermana sí, es médico. Además, tú siempre has dicho que de niñas os contabais todo y que siempre habéis sabido guardar los secretos de la otra. – miré a Cat a los ojos, en silencio – En cuanto a... - señaló a Lena de nuevo.
-Kara: Lena.
-Cat: Eso, Lena... Parece que ella lo sabía desde hace tiempo y no ha dicho nada a tu familia, ¿cierto? Creo que puedes confiar en ella. ¿viste cómo trató a la niña antes?
-Kara: Sí. Eso fue... Bueno, Lena es.... Diferente. No esperaba que hiciera algo así, que actuase así con Lexie.
-Cat: Ya veo... La verdad es que parecías asombrada – dijo, mirando a Lena y luego a mí, medio sonriendo. Miré al suelo, avergonzada por haber abofeteado a Lena. Otra vez. – Kara...
-Kara: ¿Qué?
-Cat: Parece que por fin encontraste a tu némesis, ¿eh? Ella va a seguir ahí, por mucho que le grites, o la abofetees... Aunque eso no estuvo bien.
-Kara: Lo sé.
-Cat: Deberías disculparte con ella.
-Kara: Lo haré... - dije mirando a Lena mientras ella iba con Nia hacia al baño, amabas cargadas con algunas cosas.
Entre las cuatro no tardamos mucho en recoger todo. Estábamos acabando cuando sentimos unos fuertes golpes en la puerta.
Fui a abrir.
-Kara: Hola Alex.
-Alex: ¡Kara! – dijo abrazándome con fuerza tras tirar al suelo una bolsa que llevaba en la mano – Lena me dijo que estabas bien, pero me extrañó que me llamara desde tu teléfono. Necesitaba verte para creérmelo.
-Kara: Pasa.
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Se revela el primer gran misterio ¿Quién era Lexie? Ya lo sabéis. Muchas acertasteis. Kara tiene una hija.
Pero quedan cosas por descubrir y poco a poco se irán desvelando cosas del pasado de Kara y de Lena.
Si quereis más cápitulos, ya sabeis que hacer. Comentar. Comentar mucho para que así me sienta con más ganas de escribir jejejejej
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